Es lunes y estoy lista para ir a mi salón de belleza, hoy tenemos una agenda full.
Cuando llegó ya mis empleados o como yo les digo mis chicas y mis chicos están listos esperando, abro el local y entramos todos se colocan hacer su trabajo a las ocho en punto llegaran nuestros primeros clientes.
El salón está lleno, todos están ocupados atendiendo a sus clientes la recepcionista, agendando citas, tanto personalmente, como también por llamadas.
No es por nada, pero mi salón es uno de los más solicitados, mis estilistas, masajistas son de los mejores profesionales en su trabajo.
Por la tarde, suena el teléfono de mi oficina.
—Señora Simanca, la señora Castillo está aquí.
—Gracias Melanie, dile que pase.
La puerta se abre, Lucía coloca una cara de cachorrito.
—¿Qué te paso amiga? ¿Por qué esa carita?—Llego hasta ella para abrazarla.
—Es que Gustavo me invitó a una cita —dice con una media sonrisa.
—Estúpida me asustas, pensé que te había pasado algo—Le reprochó por asustarme.
—Y que más quieres amiga, soy un desastre.
—¿Qué le dijiste? —Me dirijo con ella al sofá de mi oficina.
—Que me diera tiempo para pensarlo, por qué no sé si estoy preparada.
— Ajá a ver, ¿que te detiene? —Amiga, él es menor que yo —dice casi en un susurro.
Para que los demás no la escuchen, Me sorprendo por qué aunque se le nota que es más joven no es como que tiene 20.
—No es tan joven, no exageres, ¿cuántos tiene?
—39 años —Dice apenada.
—Amiga eres una asalta cunas, —le digo para molestarla.
—Estás viendo, así me siento.
—No seas tonta, solo te estoy tomando el pelo, mira ese hombre está loquito por ti, tú por él, es lo único que debería importar, ¿no crees?
—Mis hijos que van a decir —Está nerviosa.
—Pues tus hijos tienen que entender, además lo único que te lleva son 5 años, tampoco son muchos.
—¡Cierto!
—Claro, amiga, ven, vamos a hacer algo — Palmeo el sofá para que vuelva a sentarse —Acepta la cita y luego decides qué hacer, pero siempre dile la verdad.
—Amiga por eso te amo, siempre tienes algo para decirme —me abraza, yo correspondo a su abrazo.
—No le vayas a comentar nada a Mila, ya sabes cómo es y no quiero que me ande molestando.
Hago una señal de que mis labios están sellados, pedimos unos cafés y se queda conmigo toda la tarde.
Llegó el día viernes y mi amiga Lucía viene a su cita, primero le haremos masaje, más limpieza de cutis, los estilistas se encargarán de su cabello, y así quedará lista para su cita.
—Kat, creó que deberías conseguir una cita, también te hace falta, ya llevas casi un año sola.
—No amiga, estoy bien así por ahora, además no me gusta alguien como para querer tener una cita.
—¡Ah! ¿Pero a mí sí me dices que la tenga? —me dice entre cerrando los ojos.
—Lucía es diferente, ustedes mueren por estar juntos, así que no compares.
—Está bien, está bien, tienes razón, Kat ¿será que estoy a tiempo de cancelar? —¿Qué? ¿Estás loca definitivamente?—Le digo negando.
—¡Tengo muchos nervios!—Se muerde las uñas.
—Pareces una adolescente, bueno, no, las adolescentes son más arriesgadas— reímos.
(...)
El viernes por la noche llego a mi casa, estoy agotada, me doy un relajante baño de espumas, con esencias florales, eso me relaja tanto.
Después que terminó, me coloco un pijama y voy a la cocina para ver qué exquisitez, me preparó Reina para cenar.
—¿Qué delicia has hecho hoy para mí? —me acerco a ella.
—Niña, ya estás lista, bueno te hice una rica lasaña, como a ti te gusta.
—¡Mmmm, Qué delicia!—Saboreo mis labios— ya se me hizo agua la boca—Me dirijo a sentarme en el desayunador. Reina me sirve.
—Me sirves una copa de vino, por favor.
—Claro que si, ya te la traigo—Ella se dirige a la nevera para sacar la botella.
