Poema escritos

para empezar estos son poemas escritos por mi persona y tienen una relación con la historia y espero que les guste .

Tal ves es un poco tarde

Ya no te puedo sentir ni mirar , aquellos pasillos del palacio que solían brillar

Ahora solo están oscuros y fríos

Y pensar que solo lo hacía por protegerte

Tal vez es un poco tarde

Para pedirte perdón ,te fuiste sin decir nada , mis lágrimas caen

y se pierden entre las lluvias , quiero gritar tu muerte pero solo salen susurros

Que se pierden en los vientos

Tal vez si sea un poco tarde para llorar tu muerte .

Ya no puedo escuchar tu voz ni tus risas pero en mis recuerdos vivirás

Hasta que nos volvamos a ver .

Gemenis11

Mi esperanza se pierde con el tiempo

  Cierro los ojos

                      Con la esperanza

                      De volverte a ver

                      Pero solo escucho

                           Tus risas

                       Desaparecer

                     De mis recuerdos

                    Cuando deseo volver

                    A los tiempos antiguos

                   Dónde solo reinaba

                          La felicidad

                   Ahora todo es solo

                      Dolor y llanto

                   Por cada segundo

                  Que cierro los ojos

                   Pierdo la esperanza

                  De volverte a ver

                 Los años pasan

                        Volando

                 Y cada vez mi esperanza

                        Se pierde

                 Mis lágrimas se pierden

                   Entre las lluvias

                 Mis súplicas se desvanecen

                      Con el viento 

                    Cada vez mi esperanza

                          Es poca

                   Dónde estás deseo

                    Volverte a ver aunque

                    Sea la última vez .

Gemenis11

Mi flor del Hielo

Eres blanca , como la nieve

de ojos azules como la gema

de labios tal carmín

de bellos cabellos sedosos y hermosos

eres como un cristal tan transparente

que tu sonrisa ilumina el frío

eres como una flor tan delicada

pero fuerte como del diamante

eres una flor que florece entre espinas

que si no te cuidas te pincha

tu belleza atrae la atención de todo

aquél que esté a tu lado

que bella gema tengo a mi lado

tan hermosa y delicada

Tu sonrisa tan radiante y hermosa

y ese caminar que atrae a todas las personas

que te miran

hay mi flor , que me rodea día y noche

hermosa y bella

tan delicada y preciosa

tu eres mi flor del hielo .

Gemenis 11

Este poema si no me pertenece pero me gustaría compartirlo con Ustedes.

Tú me quieres blanca, de Alfonsina Storni

Tú me quieres alba,

me quieres de espumas,

me quieres de nácar.

Que sea azucena

Sobre todas, casta.

De perfume tenue.

Corola cerrada .

Ni un rayo de luna

filtrado me haya.

Ni una margarita

se diga mi hermana.

Tú me quieres nívea,

tú me quieres blanca,

tú me quieres alba.

Tú que hubiste todas

las copas a mano,

de frutos y mieles

los labios morados.

Tú que en el banquete

cubierto de pámpanos

dejaste las carnes

festejando a Baco.

Tú que en los jardines

negros del Engaño

vestido de rojo

corriste al Estrago.

Tú que el esqueleto

conservas intacto

no sé todavía

por cuáles milagros,

me pretendes blanca

(Dios te lo perdone),

me pretendes casta

(Dios te lo perdone),

¡me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,

vete a la montaña;

límpiate la boca;

vive en las cabañas;

toca con las manos

la tierra mojada;

alimenta el cuerpo

con raíz amarga;

bebe de las rocas;

duerme sobre escarcha;

renueva tejidos

con salitre y agua:

Habla con los pájaros

y lévate al alba.

Y cuando las carnes

te sean tornadas,

y cuando hayas puesto

en ellas el alma

que por las alcobas

se quedó enredada,

entonces, buen hombre,

preténdeme blanca,

preténdeme nívea,

preténdeme casta.

1 Elegía, de Miguel Hernández

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se

me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,

con quien tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano

de la tierra que ocupas y estercolas,

compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas

y órganos mi dolor sin instrumento,

a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.

Tanto dolor se agrupa en mi costado,

que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,

un hachazo invisible y homicida,

un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,

lloro mi desventura y sus conjuntos

y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,

y sin calor de nadie y sin consuelo

voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,

temprano madrugó la madrugada,

temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,

no perdono a la vida desatenta,

no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta

de piedras, rayos y hachas estridentes

sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,

quiero apartar la tierra parte a parte

a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte

y besarte la noble calavera

y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:

por los altos andamios de las flores

pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.

