...Uno: ...
...Nuevo hogar....
¿Qué padres toman decisiones sin consultarle a sus hijos? ¡Los míos! Me encuentro terminando de empacar mis cosas, debo irme de mi amada ciudad, mi hermoso Manhattan. ¿Adónde, se preguntarán? Pues a un pequeño pueblo, el cual es tan poco conocido que si os dijera su nombre no lo recordarían. ¡Y no exagero!
Termino de guardar la última prenda de ropa, cierro la caja y la acomodo afuera de la habitación.
Mi papá ha sido transferido, es periodista. Parece que en el pequeño pueblucho necesitaban a alguien y él ha aceptado con gusto.
Claramente sin reparar ¡en que no quiero mudarme! No quiero dejar mi ciudad, mi amada ciudad. Y menos dejar a mis amigos, en especial a Austin.
El mismo que es mi mejor amigo en el mundo entero y le adoro con locura. Me cuesta dejarle aquí y tener que irme lejos. ¿Por qué me pasa esto a mí?
Venga ya, drama queen.
Odio con toda el alma a mi padre y no estoy exagerando -bueno, tal vez un poco-. Es muy injusto, Scott -mi hermano mayor- está demasiado a gusto con la noticia. No puedo creer lo bien que lo ha tomado, no le entiendo. Yo me he puesto como una cabra loca por la noticia y él en cambió, está de lo más tranquilo. ¡Dios! A veces creo que no somos familia.
Bajo las cajas y las meto dentro del camión de mudanza. Vuelvo a entrar y subo a mi habitación por el resto de mis pertenencias.
—¡Hey, Ally! —escuché una voz detrás de mí.
Giro y puedo apreciar la hermosa sonrisa en el rostro de Austin. Tiene el cabello algo largo y ondulado. Castaño oscuro para ser exactos y sus ojos color miel acompañan muy bien su rostro. Es alto, demasiado y será porque soy bastante bajita. Es capitán del equipo de básquet de mi ex Instituto y por eso es bastante popular. Que va, aunque no lo fuera, él es demasiado amistoso y eso no cambiaría nada.
Odio que sea tan alto, le envidio. Para mi mala suerte soy demasiado bajita, demasiado.
—¿Qué haces aquí? —pregunté enarcando una ceja, una vez que salí de mi ensoñación.
—¿No puedo despedirme de la chica más guapa de esta ciudad? —se cruzó de brazos fingiendo estar indignado por mi pregunta.
—Tonto, eres un mentiroso —reí y negué con la cabeza.
—¿No me crees? ¡Tus dudas me hieren! —exclama mientras coloca una mano a su pecho, fingiendo estar dolido por mi comentario.
—¿Quieres la verdad? —pregunté en un tono divertido, asiente como respuesta—. No, no te creo —solté una gran carcajada.
—¡Realmente has herido mis sentimientos! ¡Eres la peor mejor amiga de todo el universo! —dijo mientras finge llorar.
Ruedo mis ojos y me acercó a darle un abrazo de despedida. Realmente voy a extrañar a este idiota, me faltará un pedacito de mí en ese pueblo. ¡Carajo!
—Te voy a extrañar enana. ¿Lo sabes, cierto? —susurra mientras aún seguimos abrazados.
—También te voy a extrañar, tonto. Me harás mucha falta —susurre.
—Te amo —suelta de sopetón y quedó estupefacta ante esas palabras.
¿He oído bien? ¿Realmente ha dicho lo que creo que ha dicho?
—¿Eh? —quedó atónita, tratando de asimilarlo.
Se aleja de mí y aparta la mirada. Está algo nervioso, lo sé. Le conozco demasiado como para saberlo.
Veo como tensa su mandíbula y vuelve su mirada a mí.
—T-te amo y lo he hecho desde siempre —admite y se rasca la nuca, en un gesto nervioso.
—Austin yo... —intento hablar, pero soy interrumpida.
—No te disculpes, sé que sólo me ves como a un amigo y lo entiendo —le oigo suspirar—. Pero quería que supieras lo que siento antes de irte, aunque eso no cambié nada entre nosotros —ríe aún nervioso.
—¿Sabes? Me alegra saberlo y lamento no poder corresponderte, no en este momento —bajo la mirada apenada.
Antes de que alguno pueda volver a decir algo, mi hermano aparece y como siempre arruina momentos importantes o acaba salvadome.
—Hora de irnos, Al —avisa y saluda a Austin con un movimiento de cabeza.
