No Soy Yo, Nena

No Soy Yo, Nena

Prologo

ADVERTENCIA: Contiene situaciones sexuales, violencia, temas tabú, lenguaje ofensivo y temas maduros. Recomendados para mayores de 18 años en adelante.

-Quédate aquí, River. ¿Entendiste?

Subiendo el aire acondicionado en el camión, ase ti y señale:

-Lo entiendo.

Cerrando de golpe la puerta fe al lado del conductor, mi padre y el propecto, se dirigieron hacia el bosque, siendo transportada por ellos la primera bolsa para cadáveres de los cuatro mexicanos muertos.

Espere hasta que estuvieran fuera de la vista y salte del camión, mis pies hicieron un crujido cuando golpearon la hierva seca.

Inclinando mi cabeza hacia atrás respire profundo, me encantaba estar al aire libre, me encantaba estar en la parte posterior de la moto de mi papá, me encantaba estar en cualquier lugar, lejos de la gente que esperase que yo hablara.

Dirigiéndome hacia la plataforma de la camioneta, rompí una larga y delgada rama de un cedro cercano y comencé a golpearla a mi alrededor solo por hacer algo. La reunión de los fiambres con el barquero podría tomar horas, excavando, descargando y cubriendo, así que me dirigí hacia los árboles y me puse a buscar serpientes en las altas hierbas.

No sé cuanto tiempo camine, pero cuando levante mis ojos, me encontraba profundamente en el bosque, el aire que me rodeaba completamente quieto y yo completamente perdido.

Mierda. Las instrucciones de papa eran tan claras como el día "Quédate aquí, River. ¿Entendiste?" Demonios, iba a matarme si tenía que venir a buscarme. Las reglas para el vertido de cadáveres eran simples: excavar, descargar, esquivar.

Buscando a mi alrededor, vi una subida y me dirigí a un terreno más alto. Tenía la intención de regresar a la camioneta antes de que mi padre volviese y se enojase.

Utilizando los troncos de los árboles para agarrarme, subí la empinada colina y cuando llegue a la cima comencé a quitarme el polvo de barro y de la corteza seca de mis jeans. Cuando estaban más o menos limpios, examine el horizonte y trunci el ceño. Aproximadamente a doscientos metros había una jodida valla enorme. Mi boca cayó por el tamaño; era mas alta y mas ancha que cualquier coda que jamas hubiese visto antes. Me recordó a la cárcel, con rizos de alambre de puas envueltos alrededor de la pared superior. Busque por todo mi alrededor, pero no habia señales de vida, nada que ver detras de la valla, solo mas bosque. Me pregunte de que se trataba. Estabamos profundamente en em culo del mundo, kilómetros y kilómetros a las afueras de Austin, a kilómetros de cualquier lugar. La ge de realmente ni iba tan lejos fuera de la ciudad... Ellos sabían bien. Mi padre dijo que alli pasan cosas malas alrededor de estos sitios: muerte, desapariciones, violencia, ybotras cosas inexplicables. Habia sido asi durante años es por eso que mi padre lo eligió como sitio de entrega.

Ahora completamente distraído de encontrar un camino de vuelta a la camioneta, empece vadeando a través de las hierbas altas hacia el borde de la valla. Curiosa emoción zumbaba a través de mí. Me encantaba ir a explorar, pero salte fuera de mi piel cuando de repente, algo detrás de la valla me llamo la atención.

Alguien estaba allí.

Me quede inmóvil, centrando mis ojos en una personita delgada, una pequeña chica, vestida con un vestido largo y gris, con el cabello recogido en un estilo divertido, en la parte posterior de su cabeza.

Se veía cerca de mi edad. ¿Tal vez un par de años más joven?

El corazón me golpeaba rápido en el pecho, mientras me arrastraba hacia la chica. Su pequeño cuerpo, de aspecto frágil se ahogaba en el material oscuro de su vestido mientras ella se acurrucaba entre las raíces de un gran árbol. Sus hombros temblaban mientras ella lloraba, su cuerpo tembloroso con sollozos, pero no hacía ruido.

Cayendo de rodillas , enrosque mis dedos a través de los enlaces de la valla y la mire. Quería decir algo, pero no lo hice, no podía, hablar con nadie más que Kyler y papa. Incluso con ellos, no era a menudo.

Cerré los ojos, concentrandome en tratar de relajar la garganta, luchando para liberar las palabras que no querían venir. Una batalla que siempre trataba de luchar, pero rara vez ganadora.

