Eres Mío... |Historia Corta.
Capítulo 4
Había pasado 5 minutos desde que empezaron a comer y ninguno había roto el hielo.
Esmeralda se removió en la silla
Esmeralda
¿Po-por qué no me despertaste?
Abigor levantó la mirada de su comida y le miró
Abi
Creí que lo tenías todo bajo control. Sin embargo, ayer tomaste de más.
Esmeralda
Entiendo... Sabes... Eh... B-bueno... He pensado que...
Le miró y cuando sus ojos se encontraron, un escalofrío le recorrió el cuerpo
Esmeralda
D-deberíamos... Hacer las paces.
El moreno le miró perplejo ante lo que acababa de decir.
Esmeralda
Nada... Olvidalo.
Era la primera vez que ella le hablaba y no era para pedir cosas como: haz el desayuno, teletransportame a casa o al trabajo.
Abi
¿Qué te hizo cambiar de opinión?
Esmeralda
Bueno ya que estamos unidos por un contrato y viviremos juntos mucho tiempo podemos al menos llevarnos bien.
Abi
¿Sabes que sólo tengo que a que mueras no? Para que el contrato termine
Esmeralda
Ya que falta mucho para eso, al menos deberíamos llevarnos bien.
Abi
A menos que decida romper el contrato yo mismo.
Le miró con una sonrisa pícara y alzando una ceja
Las mejillas de Esmeralda quedaron rojas ante esa idea, pero de inmediato sacudió la cabeza
Esmeralda
Esa no sería una opción
Carraspeo, para no tartamudear.
Regla #1
El contrato únicamente podrá ser cancelado por su dueña y para romperlo por completo y que el incubo Abigor sea libre, su dueña deberá olvidar todo lo vivido, para que Abigor regrese al infierno, ambos, deberán tener sexo a consentimiento de su dueña.
Los incubos tenían reglas, y si él se acostaba con una humana de verdad o en sueños en vez de usar ilusiones sería mandado a lo profundo del infierno, siendo un demonio inferior, en pocas palabras, un sirviente más que sólo era usado cuándo se requería.
Él, siendo antes un gran demonio, temido por Ángeles no se permitiría caer más bajo aún.
Se quedaron en silencio unos minutos hasta que el incubo habló de nuevo.
La rubia le miró extrañada
Esmeralda
Me parece bien. Hola, me llamo Esmeralda Edonis...
Ha pasado un año desde que se conocieron y aunque fue un tormento parecía que era hora de hacer las paces.
Después de todo, esto era culpa de Satanás...
Abigor sonrió y le devolvío el saludo.
Esmeralda
Me gusta más Abi.
Esmeralda
Lo sé, pero es extraño decirte Abigor así que por eso lo acorte. En fin, dime Abi, ¿siempre fuiste un incubo?
Esmeralda
¿Los incubos nacen?
El moreno sonrió, sarcástico
Abi
Yo era un general de Satanás. Mi trabajo era acabar con los ángeles que se metían con nosotros y querían frustrar nuestros planes.
Esmeralda
Planes... ¿Cómo cuáles?
Abi
No me interesaba saber, si Satanás ordena vas y lo haces.
Abi
Fui uno de los mejores generales.
Habló y su mirada se perdió, tal vez en sus recuerdos
Abigor de levanto de la mesa y se llevo los platos consigo.
Esmeralda, quien quería saber la verdad, le siguió.
Abi dejó los platos en el fregadero y puso las manos en la meseta
Abi
¿Por qué sólo hablamos de mi?
Esmeralda
¿Quieres saber de mi? Ok, nada importante... Viví mis primeros años de vida de lo más normal pero cuando tenía 5 años mi madre biológica murió y mi padre se casó de nuevo. Luego todo fue un asco, mi madrastra lo controlaba y lo manipulaba a tal grado que me odia al extremo de echarme de casa diciendo que soy una decepción.
Soltó la rubia tan rápido que Abi no lograba procesarlo.
Abi
O sea, que vives sola porque tu padre no te quiere ver.
Esmeralda
Lo prefiero... Dije que me vengaria algún día pero con el tiempo eso me da igual. Sin embargo... Cuando mi mamá murió y mi padre me ignoraba empecé a leer mucho sobre el tema de Ángeles y Demonios pero no sabía que eras un general demoníaco antes. Por eso quiero saber... Si tú quieres... ¿Qué pasó?