Asiento y abrazo la cintura de Austin, para puedo bajar hasta la salida de mi antigua casa. El camión ya estaba listo y mis padres igual. Respiro hondo, mientras una sensación de nostalgia me invade. Joder.
Vuelvo a abrazar a Austin, nuevamente. Me negaba rotundamente a soltarle e irme.
—Te quiero, no lo olvides nunca —susurro y golpeó con suavidad su hombro izquierdo.
—Prometo visitarte —sonríe.
Asiento y nos volvemos a despedir. Me estaba costando demasiado, no quería irme, no quería. Pero aún así subí al auto y mientras avanzaba me quedé observando a mi amigo. Este era el adiós.
(...)
Después de unas cinco horas de viaje llegamos al dichoso pueblo, debo admitir que no era taaan malo. Era bastante pintoresco y se veía que las personas vivían bien aquí.
Le estaba viendo el lado positivo a esta locura o al menos intentaba hacerlo. Se me estaba haciendo demasiado difícil todo, pero debía poner todo de mí. Mis padres lo habían decidido y por algo lo habían hecho, aunque eso no fuera tanto de mi agrado.
Nuestro nuevo hogar quedaba al final de un camino en medio del bosque, se veía bastante bonito, por no decir terrorífico. Seguramente tendríamos vecinos, ya que había una casa al lado de la nuestra.
Papá estaciono frente a la casa, bajé y la volví a observar a detalle. Era enorme o al menos desde fuera parecía serlo. Tomé algunas cajas del camión y entre en ella. Y no me equivocaba era enorme tanto por fuera, como por dentro. Al entrar encuentras el enorme recibidor, el mismo conectaba con la sala y la cocina. Inspeccione todo, sin dejar ningún detalle fuera.
Subí las escaleras luego de ver el resto de la casa y entre en la primera habitación que vi. Esta sería mía, estaba decidido. Dejé las cajas en el suelo y bajé por el resto.
(...)
Al fin habíamos terminado de acomodar las cosas y ya podía tirarme encima de mi cama.
—Cariño iremos por algo de cenar. ¿Necesitas algo? —comenta mamá asomándose por la puerta.
Claro que sí. ¡Regresar a casa!
—No necesito nada, de todos modos gracias mamá —respondí, volviendo a concentrarme en mi libro.
La oí suspirar, para luego entrar y sentarse al borde de mi cama.
—Cariño, entiendo que no es fácil y que has dejado mucho en la ciudad, pero nos hemos mudado por el bien de todos, te lo aseguró —explica dulcemente.
¡Ajá! Por nosotros, claro.
—Lo sé mamá y lamentó si estoy en mi modo idiota, de verdad. Me cuesta algo adaptarme —me sincero y cruzó mis brazos sobre mi pecho. Quisiera que comprendiera mi postura o al menos lo intentase.
—Harás muy buenos amigos aquí también, no es tan malo el pueblo. ¿Podrías verle el lado positivo a esto? ¿Por favor? —súplica y por mi parte asiento a regañadientes.
¿Verle el lado positivo? ¡Esta bien! Lo haré, aunque me cueste la vida en ello.
—Lo intentaré, lo prometo —acepte de mala gana.
—Verás que no es tan malo el cambio —me regala una sonrisa y se levanta de la cama—. ¿Segura que no necesitas algo? —vuelve a preguntar lo mismo.
—Chocolate, quiero chocolate —pido y ella sonríe
—¡Chocolate será! —la veo salir del cuarto de manera alegre.
Una sonrisa se expande en mi rostro y niego con mi cabeza divertida. Haré un esfuerzo por verle lo bueno a esto, por mamá, lo haré.
Aunque extraño mi ciudad, he de admitirlo. No mentire, pero debo acostumbrarme a lo nueva vida aquí, al pueblo.
Me levanto de la cama y me acerco a mi armario. Tomo de él un short de tela y una blusa de tirantes para dormir. Lo bueno es que aún hace calor, apenas se está yendo el verano. El lunes comenzaré las clases en el único Instituto del pueblo, fue demasiado beneficiario mudarnos el fin de semana.
Instituto nuevo, amigos nuevos, profesores nuevos... Un comienzo nuevo...
(...)
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 34 Episodes
Comments
Yizeth Guesaco
me gusta mucho esta historia gracias
2023-02-17
0
Omirsa Benites de Salcedo
👍👍👍👍👍👍👍❤️❤️❤️❤️💕💕💕💕
2023-02-09
1