Vidas Truncadas: Omega Diferente

Vidas Truncadas: Omega Diferente

Capítulo 1: Universidad.

Cuando la mañana apenas comenzaba, un Omega joven, de unos 18 años de edad, estaba parado frente al enorme edificio de la universidad, a sus espaldas y, con un deje de tristeza en sus ojos, su padre observaba en donde se iba a quedar su hijo por los próximos años, lejos de la seguridad de su casa. No importó cuanto te suplicara el que se quedara con él, el omega era recio a abandonar su postura; le entendía, pero eso no hacía que fuese menos doloroso, y no por el hecho de que sería separado de su hijo, sino más bien por la incertidumbre que sentía por lo que podría pasar con su pequeño tesoro al estarse enfrentando a un nuevo enemigo. La sociedad era sin duda uno de sus más grandes verdugos, no podía librarse de ella, pero tampoco dejarse vencer. Con esa ideología era con la que había criado a su retoño y no daría su brazo a torcer. Él más que nadie sabía lo que representaba sufrir el rechazo, pero siendo diferente a su persona, su hijo parecía casi indiferente a esto, fue así siempre por la propia educación que le había inculcado y esperaba que esto se mantuviera así permanentemente.

El Omega veía todo con asombro y emoción, la anticipación albergando cómo la sangre en las venas su corazón, era un sentimiento tan afrodisiaco en que esperó toda su vida poder sumergirse. Tenía esa ambición desde que empezó a ser consciente de su entorno, pronto esto se convirtió en una necesitad y gracias a su determinación fue capaz de suplirla. Después de mucho sacrificio al fin lo Había logrado, logró graduarse del colegio incluso con honores y pasar el examen de admisión a la universidad, fue realmente muy fácil, su padre diario le decía que estuvo hecho a la medida para triunfar en el mundo en todos los sentidos y el saber que tenía el apoyo de la persona más importante en su vida fue el propulsor más poderoso que lo motivaba diario a batallar por lo suyo.

Era irónico pensar que él, siendo Omega, pudiera llegar a estar en esa universidad, que, además de ser la más reconocida en la ciudad-manada, también estaba habitada en su mayoría por alfas y betas, no se veía a ningún Omega por ningún lado. En esa sociedad tan racista, en dónde el pensamiento que predominaba y regia es el de que los omegas no podían hacer nada, más allá de procrear y estar en casa esperando a su Alfa, no estaba, para nada bien visto, que un Omega llegara tan lejos como lo estaba haciendo Luke. Él con su esfuerzo y sacrificio y con la ayuda de su padre, logró salir adelante, superando obstáculos y peleando por sus ideales, después de todo, el mismo tenía su propio mantra: Hazlo por ti, así lograrás ver a los demás por sobre el hombro.

Él suspiró, Volteó y miró a su papá quien intentaba retener lo más que podía las lágrimas. Le entendía, saber que su hijo estaba dejando el nido podía representar un golpe duro teniendo en cuenta que toda su vida fueron solo ellos dos. Pero aun así, era por eso mayormente por lo que lo hacía. Necesitaba marcar un cambio definitivo que le dijera a todo el mundo que los omegas tenían mucho más para ofrecer de lo que ellos pretendían saber. Que el que un género no era signo de inteligencia ni superioridad y el que la naturaleza no debía de ser impedimento para vivir como los seres racionales que se supone que eran.

Y es que simplemente no entendía como era que podía haber tanta diferencia entre la sociedad, se sabía que la jerarquía fue rota desde el momento en el que los de su especie habían resultado salir de la oscuridad en la que habitaban para poblar el mundo que había sido modificado por las necesidades egoístas de una especie "superior", que al final simplemente se terminó consumiendo así misma y acabando en su propia extinción. Pero no iba a profundizar mucho en el tema, mas valían las acciones que las palabras y si quería hacer un cambio debía empezar lo más pronto posible.

— Chao Papá — Dijo, una sonrisa consoladora adornado su rostro. Aunque se veía fuerte él miso estaba atravesando sus propios líos sentimentales, solo no se dejaba llevar por ellos, debía mostrar seguridad, el miedo y la desconfianza en sí mismo eran las enfermedades más mortales por las que una persona podría atravesar.

— Todavía no me creo que lo vayas a hacer — le respondio su padre, intentando, en lo más que podía, el evitar tirarse a los brazos de su hijo y pedirle que se quedara a su lado. Por milésima vez en la última semana.

La sonrisa de Luke cambió, en su lugar, una enternecedora. Llena de todo el sentimiento que normalmente no dejaba flotar en la superficie.