Dejando caer mi boca, me puse a relajar los músculos de mi cara cuando la pequeña chica se congeló en el acto sus ojos fijos en los míos. Tropecé, mis dedos deslizándose hacia atrás a través de la valla. Tenía unos enormes ojos azules, ribeteados con marcas rojas. Su pequeña mano se trasladó a su cara para limpiarse las húmedas mejillas; su labio inferior temblaba y su pecho se agitaba con fuerza.

Desde mi nueva posición, pude ver que su cabello era tan negro como el carbón y su piel muy pálida. Nunca había visto antes, a nadie como ella. Por otra parte, no conocía mucho de niños de mi edad; no había muchos en el club. Estaba Kyler, por supuesto, pero él era mi mejor amigo, mi hermano del club.

De repente, la chica entro en pánico; su rostro palideció se puso de pie, y su cabeza se volvió hacia el bosque. Me apresuré a la valla de nuevo en su movimiento, el metal chirriando en el contacto. La chica se quedó inmóvil y mira hacia atrás, agarrando una rama mientras me miraba.

-¿Quién eres?- Hable en signos muy rápido.

La chica trago nerviosamente y ladeo la cabeza. Cautelosamente, ella se adelanto en silencio, la curiosidad grabada en su pequeño rostro. Ella estaba mirando mis manos, viendome hacer los signos, sus cejas oscuras cayendo muy bajo.

Cuando más se acercaba, mi respiración más se cortaba y me sentía caliente por todas partes. Su cabello negro azabache estaba atado en un nudo apretado en la parte posterior de su cabeza. Cubierto por un paño blanco rato. Nunca había visto a alguien vestido como ella antes. Ella parecía tan extraña.

Cuando se detuvo a dos metros de distancia, mi aliento se corto, aprete los musculos de mi estomago tensado, e insisti de nuevo.

-¿Quien eres?

No hablaba, solo me miraba sin comprender. ¡Maldita sea! Ella no entendía el lenguaje de signos. No muchas personas lo hacían. Podía escuchar muy bien, pero no hablaba. Ky y papa eran las únicas personas que podían traducir para mí y ahora estaba solo.

Aspirando otra bocanada de aire, trague y trate muy duro de aflojar la garganta. Cerré mis ojos y estudié detenidamente lo que quería preguntar y con una exhalación lenta y controlada, intente todo lo posible para hablar:

-¿Qu... qu... quien e... res tú?

Retrocedi en estado de shock, con los ojos como platos. Nunca habia sido capaz de hacer eso antes, de hablar con un extraño. Mis manos se inquietaron por la emoción . ¡Podia hablar con esta chica! Podía hablar... eso la hacia la numero tres.

Impulsada por la curiosidad, la chica se acerco mas aun. A solo unos metros de distancia, lentamente se arrodilló en el suelo del bosque, con la cabeza inclinada hacia un lado, solo me miraba con una expresión divertida en su rostro.

Sus grandes ojos azules ni una vez se alejaron de mi. La vi escaneandome poco a poco desde la cabeza a los pies y luego de vuekta otra vez. Pense en lo que ella debia estar viendo: mi cabello oscuro y desorfenado, camisa negra y pantalones vaqueros, botas negras y pesadas, y los puños de cuero en las muñecas mostrando el parche de los Hangmen.

Cuando sus ojos se encontraron con los míos, una vez más. Sus labios parecían curvarse ligeramente hacia arriba en una pequeña sonrisa. Torcí mi dedo en dirección a ella, instándola a que se acercara.

Rápidamente, se dio la vuelta, buscando alrededor de ella. Viendo que estábamos solos, se puso de pie, y lentamente, igual que antes, avanzó poco a poco hacia mí, la parte inferior de su largo vestido ensuciándose en un pedazo de tierra fangosa.

Ahora, mientras ella estaba de pie delante de mí, no pude dejar de notar una vez más lo pequeña que perecía. Yo era alto, de manera que ella tuvo que inclinar su cabeza hacia atrás para mirarme. Mientras apretaba la valla, se me revolvía el estómago. Se veía tan cansada y sus ojos azules se contraían en las esquinas mientras se movían hacia mí, como si estuviera sufriendo.

Ella no hizo el menor ruido. Con la esperanza de otro milagro, inhalé profundamente y luego exhalé

Lentamente:

—¿Q… qué e… es este lu… lugar? ¿V… vives a… aquí? —tartamudeé, deteniéndome de vez en cuando y pensando a través de mis palabras mientras luchaba por empujarlas hacia fuera. Una ola de emoción lavó a

través de mi estómago... ¡Estaba hablando... otra vez!

