Capitulo 11

Llegamos y José Luis me abrió la puerta para que me bajara.

—Que te parece si nos vamos sentando mientras esperamos que nos atiendan ¿Pequeña cómo fue tu día hoy?

—Ay, el guapo de Pablo se me declaró hoy en la escuela, fue hermoso lo que me dejó en el lugar donde me siento.

—Hasta que por fin se decidió.

—Tú ya sabías algo verdad, así que dime

—Sí, el día de la fiesta los vi a los dos como se miraban y le dije que se armará de valor, me dijo que lo iba a hacer hoy porque ya no quería esperar más tiempo— En eso se acercó una muchacha.

—¿Les puedo servir en algo?

—Pequeña, ¿ya sabes lo que vas a pedir?

—Sí, yo quiero dos tacos de asada, dos de chorizo y dos de adobada.

—¿Con todo señorita?

—Solo cilantro, por favor.

—¿Usted joven?

—Lo mismo que ella, pero lo mío con todo.

—De tomar que les traigo.

—Dos cocas, por favor.

—En un momento les traigo lo que me pidieron.

—Gracias — dijimos los dos al mismo tiempo y nos reímos.

—Tú que vas a hacer ahora que terminaste, guapo.

—Pues pequeña, me voy a dedicar a mis clases de música y a mi banda.

—Vaya no sabía que tenías banda.

—Sí, apenas vamos empezando.

—Espera un momento porque ahora entiendo por qué fuiste hoy, Pablo fue el que te dijo como era conmigo y de que tenía un novio.

—Sí, él fue, se lo agradezco. Y a ti últimamente se te ve algo extraña, ¿sucedió algo ese día con tu mamá?

Le cuento los sueños que he tenido y de mis papás, de lo que me habían ocultado.

—Guau pequeña, eso sí, está muy misterioso y con lo de tus papás me quedo sin palabras, pero me alegro de que estés ya con ellos juntos como querías.

—Bueno, siento interrumpir. Aquí les traigo su pedido y sus cocas.

—Gracias

—De nada, si se les ofrece algo más me avisan y os lo traigo, con permiso y provecho.

Yo me comí todo al igual que José Luis, al terminar de cenar nos fuimos a pagar la cuenta; salimos a caminar por el alrededor de donde estábamos.

—Guapo, ¿a que no sabes? Mañana a ir Pablo a hablar con mis papás.

—Pequeña, yo que tú estaría presente porque conociendo como es tu papá.

—Eso ya lo sé guapo, hablando de papás les voy a mandar un mensaje diciendo que ya voy para la casa antes de que se me pase en toque de queda.

—Mientras que le llega el mensaje vamos caminando al carro pequeña.

Los dos nos despertamos al escuchar el sonido de un cel, cuando veo que es el mío, veo era mi hija avisando que ya venía.

—¿De quién es amor?

—De tu hija, así que a cambiarnos rápido o quieres que no encuentre así.

—No, que es capaz de que al rato diga que mejor se va con su novio y además tenemos que comer algo.

Una vez que llegamos como todo un caballero me abrió la puerta del carro y yo me fui a lado de copiloto.

Yo lo miro sorprendida por primera vez me iba a dejar manejar su auto convertible

—Pequeña, sé que una vez me dijiste que te gustaría manejar un carro como el mío, así que hoy se va a hacer realidad, aquí tienes las llaves.

—Gracias, guapo, eres mi mejor amigo, por eso te quiero como un hermano.

—Yo igual pequeña.

Prendo el carro y me fui rumbo a mi casa, mientras que íbamos José Luis sacó un disco de nuestro grupo favorito que era nada más ni menos que el grupo Love.

— Pequeña, tranquila, no pensé que tú te pusieras así— dijo cuando paramos en un semáforo.

—Tú tienes la culpa de sacar el disco de nuestra banda favorita

Una vez que lo puse subo todo el volumen, íbamos cantando los dos como si fuéramos apenas en último de secundaria.

Nunca nos equivocamos en las canciones.

Ya casi íbamos llegando, nosotros todavía cantábamos, de seguro mis papás escucharon la música que traíamos.

—Amor, ya viene nuestra hija.

—¿Cómo lo sabes cielo?

—Esa música que se oye… Sé de alguien que le gusta mucho el grupo Love.

—Me estás queriendo decir que Nati es la que escucha ese grupito.

—Sí, amor a ella y a su amigo les gusta mucho el rock.

—Bueno cielo, me voy enterando de los gustos de género musical.

—Hay que asomarnos por la ventana.

Estaba en mi cuarto cuando escuché una música, supe quien era así que me asomé, no podía creer que por fin se le cumplió uno de sus deseos, así que le mando un mensaje a mi hijo.

—No hace falta cielo, mi papá me envió un mensaje diciéndome que Nati viene manejando un carro convertible.

—Ya se le cumplió el sueño de manejar uno a nuestra hija.

—Bueno cielo se ve hace que ya llegó.

Nati apagó la música cuando llegó a su casa, los dos se bajaron.

—Adiós guapo, buenas noches y gracias.

—Adiós, pequeña, que duermas bien y sueñes con tu Romeo.

Entro yo a mi casa, cierro la puerta y veo que mis papás estaban en la sala, los saludo.

—No te pregunto cómo te fue hija porque ya veo que estás feliz.

—Claro que sí, mamá, José Luis hizo mi sueño realidad, tú sabes de cuál hablo mamá.

—Sí, ya sé cuál, también escuchamos la música al igual que tu papá.

—Bueno, mis amores ya es hora de dormir y creo que alguien ya tiene sueño si no me equivoco.

—Claro que no, papá, me despido de ustedes porque mañana entrenaré todo el día porque es un día especial, mañana viene Pablo.

—Ok hija, que duermas bien.

Termino de subir las escaleras, me voy a mi cuarto y me fui a la cama a dormir.

—Hoy nos levantamos temprano cielo, supongo que la princesa durmió bien.

Me levanto temprano, por la madrugada no tuve ninguna pesadilla y como algunos días que sueño feo me meto a bañar, una vez que termino me pongo mi ropa para irme a entrenar y bajó a la cocina.

—Buenos días, papá.

—Buenos días, hija, ¿hoy sí que dormiste bien?

—Sí, papá, no tuve ninguna pesadilla fea.

—Ah, por cierto, antes de que se me olvide va a venir mi papá a comer—dijo mi padre.

—Amor, ¿y eso? ¿Por qué viene?—Preguntó mamá.

—Yo si sé por qué mamá, para hablar con Pablo, a eso viene el abuelo.

—Bueno, aquí están sus desayunos.

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