Volverás al arrullo de las rejas

de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,

y tu sangre se irán a cada lado

disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,

llama a un campo de almendras espumosas

mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas

del almendro de nata te requiero,

que tenemos que hablar de muchas cosas,

compañero del alma, compañero.

Gacela de la terrible presencia, de Federico García Lorca

Yo quiero que el agua se quede sin cauce.

Yo quiero que el viento se quede sin valles.

Quiero que la noche se quede sin ojos

y mi corazón sin la flor del oro.

Que los bueyes hablen con las grandes hojas

y que la lombriz se muera de sombra.

Que brillen los dientes de la calavera

y los amarillos inunden la seda.

Puedo ver el duelo de la noche herida

luchando enroscada con el mediodía.

Resisto un ocaso de verde veneno

y los arcos rotos donde sufre el tiempo.

Pero no me enseñes tu limpio desnudo

como un negro cactus abierto en los juncos.

Déjame en un ansia de oscuros planetas,

¡pero no me enseñes tu cintura fresca!

Me gusta cuando callas, de Pablo Neruda

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,

y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.

Parece que los ojos se te hubieran volado

y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma

emerges de las cosas, llena del alma mía.

Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,

y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.

Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.

Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:

déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio

claro como una lámpara, simple como un anillo.

Eres como la noche, callada y constelada.

Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.

Distante y dolorosa como si hubieras muerto.

Una palabra entonces, una sonrisa bastan.

Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

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Poesía

Los 30 mejores poemas en español

18 Jun 2020/LAURA DI VERSO / poesía

543

Los 30 mejores poemas en español

Sé que el reto es mayúsculo, la empresa considerable, pero después de darle muchas vueltas me he atrevido con este desafío que me he impuesto: crear una lista con los 30 mejores poemas en español. Siento el aliento de los críticos en mi cogote, acepto ser motivo de escarnio en las redes sociales, pero después de publicar tantos versos en esta sección no me quedaba otra que hacerlo. Ahí van mis treinta; los de Laura di Verso.

Los 30 mejores poemas en español

1 Elegía, de Miguel Hernández

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se

me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,

con quien tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano

de la tierra que ocupas y estercolas,

compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas

y órganos mi dolor sin instrumento,

a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.

Tanto dolor se agrupa en mi costado,

que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,

un hachazo invisible y homicida,

un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,

lloro mi desventura y sus conjuntos

y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,

y sin calor de nadie y sin consuelo

voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,

temprano madrugó la madrugada,

temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,

no perdono a la vida desatenta,

no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta

de piedras, rayos y hachas estridentes

sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,

quiero apartar la tierra parte a parte

a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte

y besarte la noble calavera

y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:

por los altos andamios de las flores

pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.

Volverás al arrullo de las rejas

de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,

y tu sangre se irán a cada lado

disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,

llama a un campo de almendras espumosas

mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas

del almendro de nata te requiero,

que tenemos que hablar de muchas cosas,

compañero del alma, compañero.

2 Tú me quieres blanca, de Alfonsina Storni

Tú me quieres alba,

me quieres de espumas,

me quieres de nácar.

Que sea azucena

Sobre todas, casta.

De perfume tenue.

Corola cerrada .

Ni un rayo de luna

filtrado me haya.

Ni una margarita

se diga mi hermana.

Tú me quieres nívea,

tú me quieres blanca,

tú me quieres alba.

Tú que hubiste todas

las copas a mano,

de frutos y mieles

los labios morados.

Tú que en el banquete

cubierto de pámpanos

dejaste las carnes

festejando a Baco.

Tú que en los jardines

negros del Engaño

vestido de rojo

corriste al Estrago.

Tú que el esqueleto

conservas intacto

no sé todavía

por cuáles milagros,

me pretendes blanca

(Dios te lo perdone),

me pretendes casta

(Dios te lo perdone),

¡me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,

vete a la montaña;

límpiate la boca;

vive en las cabañas;

toca con las manos

la tierra mojada;

alimenta el cuerpo

con raíz amarga;

bebe de las rocas;

duerme sobre escarcha;

renueva tejidos

con salitre y agua:

Habla con los pájaros

y lévate al alba.

