CAPITULO 4

Teníamos que ir hasta el hotel Altamira donde nos estaban esperando para la firma del contrato.

Baje del auto, y en la recepción note que Noah ya estaba allí.

Fuimos en el ascensor juntos, nos esperanban en el piso 23, habitación 2350.

Nos encontrabamos solos, parados uno a lado del otro.

En un momento él giro la cabeza y me miró.

- ¿ Pudo leer los papeles que le envié señor Smith?

- Dime Noah, y sí, los leí. No entiendo porque va a firmar con ellos, esta claro que este no es un contrato en la que su compañía se vea beneficiada al firmarlo

- Tiene razón, no es un buen contrato para nosotros, pero para ellos si lo es. Y si puedo brindarles mi apoyo para poderlos ayudar, ¿ por qué no hacerlo?. Todos necesitamos ayuda de vez en cuando ¿no lo cree?

Simplemente me dejo de mirar, y miro hacia adelante, creo que estaba avergonzado o asombrado o ¿esa era su cara de desconcertado?, para ser sincera no entiendo sus caras o las pocas expresiones que hace, en realidad hasta puede ser que ni siquiera haya expresado algo, y yo como una tonta estoy tratando de darle sentido a algo que quizás no lo tiene. Bueno en fin. Y continúe hablando.

- No busco constantemente ganar millones que no me hacen falta. Me gusta poder brindar mi apoyo a quienes necesitan de mí, no se, es algo que me hace sentirme feliz, es difícil de explicar.

El ascensor abrió sus puertas.

Estuve en aquella reunión por más de dos horas, todo salió tal cual lo acordardo y se firmó el contrato, aunque fue bastante agotador, tardamos más tiempo del que había estimado.

Ya de nuevo en el elevador bajando hacia la recepción, me agarró un fuerte dolor de panza que me produjo un mareo repentino.

En eso sentí las manos de Noah tomando de mi brazo, y a pesar de tener contacto con él, no lo rechacé.

- ¿Te encuentras bien?

- Si, eso creo. Pasa que con todo esto no he tenido tiempo de comer nada desde la mañana. Supongo que cuando coma algo se me pasará.

- Vayamos a comer.

- No te preocupes. No es necesario.

- Por favor, dejame invitarte a comer.

"En que piensa. ¿Comer con él? ¿Solo los dos? ¿juntos? ¿Qué se le cruza en la cabeza?. Creo que estoy pensando mucho e imaginando cualquier cosa, esta claro que solo quiere ayudarme, además siendo el nuevo socio, debería darle la oportunidad de conocerlo más"

- Está bien, pero no es necesario que me invite. Yo pagaré mi parte.

Dejo ver una pequeña sonrisa en su rostro.

- De acuerdo

Fuimos al restarante Parradisse conocido por tener unas deliciosas pastas. Sé que era temprano, pero moría por comer un buen plato de sorrentinos con salsa. Él por el contrario se pidió un simple café acompañado por unos huevos revueltos.

Los primeros 10 minutos fueron invadidos por un silencio incómodo, cosa que no pude soportar mas y comence una charla.

- ¿Por qué invertir en mi compañía?

- ¿Por qué no lo haría?

- ¿Responde a mi pregunta con otra pregunta? Bastante astuto ¿no lo cree?

- No

- Imagino que a pesar de insistir con la pregunta no me dará una respuesta, asi que, digamos que le pareció una de las mejores opciones para invertir. Pero algo que me sorprende y me deja intrigada también es... ¿Cómo es que pudo comprar las acciones de manera tan rápida, casi como si las estuviera esperando?

- Quizás fue suerte

Que persona mas cortante para responder.

- Asi que suerte. Quién hubiera imaginado que no solo posee belleza e inteligencia, sino que también cuenta con suerte en su vida. Magnifica combinación, debería dejar algo para los demás

Dejo ver otra sonrisa en su rostro.

Sus sonrisas me parecían algo encantadoras y cautivadoras.

- Aunque casi ni lo conozco, creo que nos llevaremos bien.

- ¿Qué quiere saber?

- ¿ Eh?

- Que quiere saber sobre mí

- mmmm... ¿Dónde nació?

"¡¿Dónde nació?! ¡DONDE NACIÓ! Le puedes pregutar lo que sea y lo primero que le preguntas es en ¿Dónde nació? Emma. En qué estoy pensando"

- Canadá

- Interesante. ¿Está en San Francisco por algún nuevo proyecto?

- No exactamente

- Lo único que se puede decir con certeza de usted es que ha estado en muchos lugares ¿no es cierto?

- Sí. Desde los 18 años, no suelo quedarme en general más de dos año en un sitio, excepto por Grecia.

- ¿Grecia? ¿Por qué se quedó más tiempo allí?

Se limitó a no responder y guardar silencio.

- ¿ Le puedo hacer otra pregunta?

Solo hizo un ruido con su boca como afirmación mientras tomaba un sorbo de cafe de forma indiferente.

- ¿ Tiene novia?

No se la razón por la cuál me llevo a querer saber tal información pero esperé con ansia la respuesta, aunque ya me sentía avergonzada de esa pregunta, creerá que lo quiero seducir.

- No

Y de nuevo el silencio nos invadió.

- Sabe, viajar mucho debe de ser realmente facinante. Yo suelo viajar pero solo por trabajo una vez que termino, tomo el primer vuelo de regreso. No es que me queje, me encanta la vida que llevo, solo que a veces me gustaría tener un tiempo de paz, el cual pueda disfrutarlo libremente, sin estar siendo interrumpida por algún problema de la compañía o por una agenda con horarios a cumplir. Roma, es uno de los lugares a los que me gustaría viajar primero, su construcción arquitectónica, su historia, el coliseo me parecen alusinante. Me gustaría pisar sus calles, probar su comida, estar simplemente ahí, contemplando su belleza. Y por qué no, cometiendo locuras. Perdoname, suelo ser un poco apasionada, efuciva y soñadora a veces. Igual no quiero que piense que soy patética o tonta por hablar así, no siempre me comporte de ésta manera, pero en este último tiempo no se el por qué pero me aferre mucho a ese anhelo.

Dejó ver su tercera sonrisa en el día; yo también sonreí y baje mi cabeza.

- Ahora cuenteme de usted.

- ¿De mí? No hay mucho que contar de mí, vivo acá desde los 16 años, momento en que me hice cargo de la compañía. Desde entonces mi vida gira entorno a esto.

- ¿ Y sus padres?

- Ellos murieron hace bastante tiempo

- Lo lamento

"Esa expresión. ¿ Es una expresión de vergüenza por lo que acaba de suceder? Sí, creo que esta vez no me equivoco y él está avergonzado"

- Descuide, no se haga problema. No hay nada de lo que deba avergonzarse.

En ese momento levantó la cabeza y fijo sus ojos en mí, con un expresión como de... ¿sorpresa?.

- Ya es tarde deberíamos irnos

- Aguarde que llamo a Anthony para que venga por mí

- No hace falta. Yo la llevo.

Ya de nuevo en casa, tome unos papeles y le pedí a Anthony que me llevara hasta uno de mis locales, tenía que hacerle llegar a Edward su notebook, y a pesar de que fuera tarde, no le podía fallar. "Emma jamás rompe una promesa"

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