— Créelo papá. Por qué ya lo estoy haciendo – era obvio, pero tenía una infinita paciencia con este hombre, se le rompía el corazón a ver como derramaba lágrimas por su causa, pero ellos eran conscientes de sus realidades y de lo que debían hacer. Cada uno por su parte tenía sus propios ideales y hacían sacrificios por ellos.

El señor padre de Luke suspiró, se rascó la nuca y limpió una lágrima traicionera que cayó por su mejilla. Lo había intentado, pero simplemente era imposible y aunque doliera, sabía cuál era el objetivo real.

— Bueno ya sabes hijo — Le dijo, frotándose las manos aunque realmente no tenía frío — Si se pasan de listos rómpeles la cara —

Luke rió.

— Sí papá — Aunque le causaba gracia la cara de asesino de su padre, él más que nadie sabía la historia detrás de ella, el más que nadie sabía lo que su padre padeció con la expulsión de su manada, con un hijo en su vientre y el rechazo de sus padres. Vivir en la calle no es algo que recordara, pero sabía que así fueron los primeros meses de su vida, su padre en más de una ocasión le había relatado historias del cómo vivían antes y como, una linda mujer, le había ofendido trabajo y le ayudó a salir adelante, en aquel entonces su padre le dijo que se encontraba desesperado y sin saber qué hacer, buscaba mantenerlo con vida aún ignorando la suya propia, le dijo también que sin la intromisión de aquella mujer hubieran terminado muertos posiblemente congelados por la tormenta de hielo que los azotaba en ese día en específico. Los dos aun lamentan la muerte de aquella bella persona.

El Omega estaba tan perdido en sus pensamientos que se sobresaltó un poco al escuchar que le hablaban.

— Me voy, hasta luego hijo — Le dijo su progenitor. Él se acercó hasta donde el otro estaba recostado justo al lado del auto, le dio un abrazo y besó su mejilla.

— Hasta pronto papá — Y se dio la vuelta, sintiendo algo parecido a la melancolía azotar su pecho.

Cuando escuchó el ruido del motor del auto y más adelante el cómo se alejaba, le hizo suspirar con pesar. Esta sería la última despedida que marcaría su dependencia, en ese momento se podía considerar una persona autosuficiente, aunque realmente siempre lo había sido, pero eso no quitaba esa molesta sensación en su pecho, ¿Miedo?, quizás, cada persona sentía miedo, esto era así desde que la humanidad dominó su lado salvaje y era un signo de vivencia. Aunque eso no representaba que su lado animal no sintiera miedo, pero lo que pasaba con él era que los instintos eran más poderosos y pasaban por encima de cualquier sentimiento mundano.

Al entrar todos los ojos se posaron sobre su humanidad. Él solo los ignoró, no importándole mucho las miradas nada discretas de los demás en su delgado cuerpo; después de todo, ya estaba acostumbrado, lo mismo era en el colegio.

Todavía recordaba las miradas de odio e irritación de sus compañeros cuando le vieron caminando por la alfombra roja camino a recibir su diploma, todos ellos se vieron opacados por el estudiante de mejor promedio de todo el colegio. Recordaba cómo le tuvo que arrancar el papel de las manos al rector porque este no se lo quería entregar, fue extremadamente satisfactorio para él y para su padre que lo observaba desde su asiento, en ese entonces habían compartido una mirada de travesía, se burlaban secretamente recordando la primera experiencia que habían tenido con este personaje y el retarlo de esa manera solo alimentaba su maldad.

Él en ese entonces no estrechó ninguna mano, primero porque no quería, y segundo tampoco se las ofrecieron; de igual manera, le dio igual, él y su padre disfrutaron de ese logro y su padre es lo único que le importaba en el mundo.

Sí, hubo uno que otro comentario fuera de lugar de parte de algunos padres de familias y compañeros, pero él nunca les dio la menor importancia. Él no iba a dejar que lo pisotearan, no iba a permitir que ninguno de esos fanáticos locos le arrebatan sus logros.

Él luchó y seguía luchando por él y sus ideales, por la igualdad de raza, sin importar si son Alfa, beta u Omegas, todo iba por igual, después de todo, todos fueron creados por la misma diosa egoísta y caprichosa, que movía los hilos desde la oscuridad.

Aunque su vida nunca había sido fácil, él estaba consciente de lo que le había tocado, de lo que vivió y le tocará vivir, solo le quedaba enfrentar al destino como el hombre Omega que era. Ateniéndose a las consecuencias y usando su valía como arma.