Y cuando las carnes

te sean tornadas,

y cuando hayas puesto

en ellas el alma

que por las alcobas

se quedó enredada,

entonces, buen hombre,

preténdeme blanca,

preténdeme nívea,

preténdeme casta.

3 Gacela de la terrible presencia, de Federico García Lorca

Yo quiero que el agua se quede sin cauce.

Yo quiero que el viento se quede sin valles.

Quiero que la noche se quede sin ojos

y mi corazón sin la flor del oro.

Que los bueyes hablen con las grandes hojas

y que la lombriz se muera de sombra.

Que brillen los dientes de la calavera

y los amarillos inunden la seda.

Puedo ver el duelo de la noche herida

luchando enroscada con el mediodía.

Resisto un ocaso de verde veneno

y los arcos rotos donde sufre el tiempo.

Pero no me enseñes tu limpio desnudo

como un negro cactus abierto en los juncos.

Déjame en un ansia de oscuros planetas,

¡pero no me enseñes tu cintura fresca!

4 Me gusta cuando callas, de Pablo Neruda

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,

y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.

Parece que los ojos se te hubieran volado

y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma

emerges de las cosas, llena del alma mía.

Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,

y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.

Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.

Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:

déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio

claro como una lámpara, simple como un anillo.

Eres como la noche, callada y constelada.

Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.

Distante y dolorosa como si hubieras muerto.

Una palabra entonces, una sonrisa bastan.

Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

5 Amor constante más allá de la muerte, de Francisco de Quevedo

Cerrar podrá mis ojos la postrera

Sombra que me llevare el blanco día,

Y podrá desatar esta alma mía

Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Mas no de esotra parte en la ribera

Dejará la memoria, en donde ardía:

Nadar sabe mi llama el agua fría,

Y perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,

Venas, que humor a tanto fuego han dado,

Médulas, que han gloriosamente ardido,

Su cuerpo dejará, no su cuidado;

Serán ceniza, mas tendrá sentido;

Polvo serán, mas polvo enamorado.

6 Por una mirada, un mundo, de Gustavo Adolfo Bécquer

Por una mirada, un mundo,

por una sonrisa, un cielo,

por un beso… ¡yo no sé

qué te diera por un beso!

7 Palabras para Julia, de José Agustín Goytosolo

Tú no puedes volver atrás

porque la vida ya te empuja

como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir

con la alegría de los hombres

que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada

te sentirás perdida o sola

tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán

que la vida no tiene objeto

que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate

de lo que un día yo escribí

pensando en ti como ahora pienso.

La vida es bella, ya verás

como a pesar de los pesares

tendrás amigos, tendrás amor.

Un hombre solo, una mujer

así tomados, de uno en uno

son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti

cuando te escribo estas palabras

pienso también en otra gente.

Tu destino está en los demás

tu futuro es tu propia vida

tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas

que les ayude tu alegría

tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate

de lo que un día yo escribí

pensando en ti

como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes

junto al camino, nunca digas

no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás

como a pesar de los pesares

tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección

y este mundo tal como es

será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte

nada más pero tú comprende

que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate

de lo que un día yo escribí

pensando en ti como ahora pienso.

Se equivocó la paloma, de Rafael Alberti

Se equivocó la paloma.

Se equivocaba.

Por ir al Norte, fue al Sur.

Creyó que el trigo era agua.

Se equivocaba.

Creyó que el mar era el cielo;

que la noche la mañana.

Se equivocaba.

Que las estrellas eran rocío;

que la calor, la nevada.

Se equivocaba.

Que tu falda era tu blusa;

que tu corazón su casa.

Se equivocaba.

(Ella se durmió en la orilla.

Tú, en la cumbre de una rama.)

9 A una rosa, de Góngora

Ayer naciste, y morirás mañana.

Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?

¿Para vivir tan poco estás lucida?

Y, ¿para no ser nada estás lozana?

Si te engañó su hermosura vana,

bien presto la verás desvanecida,

porque en tu hermosura está escondida

la ocasión de morir muerte temprana.

Cuando te corte la robusta mano,

ley de la agricultura permitida,

grosero aliento acabará tu suerte.

No salgas, que te aguarda algún tirano;

dilata tu nacer para la vida,

que anticipas tu ser para tu muerte.

