Azul, Sábanas Y Lluvia
...AZUL, SÁBANAS Y LLUVIA es una historia escrita por IRWIN SAUDADE (CHICO LITERARIO)...
...NOTA IMPORTANTE: Esta obra no se encuentra terminada. Si quieres leer es bajo tu responsabilidad. No planeo actualizar esta obra más. ...
...Checa mis otras obras que ya cuentan con la etiqueta FINALIZADO, tengo varias historias completas. Gracias por tu atención. ...
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...*NOTA DEL AUTOR: **ESTA ES UNA OBRA DE FICCIÓN, AUNQUE SE MENCIONAN NOMBRES DE LUGARES REALES, TODO ES UNA COMBINACIÓN DE LA PERSPECTIVA IMAGINARIA DEL AUTOR. CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES MERA COINCIDENCIA.*...
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...*DEDICATORIA: **Para todos los que no sabemos "que onda" con el amor y las relaciones . Para todos los que quieren un amor de novela con toque chido. Para ti, que estas leyendo esto, estas lineas te pertenecen.*...
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...LA REALIDAD DEL ALCOHOL EN MI SANGRE. ...
¿Es mi culpa el no poder encontrar una definición a este sentimiento que me hace desear querer estar contigo?
Domingo por la tarde, hace un calor insoportable y sigo tirado en mi cama. ¿Como que sigo? ¡Pues si! Es domingo de tirar la flojera, tengo los audífonos conectados a todo volumen y me duele un poco la nariz. ¿Que me pasó?
—¡Que onda bebe! —Me dice Rodrigo.
—Pues nada. Todo aburrido.
—¿No me digas que sigues en la cama?
Me senté de golpe sobre mi cobija del cara de papa.
—La neta si. ¿Tú qué haces?
—¡Voy conduciendo para tu casa!
—¡Que! ¡No manches! No digas tonterías.
—Tonterías las que tienes en la cabeza. ¡Alístate! Paso por ti en diez minutos.
—¿A donde iremos?
—Tú nomas alístate. Ahorita llego.
—Pero mi mamá no me...
—Pues te escapas. Lo bueno que tienes una ventana en la habitación.
—¡Ora! ¡No digas esas cosas! Jamás me he...
—Hoy lo harás. Hoy te escaparás. ¡Necesito que me ayudes! Me aterran los nervios.
¡Siempre me llamaba de ultima hora!
—¿Que es lo que tramas?
El maldito me colgó. Me quedé con el celular a la oreja, en silencio y bien sacado de onda. Rodrigo a veces me sacaba de quicio, siempre andaba haciendo planes a última hora y yo era el que sufría las consecuencias. ¡Pero nadie me estaba obligando! Siempre acabo yendo por voluntad propia.
—¿Ma?
—¿Que?
Ella estaba tirada en el sillón viendo una película. Como bien dije, era domingo y la flojera dominaba en mi casa este día.
—Rodrigo quiere que lo acompañe a ver a su abuelita, ¿me darías permiso ir con él?
Comió un poco de palomitas. Mi hermana estaba bien entretenida mirando a su lado y yo estaba mintiendo.
—¡Ay con ese Rodrigo! ¿A que hora regresas?
—Pues no se. Yo creo que como a las diez.
Apenas eran las seis de la tarde.
—Bueno, ve. Ya no me distraigas que la trama está bien buena. ¡Vete con cuidado!
Era obvio que no me iba a largar sin pedir permiso. ¡No quería manchar mi reputación con mi madre! De alguna forma solíamos llevarnos bien y me gustaba que me tuviera confianza.
—¡Gracias ma!
—Me traes algo —dijo mi hermana.
Subí a mi habitación. Me quité las fachas que traía puestas, corrí hasta mi cajonera y busqué un cambio de ropa. Una playera gris estampada con un televisor viejo y un pantalón de mezclilla. Me arreglé un poco la cara, alboroté mi peinado y puse un poco de perfume en mi ropa.
Mi celular empezó a vibrar.
—¡Ya estoy afuera!
—¡Aún no son diez minutos!
—¡Eso que importa! Órale, ya vámonos.
—¡Voy! No te desesperes.
Agarré un poco de dinero, tomé mi chamarra de mezclilla y salí de mi habitación a toda velocidad.
—¡Nos vemos al rato!
—¡Cuídate hijo!
—¡No se te olvide traerme algo!
—Volvió a insistir mi hermana.
Era obvio que no le iba a traer nada. ¡Sería un hermano cruel! Ni siquiera sabia a donde iríamos.
