-***O-Oye... Despierta...- Me pareció extraño sentirme así, después de todo luego de tantas décadas encerrado en esa prisión llamada castillo, jamás llegué a sentir nada, ni siquiera por vampiros de un linaje similar al mío.
Pero ahí estaba yo, como idiota intentando despertar al ser de mis sueños. ¿No suena extraño? En mi cabeza se cruzaban miles de ideas. ¿Y si él los mandó a buscarme? O tal vez... ¿Si él también quería darme caza? En el fondo me sentía un poco asustado, por el miedo a lo desconocido, pero su rostro se veía tan sereno... Tan tranquilo y relajante como el lago junto a nosotros.
Pero lo pensé dos veces, por lógica si él quisiera darme caza seguramente hubiera tomado la oportunidad cuando me encontraba inconsciente, sin embargo, cuando desperté me encontraba ileso, desatado y fuera de peligro...
- ¿Acaso él me ayudó? -
Me acerqué a su rostro y lo observé detenidamente por un momento, se veía tan delicado como el de una dama, su larga cabellera rubia me dejaba deseoso por acariciarla.
Pero me sentía algo cansado, me recosté a su lado por un momento sobre el suelo y me quedé observando cada pequeño detalle de su rostro.
No tardé mucho en quedarme dormido junto a él, su aura era tan cálida que cualquier ser se sentiría a gusto solo con estar a su lado. En cuanto desperté lo primero que pude ver fue a aquel ser sentado frente a mí junto al lago lanzando piedras al agua. Admito que incluso de espaldas se veía muy bien.
-Hola...- Dije algo tímido mientras me levantaba del suelo y sacudía el polvo de mi ropa.
-Hola ¿Cómo te encuentras bello durmiente? - Respondió el ser de raza desconocida en tono de broma mientras se volteaba dirigiendo su mirada hacia mí.
- ¿B-Bello durmiente? - Mi rostro se ruborizó por primera vez en cuanto lo vi, sus ojos eran de un color gris tan intenso que podía sentir como desnudaba mi alma. Su mirada era algo fría, pero al mismo tiempo cálida. No sabría expresar con palabras la cantidad de emociones que sentí en tan solo ese momento.
-Sí, te he dicho bello durmiente. ¿Acaso no me recuerdas? - Se creó un silencio incomodo en lo que esperaba por una respuesta, pero yo aún no comprendía lo que decía.
Me hablaba en un tono tan familiar como si me conociera desde hace tiempo, pero honestamente nunca había salido del castillo y aunque si lo he visto en sueños, me sentía muy confundido.
-Disculpa, pero no estoy seguro de lo que dices. No recuerdo haberte visto por el castillo. -
Por un momento su rostro se mostró algo descontento como si algo le molestara, pero luego de unos segundos volvió a ser el mismo ser tan animado y bromista que conocí al despertar.
-Me gustaría que me acompañaras a un lugar. - Dijo tomando mis manos, mientras su mirada se fijaba en la mía haciendo imposible el negarme ante tal petición.
El silencio se apoderó de mí. ¿Realmente quería seguir viviendo excluido del mundo encerrado en mi habitación o decidiría salir al mundo y encontrar nuevas emociones por mi cuenta? La idea de sentir algo nuevo me tentaba mucho, pero si yo me fuera así sin más, lo más probable sería que buscaran al culpable, aunque la decisión fuera mía, lo más probable sería que lo sentenciaran a él.
Solté un suspiro algo leve. - Lo siento, aunque me gustaría mucho. Este no es el momento adecuado para huir.
Tomó mi cintura sin alejar su mirada de mí y me acercó a él. -No importa si aún no es el momento, pero prométeme que te encontraré aquí mañana y podremos vernos nuevamente. - Dijo en un tono suave mientras su mirada se iba tornando en un color lila.
-El color de tus ojos...-
- ¿Hm? - Me miró confundido.
-Eh... No, nada jaja. Prometo venir mañana a la misma hora. Desde aquí puedo ver donde se encuentra el castillo así que no puedo perderme jaja. - Dije algo avergonzado, ya habrá tiempo para preguntarle sobre esas cosas luego.
-No sabes cuánto me alegra oír eso, aquí estaré. -
Me soltó de la cintura, dejándome libre antes de escoltarme nuevamente al castillo. - Si vuelven a intentar dañarte o tienes alguna ligera sospecha de alguien, no dudes en decirme. - Soltó en un tono frío y serio, sus ojos volvieron a ser grises y su actitud se volvió algo seca.
-Entonces... Quien me ayudó con esos captores... ¿Fuiste tú? -
-Jajaj Sí, espero que no te moleste, solo vi un lindo vampiro en apuros y decidí ayudarlo. - Dijo rascando su nuca algo avergonzado, cambiando su tono nuevamente al de un ser cálido.
Solté un suspiro de alivio y lo tomé por sorpresa jalando su chaqueta, lo atraje hacia mí y le di un pequeño beso en la mejilla. -Realmente te lo agradezco, no sé qué hubiera sido de mí sin tu ayuda. - Le sonreí en símbolo de gratitud y me dispuse a volver al castillo.
Subí las escaleras y corrí por los pasillos a toda velocidad y la verdad es que para mí buena suerte me encontré con un viejo amigo en los pasillos, Michael.
-Señor Bastian, es muy extraño encontrarlo fuera de su alcoba. ¿Se le ofrece algo? - Dijo el joven sirviente.
-Eh... Claro... La verdad es que me sentía algo solo y decidí salir a estirar las piernas jaja ¿Quieres acompañarme? -
-Mi señor, acabo de terminar con mi deber, nada me haría más feliz que acompañarlo. Pero el término “Salir a estirar las piernas” no le queda a un príncipe tan joven como usted. -
-Ya te lo he dicho Michael, no te dirijas a mí con tanta formalidad. No me gusta. -
-Si yo a usted lo tratara como a un igual o un simple amigo, el rey se molestaría mucho. No me gustaría sentir la furia de su padre jaja...-
-No te preocupes, mi padre no está aquí. Me gustaría que las cosas fueran como cuando era pequeño, no puedo recordar mucho por alguna razón, pero recuerdo que tú y yo jugábamos tranquilamente sin preocupación alguna... Maldigo el día en el que decidieron nombrarme futuro heredero. - Suspiré algo molesto observando a mi fiel amigo y gran confidente Michael.
-Espero que te retractes de aquellas palabras si no quieres vivir encerrado en tu cuarto el tiempo que me resta de vida. -
Soltó una voz muy fría e imponente detrás de mí***.
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