IV

Acoplarse a Ana no era muy sencillo; la chica era algo brusca y demasiado directa para su ritmo, pero no le resultaba molesta o desagradable y parecía que a la otra ella igual le parecía, si no agradable, tolerable para continuar hablándole.

Habían pasado los primeros tres días y ninguna de las dos habían conseguido más amistades para agregar a su pequeño grupo, y eso solo lograba poner a Viviane demasiado nerviosa. Ana parecía buena para charlar con cualquiera de sus compañeros, pero hasta ese día no parecía especialmente deseosa de ir más allá de la simpatía con cualquiera y volverlo amistad; por su lado, Viviane se sentía completamente infantil y tonta despues de algunos percances con un par de compañeras que creían que ya tenían la edad suficiente para hacer las cosas de las que sus padres aún le advertían a ella que eran para gente mayor.

Si no supiera que en un futuro no muy lejano, necesitarían de más amistades para "sobrevivir" la secundaria, Viviane no se encontraría tan estresada como ahora —cosa que parecía ser todo lo contrario en su única amiga—. Al cuarto día, ambas se acercaron un poco a dos de sus compañeras que ocupaban lugares cercanos a los suyos y comenzó el nuevo esfuerzo —de parte de Viviane solamente— por crear vínculos.

—En serio, Vi, no entiendo porqué tanto esfuerzo por crear un grupo grande. Creo que hemos llegado a una edad en que no deberíamos seguir idioteces y dejar de lado eso de ser de los "populares".

—An, ya te lo dije, no hago esto por que quiera que seamos populares; comprendo que somos muy grandes para eso y no tengo interés de volver a tonterías infantiles, pero necesitamos urgentemente agrandar el grupo antes de que todos tengan sus propios equipos y quedemos solas por el resto del ciclo escolar durante tres años.

—Creo que podremos sobrevivir sin necesidad de tanto esfuerzo.

—No lo creo An, piénsalo: cada que tengamos trabajos en equipo nos dejarán de lado, o en clases de educación física seremos las últimas en ser escogidas para los equipos. No podremos soportar eso por tres años, así que hay que esforzarnos ahora, ¿sí?

Ana resoplo y quedó pensativa por algunos segundos, pero luego asintió suavemente, luciendo más resignada que nada, aceptando la idea de su única amiga.

—Muy bien, Vi, tu ganas. Haré mi mayor esfuerzo por ayudarnos a conseguir más amistades.

Ahora, con las otras dos chicas sentadas frente a ellas en clases de artística, ambas amigas se mostraban excesivamente emocionadas e imperativas. Normal para dos chicas de solo doce años, pero una forma extraña para hacer amigos en secundaria.

—Ustedes son María y Celia, ¿verdad?

—Lo somos. Ustedes son Viviane y Ana, ¿cierto?

Ana asintió, confirmando la respuesta a María, que estaba sentada delante de Viviane.

Ese día parecieron congeniar de maravilla, incluso Viviane se atrevía a pensar que todo había salido bien y ahora tendrían nuevas amigas, pero no sé detuvo a pensar que quizás su frenesís por congeniar con alguien la llevaría a ser ella misma quien terminará afectandolo todo.

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