Después de darme la copa, sigue haciendo lo que hacía en la cocina, reina tiene trabajando para mí desde que me case con José Alfredo, o sea hace muchísimos años, ella me quiere, yo la quiero, somos una familia, solo somos ella y yo en esta gran casa.
Después de terminar mi cena, me sirvo otra copa de vino y me siento en el salón, recostada en el sofá, me pongo a pensar en lo que Lucía me dijo.
<¿No te sientes sola en esa casa?, ¿no te hace falta alguien que te haga reír?>
Ahora que lo veo de esta manera creo, que si estoy sola, ni mi hijo está conmigo, no sé por qué decidí solo tener uno, por qué de ser por José Alfredo, tendría como 15 hijos ahora mismo.
Estoy perdida en mis pensamientos cuando reina me interrumpe.
—Señora Katrina, el señor José Alfredo está aquí. Ruedo los ojos ¿Qué quiere? ¿Qué hace aquí?
—Déjalo entrar, a ver qué es lo que quiere. Reina asiente y se va, al momento entra mi exesposo.
—Es increíble que fui el señor de esta casa por tantos años, y no tenga permitido entrar si no es con autorización—Alega mientras entra en el salón.
—Mejor no lo has podido decir, fuiste el señor, o sea tiempo pasado, ahora ya no, Reina debe anunciarte como a cualquier otra persona—Le digo lo más calmada que puedo.
—Como sea, ¿por qué tomas tan solita? ¿Dónde están tus amigas? —Se sienta a un lado. .
—No es tu problema José Alfredo, si viniste a joderme la vida mejor te vas por dónde entraste, —Le hablo alterada.
Me molesta que quiera andar metiéndose en mi vida.
—No te enojes, vine a invitarte a salir—me dice con una sonrisa.
Yo lo miro —¡Salir!
—Si salir, vamos comemos algo, nos tomamos unos tragos.
—Acabo de cenar, pero muchas gracias por la invitación.
—Entonces te puedo acompañar a tomar una copa—Me dice señalando la que tengo en mi mano.
Le resto importancia, él se levanta y va a la cocina trayendo con él una copa y la botella de vino, me llena la copa y me propone hacer un brindis.
—¡Brindemos!—Me dice levantando la copa.
—¿Por qué vamos a brindar?—Curioseo.
—Brindemos por el amor que un día nos tuvimos—Mira el contenido de la copa.
—José Alfredo, no comiences otra vez, por favor.
—Katrina es que no entiendo, ¿si lo que teníamos era tan bonito que nos pasó? ¿Por qué se acabó? —Baja la mirada.
No quiero ser cruel, pero esto ya lo hemos hablado un montón de veces.
—José Alfredo, ya hemos hablado de esto muchas veces, se acabó por qué tú no me supiste cuidar, me abandonaste, y yo lo único que quería era que me dieras mi lugar, que me estuvieras controlando todo, así como aún lo sigues haciendo.
—Lo siento mucho kat, sé que hice mal y hasta ahora me doy cuenta, yo te amo y quisiera que me dieras otra oportunidad—se coloca de cuclillas frente a mí y toma mi mano.
—Jose Alfredo, yo...
—No me digas nada aún, piénsalo y después me dices.
—me mira con ojos de arrepentido.
Suelto el aire que estoy conteniendo.
—Está bien, lo voy a considerar, pero si la respuesta es no, quiero que la respetes y me dejes tranquila, por el contrario, si llegara aceptar, no quiero que me estés controlando.
—¡Gracias, gracias! —me dice llenado mis manos de besos.
Después de eso nos terminamos la botella y tal como lo dijo se fue, no me presiono para qué lo dejara quedar.
¿Ahora no sé, que hacer? Solo queda esperar como actúa estos días y tomaré mi decisión.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 70 Episodes
Comments
Enriqueta García Pérez
cuando se dice no es no, no hay que pensar más
2025-04-11
1
Angie De A
cómo es posible que después de 1 año de divorciada la bruta todavía quiera pensar si lo perdona o no???? que no se acuerda que le fue infiel y que es machista, mi madre decía que quien perdona una infidelidad ya se frego porque perdona todas las que siguen
2023-10-22
2
Angie De A
que idiota es y ella porque lo deja entrar en su casa y hacer lo que él quiera, porque no le pone limites
2023-10-22
0