Capitulo 4

Una semana más llega a su fin, pero ya no le emociona nada, ya no hace planes para una comida especial o elegir las películas favoritas de cada persona que forma parte de esa familia, ya solo se la pasa haciendo la limpieza de la casa, lavando la ropa, incluso ya no se arregla, la situación con su esposo la ha estado sumergiendo en un estado de tristeza sin que ella se de cuenta, tan absorta está en sus pensamientos que no se ha dado cuenta de que Román está parado justo detrás de ella observando sus movimientos.

-Amor, no te sentí llegar.

Se alegra al ver a su esposo en casa

-De eso ya me dí cuenta

El siempre utilizando su tono áspero al contestar

-Me da gusto de que estés aquí, ¿Cómo sigue tu mamá?

-¿Mi mamá?

-Sí, ¿cómo va con lo de su enfermedad?

-Ah!, Si, ya mejor, por eso estoy aquí voy a llevar a los niños al parque

-¡Qué gusto!, Ya hacía tiempo que no salíamos, voy a decirles que se alisten

-En sí ya lo hice, solo te estoy avisando

-Bueno, solo deja me arreglo y en diez minutos ya estaré lista

-¿Y quién te dijo que tú irás?

Al escuchar esas palabras ella se queda pasmada, tarda unos segundos en entender lo que su esposo quiso decir

-Solo voy a ir con los niños, no pensarás que tú vienes, con esa apariencia no dan ganas de salir contigo ni a la esquina

Se ha vuelto un hombre cruel e hiriente, ella no entiende que ha hecho para merecer su rechazo, da la vuelta y sigue con lo quehaceres del hogar, no le va a demostrar que está lastimada emocionalmente, solo cuando escucho la puerta cerrarse fue que se permitió soltar su llanto.

Ya está más tranquila, ha preparado la comida, se ha bañado y maquillado un poco, quiere verse bonita, la puerta se abre y sus hijos entran despavoridos, vienen muy contentos

-Mamá, mira lo que papá nos compró

Su hijo le muestra un coche de juguete a control remoto

-Esta muy bonito, ahora vayan a lavar sus manos y vengan a comer y me cuentan cómo les fue

Los pequeños hicieron lo que su mamá les ordenó, Román está observando a su esposa, al darse cuenta de que está maquillada una sonrisa ladina marcan sus labios

-¿No me digas que te dolió lo que te dije y por eso te arreglaste?

Sólo se queda callada, no le gusta discutir y más si están sus hijos presentes, solo se da la vuelta y se adentra en la cocina, poco después escucha que la puerta se ha cerrado, sabe que Román se ha marchado y posiblemente no lo vea hasta el inicio de semana.

Han pasado dos meses desde el cumpleaños de David y siguen igual, no ha querido comentar a nadie sobre su situación, a sus hijos cada vez les encanta más salir con su papá y es que cada que hacen eso siempre llegan con juguetes o ropa nueva, ella ya se acostumbro a quedarse en casa sola. Hoy al recogerlos en la escuela se regresó pronto a casa, tiene que hacer un pedido para un primo de una profesora de su hija, solo que se los tiene que llevar a su casa y es casi del otro lado de la ciudad, se tiene que ir en autobús, aún no se ha podido comprar su auto, así que tiene el tiempo justo.

Va en el autobús y justo cuando esté se detiene levanta la cabeza, fija su mirada en una pareja que se está besando con mucha pasión afuera de una miscelánea, sus lágrimas comienzan a salir al ver quién es el hombre que devora a besos a esa mujer, lo que nunca quiso aceptar, su peor temor se está haciendo realidad, ahora entiende todo

Ha llegado a su destino, se limpia la cara y pone su mejor sonrisa, nadie debe saber que está destrozada, toca y entrega el pedido, de regreso a casa vuelve a pasar por el mismo lugar y ve a la misma chica, sin pensarlo se baja del bus y se dirige a ella.

-Hola

Le dice, no sabe que hace, pero ya está ahí

-Hola, ¿qué desea?

La chica le dice de una forma muy amable

-U u un refresco por favor

Tartamudea un poco

Observa bien a la joven, es muy bonita y mucho más joven que ella, en apariencia tiene unos veinticinco años, ella ya tiene treinta y tres años y con el paso del tiempo ha perdido su figura, si lo vemos por el lado físico no puede competir con ella. Le extiende la mano y lo primero que ve es un anillo en su dedo anular.

-¿Comprometida?

Le preguntó, no sabe si quieres saber la respuesta

-Sí me caso en un mes

La felicidad de la chica al hablar de su próxima boda es evidente

-¿En un mes?

Trata de verse lo menos sorprendida, pero por dentro esas palabras la están destrozando, no puede ser que Román piense dejarlos

-Sí, solo estamos esperando que la mamá de mi novio mejore, para que nos pueda acompañar.

Sólo es una coincidencia, no están hablando de la misma persona, no puede ser la mamá de Román, piensa

-¿Y cómo te llevas con tu suegra?, sabes yo no tengo suegra, bueno tampoco tengo esposo.

-¿No estás casada?

Le pregunta la novia de su esposo, Helena está conteniendo todos sus sentimientos, primero debe obtener toda la información que necesita

-Fuí, pero mi esposo murió y su mamá nunca me aceptó.

En eso no miente, su suegra y sus hermanas siempre fueron muy distantes con ella, solo se llevó bien con dos de sus primas.

-Apenas la voy a conocer este fin de semana y también está esperando que la señora a la que le alquila su casa se vaya

Bueno, eso le da una esperanza tal vez solo es una chica que quiere tener una aventura antes de quedar atada a un mismo hombre de por vida

-¿Vaya, tiene todo ya resuelto?

Lo dice con un tono más tranquilo

-Si, solo que no ha podido obligar a la señora ya que durante la semana se queda con su mamá y los fines de semana está conmigo, bueno aunque últimamente ha estado un poco ocupado con sus sobrinos, los tiene que cuidar durante el tiempo que su hermana cuida a su mamá.

Eso hace que sus alarmas se vuelvan a encender, ¿Será que si es su esposo?

Tiene que salir de ahí pero solo una cosa más, sabe que de acuerdo a esa respuesta su corazón puede salir destrozado

-¿Y cómo se llama tu prometido?

-Román Juárez

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