~ Sara.
Aunque el lugar donde viviría se veía acogedor y cómodo, poco me interesaba pasar mis días aquí si estaba con él; encontraría la forma de liberarme tarde o temprano, mí estancia con Jonathan aquí, sería corta.
Era cuestión de acostumbrarme a éste lugar hasta entonces. Después de todo no había nada que no pudiese manejar, era Sara Vixen, logré contratos por millones, y puse a X-Vixen como una de las marcas de dispositivos tecnológicos más reconocidas del mundo.
No me iban a vencer unos cuantos días aquí.
Jonathan no lograría doblegarme.
Cuando baje del auto, una fila de empleados me recibieron afuera, parece que alguien les había avisado de antemano que llegaría. Me quedé viendo a la decena de empleados ocupando el largo de la entrada sin saber que hacer...
¿Tendría que presentarme como la señora de la casa?, ¿ Debería dar órdenes? ¿ Que se supone que era ésto?.
" Jonathan..."
Murmuré entre dientes, cuán molesta era para mí esta clase situación, lo hizo a propósito, él sabía cuán nerviosa me ponía estar enfrente de tanta gente.
Quería me pusiese incómoda.
[ Narrado por el autor ]
Los empleados del señor Hevinson, jamás vieron una mujer como Sara vixen;con lentes oscuros, cabellos rubios, ropa fina pálida de color blanco y negro ajustada al cuerpo con custodios que la siguian por detrás.
Todos eran inmigrantes a excepción de el mayordomo que era ciudadano norteamericano. Sara apenas si podía levantar la vista ante ellos, le producía pánico las multitudes; para dar una presentación se tomaba subtiempo para saber que decir, errar no era una opción en una conferencia. Este silencio de su parte los llevó a creer que la señorita Vixen se creía una celebridad.Ni bien la conocieron empezó a caerles mal la nueva mujer de su patrón.
Cuando estaba lo suficientemente cerca de ellos, pensó pasar de largo y ésto los inquieto aún más , se supone que debían presentarse mutuamente como adelantó su señor por teléfono, y por eso esperaban que ella hablará, incomodando más a Sara por que no sabía que hacer.
Antes de que cometiera el error de irse sin decir nada, el mayordomo enfrente de ella, uno con traje oscuro y cabellos blancos, habló.
— Bienvenida señora Hevinson. Nos da mucho gusto tenerla con nosotros, me llamó Charleston y voy a ser su mayordomo.
Ella solo medio sonrió sin mostrar mucha alegría y asintió como una forma de saludar, Charles creyó que la señorita Vixen era demásiado tímida como para responder , cuando le resultaba bastante embarazoso ser nombrada por el apellido del hombre que le arrebató todo.
Todavía le hacía eco escuchar su nombre acompañado con Hevinson al final.
— Permítame mostrarle su habitación.
Le dijo educadamente el mayordomo mientras la invitaba a pasar. Sara accedió, sintiendo alivió de salir de ahi, mientras que la mirada de la servidumbre la atravesaban como decenas de flechas por la espalda, le sonrió a Charles como si le agradeciera de haberla sacado de esa situación.
Sara creyó que había hecho un amigo, que poco sabía lo que le esperaba.
Cuando Sara pasó por las puertas de la mansión, las murmullos entre los otros empleados comenzaron.
" Parece que la mujer del señor Hevinson no pensaba saludar".
" Ni siquiera nos miró a la cara".
" ¿ Por qué el señor que es tan bueno consiguió a alguien así ?. "
" Debe ser que está con él por su dinero ".
Se dijeron unos a otros, teniéndola por Vanidosa y arrogante, les parecía indignante lo que hizo, se supone que trabajarían para ella de ahora en adelante, se sentían ignorados y ridiculizados. Por más que Sara podía controlarse, no pretendía tomar el lugar de " Esposa del patrón " presentándose de esa forma.
Los tacones de Sara sonaban en el piso de cerámica a la par que iba adentrándose junto a Charles.
— La cocina está tras el pasillo a su izquierda, el living y la sala de estar a la derecha y los dormitorios arriba.
