Hace un año y dos meses atrás. Mediados de enero del 2008 a la medianoche, hora 00:23.
Comencé un noviazgo con mi mejor amigo de la infancia llamado Enzo (quien es dos años mayor), a mediados de julio del 2006. Que fue cuando me confesó sus sentimientos y yo los míos. Tuvimos una relación de un año y medio.Terminamos en enero del 2008. Estaba muy furioso, me gritó e insultó, me dijo de todo menos bonita. Estaba harta de mi relación con él. Todo el tiempo era vivir sus celos constantes, se ponía muy obsesivo. ¡Ah, pero él sí podía estar rodeado de chicas que lo halagaban y etc.! En el cole era distante conmigo (delante de todos) porque, no quería que los demás supieran de nuestra relación. Como él es muy popular en el Instituto y todo eso, no quería perder a sus fans. Según él decía que lo hacía para protegerme de las envidiosas y que no me agredieran, si sucedía. Pero con el tiempo todo se volvió muy oscuro. Él ya no me respetaba, aunque sí estaba obsesionado con que no lo dejara, que debíamos estar juntos para siempre, etc. Estaba loco. Unas compañeras (amigas suyas) me vieron hablando a solas con él en un pasillo del colegio (era una discusión) y a partir de ahí comenzaron a molestarme tratándome de zorra, alzada, etc. Palabras horribles me decían, pero él no hacía nada por defenderme y eso me estresaba demasiado.
Enzo me maltrataba, comenzó a golpearme e incluso me obligaba a tener relaciones sexuales con él, cuando ya no quería saber más nada. Se supone que tu pareja debe respetarte. En fin terminaba cediendo a sus abusos porque me golpeaba. Si no aceptaba "estar con él" me lastimaba. Nunca me golpeó en la cara, pero sí en el cuerpo, en los lugares donde no se veía para que nadie lo descubriera.
Había cumplido 16 años hacía unos días. Había conocido a Alex (mi actual novio) en mi peor momento. Estaba en el puente, era medianoche y estaba a punto de suicidarme, me iba a tirar al lago y un sujeto me salvó la vida. Fue él. Esa noche hablamos un buen rato. Él tiene una camioneta igual a la de mi ex y se había ofrecido en llevarme a casa. Recuerdo que tenía miedo, pero acepté. Pensaba que sería como Enzo, que se iba a aprovechar de mi, pero no. Fue muy amable conmigo e incluso me invitó a una fiesta (para que vaya a despejar mi mente y ser un rato feliz), a la que podía llevar a una amiga y fui con mi prima.
Nunca me animé a contarle a nadie lo que mi ex me hizo y mucho menos que quise suicidarme. Cuando al fin decidí hablar que fue con una profesora, recuerdo que hablamos a solas le había contado lo que él me hacía pero no me creyó. Decía que estaba inventando cosas por celos. La verdad que no lo podía creer, siendo ella mujer y profesora. Me quejé de eso ante el director (que ya no está más, ahora hay una nueva directora) y él me creyó, dijo que iba a conversar con los padres de él. Yo estaba asustada, su padre era dueño del Instituto y temía por lo que fuera a pasar. A los días, el director ya no estaba, sino que había nueva directora. Le pregunté a ella qué pasó con él y su respuesta fue: "lo despidieron, más no te puedo decir". No lo podía creer, él iba a ayudarme con mi caso, pero ya no podía hacer nada. Cada vez que quería hablar con esta nueva directora me evitaba o ponía excusas. Nunca más volví a ver al director. Mi mamá también me ha juzgado respecto a lo que me decían mis compañeros y tal vez sin darse cuenta de lo que pasaba, me retaba por cosas que no hacía. Me sentía muy sola y que ya no tenía con quién hablar.
Con mi prima Luz fui a esa fiesta, que se realizó un fin de semana. Era una fiesta de lujo y había que ir vestidas con elegancia.
Yo llevaba un vestido negro y largo con una abertura en la pierna, era muy cómodo y elegante.
Mi prima llevaba uno corto y en distinto color.
