La verdad y la última llamada

No es fácil para Omar tener que pedir disculpas, ahora Amanda le dirá la verdad, esto en realidad, se salió de control. Lo único que le queda es buscar las palabras adecuadas para terminar el cuento con Melissa, escribe una carta que luego se lo piensa enviar como mensaje.

Melissa, quiero escribir unas líneas y en realidad no sé por dónde empezar. Todo es complicado, no es parte de mi personalidad el hacer daño a alguien sincero como tú.

Te veía muy seguido, creí que el destino me ponía una amiga y sólo una amiga, me he dado cuenta de que mi error fue hablar de ti con mis amigos del trabajo. Me mintieron, y por ser mis amigos yo les creí y actúe conforme a lo que me dijeron y te traté conforme a eso.

Con el tiempo te has dado a conocer y más tarde me di cuenta de lo que hacía, espero contar con tu perdón. Me has contado que estás escribiendo un libro para los niños y eso es bueno, eres inteligente y decidida, lo vas a lograr.

Sólo te pido que por favor no cambies, porque tal y como eres encontrarás a alguien que de verdad te va a valorar.

Perdóname Melissa, sinceramente nunca tuve intenciones de lastimarte, si hubiera sabido quien eras desde el principio, no te hubiera nunca dirigido la palabra.

Atentamente Omar.

Omar pensó en escribir esta carta y enviarla como mensaje, pero se puso a leer su carta una y otra vez si estaba bien, o si había que modificar algo. Quería darle una buena impresión con su carta puesto que ella tiene estudio superior y él no tuvo la oportunidad de estudiar, sólo logró culminar su secundaria.

A la mañana siguiente, a primera hora, Amanda saludó a los dueños de casa y preguntoó por Melissa.

- Señora Luisa, buenos días. Buen día señor Gilberto ¿Cómo amanecieron?

- Yo. Bien hija ¿Y tú?

- ¡Ay, señora! Llegué tarde a casa, estoy cansada.

- Me imagino.

- ¿Está Melissa?

- Sí. Ahora la llamo.

- Gracias.

La señora Luisa llama a Melissa para que pueda hablar con Amanda y se retira para que puedan hablar solas. Al salir Melissa, las dos se saludan como viejas amigas.

- Hola Melissa ¿Cómo estás?

- Ahí estoy.

- Mi hija me ha contado que tienes novio.

- Yo… bueno…es … que… - Melissa se siente avergonzada.

- También me dijo que se llama Omar y trabaja junto conmigo ¿Es eso verdad?

- Pues sí. - quería ocultar su vergüenza.

- La verdad es que él no te conviene, tú tienes estudios y educación, pero él no. Además, él tiene familia, tiene mujer y un hijo. - fue directa.

- ¡Qué! Él me ha jurado estar sólo, que no tenía a nadie, salvo su hermano. - no se esperaba un puñalada de ésta magnitud.

- Te mintió, ocultó a su familia para aprovecharse de ti. Ya hablé con él anoche, durante el día te llamará o te escribirá no lo sé, todo va a depender de él.

Melissa está con el corazón hecho pedazos. Lloraba con total desconsuelo. Amanda la abraza.

- No llores Melissa, no vale la pena. Hay hombres que han mentido por doce años a sus esposas y tienen hijos con la esposa y con la amante. No sabes de lo que te has liberado, llorarás unos días, pero después la vida te pondrá un hombre bueno con quien fundar una familia y serás feliz.

- Yo sabía que algo tenía, que algo me ocultaba, fui insistente en querer ayudarlo, pero jamás me imaginé eso.

- ¿Tú te diste cuenta? Una mujer enamorada no se da cuenta del asunto.

- Yo, si me di cuenta, se notaba, Omar lo hizo notorio y es por eso que quise ayudarlo.

- Te quemaste, Melissa. Cuando un hombre se pone así, siempre se descarta. Ahora que lo sabes tenlo como lección.

Melissa se fue a llorar a su cuarto. Su madre se entera de la historia, Amanda le dio detalles a la señora, pero sin que se entere Gilberto, por su mal temperamento, y peor aún que ya tuvo un cara a cara con Omar.

