La chica del hospital

Sentía los labios resecos. Abrió los ojos poco a poco y sintió dolor en todo el cuerpo. Reconoció que estaba en un hospital por los techos luminosos y blancos que notaba. A un lado de ella, en la mesita de noche, había un vaso con agua. Quiso estirar la mano para tomarlo, pero apenas movió un poco su brazo cuando, de una silla que estaba en una esquina, un hombre con una barba incipiente de dos o tres días se levantó. No tenía idea de quién era, jamás lo había visto. Ese extraño llevaba unos vaqueros ajustados y una playera de cuello redondo blanca. ¡Diablos! Si no se sintiera tan mal, admiraría ese mentón fuerte y delineado que acompañaba a esos músculos que se asomaban por la camiseta.

—No te muevas —dijo la voz grave e imponente del hombre, sorprendiéndola—. No trates de hablar, estás muy lastimada. Espera, bebe esto.

Acercó el vaso a su boca con una pajilla para que bebiera agua.

—Solo un poco, lentamente. Las enfermeras dijeron que no debes beber mucho, solo para calmar la sensación.

Los ojos de Molly mostraban su curiosidad por saber quién era ese hombre y qué hacía ahí. Tan pronto como se había acercado, regresó a su silla y se puso lo más cómodo que podría en una silla. Inclinó su cabeza y cerró los ojos.

Molly tenía muchas preguntas, pero no podía hablar. De pronto pensó en el accidente, en el venado y los faros, después la oscuridad. Una lágrima resbaló por su mejilla al recordar, pero no eran todos los recuerdos que tendría. De pronto, recordó cómo se vio a sí misma en un quirófano. Todo era un poco borroso, aún estaba con los efectos de la anestesia, pero la sensación que le brindó el flotar sobre su cuerpo, esa sí que era real. Aún podía sentir esa paz, escuchar una voz en su interior mientras ascendía más.

“No es tu tiempo…”.

No podía ser. Recordó aún más frases que le dijo la voz. Era confuso. Le decía: "busca a tu madre", pero ella llevaba años buscándola. ¿Por qué esa "presencia" le ordenaba algo tan obvio?

Siguió dándole vueltas en la cabeza a las frases que podía recordar. Estuvo bastante tiempo enfrascada en sus pensamientos, tanto que se olvidó del hombre sentado en el rincón, hasta que se quedó dormida...

El hombre, al ver que la chica dormía de nuevo, se levantó de su silla y salió de la habitación para hacer una llamada...

—Hola, cariño, solo te llamo para avisarte que otra vez me quedaré a dormir con la chica del hospital...

Del otro lado de la línea, una dulce voz le contestó:

—Está bien, no te preocupes por mí, estaré acompañada todo el tiempo...

Colgó el teléfono después de despedirse amorosamente de Ashley. Esa mujercita volteaba su mundo de cabeza. Le dolía mucho no poder pasar la noche a su lado, pero ahora tenía un deber que cumplir. Después de todo, se sentía responsable por la chica del hospital...

De pronto, el dolor en su brazo le hizo recordar el porqué de su sentimiento de culpa...

Él iba conduciendo su auto. Estaba cansado. Después de todo, un gran abogado como él, dueño del bufete más prestigioso de South Rivers "Chambers & Asociados", no era usual que tuviera que conducir grandes distancias. Sin embargo, la petición de Nubia Sterling, excompañera de su madre, de visitarla para una asesoría, no pudo negarse...

Por ese mismo cansancio, cuando vio un venado saltar frente a su auto, trató de esquivarlo, perdiendo el control de su vehículo. Lamentablemente, no pudo evitar darle de lleno a una persona, a la chica que ahora se encontraba en esa situación por su culpa...

Una enfermera se acercó a él...

—¿Usted es Justin Chambers?

—Sí, a la orden...

—En recepción me pidieron que le diera esto...

—Gracias...

Era un paquete de documentos que estaba esperando. Tendría bastante tiempo para revisarlo mientras estuviera cuidando a Molly, así le habían informado que se llamaba. Las personas de Whitesnake eran bastante comunicativas. En un dos por tres, lo habían puesto al tanto de la vida de la chica. Primero lo vieron con recelo, pues para ellos la muchacha era como de la familia. Pero cuando vieron que él no estaba escapando de su responsabilidad y les informó de sus intenciones de hacerse cargo de la chica hasta que estuviera completamente sana, fue ahí donde le contaron que la chica estaba sola en el mundo. Además, le dijeron que era extremadamente buena con todos en el pueblo y que todos la querían. Él había podido constatar eso. En dos días que tenía en el lugar, la fila de personas preguntando cómo seguía le confirmó lo antes dicho...

