El vampiro Orfeo

En la actualidad. Año 2050, Tailandia.

Sabía que las cosas no serían como antes. No necesitaba posesiones, ni dinero, ni el castillo, pero añoraba los recuerdos que contenían. Si bien, utilizó mucho dinero para viajar por el mundo y buscar rastros de Makoto, por lo que necesitó mantener intacto el castillo y todo en su interior para llevar a su alma gemela de regreso. Los cofres de oro de su bóveda, fueron sellados por él, solo por si acaso algún loco desafiaba su privacidad y decidía entrar a robar. Después de todo, el oro sería para su alma gemela, cuando él decidiera volver.

—¿Esperaste mucho por mí? —dijo Cherry al llegar con la cara pintada.

Y aunque Makoto ya estaba aquí, los problemas también se avecinaban.

Rumania.

Orfeo Munteanu

Oficio: Ser el asistente y amante del rey vampiro.

Siento que comenzará pronto, las energías vampíricas están en lo más alto que nunca y creo saber por qué. El rey deberá ceder el trono al vampiro más fuerte en esta tierra y todos sabemos de quién se trata. Yoshiro únicamente necesita convertir a su pareja en vampiro, para que juntos puedan gobernar el bajo mundo; no obstante, eso está lejos de verse. El rey no se los dejará tan fácil y supongo que hará lo posible para que eso no suceda. Ni por más que me he metido en su cama, he obedecido cada orden e hice cosas impensables que nunca creí hacer, él no piensa en mí como su compañero de vida. Lord Santoro no tiene alma gemela. Nadie conoce la razón por la que no aparece, él está desesperado, ya que siendo el rey, es un requerimiento tener a su pareja al lado. Si nadie dijo nada desde que subió al trono, es que nadie se atreve, el rey tiene muchísimo poder y no existe ningún vampiro que pueda estar a la par. Si Yoshiro pudiera hacer lo correcto, él estaría en ese trono, pero el tonto desertó. Sin embargo, ya no pueden posponerlo más, la luna de sangre está muy próxima a suceder.

Narrador

Orfeo contemplaba de reojo a su eterno amante, el rey vampiro. Esperaba que explotara en cualquier momento para ir a consolarlo, pero eso no sucedió. Estaba en silencio, mirando a la nada. Sostenía la copa de sangre de un desafortunado chico virgen, mientras sus súbditos lo miraban.

Parecía estar perdido en sus pensamientos. La reunión tenía como objetivo verificar que tan buenos son los vampiros que están infiltrados en el mundo humano, ellos se especializaron en la tecnología de hoy en día, para salvar toda la información que pudiese colarse a los servidores. Existían expertos en la materia, que lograban entrar en la información privada de las personas y los vampiros no eran la excepción. Mientras más pasaban los años, era muy difícil estar bajo las sombras, las personas siempre cargaban un celular o una cámara para grabar todo de su vida y en muchos momentos salían vampiros exponiéndose, era inevitable. Esta “era”, se conocía como la más peligrosa de todas, el secreto estaba cada vez más cerca de ser expuesto al mundo y no precisamente se debía a la tecnología. Incluso, había un rumor de que existían personas de cierto grupo, que si lograban burlar todas las contraseñas del gobierno, encontrarán a cada vampiro de la tierra. Lo demás no es difícil de adivinar.

Era por eso, que la luna de sangre era tan importante en este año, porque determinará el futuro de los vampiros.

Mi querido rey, disfruta el tiempo que tengas en el trono, porque ya está por terminar.

Ya no deseaba que Lord Santoro continuara en el trono, si él perdía su estatus, automáticamente se convertía en un vampiro normal. Conocía a más de un amante que le daría la espalda después de verlo caer. Él pensaba que cuando eso sucediera, Lord Santoro iría corriendo a sus brazos. Estaba tan equivocado.

Todos se pusieron en guardia cuando lo vieron ponerse de pie, aun con la copa en la mano y su bastón negro como la noche.

—¡Orfeo!

El vampiro se acercó a su rey y se inclinó.

—Prepara todo, nos iremos.

—¿A dónde?

—…

Eso sin duda generó un murmullo entre el consejo vampírico y los eruditos que conformaban el grupo. El rey nunca abandonó antes el trono, ni siquiera durante las guerras. Bebió rápidamente de la copa y se retiró abruptamente hacia su recámara. Pretendió encerrarse para estar a solas; sin embargo, fue tanta su decepción al ver a Taddeo en su cama, jugando con un álbum de fotos viejo y sonriendo como si de un chiste se tratase su preciado objeto.

—¿Es este? Creí que sería más sexi —negó sin despegar sus ojos del álbum—. Deberías cambiar tus gustos, mi querido rey.

Taddeo era uno de sus favoritos… Era.

Más tarde, unos sirvientes se llevaron su cuerpo medio muerto. El rey no mataba a sus amantes y menos a sus favoritos, pero si los castigaba duramente. Orfeo miró desde el pasillo toda la escena y quizás en algún otro punto de la historia, estaría celebrando que le diera una paliza a Taddeo; no obstante, este no era el momento. El rey estaba más aturdido que nunca, algo o alguien lo perjudicó, y conocía el nombre. No por nada era el más perspicaz de todos sus amantes, era el único que logró conocer su obsesión y la razón por la que hacía esas cosas. Cualquier otro lo abandonaría o trataría de escapar, pero Orfeo no mandaba a su corazón.

Asomó su rostro por la puerta entreabierta y contempló a su rey hojeando ese maldito álbum de fotos y pensó, ¿por qué demonios no podía olvidarse de ese simple humano? ¿Qué tenía Makoto que él no tuviera? La razón era muy sencilla, Makoto tenía a Yoshiro y Yoshiro tiene el poder de subir al trono con todos los derechos. Porque el rey, únicamente se ama a sí mismo, utilizaba a cada vampiro por conveniencia y después los desecha como basura.

—Algún día, Lord Santoro, algún día existirá alguien que lo haga ponerse de rodillas y entonces, usted suplicará por amor… No, rogará por amor.