Capítulo 19

Narra el emperador David

Cuando veo a mi esposa y a mi querido hijo salir juntos, nada más y nada menos que tomados de la mano, del salón del trono, me llené de felicidad. He deseado que ella se acerque a él desde que nació. Pero no había tenido suerte hasta este momento.

El día que ella me pidió, mejor dicho, me imploró que lo alejara de ella por su propia protección, me sentí devastado. El que ella odiara a su propio hijo era mi culpa, yo la había orillado a eso. Primero con la forma en que la tome y lastime el día de nuestra boda y después cuando la obligue a tener a Marcos y más aún cuando me aseguraba de que alimentara al niño cuando este apenas y había nacido. Tal vez si hubiera conseguido una mujer que estuviera dando pecho, podría haberla contratado para que alimentara a mi hijo.

Lamentablemente, no lo hice y solo provoqué que mi querida Iris solo sintiera desprecio por Marcos.

Pero ahora, después del accidente que tuvo, el cual provocó que perdiera parte de su memoria, eso ya no parecía tan importante para ella. Al contrario, ella parece querer entablar una relación con nuestro hijo y eso me da ganas de hacerla la mujer más feliz de este mundo. Sé que va a ser difícil, pero pondré todo de mí para hacerla lo más feliz que pueda.

Cuando veo que de ellos ya no hay rastro, le pido a un guardia que los siga y que me cuente que es lo que hacen. Si bien estaba feliz por el acercamiento de ambos, tenía que estar seguro de que ella no le quisiera hacer daño. Pero cuando el guardia volvió más tarde deje de preocuparme porque ese fuera en realidad, lo que ella quería. Al parecer Iris si era sincera en su acercamiento y por eso haría lo necesario para ayudarla.

Bien entrada la noche voy rumbo al palacio de la emperatriz, a verla dormir como hago debes en cuando. Ya hace mucho que no lo hacía, pero hoy no sé por qué me urge verla así de tranquila y en paz. Pero al llegar la veo salir a escondidas del lugar y eso me preocupa, así que decido seguirla.

Cuando llega a mi palacio me preocupo de sus intenciones al ir de noche y a escondidas. La veo ir rumbo a la sala del trono y no entiendo sus motivos. Cada vez estaba más confundido.

De pronto veo que se encuentra con un guardia y se ponen a hablar. Cuando van rumbo a los calabozos los sigo con mucho cuidado, de no ser visto. Los veo entrar a una celda y después el guardia sale y se empiezan a escuchar unos gritos de dolor. Decido acercarme, pero el guardia vuelve y entra a la celda con urgencia. Al ver que los gritos se intensifican, decido acercarme a la puerta para ver lo que pasaba con mis propios ojos.