Cuando regresé a la habitación del hospital, me di cuenta de que la chica intentaba tomar el vaso de agua de nuevo. Agarré el vaso, lo sostuve frente a ella con la pajilla y se lo acerqué a su rostro para que bebiera. Molly se negó a abrir los labios, ya que estaba casi recuperada de la anestesia y ahora sentía desconfianza del hombre. Fijó sus ojos verdes en el rostro varonil, tratando de escudriñar sus pensamientos para descubrir quién era y qué hacía allí, dándole agua cuando lo necesitaba.

—Tranquila, tal vez tengas muchas preguntas, las harás en cuanto puedas. Ahora solo te diré que mi nombre es Justin, estoy aquí para cuidarte. ¿Recuerdas por qué estás aquí? -dijo Justin.

Molly asintió con un ligero movimiento de cabeza.

—Ok, pues entonces... -tomó aire para continuar- yo soy el responsable de lo que te pasó. Lamento mucho haberte lastimado de esta manera. Lo único que puedo hacer para remediarlo es intentar cuidarte. ¿Puedes permitirlo?

Molly estaba abrumada con todo lo que tenía en la cabeza para pensar, estaba aturdida, además de que el aroma que desprendía el hombre a loción cara no le dejaba concentrarse completamente.

"¿Cuidar de mí? Nunca nadie ha cuidado de mí. No lo necesito, váyase por favor", pensó Molly.

Sin embargo, no pudo emitir sonido alguno, ya que su mandíbula estaba asegurada con una especie de tornillos, seguramente porque también resultó lastimada en el accidente. Cerró los ojos para ver si así despertaba de esa pesadilla que estaba viviendo. Quería creer que todo esto se debía a un mal sueño y que en cualquier momento despertaría. Pero no, al abrir los ojos de nuevo, se dio cuenta de que el hombre seguía allí, ahora revisando unos papeles en la esquina del cuarto.

Cuando Justin vio que ella estaba despierta de nuevo, se acercó para darle de beber. En esos momentos, entró el doctor.

—Señorita Miller, soy el doctor que la operó. Voy a revisarla.

Molly de inmediato vio el nombre en su gafete, haciendo más real lo que su mente no dejaba de pensar:

"¡No puede ser!... ¡Fue real!..."

El médico, ajeno a lo que la chica pensaba, le dijo:

—Es un verdadero milagro que esté reaccionando bien, ¿sabe? La perdimos por algunos minutos... Estaba grave, pero afortunadamente pudimos recuperarla... Ahora, déjeme quitarle esto (refiriéndose a los fierros que mantenían cerrada su boca). Imagino que estará hambrienta. Aún no podré darle dieta blanda, pero le dejaré comer líquidos. Pero no puede moverse mucho. Su cuerpo sufrió un grave trauma. Tiene 4 costillas rotas. Necesito que trate de moverse lo menos posible. Sus brazos también están lesionados. Va a estar un tiempo aquí...

Dos solitarias lágrimas rodaron por su cara para caer en el almohadón de la cama...

—Tranquila, no llore. Usted es afortunada. He visto estas lesiones antes y pocas personas sobreviven. Su cuerpo es joven y fuerte. Saldrá pronto de esto...

Justin escuchaba las palabras del doctor. Sintió alivio. Jamás se habría perdonado si esa chica moría...

Cuando Molly estuvo libre de los tornillos que sujetaban su mandíbula, le dijo al doctor:

—Doctor, ¿yo morí? Porque yo los vi a usted, Doctor Sanz, vi mi cuerpo en la mesa...

El doctor se extrañó bastante con el comentario. Sin embargo, él era un hombre de ciencia, así que le explicó:

—Técnicamente estuvo muerta por tres minutos, pero no se preocupe. Ya hicimos una resonancia y no hay ningún daño en su cerebro...

—No le pregunto por eso. Yo morí. Yo me vi en la mesa de metal...

—Algunos pacientes sienten eso después de sufrir lo que usted pasó, pero es normal. El cerebro forma recuerdos falsos...

Molly sabía que lo que decía se escuchaba extraño. Si alguien se lo contara a ella, tampoco lo creería. Así que dejó el tema por terminado. Sin embargo, ella sabía que lo que había pasado era eso. Entre más pensaba, más recordaba...

El doctor se retiró de la habitación...

Justin, después de escuchar la conversación que sostuvo con el doctor, sintió curiosidad y quiso entablar conversación con él.

—Si quisieras hablar de lo que te pasó, aquí estoy —dijo Justin.

—......

—Está bien, sé que no me conoces y no puedes confiar en mí. Después de todo, es mi culpa que estés en este lugar.

Se retiró a su silla de nuevo para concentrarse en sus papeles, aunque ya no pudo seguir leyendo. En lugar de eso, tomó su laptop para realizar una búsqueda en Google.

Escribió en la barra de direcciones: "Experiencias cercanas a la muerte".

Estuvo leyendo durante un rato. Era increíble la cantidad de personas que describían sus experiencias. Estaba cada vez más intrigado...

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