Capitulo 5

Ya no puede hablar, se da la vuelta y sale de ese lugar, caminó sin rumbo, sus lágrimas salen sin parar, mira su mano y se da cuenta que nunca tuvo un anillo, que en realidad su esposo no tiene ningún impedimento para contraer matrimonio, recordó la plática y hasta pareciera que le estaba invitando a la boda del papá de sus hijos, le dió la hora y el lugar del evento. Pasaron las horas, no se había percatado de que ya estaba oscuro, tiene que regresar a su casa, sus hijos deben estar preocupados.

Al abrir la puerta ve a ¿su esposo?, no nunca lo fue, creyó que era su compañero de vida, su amigo, su pareja, su amante, el hombre que estaría a su lado hasta que envejecieran pero no ya no es nada de eso, ahora solo es el papá de sus hijos, el que calentó su cama y le deshecho cuando se cansó de su cuerpo, ahora entiende porque ya tiene varios meses que no la toca y ella pensando que era su estrés. Que el afán de darles una vida aceptable lo estaba distanciando de ellos

-¿De dónde vienes a esta hora?

Pregunta Román muy molesto, no le agrada que su esposa ande en la calle de noche

-Fuí...

Finalmente no contestó, no le debe explicaciones. Se va a la habitación de sus hijos, ya están dormidos, les da un beso y se va a su habitación.

-¿Que no piensas atenderme?, tengo hambre

Está parado en el marco de la puerta de la habitación, esperando a que le sirvan la cena

-La comida está en la cocina, te puedes servir

Le dice mientras se está cambiando su ropa por la pijama, está tan cansada que lo único que desea es dormir

-Es tu obligación atenderme, si no para que te mantengo

Esas palabras hicieron que su ira se incrementará

-No te preocupes que dentro de poco vas a dejar de hacerlo

Contestó

-Desde que vendes tus pastes te sientes poderosa, pero sabes bien que sin mi no eres nadie. No quieras sobrepasar mi autoridad porque no te lo voy a permitir y si sigues así tampoco te voy a dejar que sigas con tu miserable negocio.

-Estoy cansada, ¿podemos hablar mañana?, ahora no quiero discutir.

Se da la vuelta y se acuesta, él sale de casa azotando la puerta, se quedó pensando ¿lo amo y debería luchar por él?, es el padre de mis hijos, que voy a hacer, nunca he mendigado amor, nunca tuve la necesidad de hacerlo, siempre había sido un buen esposo y padre, nunca demostró no amarnos, pero supongo que se enamoró y su cambio para conmigo se debe a qué no sabe cómo decirme que ya no me ama, ¿pelear? ¿será prudente?, pelear una guerra que sin necesidad de ser adivina ya tengo perdida, a ella le propuso matrimonio, la va a llevar al altar y ya también vive con ella y a mi jamás me habló de matrimonio. Con esos pensamientos y agotada mentalmente se quedó dormida

Hoy es viernes, le pidió a su mamá que le cuide a sus hijos, tomó la decisión de confrontarlo, de lo que hablen hoy tomará una decisión, así que le envía un mensaje pidiéndole que venga a casa.

Está en la sala esperando su llegada, al ver qué la puerta se abre su corazón comienza a palpitar de forma desbocada, está hecha un manojo de nervios.

-¿Qué es eso que tienes que decirme?

Él ya no ocultaba la molestia que le causaba estar cerca de ella

-Solo quiero saber que te está pasando, ¿porque ya no eres como antes?, ¿ya no nos quieres?

Preguntó, aún sabiendo bien la respuesta

-Como no voy a querer a mis hijos, son mi vida

-Entendí bien, mis hijos ¿y yo?

-Por ellos es que sigo aquí

-Sí estoy entendiendo bien es por mis hijos que sigues llegando de forma esporádica a esta casa, ¿ya no me amas?

-Creo que nunca lo hice

Su forma tan fría de contestar le partió el alma

-¡Eres un desgraciado!, te he dado lo mejor de mi y ahora dices que nunca me has amado, dime ¿es por esa mujer de la tienda?

-No sé de qué hablas

-¡Ahora resulta que no sabes de qué hablo!, si ¡bien sabes que en un mes te casas!

-¿Me has estado siguiendo?

Su enfado es evidente

-No soy de esas, resulta que siempre confíe en ti y jamás lo haría pero todo siempre cae por su propio peso y resulta que existen las casualidades.

-Bien pues si ya lo sabes no tiene caso seguir con esta farsa, sí, estoy comprometido y me voy a casar con ella, la amo, desde que la conocí me di cuenta de eso.

-¿Y yo?

Dejó de gritar, se dio cuenta de que no ganaría nada, esto se está acabando, su corazón no quiere pelear por algo que no le pertenece, el amor de él.

-Creo que solo estuve contigo por mis hijos, pasamos un tiempo bonito, pero todo termina.

-¡Lárgate de mi casa!, no te quiero volver a ver.

-Te equivocas esta casa la estoy pagando yo, en todo caso la que se tiene que ir eres tú

Ese es el momento que él estaba esperando para poder sacarla de su casa

-¿Me estás echando de aquí, ¿no te preocupan nuestros hijos?

-De antemano se que tú mamá te puede dar un lugar donde estar, en cambio yo no tengo donde vivir.

-¿Qué va a pasar con nuestros hijos?

-Los voy a ir a visitar, por el momento ella no sabe de su existencia, en cuanto se lo pueda decir los voy a presentar

-¡Eres un desgraciado!, no sé cómo pude estar tan ciega y no ver realmente como eres.

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