capitulo 2

Recuerdo...

Una pequeña niña jugaba en el parque, estaba aprendiendo a usar la bicicleta por primera vez

contenta por el exquisito gusto de su madre al escogerla, era rosa con brillos, tenía una hermosa canasta al frente con pequeñas flores blancas y un par de llantitas con luces en la parte trasera, sin duda era la sensación por dónde pasaba.

El problema comenzó cuando se acercó al grupo de niños que jugaban con sus bicicletas, eran sólo un par de años mayores que ella pero al querer jugar con ellos sin pensar la rechazaron.

Quizá fue envidia o realmente no les gustaba jugar con niños más pequeños pero ese cuento de no poder jugar por ser pequeña y usar llantitas la pequeña Melissa no se lo creyó, así que en vez de ponerse a llorar algo cambió en su interior, un sentimiento hasta ahora desconocido se apoderó de ella provocando revoloteos en su pancita y una mirada llena de determinación adornó su bello y delicado rostro.

A escondidas de su madre acudió a su padre y le pidió retirar las llantitas de la bicicleta que aún no sabía manejar, su padre no tan convencido acepto y la pequeña daba saltos de alegría mientras gritaba "GRACIAS GRACIAS".

Meli se despidió de su padre prometiendo no salir de la zona delimitada para ciclismo y su pequeño cuerpo se fue perdiendo entre la multitud de niños que se encontraban jugando.

2 horas después...

una pequeña niña salía del área de ciclismo acompañada de una bicicleta rallada y con la canasta abollada, el vestido de la niña estaba lleno de polvo, sus mallas se encontraban rotas, mezcladas con tierra y ni hablar de su cabello que pasó de ser una perfecta coleta a una maraña con hojas, pequeños rastros de sangre le hacían combinación a los raspones y cortadas que tenía en sus brazos y rodillas.

Tres diferentes personas, tres diferentes expresiones faciales y tres diferentes sentimientos.

Su madre; la distinguida Samantha López estaba escandalizada, tenía su rostro desencajado y una terrible desesperación por saber quién le había hecho eso a su princesa.

Su padre; El empresario Edgar Reynosa estaba confundido, su rostro reflejaba un ligero toque de intriga pero en gran parte angustia y preocupación sin embargo todo desapareció al observar detenidamente a su hijita

La pequeña, delicada y sin duda muy intrépida niña a pesar de estar hecha un desastre por fuera se sentía extasiada, le dolía todo el cuerpo pero su corazón saltaba de alegría y se reflejaba en el brillo de sus hermosos ojos avellana ya ni hablar de su sonrisa que al parecer en un par de horas duplicó su magnitud.

No hicieron falta palabras para que Edgar supiera lo que estaba pasando y orgullosamente le brindara un cálido abrazo a su muñequita que ahora sabía no era de porcelana sino hierro con un hermoso y suave recubrimiento.

Fin del recuerdo.

Melisa acariciaba con la yema de sus dedos el dije que su padre le regaló en su sexto cumpleaños después de esa aventura con la bicicleta, era un pequeño diamante forjado en hierro, en el interior se encuentra un diminuto pero costoso diamante real que sólo ella y su padre saben que contiene, ese dije es el recordatorio de que todo lo que ésta chica se proponga, si se esfuerza lo puede cumplir, aunque en ocasiones tenga que ensuciarse las manos, pues como su padre lo dijo no es una muñequita de porcelana que se rompe en el primer tropiezo sino una muñequita de hierro que se puede caer y raspar pero no se rompe, es una mujer fuerte, decidida, muy bella y con un hermoso corazón en su interior tal como su dije.

y en ese momento lo supo, no podía rendirse, ni fallarle a esa pequeña niña de ojos avellana así que sólo suspiró, dejo el celular en el buró y se dirigió a la puerta para empezar una nueva búsqueda.

En Via Ferruccio, esquina con Via Michelangelo Buonarroti se encuentra la Trattoria Vecchia Roma; intima, clásica y muy acogedora. Justamente a dónde Melissa se dirige pues días antes caminaba por ahí y vió una nota donde solicitaban mesera para dicho lugar.

Cuando Melissa llegó preguntó por el empleo y le agradó, no era mucha la paga pero le ayudaría a poder sobrellevar los gastos al menos por un tiempo.

Al salir Melissa caminó y caminó por las calles de la bella Italia y terminó en la fuente Fontana delle Rane en Coppedè, estaba parada con la vista perdida en la fuente pero su atención en sus pensamientos, planeando cuál sería su próximo movimiento cuándo de repente escucha:

—¡Hey eres la primer chica que no cae con sus halagos!— seguido de risas en coro, cosa que la sacó de su ensimismamiento.

—¡Hola! Disculpen no escuché lo que decían, Soy Melissa Reynosa, ¿Quiénes son ustedes?—

En eso una chica que era parte del grupo se acercó a nuestra protagonista, la chica tenía un largo y sedoso cabello negro, sus ojos eran verdes y tenía unos delgados labios color cereza, vestía unos jeans desgastados, una blusa blanca cuello de tortuga con zapatillas amarillas fosforescentes y una chaqueta de cuero.

—Hola mi nombre es Sara, ese guapo con cara amarga es Niccolò, la chica de rizos es Gretta, el rubio se llama Flavio y ese tonto que no para de reír es Donato mi hermano—

—¡Oye enana no me insultes en frente de la gente! ¿Qué crees que dice eso de ti?— dijo Donato con con evidente burla.

—Dice que soy una hermosa mujer que tiene mucha paciencia y que no sabe que hizo para tener que soportarte— estallando en risas

—Honestamente Don cualquiera que los conozca diría que Sara no tiene un hermano sino un bufón portátil— Dijo el chico rubio, con labios gruesos, ojos negros y cazadora gris provocando nuevamente la risa de sus amigos.

—Flavio Flavio yo que tú me abstenía de comentar si es que quieres seguir siendo mi cuñado— dijo Donato, cosa que provocó un ligero pánico en la mirada de Flavio y más risas en los chicos.

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