la hora de la verdad

Me siento mal porque necesitaba una persona que me escuchará.

_ disculpa Sonia por interrumpir en tu hogar y terminar con tu descanso, es que tu eres la única persona en la que puedo confiar y contar en estos momentos difíciles.

Perdón no puedo dejar de sentirme triste y llorar amargamente.

Porque después que te cuente todo lo que me ha estado pasando, es para que uno se vuelva loco y desee morir.

Jamás en mi vida pensé, que iba a vivir una traición de esta magnitud, y de la persona que menos esperaba.

La puñalada que me dieron acabo con mi vida, y todo lo que yo había soñado para mi familia, no sé si podré salir de todo esto.

No me cabe en la cabeza, que mal les hice para que ellos me pagarán mal.

Después de salir de la clínica, fui a mi casa y no encontré a mi esposa, a los niños ni a los empleados.

Estaba todo silencio y vacío, fui a ver la habitación, estaba todo desordenado y para mi sorpresa la bóveda también estaba vacía.

No podía imaginarme que es lo que había ocurrido.

De pronto me vino a la cabeza el sobre amarillo. Que mi padre me entrego, el cual me dijo que ahí hallaría la verdad que estaba buscando.

Salí de la casa y saque el sobre del auto, lo abrí y saque unas fotos.

Donde se encontraba mi esposa, besándose con el arquitecto de la empresa, había muchas fotos en restaurantes, hoteles.

Lo peor no fue eso encontré pruebas de ADN de los niños, que decían que yo no era el padre de ellos, eso fue lo que me derrumbó.

Jamás pensé que estaba viviendo una gran mentira; si eso es lo que me ocultaron durante este tiempo.

Si ellos sospechaban de mis padres que los estaban siguiendo.

acaso fueron ellos quienes los mandaron a matar.

Tengo que buscar pruebas y llegar hasta la verdad.

en mi mente tenía muchas preguntas sin respuesta, solo espero que esta pesadilla termine. Ahora sé qué camino seguir, para encontrar la verdad.

_ Me gustaría pedirte algo, me dijo un poco más tranquilo.

_ Podrías acompañarme en la tarde, iré a enterrar a mis padres, solo estarán los amigos más cercanos y algunos familiares, me gustaría que tú me acompañaras.

No quiero que te sientas obligada, si no lo deseas no hay ningún problema, estaré bien si no quieres ir.

_ Si me gustaría estar a tu lado en esos momentos tan difíciles para ti, le conteste

Solo dime a qué hora vendrás por mí y estaré esperando.

_ está bien, si paso a las tres de la tarde, por favor espero no haberte incomodado con mi invitación. _ no para nada, ve tranquilo acá te estaré esperando a las tres le dije.

Cuando Juan José se marchó, me sentí feliz por su invitación.

Fui a la cocina a ver a mi Nana Saida, quien en un instante vio mi sonrisa de felicidad.

Me preguntó.

_ que te pasa mi niña no entiendo, hace un momento estabas preocupada y ahora estás feliz que te está pasando.

Acaso el muchacho que vino a verte es el que te causa esta felicidad.

Me da mucha alegría mi niña, si es así yo te apoyo en tus decisiones, así me quedé sola.

_ jamás te dejaría sola mi nanita, siempre estarás conmigo dónde yo esté tu estaras le conteste.

_ Él me gusta mucho, me dijo que me quería tener a su lado en el entierro de sus padres, así que me voy a escoger que vestir.

Subí a mi habitación, abrí el closet y saque todos los vestidos que tenía, me puse a escoger uno por uno.

Elegí un negro que me hacía ver muy elegante y sutil a la vez, me quedaba entallado en la cintura, se podía ver un pequeño escote al costado del hombro, que dejaba ver mi piel blanca y delicada, el tamaño era perfecto.

Dejaba ver hasta la altura de las rodillas, tenía las piernas altas y muy definidas, se veían más hermosas con esos tacones negros con un brillo delicado, la combinación era perfecta.

Baje a la sala, estuve revisando algunos papeles, hasta que Él llegara.

El reloj dio las tres de la tarde, de pronto se escuchó el sonido de las llantas de su auto y la frenada de golpe que lo diferenciaba de los demás.

Se escucharon los golpes en la puerta, los latidos de mi corazón se aceleraron.

Me apresuré a abrir la puerta y la cara de sorpresa de Juan José me puso nerviosa.

_Wuaooooo qué hermosa estás Sonia exclamó, me sorprende tu elegancia y la delicadeza de tu vestido para la ocasión.

De verdad te ves muy hermosa.

_ Eres muy amable, le contesté,

¿Ya nos podemos ir? Pregunté.

_ Si está bien me contestó.

Me acompaño hasta el auto, y como todo un caballero me abrió la puerta del acompañante, subí y nos marchamos.

Durante todo el camino, sentí que no me quitaba la mirada de encima, estaba tan nerviosa que no podía disimular.

En ese momento sentí un calor que invadía mi cuerpo.