Frente a mi casa estaba estacionado el Mini Cooper rojo de Rodrigo. ¡Así llamaba la atención de todos! Abrí la puerta del copiloto, sonaba Von Galo a un volumen moderado y sus gafas me hicieron darle un guamazo en la cara.
—Señor narcisista. ¿A donde vamos a ir? —Le di un golpe en el hombro derecho.
—¡Que te pasa Denisse! No me vuelvas a golpear.
—Eso te pasa por no avisarme con tiempo.
—No te pongas de chillona y mejor márcale a Maren. Dile que nos espere afuera de su casa.
No pude evitar abrir los ojos de golpe, los abrí con la misma fuerza que sueles utilizar cuando vas al baño.
—¿Iremos con Maren?
—Iremos a un bar nuevo en San Andrés y Maren nos acompañará.
—¿Por que no me dijiste?
—Que se supone que debía decirte, no eres mi vieja.
—Pues no, pero soy tu amigo. Al menos me hubieses dicho que iríamos...
—Ya, estate tranquilo. ¡Yo voy a pagar todo! ¿Feliz? No pude evitar esconder mi sonrisa.
—¡Feliz! —Un alivio saber que no gastaría dinero.
—Bueno. Ahora te pasas a los asientos de atrás, Maren será mi copiloto.
—Pero...
—Maren está por convertirse en mi chica. Tú no eres mi vieja. Ella debe sentarse como mi copiloto.
Hice una cara de fastidio. A veces solíamos ser demasiado confianzudos entre nosotros y eso había hecho que nuestra amistad fuese cañona. ¡Éramos dos cuchillos enterrados en una misma carne! Dos cerdos egoístas que la pasaban chido.
—¿Y donde dices que queda el bar?
Tardamos como quince minutos en llegar al lugar. Caminamos por el estacionamiento y me sorprendió que a esa hora hubiera gente alocada en un sitio como este.
—¿Trajiste tu identificación? —Preguntó Maren a su amigo.
Este se quedo pensando y reviso todos sus bolsillos.
—¡No puede ser! Se me olvidó.
—¡Ay Luis! Te dije que vendríamos a un bar, a ver si te dejan entrar.
Rodrigo que acercó a mi y me susurró.
—¡Tú puedes ponerte de vieja con este pedazo de baboso!
—¡No digas tonterías! No me gustan estúpidos.
—Yo creo que si. La cara ya la tienes, solo te falta el hombre o la vieja en tu vida.
Le di un golpe en el estómago. ¡Canijo Rodrigo!
—¡Pues ya! A ver vamos a entrar. Si nos ponen peros y no te dejan pasar, pues hay te las arreglas Luis. No te vamos a estar esperando —advirtió Maren.
Lo bueno fue que no nos pidieron identificación y el mentado Luis pudo pasar sin problema alguno. Caminamos por un pasillo hasta llegar a un remolque y nos sentamos ocupando una mesa cerca de la barra. El dichoso bar en realidad era Container City y el ambiente me pareció alucinante. ¡Nunca había venido a un sitio como este! Por eso Rodrigo dijo que era un lugar nuevo.
Mi amigo se encargo de pedir nuestras bebidas.
—Bien. ¿Quieren un poco de shisha? —Preguntó Maren.
—¿Que es la shisha? —Pregunté todo iluso.
—¿Nunca la haz probado?
—No.
—¿Fumas?
—Tampoco.
—Aparentemente es un niño bien —intervino Rodrigo.
¡Y es que era verdad! Podríamos decir que Rodrigo era el lado impulsivo y divertido de nuestra amistad. Yo era el inexperto con ganas locas de sobrepasarse con la diversión de todo esto. ¡Por eso congeniábamos tan bien! No nos aburríamos de estar juntos.
—¡Pues bueno! Esta noche no serás niño bien. ¡Fumaras conmigo! —Dijo ella.
¿Tenía alguna otra opción? Estar lejos de casa no me daba excusa para rechazarla. ¡Igual y solo era una prueba! Un poco de diversión no me iba a matar. ¿O si?
—De acuerdo.
La noche se pasó de forma agradable, suave y con música que prendió las emociones más escondidas de mi ser. ¡Alcohol en exceso para matar la inexperiencia! Mi cabeza daba vueltas, tragué demasiadas papas fritas y la famosa shisha era dulce a mi gusto. ¡Perras ganas de hacer locuras!
—¿Quieren bailar? —Preguntó Rodrigo.
Entre la multitud, la euforia fue el orgasmo de nuestros sentidos tan perdidos. ¡No sabía que pasaba a mi alrededor! El vodka estaba haciendo su trabajo de forma espectacular adentro de mi sangre y todos aquí lo disfrutábamos al mil por ciento.