Decía el mayordomo mientras que Sara quedaba deslumbrada por el inmenso lugar, y su decoración al estilo contemporáneo del interior. Arriba había un gran candelabro con varias luces brillantes, esculturas en cada rincón homenajeando a distintas eras, y muchos cuadros elegantes de sucesos históricos.
Depronto Sara recordó que desea descansar.
— ¿ Dijiste que los cuartos estaban arriba Charles?.
— Si señora.
Ansiosa por quitarse los tacones Sara empieza a subir la escalera caracol que la lleva hacia arriba.
— La habitación del señor Hevinson es el primer cuarto a la derecha, está disponible, por si quiere darse una ducha o descansar.
Sara se detiene en medio de los escalones al escuchar eso y gira hacia el hombre de traje de pingüino.
— Uf no, ¿ No hay algún cuarto dónde me pueda quedar que esté lejos de él?.
— Naturalmente es el cuarto dónde debe dormir, como una esposa junto a su marido.
Ese tono respondón molestó a Sara, el mayordomo le estaba dando lecciones de como debería comportarse. Sara sospechó que esa manera de hablar podría estar influenciada por Jonathan, podría ser que el mayordomo tuviera conocimiento de lo que pasa entre ellos dos.
Sara frunció el ceño y procedió a responder a su altura.
— No lo sé, no creo que quiera ser el tipo de esposa con la que quiera dormir tu jefe.
El mayordomo bajo la mirada ante la chica obstinada.
— Es todo lo que puedo ofrecerle.
Dijo él y ella no creía que fuera cierto.
— No me mienta señor Charles¿ Acaso no hay más habitaciones aquí?..
— No, no es eso, señor Hevinson nos prohibió que usted se aloje en otra habitación fuera de la suya. Lo lamento pero tengo las manos atadas.
Sara se quedó sin palabras ante lo que dijo, podía sentir la correa de Jonathan en su cuello, jalandola a su antojo.
— Con su permiso iré a preparar la cena del señor Hevinson.
Se despidió el mayordomo y se fue dejando a Sara sin más alternativas. Con rabia, la señorita Vixen subió las escaleras hacia el dormitorio de Jonathan.
Una vez que llegó, en el pasillo notó varias puertas de otras habitaciones.
" ¿ Que debo dormir aquí?, A la mierda ".
Pensó ella fastidiada y fué hacía una puerta de al lado esperando poder abrirla,pero el picaporte no giraba, y lo mismo las demás. Ella pasó por cada una intentando que alguna se abriera, pero todas estaban bien cerradas, como si alguna mente maligna supiera que intentaría desobedecer sus órdenes.
Maldijo una y otra vez su nombre en el pasillo, él la obligaría a dormir a su lado quisiera o no.
— Si cree que ganará está muy equivocado. No voy a estar cerca tuyo Jonathan
Murmuró Sara para él. Al estar más calmada se aproximó a su habitación diciendose " Solo me daré una ducha eso es todo ", y cuando abrió la puerta tragó saliva.
El cuarto era más impresionante que la recepción de su mansión. Tenía aire acondicionado, y el lugar tenía una pequeña brisa que olía a tulipanes, y margaritas. Sarah sentía que se derretía al ver tan cómodo lugar, la cama de dos plazas se veía mullida, las sábanas la llamaban pidiéndole que se acostara en ellas. Pero volvió en sí, no quería ser sorprendida por Jonathan durmiendo en ella.
No se sabe lo que podría hacerle...
Se sacó los tacones y fue directamente a la ducha, todavía no tenía sus cosas en su hogar nuevo, Jonathan la llevó a vivir demasiado rápido a su casa, no tuvo tiempo de empacar.
Con eso en mente Sara pensó en llamar a Berenice su secretaria para que le trajera la ropa de su armario, pero hasta entonces se quedaría con lo puesto.
Cuando se terminó de duchar, se secó y se volvió a cambiar con lo que traía, moría de sueño pero no sé quedaría en su habitación era demasiado tentadora esa cama así que bajaría y dormiría en algún sofá.
Tan pronto encontró un mullido sillón en la sala- living el mayordomo más una mucama la despertaron.
