Como todos los días, Diego se levanta temprano, se ducha, lava sus dientes, se peina, se viste con un traje impecable, desayuna y agarra su maletín para ir a la empresa en su automóvil, desde que Mili inició el viaje decidió irse a vivir solo. Siempre llega temprano y sube a su oficina, donde lo espera su secretaria, quien es una mujer de unos 50 años, pero es un amor y muy eficiente. Él no quiere cambiarla, se siente muy cómodo con ella. Al entrar, está su delicioso café con leche con tres de azúcar.
"Buenos días, Sra. Camila, ¿cómo está usted?".
"Buenos días, joven Diego. Muy bien, adelante. Le dejé los documentos que me pidió sobre su escritorio, su café y me tomé el atrevimiento de traerle estas galletas, si gusta".
"Oh, muchas gracias, Sra. Camila. Las comeremos en la merienda".
"Son nutritivas y sin gluten, como usted las pide siempre".
"Perfecto, gracias. Mami se molestaría si sabe que como algo con gluten, ella me cuida mucho".
"Sí, lo sé, joven. Me retiro, estaré en mi escritorio por si me necesita".
"Muchas gracias, Sra. Camila".
A mitad de mañana, llega el CEO Víctor a la oficina de Diego.
"Toc, toc".
"Adelante, puede pasar y tomar asiento".
"Hola, hijo. Buen día, ¿cómo has estado? No supe nada de ti el fin de semana, ¿pasa algo?".
"Hola, padre. He estado muy bien. Realicé mis deberes con cuidado, no he sido tan torpe. Bueno, sí creo que agregué cloro a una ropa oscura y mami se va a molestar por eso. Sabes, papá, creo que no deben darme cloro porque...".
"Diego, tenemos reunión".
"¿Reunión?".
"Sí, con los nuevos inversionistas. ¿Estás listo?".
"Sí, papá, por supuesto".
"Muy bien, vamos".
Víctor y Diego salen de la oficina y caminan hacia el ascensor. Una vez allí, Diego retoma su conversación.
"El cloro es un químico potente para blanquear. Aún no sé por qué lo coloqué en la ropa oscura. Papá, ¿crees que mami se moleste? Es que si lo hace, no sé cómo disculparme. La verdad es que no me gusta usar cloro".
Víctor, harto de escuchar el bendito tema del cloro, respira profundo y le hace otra pregunta para poderlo conectar con lo que venía.
Hijo, Mary no se va a molestar, pero yo sí, en caso de que hayas olvidado lo que vas a decir en la junta.
No, papá, todo está aquí. Soy muy inteligente, recuérdalo. - riendo.
Lo sé, hijo. Eres el mejor en esto, así que a ganar.
Sí, señor.
Jajaja, te amo, hijo.
Yo también, papá.
Salieron del ascensor aquellos guapos hombres con sus trajes elegantes y sus hermosas corbatas. Entraron a la sala de juntas y comenzaron con la explicación. Diego era muy bueno, su amplio vocabulario dejaba a más de uno sin palabras y solo aceptaban.
Una vez que él terminó, tomó asiento en total silencio. Miró la hora, ya se acercaba la hora del almuerzo. Martina lo veía con ojos de "serás mío" y no le quitaba la mirada de encima, cosa que a él lo intimidaba. Luego comenzaron a hablar de los nuevos proyectos y de cómo se beneficiaban todos. En este punto, ya Diego estaba un poco fastidioso. Su pierna se movía de manera rápida y sentía que sudaban sus manos. La oficina tenía paredes de cristal. De pronto, él ve la silueta de una mujer que le pareció conocer. Sin prestar atención a lo que hacía, fue bajando su cabeza para poder visualizar el cuerpo completo de la chica, hasta que escuchó que alguien la saludó.
- Mili, qué bueno que volviste.
Diego abrió los ojos tan grandes y pronunció su nombre varias veces.
- ¡Mili!, dijeron Mili, Mili!!.
Sin importarle que estaba en medio de una junta y que todos estaban dialogando, él pegó esos gritos, se levantó muy rápido de su silla y salió corriendo, pero tropezó y cayó al piso. Eso no le importó, se levantó muy rápido y salió de la oficina gritando el nombre de Mili.
- ¡Miliiii!!!, ¡Miliiii!.
Mili volteó y al verlo, salió corriendo y de un salto lo abrazó con brazos y piernas.
- Diego, ¿cómo estás? Deseaba verte y abrazarte.
Así se quedaron un rato. Luego, Mili se bajó y le dio un gran beso en la mejilla.
- ¿Por qué no avisaste que venías?
- Mmm, quería darte una sorpresa.
- Sí que me la diste, Mili. ¿Y mami sabe que estás aquí!?
Si ella viene en camino, estaba esperando a que llegara la enfermera que cuidaría a Neo.
Te ves muy hermosa, déjame tocarte si eres real.
Jajaja, sí soy real. Oye, ¿tú también estás muy guapo y tu novia dónde está?
Ah, bueno, creo que se quedó en la sala de juntas. Cuando te escuché, salí corriendo, hasta me caí.
Jajaja, Diego, por favor, vamos a tu oficina y ahí hablamos mejor.
Ya se acerca la hora del almuerzo, ¿comemos juntos?
Por supuesto, ¿crees que vine para acá a qué, a verte y compartir contigo?
Mili y Diego se fueron a la oficina, charlaron de todo un poco, hasta que llegó Mary.
Dios mío, mi amor, estás hermosa, ven aquí.
¡Mami! Te extrañé demasiado.
Se abrazaron fuerte y no pudieron evitar llorar, luego Diego las interrumpe.
Mami, ya es hora de almuerzo.
Sí, Diego, vamos. Yo invito hoy a mis hijos.
Claro que sí, mami -dijo Mili.