Abigor le miró y admiró sus facciones, de piel clara y ojos oscuros le gustaba ver sus pequeñas pecas en sus mejillas. Tan disimuladas que en un primer vistazo no se notarían. Pero él, teniendo un año con ella y siendo muy recurrente que la llevase a casa de los bares y la acostase a dormir fue descubriendo esos pequeños detalles.
La chica alzó una ceja esperando a que continúe
Abi
Tu padre es un idiota por creerle a esa mujer.
Esmeralda sonrió con cariño
Esmeralda
Aunque suene tonto, aún le tengo aprecio. A veces recuerdo cuando era pequeña y lo felices que éramos.
Abi
¿Para qué te adentraste al mundo de los ángeles y demonios?
El moreno, estiro la mano y pasó una mano por un mechón de su larga cabellera
Esmeralda
¿No te ríes si te cuento?
Susurró, sin poder despegar la mirada de sus labios
Esmeralda
Bueno... Quería saber si había la posibilidad de poder ver a mi madre de nuevo.
Se encogió del hombro derecho
Esmeralda
Sin embargo, nunca averigüe algo así o más bien... Tenía miedo.
Abi
Los demonios no siempre te dan lo que quieres.
Esmeralda
Lo sé, no todos son confiables.
Abi sonrió de manera provocadora, ladeando los labios.
Tomando del mentón a la rubia, Abi se inclino a ella para rozar sus labios con los suyos.
El timbre de la casa sonó, alejándonos del susto.
Esmeralda se alejo de él y se fue a la puerta pero al abrir no había nadie.
Sacó la cabeza pero no vio a nadie. Salió de la casa y miró a los alrededores pero no pasó nada.
Suspirando la rubia tomó aire y lleno sus pulmones pausadamente para poder pensar bien.
Esmeralda
¿Lo iba a besar?
Esmeralda
Calmate. Podría estar haciéndolo para romper el contrato.
Esmeralda
No. Imposible, no se arriesgaría a volverse un sirviente de otros demonios.
Sin remedio, regreso a la casa.
Ella negó y cerró la puerta
Esmeralda
Nadie, eso es lo extraño. En fin, dime... ¿Qué pasó para que te volvieras un incubo?
Abi
¿No te detendrás, verdad?
Ella negó, se sentó en el sofá de la sala y le hizo ademán de acercarse.
El incubo se acercó a la sala pero se quedó en el sofá de enfrente.
Abi
Satanás no es el demonio que conociste aquella vez. El ser de buen humor. Milenios atrás si fallabas una misión morias o tenías un castigo peor.
Esmeralda
¿Él te convirtió en incubo?
Abi
Nos pidió a varios generales que fuésemos a eliminar a un ángel que se estaba interponiendo en su trabajo. Muchos fallaron y cuando me tocó a mí creí que podía manejarlo pero el ángel era muy fuerte.
Esmeralda
¿Cómo se llamaba?
Explicó, y sus palabras fueron un susurro como si estuviese recordando la escena.
Abi
Él y su compañero pudieron con todo mi ejército y cuando pude matar a su compañero, estuve tan debilitado que no pude defenderme y me terminó
dañando tanto que casi muero de no ser por un sirviente que se sacrifico y logré escapar.
Esmeralda
No pudiste matarlo y Satanás te castigo.
Abi
Me convirtió en incubo. Prefería la muerte pero a él eso le pareció compasivo.
Esmeralda
¿Alguien logró matar a Amenadiel?
Suspirando, el oji azul negó
Abi
No, al menos no que yo sepa. Ese Ángel era tan fuerte que no creo que pudieran hacerle daño.
Esmeralda
¿Por qué dijiste que me envio cuando te conocí?
Abi
Creí que te envió a matarme o a darle mi ubicación. Durante muchos años me estuvo buscando para terminar de matarme y concluir su trabajo pero al ser un incubo es más difícil encontrarme.
Esmeralda
Pero lo hizo... ¿No? Porque cuando te encontré estabas mal herido.
Abi
No era él, era un ángel inferior pues de serlo me hubiera matado sin dudarlo. No tengo poder cómo antes, así que no sería difícil para él matarme.
Esmeralda
¿Qué pasó con el ángel del callejón?
Abi
Lo maté, pero quedé muy mal herido.
Esmeralda asintió. Ahora entendía el porqué lo encontró semi muerto.
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