2. Firma de contrato.

Una semana después de enterarme de mi destino, sabía que hoy vendrían unos hombres a traer algunos documentos a que firme mi padre, mi vida empieza a ser un infierno con mi madre día a día, siempre me insiste que tengo que conseguir acostarme con el hijo del señor Renzo, cuando sea mi esposo por el bien de todos, que si concibo un hijo solucionará esto de por vida.

Me tiene más que abrumada con su pedido y más que yo jamás me atrevería, ni siquiera e estado con alguien, Ethan siempre me dijo que él me esperaría, tengo un millón de preguntas, ¿cómo le diré a Ethan?, ¿se molestará?, tengo miedo por esta locura perderé al gran amor de mi vida, pero mis hermanos estarán enterados de lo que harán mis padres, ¿estarán de acuerdo?, no lo sé, las interrogantes crecen pero sin obtener una líquida respuesta.

Salgo de mi habitación más perezosa de lo habitual, desaliñada bajo las escaleras sin darme cuenta que había visitas, camino para ir a la cocina pero para llegar hasta haya tengo que pasar por la sala, traía mi pijama es diminuta y muy pegada al cuerpo, cuando veo aquellos hombres casi me da un infarto quedándome inmóvil.

Hasta que mi padre me toma del brazo tan fuerte que me quejo, sin importarle casi me arrastra para salir de la vista de esos hombres.

-¿que te sucede?, eres estúpida - niego, entrando a empujones a la cocina.

- papá discúlpame, no sabía que teníamos visitas a esta hora- me avienta a la silla y me sonríe.

- es el contrato prenupcial, princesa- solo al decir eso se a que se refiere, me levanto poniéndome de rodillas nuevamente para suplicarle una vez más que cancele todo.

- papá por favor, yo no me quiero casar, podemos encontrar la mane…- no termino de decirle cuando su mano se estampa en mi mejilla, cayendo al suelo.

- te e dicho, mocosa, tú eres el boleto a nuestra riqueza, así que deja tus lloriqueos y súplicas, que eso ya está dicho- se acomoda el saco y antes de salir me voltea a ver, con su mirada asesina- si sales de aquí, créeme que ese golpe no será nada; hijita.

Sale de la cocina cerrando la puerta, me levanto del suelo tocándome mi mejilla aún mis lágrimas se dignan a salir, ya no quiero llorar, quiero ser fuerte, quisiera escapar, pero eso será más que imposible, mis padres me tienen vigilada las veinticuatro horas, no me han dejado ir a la escuela desde la noticia.

Y por la amenaza de papá, me quedé esperando en la cocina pasaron las horas hasta que una muchacha de las de servicio me vio en la cocina, le pregunte y aún mi padre estaba con aquellos hombres, solo le pedí que me trajera ropa para salir e irme a mi habitación.

Solamente pasaron minutos cuando ella regresó, cambiándome frente a ella y solo salí de la cocina, quería pasar desapercibida por todos, pero no fue así apenas di unos cuantos pasos a centímetros de llegar a las escaleras un grito me hizo detener mi andar.

-Analiz puedes venir, ¡AHORA!-me grito sin ningún pudor alguno y sin más remedio tuve que ir con él.

Cruce la sala bajo la mirada de esos hombres que me intimidaban, mi padre palmeo el sofá a un lado de él sentándome, me abrazo y también me beso acercándose a mi oído que me hizo aterrorizarme por decirme unas palabras tan simples para él, pero para mí era más que miedo.

-prin.ce.si.ta tu error fue desobedecerme, solo ruega que llegues con bien mañana, ahora lárgate a tu habitación, mocosa- sé que contenía su grito, pero la presión que ejercía en mi brazo lo decía todo.

Me levanté más que asustada caminando aprisa para encerrarme en mi habitación, sé que una simple puerta con cerradura no lo detendrá hasta desquitar su enojo y coraje que le e provocado por mi desobediencia.