Ya besando unas manos cristalinas,

ya anudándose a un blanco y liso cuello,

ya esparciendo por él aquel cabello

que Amor sacó entre el oro de sus minas,

ya quebrando en aquellas perlas finas

palabras dulces mil sin merecello,

ya cogiendo de cada labio bello

purpúreas rosas sin temor de espinas,

estaba, oh, claro sol invidïoso,

cuando tu luz, hiriéndome los ojos,

mató mi gloria y acabó mi suerte.

Si el cielo ya no es menos poderoso,

porque no den los suyos más enojos,

rayos, como a tu hijo, te den muerte.

10 A un olmo seco, de Antonio Machado

Al olmo viejo, hendido por el rayo

y en su mitad podrido,

con las lluvias de abril y el sol de mayo

algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina

que lame el Duero! Un musgo amarillento

le mancha la corteza blanquecina

al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores

que guardan el camino y la ribera,

habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera

va trepando por él, y en sus entrañas

urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,

con su hacha el leñador, y el carpintero

te convierta en melena de campana,

lanza de carro o yugo de carreta;

antes que rojo en el hogar, mañana,

ardas de alguna mísera caseta,

al borde de un camino;

antes que te descuaje un torbellino

y tronche el soplo de las sierras blancas;

antes que el río hasta la mar te empuje

por valles y barrancas,

olmo, quiero anotar en mi cartera

la gracia de tu rama verdecida.

Mi corazón espera

también, hacia la luz y hacia la vida,

otro milagro de la primavera.

11 Ir y quedarse, de Lope de Vega

Ir y quedarse, y con quedar partirse,

partir sin alma, y ir con alma ajena,

oír la dulce voz de una sirena

y no poder del árbol desasirse;

arder como la vela y consumirse,

haciendo torres sobre tierna arena;

caer de un cielo, y ser demonio en pena,

y de serlo jamás arrepentirse;

hablar entre las mudas soledades,

pedir prestada sobre fe paciencia,

y lo que es temporal llamar eterno;

creer sospechas y negar verdades,

es lo que llaman en el mundo ausencia,

fuego en el alma, y en la vida infierno.

12 Volverán las oscuras golondrinas, de Gustavo Adolfo Bécquer

Volverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar,

y otra vez con el ala a sus cristales

jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban

tu hermosura y mi dicha a contemplar,

aquellas que aprendieron nuestros nombres…

¡esas… no volverán!.

Volverán las tupidas madreselvas

de tu jardín las tapias a escalar,

y otra vez a la tarde aún más hermosas

sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío

cuyas gotas mirábamos temblar

y caer como lágrimas del día…

¡esas… no volverán!

Volverán del amor en tus oídos

las palabras ardientes a sonar;

tu corazón de su profundo sueño

tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas

como se adora a Dios ante su altar,

como yo te he querido…; desengáñate,

¡así… no te querrán!

13 Coplas a la muerte de su padre, Jorge Manrique

Recuerde el alma dormida,

avive el seso e despierte

contemplando

cómo se passa la vida,

cómo se viene la muerte

tan callando;

cuán presto se va el plazer,

cómo, después de acordado,

da dolor;

cómo, a nuestro parescer,

cualquiere tiempo passado

fue mejor.

14 La voz a ti debida, de Pedro Salinas

Tú vives siempre en tus actos.

Con la punta de tus dedos

pulsas el mundo, le arrancas

auroras, triunfos, colores,

alegrías: es tu música.

La vida es lo que tú tocas.

De tus ojos, sólo de ellos,

sale la luz que te guía

los pasos. Andas

por lo que ves. Nada más.

Y si una duda te hace

señas a diez mil kilómetros,

lo dejas todo, te arrojas

sobre proas, sobre alas,

estás ya allí; con los besos,

con los dientes la desgarras:

ya no es duda.

Tú nunca puedes dudar.

Porque has vuelto los misterios

del revés. Y tus enigmas,

lo que nunca entenderás,

son esas cosas tan claras:

la arena donde te tiendes,

la marcha de tu reloj

y el tierno cuerpo rosado

que te encuentras en tu espejo

cada día al despertar,

y es el tuyo. Los prodigios

que están descifrados ya.

Y nunca te equivocaste,

más que una vez, una noche

que te encaprichó una sombra

-la única que te ha gustado-.

Una sombra parecía.

Y la quisiste abrazar.

Y era yo.

Bueno esto es todo, puedo preguntar si les está gustando la historia , por favor me dicen si les gusta la historia para poder seguir y si pueden me dicen que les parece y si me he equivocado en alguna palabra o he repetido muchas veces la misma palabra .

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