Al escuchar las palabras de Mario, no puedo evitar llenarme de ira y rencor. Tal vez esa es la respuesta de por qué mi cuerpo no gusta de su presencia. Mi mente olvidó todo aquello, pero mi cuerpo lo recuerda y es el encargado de mantenerme alejada de él.
Hay un sentimiento muy profundo en mi corazón. No sé cómo explicarlo, va mucho más allá de mi razón, pero como pude, levanté en peso a Mario. Lo curioso es que ni siquiera lo estoy tocando, otra cosa que el libro no dijo. "Maleja", al parecer, tiene poderes.
Mario, al sentirse en el aire, se asustó un poco, pero aún así no dejaba de hablar. Sin embargo, me dice: "-Al matarme y llevar el pecado en tu vientre, te estás condenando a la horca y ganándote un lugar en el infierno."
Me imagino que al decir esas palabras, tal vez pensó que yo lo dejaría pasar, pero estaba muy equivocado.
(Pensamiento)
Más adelante, reflexionaré en las consecuencias que pueden pasarme al traer al mundo a este bebé.
"-Si el matarte es un pecado que me condena al infierno, pues entonces allá te veo." Es lo último que digo, mientras lo lanzo hacia el vacío. Pero al caer, no sé cómo lo hago, pero lo envío para que caiga contra una piedra, causando un golpe muy fuerte en él. También evito que su conciencia se pierda para que pueda sentir todo aquello que viene después del golpe: el dolor, la sangre al salir de su cuerpo. Lo mejor es que podrá escuchar todo lo que pase a su alrededor. Él tendrá la conciencia viva, pero su cuerpo, para los demás, está completamente muerto.
(Pensamiento)
Creo que no pude haber escondido un mejor castigo para él.
"-Cuidado, hermano, que podrías resbalar." Es lo último que digo, mientras en ese momento, un rayo ilumina el cielo, causando que pueda ver, por pequeños segundos, su cuerpo tirado en una posición nada bonita y cubierto de sangre.
(Pensamiento)
Vaya que se golpeó muy fuerte.
Al ser muy tarde en la noche, nadie, absolutamente nadie, se dio cuenta, ni mucho menos pudo escuchar el fuerte sonido del cuerpo de Mario al tocar el suelo. La lluvia y la oscuridad que había a mi alrededor serían tenebrosas, pero eso es nada comparado con que, en ese exacto momento, aquella oscuridad quedó iluminada por pequeños rayos que parpadearon unos segundos, dejándome así observar muy bien aquella figura tendida en el piso en una posición un poco difícil de imitar. Además, se podía mirar muy bien el charco de sangre que se formaba en el lugar donde estaba su cabeza.
(pensamiento) Como que se golpeó muy fuerte.
Y allí estaba yo, desde arriba, mirando hacia abajo como tenía que ser siempre, con mi sonrisa en mi rostro y sin importarme si alguien viera o no. Simplemente di vuelta a mi cuerpo y caminé hacia la salida de aquella habitación para llegar a la mía y descansar.
- Uff, mañana será un día muy largo. -
Estoy perdida en el mundo de mis sueños y descansos, pero aquella paz se ve interrumpida por un grito ensordecedor y aterrador.
(pensamiento) Vaya, que tiene un vozarrón aquella chica.
Mis ojos se abren en el acto y mi conciencia llega recordándome que en el transcurso y mitad de la noche, aquella lluvia torrencial dejó de caer, dándome a entender que el agua habrá lavado y escurrido cualquier rastro de sangre.
(pensamiento) ¿Por qué no se llevó el cuerpo también... ufff?
Obviamente, alguien ya habrá visto el cuerpo de mi querido hermano, y para confirmarlo llega a mis oídos un segundo grito. Debe ser una mujer, pobre chica. Tampoco es que me importe quién lo haya encontrado.
Estoy en mi cama cuando escucho otro grito. Este, se podría decir, que vendría siendo de la querida y hermosa madre que Dios me regaló. En ese momento, estoy meditando mis pensamientos, cuando escucho cómo es tocada la puerta de la habitación para, seguidamente, ser abierta. Por ella entra Aura, de manera agitada y asustada, y con su tono de piel un poco fantasmal.
Pregunto:
-¿Qué tienes ahora? ¿Qué pasó? ¿Qué son esos gritos?
-Ay, señora Maleja, no sé en qué momento pasó todo y mucho menos cómo, pero el señor Mario, aparentemente, subió hasta el último piso en el Palacio y terminó lanzándose al vacío. Ese lugar en particular siempre nos había sido prohibido por el señor Conan por esa misma razón: el riesgo de caer desde allá arriba.
Aparentemente, como no sé nada de lo que dice, me levanto muy rápido de mi cama y me acerco a ella, colocándole mis manos en sus hombros, le pregunto:
-¿Qué estás tratando de decirme?
-Sí, señora. Lo siento. Su señora madre está tirada en el piso, a las afueras de la terraza. Aquella escena desastrosa y un poco fuerte para una señora de edad avanzada.
-Pero afortunadamente la lluvia ha limpiado todo el rastro de sangre que había tenido.
Mientras tanto, yo haciendo mi acto de hermana abnegada, diciéndole:
-Ayúdame a cambiar rápido. Necesito ver a mi madre y ayudarla.
(Pensamiento)
Que mi cabeza no para de repetirse: "Maldito, mil veces maldito. Te mereces eso y más. Tranquilo que tal vez tú tenías razón y yo tengo mi muerte asegurada, pero antes de irme, te llevaré a tu madre y a tu hermano al infierno, maldito degenerado".
De forma apresurada, Aura me ayuda a cambiarme. Ni siquiera me duché, solo humedecí alguna toalla y la terminé por pasar con mis manos por el rostro, y salí mandada como si el fuego estuviera persiguiéndome detrás de mí.
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Comments
Mary Montilla
Pobre Lorena le fue pésimo ven super primera vida y aquí también 😞😭😭😭
2024-08-02
4
flaca💋
malditos mil veces malditos eso no se hace
2024-07-07
0
Cruz Mejia
Un cerdo menos, faltan las otras dos escorias 🤬🤬
Lo que se le viene a Maleja no se ve bien por lo que se leyó anteriormente, como podrá salir de esto, que hará Conan 😮💨
2024-06-30
6