Destrucción de los Santoros.

No recuerdo mucho de lo que pasó a continuación, solo sentí un dolor punzante en la nuca y perder el conocimiento. Me despierto un poco desorientada; no sé cuanto tiempo ha pasado si fueron minutos u horas, intentó abrir mis ojos, pero mis párpados están pesados y no reaccionan, me esfuerzo y logró captar algo en mi campo de visión. Sin embargo, se ve un poco borrosa y no sé con exactitud de que trata. Unos gritos me sacan de la confusión, escucho las voces de mis padres con tono de desesperación, enfocó mi visón hacia el lugar donde proviene el sonido, donde alcanzó visualizar a mis padres amarrados a unas sillas con heridas graves.

Intento ir donde se encuentran, pero algo me detiene, miro hacia la parte inferior de mi cuerpo y puedo observar que estoy atada; forcejeo con todas las fuerzas que me queda pero la cuerda no sede, escucho el llamado de mis padres así que miro hacia su dirección.

- ¿Alexa te encuentras bien? ¿Por qué demonios estás aquí?

- Yo... No sé, solo recuerdo que nos perseguían en el bosque a Fausto y a mí, y de la nada su cuerpo cayó inerte delante de mis pies, después me buscan para matarme, puede acabar con algunos pero cuando intente escapara Daniel me encontró y perdí el conocimiento.

- ¿Qué Daniel?

- Si mamá, Daniel Smith pero eso no es todo Ricardo también está aquí y me disparó en la pierna.

- Sabía que no podíamos confiar en esos malditos Fiore, te lo dije que Ricardo no era de confianza Leandro y ahora mira nuestra situación.

Veo a mi padre con mucha ira acumulada, le duele que su amigo de todo la vida esté dañando a su familia, ademas de aceptar que mi madre siempre tuvo la razón, ella lo odia hasta el alma y se lo dijo muchas veces que no se involucrara con él.

- ESE MALDITO HIJO DE PUTA

Escucho a mi padre gritar con mucho enojo, en ese mismo instante la puerta se abre y vemos entrar a muchas personas armadas y a ellos. Fernando Jones, Ricardo Fiore, Daniel Smith y Dante Brown, con sus asquerosas sonrisas a más no poder.

- Ja, ja, ja, que te pasa Leandro porque tanta rabia y a quien estaba llamando imbécil!

Habla Ricardo con toda la soberbia del mundo.

- Tu hijo de puta me las vas a pagar...

- Y como piensa hacer eso, no ves en la situación que te encuentras ahora.

Mi padre al ver que no podía hacer nada le escupe en la cara.

- Tu hijo de puta, estás al borde de la muerte y aún no puede dejar ese bendito ego y orgullo Santoro.

Habla Ricardo con ira por tal gesto de mi padre mientras se limpia con un pañuelo. Consecuentemente, le da la orden a uno de sus subordinados de golpear a mi padre, yo al ver tal escena comienzo a forcejear y poder hacer algo por mi padre.

- Malditos déjelo en paz.

Veo como Dante y Daniel se acerca a mí con malas intenciones.

- Sabes algo Ana y Lea, tienen una hija muy bella, que dirían si quisiera tenerla como mi juguete sexual hasta que me aburra. Ja, ja, ja, ja.

- Daniel no seas arrogante, no sabes si hay otra persona interesada y ten por seguro que tal belleza atrae más de uno.

Dicen mientras me acarician el cabello oscuro y la cara.

- Ya basta, solo venimos aquí a matarlos y ya, no dejaré que violen a esta niña en mi presencia.

Menciona Fernando con determinación, no sé si en mí vio reflejada a su hija pequeña y no quieren que me hagan algo que le pudieran hacer a lla. No sé de qué manera mi madre lo hace pero se libera y toma el arma de la persona que está golpeando a mi padre y le dispara en la cabeza.

- Hijo de putas, si vuelven a tocar otra vez a mi hija lo voy a matar uno por uno, malditos cerdos.

Todos en la sala se ponen tensos, le tienen pavor a mi madre, sin perder tiempo madre le dispara en el cien a Dante, dejándolo muerto. Ricardo al sentirse acorralado me apunta en la cien con su pistola, diciéndole a mi madre.

- Baja la puta pistola de una vez Anastasia, si no quieres que la mate en este momento.

Puedo observar a mi madre muy nerviosa y sin más ni menos baja el arma, Ricardo hace señas para qué la vuelvan atar pero no sin antes golpearla. Recoge una silla que estaba a su lado y la coloca frente a mi madre.

- Sabes algo Ana, siempre tuve un deseo por ti, me imaginaba tenerte y hacerte mis todas las noches pero me dolió que escogieras a Leandro y no, ¿dime por qué?

- ja, ja, ja, aún preguntas el porqué, eres un maldito hijo de puta y un don nadie, que solo le gusta follar, jamás vas a llegar a ser la cuarta parte de Leandro, ni cuando él muera.

- Perra desgraciada, te estoy dando una oportunidad y tú la botas como si fuera basura.

Ricardo comienza atacar a mi madre, agarrándola por el cabello y dándole golpes en el rostro, mi padre y yo gritamos con fuerza para que la deje en paz pero el maldito la suelta solo cuando se cansa.

- Todos ustedes son unos hijos de puta, mátenlos a todos.

Observó que se preparan para seguir la orden pero de la nada aparece el general de la policía,

- Fiore teníamos un trato, sabes que debes dejar uno vivo a quien podamos echar la culpa de todo esto o como piensas limpiar este desastre.

- Saúl no vengas con tus cuentos, sabes que pasará si uno de esto queda vivo.

- Deja el drama Fiore, ¿no tienes a estos tres aquí torturándolos?

- tienes razón Saúl, hoy y para la historia quedará el precedente de la destrucción de los Santoros. ¿Sabes que?

- Dime

- Ya hice mi elección, una buena niña no debe pagar las deudas de sus padres, ¿no ves así mi buen amigo?.

Veo a mis padres alterados y rabiosos.

- No te atrevas Ricardo, te juro que no se como, ni cuando pero los Santoros se van a vengar de esta traición.

- Aún con ilusiones Leandro, no caes en cuenta ya no habrá más Santoros. Matenlos que ya me tiene harto.

Sin más y menos veo como sus subordinados sacan sus pistolas y matan a mis padres frente a mí. No aguanto el horror que ven mis ojos y gritó tan fuerte con lágrima.

- NOOOOOOOOO, no, no, no puede ser... maldito Ricardo, juro que te voy a matar.... juro por los Santoros que algún día te daré una muerte mil veces peor... MALDITO.

Sin importarme la silla me levanto como puedo y le sacó un cuchillo a uno de sus subordinados y le cortó gran parte de la cara a ricardo, cuando me dispongo a cortarle el cuello siento que me noquean, en mi subconciente solo se repiten una y otra vez las ultimas palabras de mis padres. Te amamos mucho mi princesa, sobrevive.

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