—¡Necesito ir al baño! ¿Sabes donde está?
—Si, allá afuera hay unos letreros. Sigue las letras y luego... —Maren interrumpió besando a mi amigo con mucha pasión.
¡El clímax estaba por llegar!
Salí de entre la multitud, sonaba una canción de Bad Bunny. Caminaba de forma loca, sacudiendo mi cuerpo al tono del escándalo. ¡Neta que todo me daba vueltas! Era una de mis primeras noches de alcohol intenso.
—¿Donde están los baños? —Pregunté a una pareja que estaba contra la pared besándose. No me respondieron, volví a hablarles—. ¡Hey! ¿Saben donde están los baños?
El hombre alejo la boca de ella y se me quedó mirando de forma seria. Hombre alto, con ojos como de gato y barba atractiva. ¿Por que me miraba tanto?
—¡¿Que carajos?! —Parecía molesto.
—¿Sabes donde están los baños?
—¡Están justo detrás de ti! ¿Eres imbécil o que?
—Un poco nomás. ¡Gracias por decirrrme donde están! Perdón la interrupción, ustedes, ustedeus sigan con lo suyoo. ¡Denle fuerte a la pasióóón! Pedazos de calentura.
Me reía como idiota. ¡Estaba bien borracho!
Entré al baño. Me metí a un cubículo, baje la cremallera y orine. ¡La música se podía escuchar a toda potencia! Salí del sanitario, los lavabos estaban afuera.
Con un poco de dificultad me enjuagué. ¿Por que mi mundo parecía desplomarse? En el espejo podía ver mi reflejo todo marciano, me dio por querer jugar con mis labios y dejé que la euforia dominara mi momento de alcohol.
—¡Oye imbécil! —Escuché su voz detrás de mí. —¡Que ondaaa perrro!
Me pareció que me miraba con curiosidad. Era el mismo chico que estaba besuqueándose con la muchacha esa. ¡Los ojos como de gato!
—¿Perro?
—¡Si! Túú parecees esoo.
Negó.
—Por tu culpa mi conquista de esta noche se fue.
—¡Puees que lastima por tiii! Seguro encuentras a otra chica por ahííí, estas guapo. ¡No pareces ser un tipo feo!
Me acomodé de tal forma que quede recargado contra los lavabos. Sus ojos se clavaron en los míos, la música me hacía sentir perdido y neta que era como si mi cuerpo estuviera, como decirlo, flotando en locura.
—¿Andas solo por aquí?
—¡Noou! Mis amigos están por allá —señalé sin ser específico.
—¿Que edad tienes?
—¿Me estas haciendoo una entreevista de trabajo?
Sonreí de forma tonta, sus ojos se acercaron un poco más a mí.
—No, pero quiero...
Puse mis manos sobre sus mejillas, jugué un poco con su piel, pareció sorprendido con mi gesto.
—Estás muy cerca de mí. ¿Me dirás un secreto?
El alcohol en mi sangre estaba haciendo que el control de mi ser fuera nulo. ¡No iba a ser el chico bien esta noche!
—¿Te gustaría...?
—¿Me vas a besar? ¿O qué onda? Estas cerca de mí solo porque por mi culpa tu chica se fue. ¡Eso no está chido! Yo no tuve la culpa de que ella ya no quisiera estar contigo.
—¿Cómo te llamas?
La vista me daba vueltas, verlo frente a mi era alucinante.
—Denisse. ¿Y tú?
—Christop.
—¡Pues aléjate de mí! —Le empuje con todas mis fuerzas y eché a correr.
Me tropecé a unos cuantos pasos y la risa era inevitable. ¡Me puse a reír a todo volumen! El suelo era cómodo.
—¿Estas bien? —Me miraba de forma chistosa y su mano estaba extendida para ayudarme.
—¡Todou chidou!
Acepte su mano. Quedé frente a él.
—¿Seguro que puedes...?
Me empecé a reír como idiota.
—¿Me quieres besar? Ya te dije que no fue mi culpa que ella se fuera. ¡Solo deja de acercarte a mí! O pensare que quieres...
En ese instante el alcohol me hizo no tener miedo de decir las cosas de forma directa. Su mano seguía unida a la mía y con el escándalo en mi sangre no tuve control sobre...
—¿Quieres que te bese?
No le dije nada y sus labios se unieron a los míos en sabor a vodka y cerveza. Me empujo contra la pared y ocupé el lugar de la chica anterior. ¡Esto era alucinante! Cerré los ojos y quise que su lengua entrara en mi boca. ¡Parecía que encajábamos bien!
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Updated 21 Episodes
Comments
zoliandry ruiz
cómo el de frozen
2024-09-26
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