Además de estar así vestidas llevábamos un antifaz. Era una fiesta especial, se inauguraba un restaurante que es para la gente de clase alta.
Así era el de Luz
Y así el mío.
Cuando estábamos por entrar a la fiesta que dimos nuestros nombres y apellidos, debíamos mostrar la cara y una vez adentro, podíamos ponérnosla. Había visto a mi abuelo a lo lejos, él no llevaba antifaz, pero lo tenía en la mano. A mí no me reconoció en ningún momento, pero tampoco me estaba prestando atención y, por un lado, era mejor así. Mi abuelo es arquitecto y tiene su propia empresa. Yo sabía que él no estaba pasando por una buena situación laboral. Había escuchado a través de mi mamá que buscaba nuevos socios, afiliados, etc.
Yo había ido con un solo propósito, pasarla bien con mi prima y reírnos. Si podíamos emborracharnos, mejor. Cuando vi a lo lejos que estaba el guapísimo y joven empresario Joel Fausto de 25 años, quedé sorprendida. No podía creer que alguien famoso estuviera cerca a pocos metros de mí. Mejor dicho... ¿qué hacía yo ahí? Lo admiraba mucho. Vi que un par de chicas se tomaron fotos y otras le pidieron un autógrafo.
Vimos que había una puerta grande que llevaba como a un patio y nos dirigimos allá. Este era un parque hermoso y era enorme. Estábamos sorprendidas. Cómo nuestro abuelo no estaba cerca, me quité el antifaz y en ese mismo momento un sujeto alto me chocó y me hizo tirarlo, hasta lo pisó y me lo estropeó.
-¿No sabe mirar por dónde camina? Me arruinó el antifaz- le hablé enojada y al mirarlo a la cara me quedé helada de la vergüenza, era Alex la persona que me salvó y quien me invitó a la fiesta.
-¡Hola!- exclamó también sorprendido, pero luego sonrió-. Te pido perdón. No te vi, hay mucha gente-.
-Está bien, solo es un antifaz- y me quedé mirándolo fijamente.
-Perdoname Ana. Tomá el mío, no lo estoy usando- se ofreció amablemente y lo acepté, se acordaba mi nombre.
-Bueno, gracias. Y... gracias nuevamente por invitarnos-.
-No hay por qué. ¿Y te gusta el lugar, la fiesta?-.
-Sí me encanta es hermoso-.
-¿Quién es este galán?- me preguntó Luz en el oído y sonriendo.
Me reí por eso y se lo presenté. Él me presentó al muchacho que estaba a su lado que era su hermano menor llamado Nathan, me presentó como su amiga cuando, en realidad, apenas lo conocía. Eso fue algo amable.
Estaban vestidos con trajes muy elegantes. Su hermano es un poco más bajo, pero no deja de ser alto, tiene cabello rubio y es de piel más bronceada. En cambio, él es más blanco de piel y su cabello es negro. Alex tenía una mirada penetrante y cautivadora.
Nathan Miller
Bueno señoritas, bienvenidas y que disfruten.
Luz Villeur prima
Muchas gracias ☺️.
Mi prima miraba al rubio sonriendo cautivada por su atractivo. En cambio, Alexander era más serio. Pero mirarlo a los ojos me ponía nerviosa. Tenía un semblante misterioso. Esta vez no parecía el del puente, era como ver otra versión de él.
Nathan Miller
¿Vinieron acompañadas o solas?
Luz Villeur prima
Vinimos solas.
Nathan Miller
Ah, bien. ¿Les gustaría acompañarnos? Estamos con unos amigos.
Nos sonríe con complicidad y esperando una respuesta.
Luz Villeur prima
A mí sí me gustaría. ¿Qué decís prima?
Ana Montesi
Eh... sí. Si ellos quieren.
Nathan Miller
Si les pregunto es porque queremos que nos acompañen.
Ana Montesi
Bueno, está bien. Acepto.