Sus ojos estaban enfocados en mi boca, pero todavía permanecía callada. Sus cejas negras estaban apretadas y sus labios rosados estaban fruncidos en la concentración. Sabía que ella se preguntaba por qué

Hablaba raro; todo el mundo siempre lo hacía. Ella se preguntaría por qué tartamudeaba. No lo sabía. Siempre lo tuve. Nos dimos por vencidos tratando de arreglarlo hace años. Hablo con mis manos ahora. No me gustaba que se burlaran de mí por tartamudear... pero ella no se ríe de mí... Ni siquiera un poco. Ella se ve, pues, confundida.

Ella no hizo el menor ruido. Con la esperanza de otro milagro, inhalé profundamente y luego exhalé lentamente:

—¿Q… qué e… es este lu… lugar? ¿V… vives a… aquí? —tartamudeé, deteniéndome de vez en cuando y pensando a través de mis palabras mientras luchaba por empujarlas hacia fuera. Una ola de emoción lavó a través de mi estómago... ¡Estaba hablando... otra vez!

Sus ojos estaban enfocados en mi boca, pero todavía permanecía callada. Sus cejas negras estaban apretadas y sus labios rosados estaban fruncidos en la concentración. Sabía que ella se preguntaba por qué

hablaba raro; todo el mundo siempre lo hacía. Ella se preguntaría por qué tartamudeaba. No lo sabía. Siempre lo tuve. Nos dimos por vencidos tratando de arreglarlo hace años. Hablo con mis manos ahora. No me gustaba que se burlaran de mí por tartamudear... pero ella no se ríe de mí... Ni siquiera un poco. Ella se ve, pues, confundida.

Pero ahora mismo lamentaba más que nada no poder cambiar todo eso, para tan solo saber cómo hablar bien. No quería que me tuviese miedo. No la chica de los ojos azules, ojos azules del color de un lobo.

Con un leve movimiento, la chica trajo su mano temblorosa hacia el frente, a la valla; el hielo-azul y trozos blancos en sus irises nunca rompieron mi mirada, la parte blanca brillante mientras me miraba. Me quedé completamente inmóvil. La muchacha era como un conejo asustado y no quería asustarla. Nunca había visto a nadie como ella, mis manos se estaban poniendo húmedas y mi corazón latía muy rápido. Nerviosa, ella pasó un dedo a lo largo de mi mano, un rubor rosado estallaba en sus mejillas. Luché por respirar, los golpes demasiado rápidos de mi corazón me hacían perder la concentración.

Doblé mi dedo índice, enganchándolo alrededor del suyo y apreté la frente contra la malla de alambre duro.

La chica frunció sus labios de color rosa ligeramente abiertos y movió la punta de su nariz. Dejé de respirar... Ella era hermosa.

—A… acércate m… m… ás —dije en voz baja, con un toque de desesperación en mi voz. Su nariz se estremeció de nuevo y sonreí.

—E… eres tan… tan h… hermosa —le espeté, mordiéndome los labios como una ocurrencia tardía. Mis puños cerrados a medida que mi frustración crecía más y más con mi discurso.

Ella frunció el ceño y negó y me di cuenta de que ella me podía entender. Deseaba tanto que me hablase de nuevo.

—Perdóname, Señor, porque he pecado. Haz de mí lo que consideres conveniente. Perdóname, Señor, porque he pecado. He sido débil y debo expiar.

—H… hablas con... m... migo. ¿E… e… estás bien? —le pregunté en voz alta, con la voz cada vez más fuerte mientras sacudía la cerca, tratando de encontrar la manera de llegar a ella. No lo entendía, pero por alguna razón necesitaba abrazarla. Sabía que tenía que hacer las cosas bien. Estaba tan triste... tan asustada... lo odiaba.

La chica se quedó inmóvil, callada en silencio, y solo me miró de nuevo.

—¿River? ¿Dónde diablos estás? —La profunda voz de mi papá cortó mi trance cuando me llamó desde lo más profundo del bosque. Dejé caer mi cabeza en mis manos.

—¡River!

Me volví rápidamente, corriendo colina abajo, hacia mi padre.

—¡¡¡RIVER!!!

Bombeando más mis rodillas, me empujé a través de la hierba alta, corriendo de vuelta a mi vida, de vuelta a mi papá y al MC2; todo el tiempo preguntándome si volvería a ver a Pecado otra vez...

La chica con los ojos de lobo.

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