— Señora Hevinson, señora Hevinson…
— Otra vez ese apellido…
Dijo entre balbuceos Sara molesta, todavía adentrada en sus sueños. El mayordomo la sacudió un poco más para que despertará.
— Señora Hevinson.
Sara abrió los ojos y se asustó de verlos tan cerca.
— Por dios, ¿ Que pasa ?, ¿ Por qué me despiertan?.
— Señora Hevinson, no puede dormir aquí.
Le aclaró Charles , desconcertando a Sara.
— ¿ Cómo que no puedo dormir aquí ?.
—Tenemos prohibido dejarla dormir en otro lugar que no sea su cama matrimonial.
— ¿ Qué?, ¡ Es solo un sofá por el amor de…
Protestó Sara mordiéndose los labios. Después giro su vista furiosa a Charles.
— ¿ Y qué harán?, ¿Me sacarán de aquí a la fuerza ?.
— No me pruebe señorita, no quiero tener que hacer eso.
Sara se sintió fastidiada, se levantó de prepo y se alejó del sillón. Al verla pasar a su costado el mayordomo preguntó.
— ¿ A dónde va señora Hevinson?.
— ¡ Al jardín!, ¡¿Ahora tengo prohibido ir al jardín? !.
Exclamó a lo lejos adentrándose en el patio trasero para tomar aire.
— ¡ En 20 minutos estará lista la cena !.
— ¡ Comeré después !.
—¡ Tenemos prohibido darle de cenar sin la presencia del señor Hevinson!.
Lo último que escuchó la hizo enfurecer más, no podía creer hasta donde llegaría Jonathan, por más que fuera la señora de la casa, ninguno de sus empleados le serviría como tal, era como si fuesen cómplices de la descabellada idea de Jonathan de encerrarla en una cárcel.
Sara quería irse, no permitiría que la tratarán de esa forma, pero sabía que condenaría a su empresa si rompía éste matrimonio. Salió hecha una furia de la mansión con todos los empleados detrás de ella, siguiéndole en cada paso que daba.
" Señorita Hevinson"
" Señorita Hevinson".
" ¿ A dónde va señorita Hevinson?. "
Molesta abrió la puerta del conductor del mismo auto que la trajo a ese alcatraz, pero uno de los hombres de Jonathan se lo impidieron, cerrando la puerta e impidiendo el paso.
— ¿ Qué hace, señorita Hevinson?, ¿ A dónde piensa ir?.
—¡ No viviré aquí!, no es necesario, podemos vivir separados.
— El señor Hevinson sabía que reaccionaría de esa forma, y nos dijo que le recordemos una de las cláusulas del contrato que usted firmó..
—En la que específica que mientras estén casados, ambos deben vivir en el mismo lugar en lo que duré el matrimonio. Además señora Hevinson tenemos prohibido llevarla a cualquier sitio sin la autorización de su esposo.
Añadió otro acercándose con los brazos cruzados para ejercer intimidación.
— ¡Ésto no puede ser!, ¡ Es privación de la libertad !. ¡ No pueden retenerme aquí!.
Sara sacó su celular de su bolso y se dispuso a llamar un taxi para que la recogieran, pero enseguida le arrebataron el celular y se lo destruyeron enfrente suyo, pisoteandolo en el suelo.
Sara escandalizada, no podía dar crédito a lo que veía…
— Por favor vuelva adentro hasta que regrese su esposo.
Le sugirió uno, y Sara obedeció pero no sin antes echarles una mirada de desprecio, a estos hombres. No importaba cuán gánster se creyeran, Sara quería demostrarles que no tenía miedo, que por ahora lo dejaba así.
Ella misma se daba cuenta que esto sería difícil. Jonathan la estaba obligando a ser su esposa, y a hacer lo que el deseé.
No podía ir para un lado, ni para el otro, no podía comer lo que quisiera, ni salir sin su autorización. Era una prisionera de verdad, una prisionera de su propio esposo.
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Comments
Yulieta Di Geronimo
excelente
2024-07-17
0
Rocio Raymundo
muy bueno los capitulos exelente
2024-05-13
0
Deisy yineth Osorio quiceno
que bueno que encontré está novela,ya pensaba salir de esta app pero me quedaré para leerla completa
2023-08-15
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