Regresando al presente y, todavía ignorando las miradas que transmitían el desconcierto y molestia de los demás. Siguió su camino, caminó sobre su pasarela rumbo a la dirección, a buscar su horario. Los pasillos no estaba tan lleno cómo lo esperaba, considerando que ese era el primer día lo creía bastante normal, después de todo ¿Quién iba el primer día de clase a estudiar?, Esto suena muy hipócrita si lo dice en voz alta, ya que él siempre procuraba ser puntual y organizado a la hora de cumplir con sus responsabilidades. Él prefería ir el primer día de clases a tener la tediosa tarea de pedirle apuntes a sus compañeros, ¡JA, Como si se los fueran a dar!, Cierto, si esto fuese así tendría que ir directamente con el profesor o profesora a pedir los apuntes, lo cual era igual de tedioso, pero más fácil, ellos no le podían negar su derecho a la educación. Era una de las leyes más respetadas y no podía ser violada, ya que pasaba por encima de cualquier estúpido estereotipo, ¿Por qué era así?, pues esto se debía a una necesidad de evolución de la especie que pasaba por encima de cualquier cosa.

Él con anterioridad había ido a la universidad, unas semanas atrás, para recorrer todo y saber dónde se iba a quedar y con quién, conocer su entorno y así desarrollarse mejor, así evitaría perderse y tener que pedir indicaciones. Cómo una vez le dijo su padre: "Es mejor prevenir que lamentar". Lo cual es muy común en él, es una persona centrada, la mayor parte del tiempo lo ves frío, es terco y con un raro sentido del humor, su padre nunca duda en ponerte en su lugar si lo haces enojar y, al igual que él, tiene el mismo problema, no se puede quedar callado. No es por una morfología, es solo que ante situaciones en donde diferentes pensamientos entran en contacto pueden generar choques y ellos no son capaces de controlar el flujo de palabras que viajan por su garganta y que están en desacuerdo con la postura contraria.

Cuánto estuvo frente a la puerta marrón con la placa clavada en la pared Con el nombre: Dirección. Tocó, abriendo la puerta, luego de escuchar el: Pase, por parte de la persona tras la puerta.

— Buenos días – Saludó al entrar, viendo a un hombre de unos 40 años aproximadamente, cabello castaño, ojos marrones, cuerpo de gimnasio y de buena altura. Guapo, se atrevía a decir, aunque sabía que nunca tendría una relación con un hombre como este, simplemente estaba muy mayor y además tenía una argolla de compromiso en su mano. Además, lo más cercano a una relación a la que ha estado es cuando tenía 8 años, la que nunca pasó de abrazos y besitos inocentes en la mejilla con un Alfa que en su momento era muy atento con él, eso hasta que creció y su personalidad fue implantada. Implantada por los perjuicios dados por sus padres. Los hijos son el ejemplo que sus padres les dan. Cierto.

Volviendo al hombre frente a él, por donde estaba sentado y la postura que se cargaba, podía deducir que se trataba del rector.

— Buenos días, tú debes ser Luke ¿cierto? – El omega asintió — Bueno, yo soy Lían, rector de esta prestigiosa universidad — El rector del cual ahora conocemos el nombre, tendió su mano, en ella traía el horario y un mapa de la universidad. Luke los recibió y agradeció.

En el horario decía el nombre de la universidad: Universidad Luna roja. Que es el nombre de la manada ciudad donde él y su papá habían vivido durante toda su vida. Aun así, el solo conocía el camino desde la universidad a la casa, del colegio a la casa y el del centro comercial, donde muy pocas veces iba, ya que su papá se encargaba de abastecer todo en la casa mientras él se dedicaba a estudiar. Se podía decir que era un nerdo, pero lejos de ofenderle le hacía sentir extremadamente orgulloso.

— Gracias — Le dijo con una sonrisa, todavía observando los panfletos en sus manos.

El rector al verlo sonrió, ver al omega, le recordaba a una persona que es muy importante en su vida, compartían el mismo espíritu guerrero y no se detenían hasta conseguir sus ideales. De primera sabía de donde venía el omega, se atrevió a buscar información sobre él a la hora de recibir la noticia de que su universidad recibiría a un omega como nuevo estudiante, se regocijaba de ello y sabía que a su pareja le encantaría escucharlo también. Solo esperaba que él no fuera como los demás.

— Es un honor tener al primer omega universitario del país y creo que del mundo — El comentario desubicó a Luke, pero luego lo conmovió y le hizo ser consciente de la otra parte del mundo, la otra muy minúscula parte del mundo en donde había personas pensantes que sabían aceptar sin juzgar, principalmente porque no había nada que juzgar. Todos eran personas.

Luke le agradeció nuevamente, se despidió y con una sonrisa, salió del salón, para luego caminar hacia su primera clase

Finanzas

Él avanzó sin detenerse por los pasillos, pasando de largo a sus compañeros que no lo veían nada bien, los ignoró y siguió su camino hasta dar con el salón correspondiente, por donde entró sin detenerse a mirar a otro lado, solamente caminó hasta la silla de atrás en la esquina del salón, donde naturalmente se iba a sentar para no estar tan cerca de sus compañeros. Sacó sus audífonos y puso a reproducir su lista de canciones favorita.