Salieron de ahí encontrando a un malencarado Víctor.
Hola, Mary, ¿cómo estás? ¿Cómo está Boris?
Hola, Víctor, estamos bien. ¿Pasa algo? Te noto raro.
Mary, es que Diego hace unas cosas con las manos que las destruye con los pies.
Diego, al escuchar esto, interviene.
¿Qué? ¿Por qué dices eso, padre? Yo he hecho cosas con mis manos y jamás las he destruido. ¿Por qué le dices mentiras a mami? Por cierto, mami, coloqué cloro en la ropa oscura. No deberían dejarme cloro.
Ok, está bien, Diego. Puedes ir con Mili al auto. Yo los alcanzo en un momento.
Diego sale con Mili. Víctor estaba que echaba candela por los ojos.
Ahora dime, ¿qué pasó, Víctor?
Estábamos en una junta con los nuevos inversionistas. Después de que Diego dio la explicación de manera impecable y convincente, llegó Mili y el muy inmaduro pegó gritos en plena discusión llamando a tu hija. Luego se levantó corriendo y torpemente se tropezó y cayó al piso, pero no le importó. Simplemente se levantó y fue en busca de su amada Mili.
¡Ah, sss! Cuánto lo siento, Víctor. Sé que Mili es la culpable. Debió llamar para evitar estas actitudes. ¿Es muy grave la cosa con los inversionistas?
Sí, eran siete. Solo tengo el voto de tres, con cuatro me conformo. Sería buena la negociación.
Bueno, yo podría ir y explicarles lo ocurrido. De seguro entenderán.
¿Crees que eso ayude o empeore la cosa?
Estoy segura de que ayudará.
Bien, adelante. Son todos tuyos.
Mary se fue a la sala de juntas, se presentó como la tutora y guía de Diego, explicó cuál era su condición y el porqué de la actitud de hace un momento. Los inversionistas quedaron maravillados con la presencia de Mary. Ella era una mujer que irradiaba paz y ternura, su voz era suave y dulce, además de tener un hermoso rostro que, a pesar de su edad, no los aparentaba. Así que todos entendieron y dieron el voto a favor. Víctor volvió a sonreír. Sin embargo, el inversionista mayor pidió hablar a solas con Víctor en una reunión más privada.
Mary fue al estacionamiento y encontró a Mili y a Diego bromeando y tomándose selfies.
- ¡Vamos, mocosos! Aún parecen niños. Ustedes sabían.
- Mamá, somos jóvenes aún, así que podemos seguir siendo niños de vez en cuando.
- Yo no soy niño, soy adulto independiente y maduro, así que la niña aquí eres tú, Mili.
- Qué traicionero eres, mamá. Quiero comer algo rico que me llene. Tengo mucha hambre.
- Ya sé a qué sitio ir.
Diego miraba a Mili y sonreía. Estaba muy feliz, aunque no sabía cómo expresarlo. El solo hecho de tenerla ahí, de tocarla, lo hacía sentir bien y tranquilo. Fueron a un sitio muy acogedor, comieron y hablaron por un rato largo. Luego, Mary los dejó en la empresa. Mili debía pasar un reporte a Víctor y así aprovecharía de disculparse por lo ocurrido con Diego en plena junta.
- Toc, toc.
- Adelante -dijo Víctor en tono serio.
- Hola, tío. ¿Cómo estás? ¿Podemos hablar?
- Hola, Mili. Por favor, ven acá y dame un abrazo.
Mili corrió a los brazos de su amado tío Víctor, así le comenzó a decir desde que era una niña. Él la quería muchísimo, tanto que pagó todos sus estudios y siempre la apoyó en sus decisiones.
- Te extrañé muchísimo. Lorna me estuvo preguntando por ti.
Tío, lamento lo que ocurrió en la junta. No era mi intención, solo quise dar una sorpresa.
Lo sé, cariño, pero sabes que estas reuniones me estresan y me molesto con facilidad.
Sí, también lo sé. Tío, aquí está mi reporte con los inversionistas chinos y alemanes. Todos aceptaron.
¿Y quién no al tener a una mujer tan bella como tú haciendo negocios en su propio idioma?
¡Ja, ja, ja! No exageres.
Bueno, cariño, nos vemos en la cena en la mansión. Quiero que cenemos juntos así Lorna y Alma te ven y compartimos otro rato.
Sí, está bien, tío.
Yo debo reunirme en privado con un inversionista. La verdad no sé qué quiere, pero siento como que trama algo.
Bueno, te deseo éxitos. ¡Bye!
Víctor salió a reunirse con el inversionista y Mili se fue a la oficina de Diego.
¡Hola, Camila! ¿Cómo estás? -dijo, dando un abrazo.
Señorita Mili, ¡cómo ha cambiado! Esta hermosísima, bueno, siempre lo ha sido.
¡Qué linda! Gracias, Camila. ¿Y Diego?
¿Escuchas el piano? Ahí está. Creo que está feliz de tenerte de vuelta.
Seguro que sí.
Mili pasó a la oficina y quedó concentrada escuchando la hermosa melodía que tocaba Diego en el piano. Él estaba tan concentrado que no se dio cuenta de la presencia de Mili, así que siguió tocando con toda la inspiración del mundo. Esa canción era exclusivamente para ella. La escribió especialmente para ella y decidió ese día tocarla porque de verdad se sentía muy feliz.
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Comments
Momys.rub
A Dieguito le importa más q le quiten el cloro de las manos, q el negocio!!!
Por Mili lonq sea!!!!
2024-08-29
0
Rosana Escobar San Javier
me imagino esa conversación. Diego muy consternado..... y Mary seguro lo abraza y ya paso..../Facepalm/
2024-06-10
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Lesly Argumelo
tan bello Diego
2024-04-30
2