9 capítulo

Anderson

• Estos días sin Alicia había sido en realidad una tortura, me sentía mal por no estar con ella, de alguna manera Alicia es alguien que con tan solo verla hace que mis días sean mejores, que no recuerde los días abrumadores solo los momentos felices y Nosé porque , pero no puedo sacarla de mis pensamientos desde ayer en la boda de Vicky, se veía tan segura de lo que decía, estaba tan dispuesta una vez más a hacer algo que yo le pedía.

Ella es muy importante para mí, debo aprovechar el amor que me tiene para poder olvidar a Laura, sé que no será fácil pero trataré de hacerlo.

Laura es parte de mi pasado, la vida dio tantas vueltas, quedé donde estaba otra vez, aunque esta vez sin Alicia.

Alicia.

— Gracias por ser tan puntual– digo entrando al despacho de mi padre donde me espera Anderson.

— Sabes que siempre soy puntual.

— Humm si, para no dar tantos rodeos, te lo diré de una vez, quiero tener gemelos– se ríe.

— Acaso yo soy Dios – no para de reír y me cruzo de brazos.

— Estoy hablando en serio-toma su compostura y traga grueso.

— Me temo que eso será imposible, ya que te vamos a hacer es una inseminación artificial, no una inseminación en vitro, y sabes que inseminación en vitro es complicado – se encoje de hombros.

— Es cierto– me siento en el escritorio, no lo pense.

— Pero dejémoslo en manos de Dios y si sera uno, dos o cinco, eso ya es cuestión del destino.

— Entiendo.

— Entonces me avisas cuando estés en proceso de ovulación, para poder llevar acabó la inseminación– pongo los ojos en blancos.

— Eso lo podemos hablar después – le digo con algo de flojera.

— No, ahora está bien, tus padres no están.

— Si lo sé, pero me siento incómoda– cambio el tema– Que tal si vamos al club.

— Siempre desvias el tema de conversación, pero temo que necesito un momento de relajación, así que está bien, solo tenemos que pasar por mi casa– asiento y voy a buscar mis cosas.

Al cabo de unos minutos bajo al lobby donde me esperaba Anderson.

— Ya estás lista – asiento.

— Vamos entonces.

Salimos de casa en su deportivo, fuimos a su casa a buscar unas cosas y luego de varios minutos

Llegamos al club, nos reciben como siempre lo han hecho, cordialmente.

— Que vas a hacer– me pregunta Anderson, ahora lo que quiero es un buen masaje.

— Voy al es es es Spa y tú.

— Yo voy a jugar tenis– asiento y me dirijo al spa.

Antes de entrar veo que me llega un texto de Anderson.

Nos vemos en el restaurante a la hora de almuerzo…

Okey.

Ya lista y completamente relajada, dejo que lo masajistas hagan su trabajo, he estado tan tensa últimamente, me colocan unas mascarillas en el rostro, y me adentro en el hidromasaje, esto si es vida.

Ya después de dos largas horas de relajación y atenciones, me dirijo a la piscina, quiero nadar.

Antes de ello, voy a los vestidores y me cambio, me coloco un traje de baño rojo, tiene cadenas por los lados de la parte de abajo y dos cadenas doradas que unen las dos piezas.

Ya lista me coloco un vestido transparente, unos zapatos altos de plataforma, mis lentes de sol, sombrero y mi toalla personal, odio las toallas del club, prefiero tener mis cosas personales.

Ahora sí a broncearme un poco.

Anderson

Después de dejar a Alicia cerca del Área de spa, fui a jugar tenis, ese ha sido unos de mis deportes favoritos.

Al llegar a la cancha, están varios amigos y unos que otros socios de mi padre.

Jugamos varias partidas, unas las gane y otras las perdí, en la vida hay que aprender a perder decía mi abuelo.

Luego de jugar me dirijo a los vestidores con Marcos y Pedro, son amigos de la universidad.

Me doy una ducha para quitarme el sudor y me coloco ropa limpia.

Mis amigos me esperan.

— Que tal si vamos a tomarnos unos tragos– propone Marcos.

— Si recordemos viejos tiempos– dice Pedro.

— Chicos esta vez paso, tengo que almorzar con Alicia– los dos me miran atentos– y no puedo dejarle mal.

— No me digas que volviste otra vez con la muñeca de porcelana de Alicia – dice Pedro.

— No, solo somos amigos- digo restándole importancia.

— Ah entonces está soltera– dice Marcos y hay es cuando recuerdo que Alicia tiene novio.

— No sé y no me interesa, así que disculpen tengo que irme– les digo y Marcos interviene.

— Bueno, si no es mucha molestia podría acompañarlos, ya que si Alicia está soltera, podría tener una oportunidad con Ella – dice el muy ridículo y ya me están irritando.