- ¡Se aprovechó de mi hija!

- Se dejó influenciar por los comentarios falsos. Todo fue puras especulaciones por la apariencia de Melissa.

- Pobre de mi hija, pensar que ella se tenía que escapar de la casa para verlo porque Gilberto lo ha tratado mal una o dos veces.

- A mí parecer, don Gilberto debería ser más flexible con Melissa y debe de cambiar su carácter, mañana, más tarde va a necesitar de todos y nadie le dará una mano.

- Cuántos problemas hemos tenido con él. Nunca se comportó como padre, él se sirve, exige que le sirvan de su gusto o te desprecia.

- Con esto, Melissa puede desarrollar un mal concepto de familia, sería una pena porque hombres buenos para formar una familia hay, están contados, eso sí, pero hay.

- No sé cómo lo tomará Melissa. Sólo falta que se me deprima.

- Melissa es fuerte, no se deprimirá. Ella tiene trabajo y eso la mantendrá ocupada.

- Lo que pasa es que mi hija ha comprado sus cosas para cuando se formalizara su relación con él.

- ¿Qué? ¿Melissa juntó sus cosas?

- Tiene casi todo. Prácticamente sólo faltaba él.

- Sería bueno que lo venda, así se deshace de los recuerdos de Omar. Tenerlos allí recordará sus sueños frustrados. Nunca falta alguien que necesite cosas para el hogar.

- Ella verá que hace.

- Lo importante es que sabe la verdad.

- Gracias.

- Por nada. Me voy al mercado, no quiere que le traiga algo.

- Tengo todo, para la próxima será. Gracias.

- Almorzamos todos hoy, Martin, los chicos y yo, invitamos.

- Muchas gracias.

- Nos vemos.

Poco después de haber ido al mercado Amanda llamó a Omar para decirle que Melissa ya sabe la verdad. Omar no se lo esperaba tan temprano, siente la presión de llamar a Melissa.

Amanda cocina y su esposo la ayudaba con lo que podía. Almorzaron todos como una gran familia. Esteban se portó bien, más le valía, papá estaba al lado y con el cinturón al hombro por si era necesario hacer uso de ella.

Alrededor de las tres de la tarde, Melissa recibe una llamada, era Omar.

- ¡Aló, Omar! – el tono de voz era dulce y expresaba felicidad.

Omar al sentir la voz de Melissa se le estremeció el cuerpo, ¿Cómo puede atender el teléfono de manera tan dulce si ya sabe la verdad? ¿De verdad está enamorada? La cara de Omar se veía miserable.

- Hola Melissa. Sé que he portado indebidamente contigo, lo único que me queda por decir es que hagas tus sueños realidad, sigue con tus libros para niños, serás una gran maestra y lo más importante, Melissa, por favor no cambies, sigue siendo tu misma.

Omar colgó, no pudo continuar con la llamada, se le anudó la garganta, Melissa estaba feliz porque él llamó, pero Omar sólo pudo balbucear “Adiós y buena suerte”. Los latidos del corazón de Melissa son fuertes, está agitada. Por su parte Omar, leyó su carta, tanto que se esmeró en escribir una carta bonita, con palabras escogidas para que al final todo quedara en el papel. Omar no pudo más con el sentimiento de culpa, así que tiró el celular que ella le regaló, tenerlo por más tiempo podría significar problemas. Ese día, discutió con su hermano y sus amigos estaba nervioso, tenía la mente hecha un lío.

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Comments

C Matacruz

C Matacruz

tarado hay Melissa como no té diste cuenta 😔😡😞😆😱😊😯🤔😝😀😁😃🤪😉🙂🙃😜😄😏😛😮☺️

2024-03-30

2

Ramirez Monik

Ramirez Monik

Las señales de aviso siempre estan, solo q es mas facil hacerse la desentendida, hoy la mujer q sale con esas en un 99% esta mintiendo..
se mete aun sabiendo lo que puede pasar, y 3l daño q se puede hacer.

2023-03-11

3

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