Cap.05

ALBERTO

Hoy sin querer queriendo me confesé. Si, le dije a Camila que me gusta y que fuera mi novia, movido por un sentimiento de celos. Ella no pudo negar que le gusta su compañero de clase Robin. No se niega tampoco que él es un chico bastante atractivo, yo siendo hombre reconozco que Robin es guapo.

Llevé a camila a un salón de belleza, me gustaría verla con su cabello suelto. Tiene un cabello largo, deduzco esto por el largo de las trenzas que a veces camina.

— Bueno, suéltate el cabello jovencita—le decía Johnny, el estilista.

Camila se soltó el cabello.

— Tienes bien maltratado el cabello. Te sugiero que cortemos las puntas y apliquemos un tratamiento a base de keratina brasilera.

Camila me miró de reojos.

— Puedes aplicarle lo que desees Johnny. Yo pago todo— le dije.

Johnny corto sus puntas y aplicó todo el tratamiento. Tres horas en el salón. Ya veo porque mi mamá dilata cuando viene.

— Lista, aquí está tu bella dama.

Increíble lo bella que se veía. Solo arregló su cabello un poco y parecía otra.

— Nunca más te agarres el cabello— le dije un poco sonrojado a Camila.

— Exageras sabes. No veo mucho la diferencia.

— Ay niña, así son los ojos del amor— dijo Johnny—ademas si te ves muy linda.

— Gracias Johnny. Momento que nos pongamos en marcha Camí.

Salimos de salón y nos dirigimos a una heladería.

— ¿Helados?

—Si. Es como una cita.

—No. Nada de citas. Además ya te di mi respuesta. No quiero que mal entiendas las cosas.

— Ya se. Tómalo con calma. El día de hoy me quedó claro que no te gusto ni un poco. Pero bueno, empecemos siendo amigos.

— ¿Amigos?

— Si. Y perdoname por los de antes. No volverá a suceder.

— Okey.

—¿Sabor de helado?

— Vainilla.

— Señorita dos helados de vainilla por favor.

Nos sentamos en un mesita junto a la ventana.

No sé porque Camila se menosprecia a sí misma. Yo la veo y veo una chica bonita y simpática.

— Camila disculpa la pregunta que te voy a hacer. ¿Por qué siento que tú te menosprecia por tu físico?

— ¿Quién dice que yo me menosprecio? Simplemente soy realista y no me engaño. No soy una chica atractiva que con solo caminar un poco ya tiene a todos tendidos sus pies.

Terminamos el helado y entre preguntas y respuestas le pregunté:

— ¿Tú estás enamorada de tu compañero de clases? perdona que te pregunte así de directo y sin tanto rodeos pero si me gustaría saber. Mira Camila, tú me gustas mucho y eso ya te lo dije antes, pero me gustaría saber para no guardar falsas esperanzas ningún poco.

Ella me miró tan fijamente.

— Si te digo me dejaras de molestar.

— Tal ves si.

— Bueno. Te digo hasta que me digas que sí.

— Está bien. Si me dices no molesto más.

— Otra cosa. No le dirás a nadie.

Cuando dijo "no le dirás a nadie" la respuesta ya la sabía, ella está enamorado de su compañero de clase.

— Si lo estoy, si me gusta Robin.

Quedé pálido con sus palabras. Sentía que hacía el ridículo. Te imaginas que le dices a una chica que te gusta dos veces y las dos veces te rechaza directa e indirectamente.

—Me lo imaginaba— Subí ambas cejas e hice un puchero— Se nota a leguas. Pero bueno, ¿nos vamos? Si quieres te llevo hasta tu casa. Ya te obligué a venir aquí y además es algo tarde.

— Solo déjame en la parada de autobús.

— Okey.

La llevé a la parada. Íbamos en silencio. No se me ocurría nada más que preguntar. Ya he sido rechazado dos veces en un día por la misma chica.

— Bueno, ya llegamos a tu parada.

— Gracias Alberto.

Ella se bajó del auto.

Llegué a mi casa medio pensativo. La verdad si me gusta Camila pero tampoco soy de los que insiste tanto peor si esa persona está enamorada de alguien más. Es como ir a una guerra sabiendo que todo está perdido.

A la mañana siguiente me dirigía a la universidad, siempre las clases son a primera hora y en la tarde iba a realizar mis prácticas de profesionalización en el hospital. Vi en la parada a Camila, esta vez no le pité, esta vez seguí conduciendo. Tenía esa sensación de querer hacer algo pero algo me detenía.

Cuando llegué a la universidad, me encontré con él famoso Robin, quedé viéndole con el entrecejo fruncido y él igual.

Continué mi camino.

— Ey, espera. quiero preguntarte algo— me dijo el famosísimo Robin.

— Así. Qué deseas preguntar.

— ¿Tú y Camila son novios?

— Por que no le preguntas tú a ella. Al fin tú y ella son compañeros de clases, ¿no?

Continué caminando al aula se clases.

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