— Sí – frunce el ceño – si es molestia ya que tenemos un almuerzo importante, donde tenemos que discutir asuntos importantes, si me disculpan, tengo que irme.

— Bueno entonces vamos juntos, ya que el bar queda al lado del restaurant y así tendremos vista a las preciosuras de las mujeres que están en la piscina, así ligamos una para esta noche– propone Pedro.

— Ustedes no maduran nunca– nos dirigimos al restaurante, y antes de entrar, me pareció ver la silueta de una persona conocida en la piscina, fijo mi vista y efectivamente Alicia está en la piscina, respiro profundo.

— Como que ha alguien se le olvidó tú existencia – dice un Marcos burlón.

— Ya Alicia no es la misma niña que estaba perdidamente enamorada de este idiota, ya es toda una mujer, y al parecer ya te dejo atras– dice al notar que Alicia habla con un hombre, y ese hombre es el mismo del restaurante, Que desgracia, siento mi sangre hervir, y me dirijo a la piscina.

No sé en que momento llegue aquí, solo se que Alicia está al frente de mí un poco pálida, y el chico esta ¿nervioso?.

— Buenas tardes– les digo y los dos me miran como si fuera un fantasma.

— ¡Amor!– grita una chica desde el otro lado de la piscina hacia nuestra dirección, está acompañada de unos señores mayores– mis padres ya llegaron…

Y hay es cuando me percato de que Pedro y Marcos están a mi lado.

Según mis amigos ni tienen esposa ni mucho menos novia, ahora que es esto.

Fijo mi vista en Alis y tiene los ojos cerrados, Carlos se despide y se va con la chica.

— Un momento, el no era tu novio – le digo algo confuso.

— Yo te lo puedo explicar…– dice Ali un poco tibuteante.

Alicia

Me dirijo a la piscina, ya en ella , dejo mis cosas en la silla y me quito mis gafas .

Me recuesto un momento en la silla de extensión.

Una voz conocida hace que vuelva a este mundo, y es el tormento de Carlos, agradezco que venga con Mary su novia.

— Hola ojitos, cómo estás.

— Bien, hola Mary, que gusto volver a verte– le digo amablemente.

— El gusto es mío.

— Y eso que te has dignado a salir de tu casa– pongo los ojos en blanco.

— Hay personas que no tienen tiempo para estas cosas Cariño, Ali es una mujer ocupada, en cambio tú, lo que haces es dar tour por los clubes y hoteles de tu padre – dice Mary entre risas y Carlos la asesina con la mirada.

— Me encanta la versión que tienes de mí, y la que das delante de las personas – dice Carlos con una sonrisa de oreja a oreja se ve un poco molestó por el comentario de Mary.

— Amor era jugando, bueno lo de los tour si es verdad, pero cambiando de tema, Ali me enteré que Victoria Carvajal se casó Ayer– Asiento.

— Si, se casó con el amor de su vida.

— Yo también espero algún día casarme– dice mirando a Carlos.

— No me mires así, de mi parte tendrás que esperarlo sentada porqué parada te vas a cansar– dice entre risas y Mary le da un pellizco.

— Auch, mentira Amor, yo me voy a casar contigo, no puedo decir el día pero sera pronto– dice y ella le da una última mirada y se fija en mi nuevamente.

— Y que hay de ti Ali– niego.

— Aún no quiero ningún compromiso, quiero terminar mi carrera y estabilizarme mental y emocionalmente para poder tener un compromiso – sonríe.

— Me encanta tu punto de vista, ah se me olvidó que mis padres vienen al club, voy a saludarlos, tengo tiempo que no los veo.

— No vives con ellos– niega.

— Para uno poder ser independiente, tiene que desentenderse de sus padres– sonríe.

— Entiendo– le devuelvo la sonrisa y se aleja a buscar a sus padres.

— Ahora sí Alicia Betancourt Palacios, me puedes explicar porqué hiciste ese show el otro día en el restaurante– Se cruza de brazos.

— Loca que soy, algo se me tenía que pegar de ti– le digo sin importancia.

— Ya va, ya va, aquí el que hace bromas soy yo, no tú, ahora que te paso Ali, presiento que dijiste eso en el restaurante para darle celos– su comentario hace que me sonroje– y dime si funciono– pregunta atento, ruedo los ojos, sé que le tengo que contar, Porqué no me dejara en paz.

Cuando estoy por explicarle, veo que su mirada se fija en un punto y abre los ojos de par en par.

— Porqué no me dijiste que él estaba aquí– pregunta cuando ve que se está acercando a nosotros.

— lo olvidé– cierro mis ojos y los aprieto fuerte.

Dios, porqué las mentiras tienen que tener patas cortas.

.....

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