10 minutos más tarde, por la puerta, entraron sus compañeros que habían estado afuera, hablado entre sí, seguido de ellos entró el profesor, quien lo vio sorprendido y con una mueca indescriptible de disgusto. Le hizo sonreír.

El profesor se ubicó en el centro del salón, de su bolso sacó un marcador color negro y viró su cuerpo, dándole la cara al salón.

— Como todos ustedes saben. Yo soy el profesor de finanzas — se volteó y escribió su nombre en el tablero, señalándolo y encerrándolo con la tinta al terminar — en orden de filas preséntese ante mí y sus compañeros — y se fue el sentar, caminando con confianza por la habitación.

Como lo dijo el profesor, todos se levantaron en orden, desde la primera fila hasta la última, donde estaba él.

Se levantó.

— Soy Luke Córdoba, tengo 18 años y soy de esta ciudad — concluyó rápidamente, dispuesto a tomar asiento, lo menos que quería era tener que interactuar más con los demás. Más, sin embargo, su profesor lo interrumpió antes de poder moverse.

— Dígame joven, ¿Qué le hace pensar que un omega puede estudiar?— Le preguntó, el veneno siendo notorio en su tono. Luke sonrió cuando escuchó los virotes de sus compañeros.

Él iba a hablar, pero entonces ahora fue uno de sus acompañantes quien le interrumpió, con tono de burla.

— Verdad bebé, mejor vamos a mi casa –Dijo alguien de rubio cabello y mirada confiada, sonriendo con arrogancia. Luke frunció el ceño.

"¿Bueno y este viejo que se creía?". Pensó.

Él no era capaz de comprender, ¿Qué mierda les pasaba al montón de descerebrados esos?, Parecía que solo se fijaban en la raza de una persona y no en su potencial, él era un Omega ¿Y qué?, lo era, pero también era una persona independiente y emprendedora, centrada en sí mismo, como fue criado, y sobre todo, no necesitaba a un Alfa a su lado, no lo consideraba necesario, le parecía tedioso, se imaginaba a un alfa dándole órdenes y tratándolo como su sirviente, ¡JA!, ¡Qué bello pensamiento!, de forma expedita se iba a dejar mandar por un tonto Alfa, no, eso sí que no. Él nunca tendría una relación, prefiere solo que a maltratado. ¡Y que se joda el destino si eso llegaba a suceder!

‒ Bueno profe así como los Alfa y los betas, los omegas también tenemos derecho a estudiar y el que yo esté aquí lo prueba y es que, que los demás desaprovechen esa oportunidad no es ni mi problema y tampoco me importa — Se dirigió al profesor, sin dejar de sonreír, pero entonces su mueca cambió y con ella reflejaba el asco en su cara, su sonrisa cambió a una de superioridad — Y a ti payaso de cuarta – Esta vez es hacia su compañero, el que le hizo esa invitación tan indecente — No me voy contigo por la simple razón de que no se me da la gana — rio, falsamente — Si es que mírate, me imagino cuan pequeño lo tendrás, das hasta lástima – hizo una pausa, fingiendo pensar en lo que dirá a continuación – Y si piensan que me voy a ir de aquí, se equivocan. Me costó mucho llegar a este lugar como para dejar que un montón de idiotas racistas me lo arruinan –Vociferó, ahora dirigiéndose a todos en el salón — Si les gusta bien y si no se aguantan — Finalizó, algunos quedaron sorprendidos y otros irascibles, como un par de Alfas, que lo veían como la peor escoria del mundo. Le causó gracia.

Ahora sí se sentó, alzando el mentón y mirando a todos con superioridad, mirada que siempre asume con las personas de este tipo, esas que le retaba diario y las que no hacían más que insultar si argumentos u fundamentos válidos.

Luego de eso la clase siguió adelante, claro, con Murmullos y miradas cargadas de odio, asco y lujuria, sí, lujuria, hacia su persona, pero las ignoró, virando los ojos mentalmente cuando alguien le hacía una seña de un puño y le señalaba muñeca, para dar a conocer que lo esperan a la salida.

Los muy ilusos creían que se podían meter con él. Eso estaba por verse.

^^^LettersIm^^^

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Comments

Niel

Niel

Ya quiero leer más.

2024-05-06

2

Yinet Rengifo Reyes

Yinet Rengifo Reyes

Excelente primer capítulo ☺️

2024-04-27

0

𝑆𝑘𝑦𝑙𝑎𝑟☕︎

𝑆𝑘𝑦𝑙𝑎𝑟☕︎

Este padre si da buenos consejos 🫰

2024-04-04

1

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