El viernes por la mañana, mamá finalmente salió de su habitación. Llevaba el cabello recogido de forma descuidada y una taza de café en la mano temblorosa. Se sentó en el sillón de siempre, como si le costara recordar cómo hacerlo.
Yo ya estaba vestida, lista para salir. Pero me detuve. Algo me dijo que no podía dejarla así, sin decir nada. Otra vez no.
Me acerqué con cautela, como si el aire pudiera romperse si hablábamos muy alto.
—¿Dormiste? —pregunté.
—Un poco —respondió sin mirarme.
Me senté en el sillón de enfrente. No tenía idea de qué decir. Ningún guión servía en estos casos.
—Sé que esperabas algo diferente. Con Joey.
Su rostro se endureció apenas mencioné su nombre.
—No esperaba nada. Solo… quise creer que, por una vez, podría ser distinto.
—No lo fue.
Asintió. Como si eso fuera lo único que podía hacer.
—Él te rompió. Muchas veces. Pero mamá… también te rompiste sola, por seguir esperándolo.
No hubo reproche en mi voz. Solo cansancio.
Ella bajó la mirada, y en sus ojos noté un brillo que no había visto en días. O semanas. Quizá meses.
—Quise ser suficiente —susurró.
—No tenías que ser suficiente para él. Solo para mí.
Y ahí se rompió. En silencio, sin gritos, sin lágrimas escandalosas. Solo dejó que sus hombros cayeran, que su taza se enfriara entre las manos.
Yo no la abracé. Pero no por frialdad. Sino porque sabía que, en ese momento, lo que más necesitaba era que no la tratara como una víctima.
Solo me quedé ahí, sentada frente a ella. Presente. Entera. Por las dos.
La escuela pasó como un borrón. No retuve nada de lo que dijeron los profesores. Solo quería llegar a casa, cerrar los ojos y desaparecer unas horas.
Adam no apareció en todo el día. Ni en los pasillos, ni en clase, ni en los lugares donde solía leer.
Amy lo notó también.
—¿No vino hoy el chico incómodo con aura de película indie? —preguntó mientras se pintaba las uñas con marcador permanente.
—No lo vi —respondí.
—¿Tú crees que tal vez…?
—No. No pienses nada. Solo está ausente. La gente tiene vida, Amy.
—¿Tú crees que la mía tiene garantía?
No pude evitar sonreír. Aunque no estuviera en modo para bromas, ella siempre lograba sacar algo de mí.
Cuando llegué a casa, mamá ya no estaba en el sillón. La taza seguía en la mesa. Fría. Pero limpia.
Fui a mi cuarto. Me dejé caer en la cama. Cerré los ojos. Pensé en el silencio, en las palabras que no dije, en las que me tragaba por costumbre.
Y entonces recordé los ojos de Adam cuando dijo que prefería pasar desapercibido. La forma en que observaba todo sin hablar demasiado. Como si llevara años evitando que alguien lo viera de verdad.
No sé por qué me vino a la mente justo en ese momento.
Pero lo hizo
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Comments
GiovannaXchelMayaCejudo
y ahora qué pasará...???!!?
2022-06-07
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Olga Sanchez Guerrero
😉
2022-06-02
0
Diana Alejandra López
.
2022-05-23
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