Capitulo Nº 4

Huida.

Desperté en una habitación que no reconozco, se que no estoy en mi departamento. Es bastante amplia y bien iluminada, se siente bastante acogedora con sus paredes en tono pastel. Me encuentro recostada sobre una cama suave, cómoda, de dos plazas. Estoy con mi ropa puesta, pero sin mis zapatos. Intento sentarme pero me siento mareada. Mi cabeza duele un montón y la habitación gira en círculos. Tomo aire y saco fuerza de donde no tengo y comienzo a  buscar la forma de salir de este lugar. De repente veo una puerta entreabierta y de la que sale un poco de vapor, me doy cuenta que alguien está en la ducha. Trato de controlar mis nervios y no lo pienso dos veces. Despacio me levanto de la cama. Siento mis piernas débiles y me choco una mesa, el ruido parece que fue menor de lo que pensé porque nadie sale del baño. Me concentro en dar pasos firmes, me dirijo a la puerta principal, tanteo un par de veces y por suerte está sin llave, puedo salir sin complicaciones. Me encuentro en un pasillo blanco, largo, con varias puertas numeradas y algunas tienen el cartel de servicio para la habitación. Lo que me da el indicio que es un hotel. Frente a mi se encuentra un ascensor, toco el botón y comienza a subir muy lentamente. Estoy desesperada, necesito que se apure, pero no llega. Ya no soporto la espera y decido bajar por las escaleras. Mi instinto me dice que no tengo mucho tiempo, que en cualquier momento se darán cuenta que escape y aunque no tenga ni idea en qué piso estoy es mejor morir corriendo que en manos de mi secuestrador. Sentía la adrenalina en mi cuerpo, otra vez ese mal presentimiento, ese miedo apoderándose de mí pero seguí bajando sin mirar atrás. Siento la libertad muy cerca, todo terminaría pronto. Estoy sola, nadie me persigue. Me siento eufórica parece que logré escapar, festejo para mis adentros. Aunque es ahí cuando mi torpeza se hace presente y comienzo a caer en los últimos peldaños de esa larga escalera. Inmediatamente la oscuridad se apoderó de mí y volví a sentir ese aroma embriagador.

Actualidad.

Estoy perdida en mis pensamientos, en cualquier momento llega la policía y comenzará el interrogatorio. Estoy pensando en decir alguna mentira pero no se me ocurre nada. Mi cabeza está por estallar de tanto pensar y no se aclaran mis dudas. Estoy sin saber qué hacer ni qué decir. En estos momentos es cuando extraño los abrazos cálidos de mis padres, o esas palabras justas que me daban consuelo.

Siento la puerta y el doctor Giménez ingresa.

⎯ Buenas tardes, Clara. ¿Cómo te sientes?⎯ siempre entra con esa sonrisa que da paz.

⎯ Buenas tardes. Bien, doctor, pero me siento algo confundida.

Él se acerca, toma mi pulso, revisa mis signos vitales. Me mira algo extrañado pero igual me responde con mucha calma.

⎯ Está todo normal, clínicamente estas estable. Si te sientes así es porque muchas veces la medicación y los calmantes que son suministrados en el suero hacen que las personas se confundan. Con más razón en tu caso, es totalmente normal. Fueron 24 horas inconsciente desde que ingresaste. Ya todo se va resolver y podrás volver a casa.

Lo miro sorprendida y el recuerdo de la frase de cuando me visitó por primera vez por la mañana se hace presente, es ahora el momento de aclarar dudas y pregunto con nerviosismo…

⎯ ¿Qué día es hoy?

⎯ Hoy es Lunes, llegaste el Domingo por la mañana. ¿No recuerdas nada?

Niego con la cabeza, a lo que él continúa con su relato.

⎯ Te caíste por unas escaleras. Por lo que sé, fue saliendo de un hotel. Un muchacho te encontró golpeada e inconsciente, no lo dudo mucho  te cargó en sus brazos y te trajo a la guardia del hospital junto con un amigo. Por suerte ese joven pasaba por ahí. Con los golpes que sufriste en la cabeza podría haber sido un desastre no atenderte a tiempo.

⎯ Doctor me gustaría agradecerle a ese joven. ¿Sabe dónde lo puedo ubicar?

⎯ Lo siento. No dieron sus datos. No quieren involucrarse con la policía. Es cotidiano que las personas obran bien pero cuando interfiere la policía nadie quiere ser testigo de nada judicial.

Mis ojos se cristalizaron y comencé a temblar, como puede ser posible estuve en un hotel dos días y no recuerdo nada. Y para colmo las personas que me ayudaron ni siquiera dieron sus nombres. Si ellos hubieran dejado algo dicho seria más fácil reconocer el hotel. Necesito la contención de mi amiga. Tomo coraje y le digo al doctor…

⎯ Doctor, será posible que pueda llamar a mi amiga, es la única persona que tengo como familia y debe estar preocupada por mi. No tengo mi cartera y me falta mi celular.

⎯ Si, no hay problema. Te traeré un celular, ya regreso.⎯ sale como si nada.

⎯ Gracias.⎯ le agradezco aunque noté cierta mueca en su rostro al nombrar a mi amiga.

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