—¿Por qué no me dijiste, antes que pasara todo esto?—mi amiga habló sin levantar la vista a verme.
—¿Querías humillarme delante de todos?
—¿¡Qué?! Claro que no, me enteré por accidente.—dije con incredulidad.
Ella levantó la cabeza y me miró como si la hubiera traicionado, su desprecio era palpable a través de sus ojos.
—¿Accidente? Todo lo tuyo siempre es por accidente, siempre te comprendí y apoyé, con todas tus…—movió sus manos haciendo énfasis en mí.
—todas tus peculiaridades, y seguí a tu lado, pero cuando más te necesito me traicionas de esta manera—dijo al fin y sus palabras fueron como un jarrón de agua helada sobre mí.
¿Esa es la manera en que me veía? Me invadió la ira.
—lo supe por qué le leí la mente, al imbécil de Connor, seguramente habría sido mejor leer sus asquerosos y lujuriosos pensamientos a eso.—confesé, suspirando con pesar.
—¿Cómo que leer la mente?—me preguntó Alison, mirándome aterrada y con sorpresa.
—eso mismo, puedo leer cualquier cosa, siempre y cuando esté viva y tenga conciencia, con tan solo tocarlo.
—¡¿Por qué no me lo dijiste?!—me gritó.
—¡¿Cómo podría hacerlo?! ¡¿No recuerdas lo que pasó cuando supiste sobre mis poderes?!
Su ira se disipó un poco, sustituyéndola con una mirada de culpa, dándome a entender que si recordaba ese fatídico día.
¿Quién podría olvidar un día como ese? Sin querer, mi mente fue a ese horrible momento.
...…...
Salíamos del hospital, la habían dado de alta en el médico a Alison, y la estaba acompañando por qué tenía muchas cosas. Hace poco que dio a su luz a su preciosa hija y todavía estaba algo débil, esa cesaría fue bastante peligrosa.
Temía por su vida, pero por suerte, nada malo pasó y tanto la bebé con ella estaban bien, aunque todavía debía ir en silla de ruedas.
Caminamos en dirección al parking donde aparqué el coche.
—Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí?
Un hombre, de piel oscura y con apariencia nada agradable, se plantó frente a nosotras, todos mis instintos se pusieron alerta y me coloqué frente a Alison, para protegerla.
—¿Sabes? Llevo buscándote por tanto tiempo que estaba empezando a perder las esperanzas, fue una suerte encontrarte aquí y con un buen aperitivo, ni más ni menos.—dijo el hombre mirándome a mí y luego a mi amiga, relamiéndose los labios.
—¿Quién es... Él? ¿Cómo es que te conoce?—dijo Alison con la voz temblorosa, apretando a su bebé contra su pecho a modo de protección.
—¿Quién eres y qué es lo que quieres de mí?—pregunté, intentando hablar lo más tranquila posible.
—puede que no sepas quién soy, pero si sabrás quién es mi señor.
Se me pusieron los pelos de punta, al escucharlo esa última palabra, esperando que no fuese quién creía que es.
—no sé dé quién estás hablando.—me apresuré a decir.
—claro que lo sabes, te fuiste tan repentinamente… sabes que lleva buscándote desde hace bastante tiempo, mi señor te echa de menos y desea hablar contigo.
—dile a tu señor que no tenemos nada de que hablar, ya le dejé, claro, que no volvería jamás—dije firmemente, pero el hombre en cuestión se echó a reír.
—ya deberías saber como es mi señor, nunca acepta un no por respuesta.
—¿Nunca has escuchado el refrán, siempre hay una primera vez para todo?
—podrás decirle lo que quieras cuando te lleve con él.
—¿¡Qué demonios está pasando?! ¿Llevarte con quien? ¿De qué está hablando?—Chilló alterada Alison, mirando tanto a uno como a otro.
Esto era horrible, era lo que menos deseaba, meter a la gente que me importaba en este tipo de situaciones. No podía empezar una lucha aquí delante de ella, si hacía eso descubría mi poder y quizás podría salir lastimada. Tengo que alejarla del peligro.
—está bien iré contigo, pero deja que ella se vaya.
—lo siento, pero….¡solo sigo órdenes de mi señor!—se abalanzó hacia nosotras, mostrando sus feroces colmillos, pero yo ya estaba preparada y levanté mis manos hacia él, deteniéndole y elevándole por los aires.
—¡Dios mío!—escuché el grito de Alison, y no me atreví a mirarla por miedo a la expresión seguramente aterrada y confusa que estaría poniendo.
—incluso… Si me matas… Mi señor… no descansará hasta tenerte de vuelta—aseguró, con la voz quebrada, por la falta de aire que no dejaba llegar a sus pulmones.
—por suerte no será no hoy ni esta noche—enfurecida por haberme metido en esta horrible situación, centre toda mi mente en él, haciéndolo explotar como unos fuegos artificiales. Dejándolo a puras cenizas
Las ondas todavía permanecían en mis manos, se sentía como si diminutas descargar me acariciaban los dedos. Cerré los ojos con fuerza, respirando profundamente una y otra vez.
—¿Da-Dayana?
Me giré hacia ella lentamente, para ver su rostro de puro horror y miedo, sé que si pudiera caminar abría salido corriendo. Me miraba como si fuera la primera vez que me veía, con su hija en los brazos, temblaba.
—Puedo explicarlo…
...…...
Después de eso, ella me prometió no decir nada, y me dolió que lo hiciera por miedo a que la atacara, cuando hice todo eso para salvarla. Ese mes fue el más largo de mi vida, Estaba tensa, alerta y a la esperada que otro de sus hombres volviera aparecer, tenía miedo que volviera a poner mi vida patas arriba o me arrastrara con él nuevamente, pero por suerte nada más que eso pasó y todo volvió a la normalidad, si es que mi vida alguna vez fue normal.
Tuve que mentir y decir que la persona que me estaba buscando era un exnovio que tuve hace mucho, un ricachón que supo de mis habilidades, que me buscaba para usarlas a su favor.
Era claramente una mentira, pues aquel ricachón, era en realidad un mafioso y no solo eso, sino que también era vampiro, un poderoso vampiro con una retorcida forma de ser.
—¿Cuánto tiempo de amistad llevamos? ¿Cuatro? Me dijiste que no me estabas ocultando nada más, y resulta que aún tienes más secretos escindidos—habló Alison, regresándome a la realidad.
—por favor entiende… Yo solo…
—¡No quiero escucharte! Me has mentido de nuevo.
—Alison…
—ahora mismo, deseo estar sola, así que si no te importa…—me interrumpió señalando la puerta sin siquiera mirarme, apreté los puños con fuerza.
—¡Si lo sé, abría dejado que te casaras con ese imbécil, hacen una pareja perfecta!—grité saliendo de allí. Bajé las escaleras a toda prisa, conteniendo las lágrimas.
Estos malditos poderes siempre me causaban problemas.
Salí del hotel y me subí en el primer taxi. Al llegar a casa, me tiré sobre la cama, dejando que las lágrimas fluyeran sobre mis mejillas, llorando sin contenerme, maldiciendo una y otra vez por mi maldita condición, hasta quedarme dormida.
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Comments
Yarley Suarez
ohou.. Interesante 🤔
2022-11-18
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