Dirigí la mirada hacia Alex y cuando él me miró aparté la vista. Nathan nos hizo un gesto con la mano para que los siguiéramos. Subimos las escaleras donde había un pasillo largo y amplio. Luego entramos a una sala donde había mesas de juegos de casino como Blackjack y la ruleta, también había sector para fumadores y no fumadores. Fuimos para el área de no fumadores. Había más personas allí: una mujer rubia que parecía una Barbie, un hombre de cabello oscuro y corto que mostró una sonrisa amable al saludarnos. La verdad que en ese momento me sentía un poco incómoda. La mujer se llamaba Elizabeth Bennett y el señor Javier Méndez.
Ana Montesi
Un placer conocerlos 😊.
Respondí amablemente. La rubia me sonrió y el otro señor también, pero fue más amistoso. Entabló una conversación con nosotras. Nos preguntó a qué nos dedicábamos y otras cosas más, pero quien más charló con él fue Luz. Ella le contó que estudio en la universidad y que además trabajaba en un puesto de oficina como liquidadora de sueldo. Le habló de mí contándole que solo estaba estudiando, pero no le especificó en dónde. Agradecí que no hablara de más sobre mí porque (me conocía), sabía que no me gustaba. Si yo no participo de una conversación, no me gusta que hablen de mí en mi presencia. Aunque a nadie le gusta eso.
-¿Querés tomar algo?- me preguntó Alex y lo miré.
Le respondí que sí y me convidó un vaso de Champán. Me preguntó cómo estaba, si había comenzado con mi terapia y le respondí que sí. Hablamos un rato más y después con mi prima decidimos despedirnos y seguir paseando por el lugar. No queríamos molestar. Fuimos al patio que era muy lindo, mucho verde, flores hermosas, árboles bien podados e incluso había hasta un estanque. Era muy lindo. Me reí mucho con mi prima hasta que vimos a Nathan acercarse. Se dirigió a hablarle a Luz. Vi que le dijo algo al oído y esta sonrió con picardía poniéndose colorada.
-¿Te molesta si te robo un rato a tu prima?- me pidió permiso a lo que me reí sorprendida y le respondí que no.
Se fueron y bueno, quedé sola un buen rato. Disfruté mi champán hasta tomarlo todo y sin dejar una gota. Noté a mi alrededor que había gente fumando. Entonces, decidí tomar un cigarrillo de mi cartera y fumar uno. A los minutos vi a Alexander parado cerca de mí, pero tomando cierta distancia, seguro era por respeto. Me sonrió y le devolví el gesto.
Alexander Miller.
¿Te molesta si te pido fuego? Olvidé el mío en casa.
Ana Montesi
No, para nada (y se lo di).
Alexander Miller.
Gracias 😊.
Ana Montesi
No le eh preguntado, pero... ¿a qué se dedica usted?
Alexander Miller.
Soy arquitecto.
Ana Montesi
¡Guau! ¡Qué lindo! Me gusta esa carrera. Eh estado leyendo sobre su plan de estudio y las universidades que hay.
Exclamé con admiración porque, es una carrera que quiero estudiar cuando termine la secundaria. Me atrae.
Alexander Miller.
¿En serio, te gusta?
Me preguntó sonriendo.
Ana Montesi
Sí, me encanta. Cuando termine la secundaria voy a estudiar eso.
Le conté y medio que había metido la pata porque, no quería que supiera que tenía dieciséis años.
Alexander Miller.
¿Estás en la secundaria? ¿Cuántos años tenés? Pensé que ya eras mayor.
Ana Montesi
Eh... sí. Estoy en el anteúltimo año. Tengo 18. Repetí dos veces.
Alexander Miller.
Uh, qué macana. Hay que estudiar. Y si querés ser arquitecta, tenés que ser responsable y estudiar mucho. Es una carrera muy larga y costosa.
Ana Montesi
Sí, tiene razón. Es importante estudiar. Estoy ahorrando para eso. Porque sin estudios, no sos nada para la sociedad.
Alexander Miller.
Eso está muy bien. ¿Pero por qué no te ponés las pilas ahora?
Me preguntó en un tono burlón, cosa que me hizo reír.
