Capítulo 5.Pacto realizado

Eran ya las 10 de la noche, nuestras almas estaban entrelazadas. No sé que fue lo que sucedió después de que nos arrodillaramos ante el Señor de las Tinieblas porque entré en un estado de éxtasis profundo, como si me hubiesen dado alguna droga. Luego me encontré con poca roca nuevamente, acostada sobre la cama del Sótano. Comencé a sentir unos besos en mis pies, luego subían a mis piernas. Miré hacia abajo y vi que era Ricardo besando todo mi cuerpo. Llegó a mis muslos y los besaba con dulzura y lujuria al mismo tiempo. Delicadamente abrió mis piernas y le dió un beso a mi intimidad, enseguida solté un gemido de placer. Nunca, ningún hombre me había tocado mis partes íntimas ya que no tenía novio y además era virgen. Se sentía tan rico lo que él me hacía, movía su lengua por toda mi intimidad y la metía bien dentro de ella, hasta que me vine en su boca.

- ¿Tu ha gustado preciosa?- Preguntó excitado, con la voz ronca y su miembro bien erecto.-Siii mucho, jamás había experimentado una sensación tan rica- Le dije y después me mordí el labio inferior de la boca en señal de placer- Woww que grande lo tiene. No sé como hará para meterme eso, creo que me va a romper por dentro- Pensé, estaba bastante asustada y él se había dado cuenta.

- Tranquila preciosa, no voy a hacer nada que tú no quieras. Si deseas puedo parar y lo hacemos cuando estés preparada, yo puedo esperar.

Ohhh era tan caballeroso y educado que no podía imaginarme lo que me había comentado Sebastián de él, de como era en su vida pasada.

- No, no. Yo sé que serás delicado conmigo, por favor solo te pido que lo hagas despacio y que me des muchos besos, eso me aliviará el dolor.

- Por supuesto preciosa así será.

Escuché que habían tocado la puerta y con la misma la abrieron.

- Hola recién casados,¿ por qué no me invitaron a la fiesta?. Son tan falsos jajaja- Nos reclamó Sebastián con picardía y sarcasmo.

- Hermano que haces aquí¿ por qué no aprendes a respetar la privacidad de las personas.- Le refutó Ricardo con molestia e incomodidad.

- Y desde cuando tú eres una persona, la única persona que hay aquí se llama Gina y eso está por verse porque ha pactado con un demonio y por ende se le pegarán muchas cosas tuyas.

- ¿Ok y a qué se debe tu visita?

- Bueno hermano por si no te acordabas del juramento que me hiciste cuando estábamos en Sicilia hace 20 años atrás , de que me ibas a dejar ver como le hacías el amor a una chica pura(jajaja claro que todas las demás con las que has estado han sido unas desparramadas), yo te lo voy a recordar. Estamos en el bar La Siciliana y te pedí ver cono tenías sexo con una chica pura, claro eso fue cuando eras un cabeza hueca. Así que ahora tienes que cumplir con el juramento.

- De qué estás hablando animal¿cómo voy a dejarte ver como le hago el amor a Gina?¿Te volviste loco?

- No, todavía no. Me volveré loco cuando te vea haciéndole el delicioso a Gina.

Se me salían las lágrimas, no podía creer lo que éste bastardo había dicho, me sentía muy avergonzada al saber que tenía que hacerlo con Ricardo frente a su hermano.

- Nena, necesito que me mires- Me pidió con dulzura Ricardo.

- Sabes que esto fue cuando hace mucho tiempo, ya yo no soy así y no quisiera tener que quitarte la virginidad frente a mi hermano pero realmente no puede incumplir con el juramento que hice.

- Está bien, solo te pido que me vendes los ojos, no quiero ver como tu hermano me mire cuando me penetres.

Él se levantó, tomó una venda roja y me cubrió los ojos. Comenzó a besar mi boca, mi cuello, fue bajando hasta llegar a mi sostén y no sé como lo hizo pero me lo quitó en milisegundos. Comenzó a besar mis senos, a chuparle y morder los con suavidad. Cada cosa que me hacía provocaba que mi cuerpo se estremeciera y que de mi boca salieran gemidos.

Mientras tanto su hermano estaba sentado mirando todo y de seguro sé que estaba pensando en unirse a nosotros pero sabía que ni siquiera se lo podía pedir a Ricardo porque éste ahí si que lo mataba.

Llegó el momento de la penetración, fue muy despacio y con amor, aunque eso es bastante contradictorio en un demonio. Había introducido su miembro en mi, a mi se me salían las lágrimas. No aguantaba tanto dolor, mi cuerpo solo se tensaba al sentirlo a él dentro de mi. Él se dió cuenta de mi agonía y le pidió al hermano con desesperación que me ayudara, que pasara su mano por mi cabeza, que hiciera algo por mí

- Vamos Sebastián no te quedes ahí, ven a ayudarla que se está retorciendo del dolor.

Su hermano se levantó y vino corriendo hacia mí, tomó mi mano mi la comenzó a besar, luego acarició mi cabeza y me dijo al oído: Calma preciosa, calma. Cierra los ojos y comienza a sentir el placer.

No sé que tenían las palabras de Sebastián pero mi cuerpo reaccionó a ellas, comencé a sentir un placer indescriptible que me hizo venirme en un mar de placer.

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