Me acosté echa bolita en mi cama aun llorando hasta quedarme dormida, pero un fuerte golpe me hizo despertar al voltear estaba mi padre parado frente a mí, con su mirada más que oscura, retrocedí hasta bajar de mi cama, pero solo quedó en el intento de correr al baño, me tomó del cabello tirándome al suelo, golpeándome con una vara infinidad de veces por todo mi cuerpo, gritaba por ayuda pero nadie escucha en esta casa por miedo, la piel me ardía y sangraba me tomó del cuello y solo me observaba.

-esto te lo buscaste- me dio una bofetada cayendo de nuevo al suelo, cuando escucho a mi madre gritarle.

- pero; que has hecho Román, la cena será en los próximos dias, eres un imbécil- me voltea a ver acercándose a mi estampando su mano en mi rostro- y tu mocosa para qué lo provocas, escuchame bien Román no la vuelvas a tocar ¡OISTE!.

Solo le grita y antes de salir solo me dedican una sonrisa tan escalofriante que baje mi mirada, escuche la puerta cerrarse intenté levantarme pero me era imposible, hasta que pasaron algunos minutos entrando una de las muchachas ayudándome a levantarme y poder curar mis heridas.

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Estoy en el despacho esperando la llegada de mi padre junto a sus abogados, para firmar el documento; esto sigue siendo una locura, pero le enseñaré a esa mujerzuela que de mí no obtendrá nada más que repudio.

Me sirvo un vaso con whisky camino al ventanal quedándome perdido hasta que escucho la puerta abrirse y veo a mi padre junto a los abogados entrar, camino a saludarlo y de inmediato les indico que se sienten.

- que sea lo más rápido posible, por favor papá- mi padre asiente, entregándome el documento.

- señor Amadeo necesito que lea detenidamente el documento y si hay algún inconveniente con las cláusulas que el señor Román pidió solo dígame- asiento mientras fumo mi cigarro y comienzo a leer.

Así que te llamas Analiz, sigo leyendo y es un poco interesante, tiene que durar tres años el maldito matrimonio, fingir ante el ojo público, tendrá que vivir en mi casa, pero algo me llamo la atención en ningún lado dice de no tener intimidad si cree que la tocaré esta más que loca, vuelvo a releer y algo se me había pasado que fue más que sorpresa para mí, me levanto tirando los papeles en la mesa.

-¡PAPÁ!, estas loco ya te diste cuenta que es una niña, tiene diecisiete carajo- mi padre asiente tan tranquilo levantándose para palmear mi hombro.

- si; lo sé hijo, pero Román y su esposa están de acuerdo de echo ellos ya firmaron el acuerdo- niego dando un trago directo de la botella.- aceptaron tus condiciones.

- no padre yo no firmaré nada, ¿entiendes?- vuelve a sentarse mi padre.

- es por el bien de todos, hijo tómalo como inversión tomaremos la mitad de la empresa de los Gastrell quizás al final nos quedamos con ella, porque aunque seamos amigos, los negocios son aparte y este es uno- me quedé en silencio ante lo que dijo mi padre, sería como negocio me senté dándole una leída de nuevo al contrato hasta que deje mi firma en la hoja.

- solo espero que tu dichoso negocio, no resulte mal y de una vez te digo, si no tolero a esa niña mimada terminaré esta locura, pagando cualquier penalización, ¿de acuerdo?- mi padre se levanta estrechando su mano en la mía.

-de acuerdo hijo, tendrás que viajar para la cena será en Londres al igual que la boda- solo asiento despidiéndome de ellos.

No sé si hice bien, pero ya firme y solo a esperar el siguiente paso de este juego, mi padre se fue, llame a mi mejor amigo para vernos en el lugar de siempre, tome mi sacó y me fui.

Al llegar al club entre hasta el área privada y ya estaba Matías, nos saludamos, mientras me servía whisky y comencé a platicarle mi situación.

-hermano, a lo mejor es joven pero si está de buen ver, tú aprovecha que en las cláusulas no te prohiben tocarla- le doy un sorbo mientras analizo lo que dice mi amigo- mira será negocio y placer en el mismo sitio, ¿no crees?

- puede que tengas razón, pero no se Matías- me levanto para brindar con mi amigo- dejemos ese tema, que venimos a divertirnos ¿que no?

Asiente mientras vemos entrar a dos chicas hermosas para nuestro servicio, tomando y gozando el momento.

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