Ana Montesi
Lo hago, lo estoy haciendo.
Alexander Miller.
¡Bueno, bien! Quiero hacerte una pregunta. Perdón pero... ¿Pudiste hablar con tu mamá sobre lo ocurrido? ¿Le contaste lo del puente?
Me sorprendí ante su pregunta, sintiéndome contenta. Si se acordaba de nuestra conversación en el puente, era porque se había preocupado. Ese gesto me puso contenta porque, al fin alguien me entendía y no me juzgaba. Le expresé que le pedí disculpas a mi mamá por haberme ido sin avisar, pero no le conté lo que pasó. No quería angustiarla y preocuparla.
Alexander Miller.
Está bien. Pero... deberías contarle todo. Ella te va a entender, es tu mamá. No te va a dejar sola.
Ana Montesi
Es que... tengo miedo de que no me crea. Ya me sucedió varias veces.
Alexander Miller.
Esta vez, no va a pasar. Sé positiva ☺️. Cualquier cosa que necesites, podés comunicarte conmigo, incluso por teléfono o celular. Voy a estar para ayudarte. No lo dudes.
Qué amable era, a la vez, me hizo sentir un poco de nervios, fue una sensación agradable y me avergoncé de eso mismo. Le agradecí por sus palabras. Debía dejar mi pesimismo a un lado, ser positiva. Aunque él y yo seguíamos siendo extraños. La verdad es que no entendía muy bien por qué seguía ayudándome, no era su obligación. Aunque, me gustaba.
Ana Montesi
Es muy amable, lo digo por todo. Gracias.
Alexander Miller.
No, de nada. Pero lo quiero hacer porque te estoy considerando como una pequeña amiga. Los amigos hacen eso, se ayudan.
¿Me estaba considerando una "pequeña amiga"? No podía creer su comentario, dijo "pequeña" y yo odiaba que me dijeran pequeña por mi baja estatura, pero en parte me agradó. Aunque era raro que alguien en tan poco tiempo quisiera una "pequeña amistad". Solo nos vimos dos veces.
Alexander Miller.
¿Te molesta que te considere una amiga?
Ana Montesi
No para nada, es que... solo nos vimos dos veces. ¿Le caigo demasiado bien, no? (pregunté sonriendo con vergüenza).
Alexander Miller.
Sí, por supuesto. Me caíste super bien. Sos una chica simpática, agradable.
Ana Montesi
¡Bueno, muchas gracias! Usted también me cae bien.
Y me sonrió. Tenía una sonrisa muy seductora y tuve que apartar la vista de inmediato, no quería quedar como una idiota.
Alexander Miller.
Ana, podés tutearme las veces que quieras. Ya no hace falta tanta cordialidad.
Ana Montesi
Lo siento, es la costumbre de hablar con educación.
Alexander Miller.
Está bien. ¿Te gustaría comer algo?
Ana Montesi
¿Comer? Eh... sí.
Alexander Miller.
Vení, seguime. Vamos a buscar una mesa.
Ana Montesi
Dale.
Lo seguí. Volvimos a entrar, pero esta vez no subimos las escaleras de antes. Decidí volver a colocarme el antifaz. No tenía que olvidar que allí estaba mi abuelo y no quería que me viera. Observaba cómo algunas personas se acercaban a saludarlo y les respondía amablemente. Encontró una mesa redonda y grande con asientos amplios, tipo sillón. Decidí sentarme, pero él no lo hizo. Me pidió que lo esperara, que no me fuera porque volvería enseguida. Le aclaré que no me iba a mover porque, estaba cómoda. Entonces, se fue y quedé sola. Estaba un poco nerviosa y me sentía rara, porque no conocía a nadie y mi prima se había ido con ese sujeto. Me sentía algo incómoda. Tenía ganas de irme. Me habían dado ganas de ir al baño, pero decidí no moverme. Le había dicho a Alex que lo esperaría.
De repente, un extraño que venía caminando se paró frente a mí y se quedó observándome con una sonrisa por unos segundos, hasta que habló:
Extraño
¡Por Dios! Tenés una belleza tan pura que parecés un ángel.
Ana Montesi
¿Qué? ¿Qué? 😳
¿Qué le pasa a este? Me había puesto roja como un tomate de la vergüenza y me reí por eso. No podía negarlo, pero era un piropo muy lindo y evité mirarlo a la cara.
Extraño
Perdón. Pensé en voz alta. No quise incomodarte, pero es verdad.
No sé si me incomodó, pero terminé agradeciéndole por el piropo y con algo de vergüenza. Si no le daba las gracias iba a quedar como una creída por más que no lo conociera. Y no quería que me vean así. Por cierto, también era atractivo. Tenía unas facciones increíblemente llamativas como unos labios prominentes y una mirada profunda con cejas espesas pero muy prolijas.
Me preguntó si ya estaba esperando a alguien, si no me invitaba a beber algo. Pero le respondí que sí, que esperaba a un amigo.
Extraño
Oh, qué pena. ¿Y... quién es tu amigo? ¿Es del mismo ambiente? Tal vez lo conozca. Conozco a casi toda la gente de esta fiesta.
Ana Montesi
¡Guau! ¿En serio?
Me sorprendí por eso. Pero cuando dijo "de este ambiente", ¿a qué se refería exactamente?
Extraño
Sí, así es. Perdón no me presenté. Me llamo Tomás, Tomás Ulloa, ¿y vos?
Ana Montesi
Es un placer, soy Ana Montesi. Ah, y mi amigo que bueno... no nos conocemos mucho, pero me cae muy bien, se llama Alex, creo que su apellido es Miller.
Tomás Ulloa, amigo de Alex
Mucho gusto Ana. ¡Asíque amiga de Alex! Qué casualidad porque, también es mi amigo. Nos conocemos desde la secundaria. Tenemos una larga amistad.
Ana Montesi
Qué lindo eso 😊. Voy a ver si anda cerca.
Miré alrededor y lo vi a lo lejos. Venía para acá y pude notar que miraba seriamente al hombre. Hasta que... llegó a la mesa y al verlo a la cara se sorprendió con alegría. Se saludaron con un pequeño abrazo. Parece que no mentía.
Alexander Miller.
Volví. ¿Qué hacés Tomi? (le preguntó sorprendido y volvió la mirada a mi). ¿Se conocen? Él es mi amigo. Tomás, ella es Ana una amiga.
Tomás le respondió que ya nos habíamos presentado, pero no le dijo más nada.
Tomás Ulloa, amigo de Alex
Bueno... querido amigo. Los dejo tranquilos. Después hablamos.
Le respondió sonriendo y mirándolo a la cara. Pero en la mirada de Alex que también había una sonrisa, me resultó ver algo de molestia.
Alexander Miller.
Dale, nos vemos en un rato.
Su amigo se despidió diciendo que fue un placer conocerme y se fue.
Ana Montesi
Qué bueno que no se demoró.
Alexander Miller.
No lo iba a hacer y noté a lo lejos que alguien te hablaba. Aunque no creí que fuera mi amigo. Podés decirme la verdad ahora que no está, ¿no te molestó, verdad? Porque suele ponerse un poco borracho en las fiestas y molesta a las chicas. Te digo porque somos amigos de hace años y lo conozco muy bien.
Ana Montesi
No se preocupe, no fue nada. En ningún momento me molestó. Sólo conversamos y quiso invitarme a tomar algo, pero le dije que ya estaba esperando a alguien y que ese alguien es usted.
Alexander Miller.
Y gracias por esperarme 😊.
Ana Montesi
No hay porqué.
No podía parar de sonreírle y mirarlo.
Alexander Miller.
Ahora... podemos tomar algo.
Ana Montesi
Sí así es.
Cenamos una especie de pollo con verdeo y puré de papa con una ensalada de zanahorias, palta y tomate. También bebimos, me invitó champán de la mejor cosecha, según lo escuché hablarle al mozo. Una elección bastante sofisticada.
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