Zoé
La adrenalina fluía por mis venas al mirar el uniforme de Taekwondo que se hallaba en mi casillero asignado, mi entrenador Dylan Lee, era oriundo de Oklahoma, pero de padre Coreanos, medallista olímpico en su deporte, hace buenos años, pero que como todo en la vida, quedó relegado en el olvido; fue una tarea difícil convencer a mi madre para que me dejara entrenar, tuve que hacerle mil y una promesa, que iban de mantener mis notas en nivel superior, hasta no dejar que me patearan el trasero en el gimnasio, omití que mis compañeros y futuros oponentes eran varones, si se lo hubiese dicho, me habría encerrado de por vida en mi habitación, y Charlie hizo su contribución al comprometerse a recogerme todas las noches al salir de los entrenamientos, creo que mamá maldijo mas de una vez, al adulto que estaba entrenando a su hija como una marimacho, a lo que a mi me causaba mucha gracia, debía distribuir bien mi tiempo, entre preparatoria, trabajo y entrenamiento, pero donde quedaba Ben en todo esto? Pues Ben ocupaba el poco tiempo libre que me quedaba, no es que estuviésemos saliendo ni mucho menos, pero sus visitas a la cafetería iba en aumento, a veces solo, otras, acompañado de sus amigos, sin ignorarme aunque estuviese acompañado por ellos, en el instituto, el rumor falso, pero bien fundado, de que mi madre y el director salían en secreto, se propagó como pólvora, y mas de una vez tuve que aguantar mis impulsos para no romperle los dientes a más de uno, y ese día no fue la excepción, miré mis nudillos lastimados por el fuerte golpe que le di a una pared cuando disputaba el honor de mi madre, el cual era arrastrado de mil maneras posible, en la boca de un guarro, Victor Brown, un estúpido de 1.83 de altura, y unos 66 kg de peso, quien me sacaba ventaja en altura, pero al que le di una buena paliza, aunque con mis nudillos en carne viva.
Flashback
-no se preocupe entrenador, esta noche sin falta estaré allá - le respondí a Dylan, quien se hallaba preocupado por mis llegadas tarde a los entrenamientos, pero estaba full de trabajo y deberes escolares, y tomar un autobús para llegar al gimnasio era una odisea, me acomodé la mochila en el hombro, y salí de casa, rumbo a clases; llegué sin problemas, pero justo al entrar al aula, escuche que gritaban de nombre desde afuera
-hey no es Zoé la machorra? Ohhh si, la misma cuya madre se folla al director para que su hijita tenga las mejores notas!!!! - una serie de aplausos y vitoreo se encendió al rededor del granuja, suspiré dejando mi mochila al respaldo de mi silla, di un paso y justo en ese momento sonó el timbre, retrocedí sin dejar de mirarlo, grabandome bien su cara, y los lugares que me alegraría romperle, empezando por esa cara llena de espinillas. A la hora del receso merodee de un lado para el otro hasta que lo encontré, de espaldas a mi, fanfarroneaba y molestaba a niños menores que él, obligándolos a entregarle todo su dinero, era un asco ; le toqué el hombro, y apenas se dio vuelta, le di un golpe con mi puño derecho en su, justo donde quería, partiéndole la comisura de los labios, aunque sus dientes me arañaron los nudillos, haciéndolos sangrar, sin percatarme, ya una gran cantidad de chicos nos rodeaban, unos arengaban a Victor, otros a mi, y alcancé a escuchar una voz que me gritó
-Dale en la madre a ese maldito hijo de puta!!! - volteé rápidamente mi cara, y para mi sorpresa vi a Mariah, wow, esta chica si que manejaba un amplio vocabulario, sentí cuando Victor se abalanzó contra mi, usando su fuerza bruta, pero fácilmente lo esquivé, se dio la vuelta encárandome, lanzándome varios puños ciegos, yo solo retrocedí para evitar cualquier confrontamiento cuerpo a cuerpo, bloqueaba sus golpes ágilmente
-deberías mandarte a poner un par de huevos machorra!!! - me gritó enfurecido
-los mismos que a ti te faltan gilipollas- le contesté pausadamente, no podía perder los estribos, sonoras carcajadas sonaron a mis espaldas, no podía desconcentrarme, si lo hacía corría el riesgo que el grandullón me noqueara de un golpe
-debería pasar esta noche por tu casa, y decirle a tu madre que me haga las mamadas que debe hacerle al direc... - no lo dejé terminar, le lancé una serie de patadas a las pantorrillas, y luego una al pecho, que lo empujó contra la pared, el muy maldito se reía, la ira inundo mi cabeza, y arremetí contra él, pero el muy cabrón se movió, y mi puño fue a estrellarse contra la pared, haciéndome daño, no tanto como para partirme la mano, pero si lo suficiente para hacerlos sangrar, me di vuelta contra él, pero corrió la voz de que el director andaba cerca, todo el mundo empezó a dispersarse, nadie estaba dispuesto a meterse en problemas, metí mi mano lastimada en el bolsillo de mi sudadera y me escabullí, sabía que Victor no abriría su bocota, su registro disciplinario no aguantaba una expulsión mas; los aplausos no se hicieron esperar por parte de mis compañeros, pero en el fondo, yo sabía que había perdido al ceder a la provocación de alguien como Victor.
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Pronto la cafetería debería ser cerrada, me apuré a limpiar y recoger todo, hice mis deberes escolares lo mas rápido posible, no quería llegar tarde al entrenamiento, no de nuevo, o Dylan se enojaría conmigo, metí las cosas en la cosas en mi mochila rápidamente, cuando el sonido del claxon de un auto, captó mi atención, miré hacia la calle, y allí estaba el coche de Ben, estaba acompañado de dos de sus amigos, y me hacía señas con la mano, sonriendo, me despedí de mi jefe, quien me dijo
-has que te curen esa mano- asentí y me marché rápidamente, me acerqué al coche de Ben a saludar
-hola guapa, vas a algún lugar?
-hola Ben, si, voy a casa, pero no te preocupes, mamá pasará por mi- le mentí, no quería que se enterase que practicaba Taekwondo, hizo un gesto algo desilusionado, sus amigos empezaron a acosarlo para que se marcharan rápido
-bueno hermosa, te parece si quedamos mañana?
-mañana?
- es sábado recuerdas?
-oh si, trabajo hasta medio día
-entonces paso por ti, bueno? - asentí, aceleró su auto mientras sus amigos lo abucheaban, vi el coche perderse en una curva, y salí corriendo a la farmacia mas cercana y compré una venda, me la puse como pude, y tomé el autobús rumbo al gimnasio, quince minutos tarde, ahora si que Lee me mataría.
Apenas si terminaba de anudar el cinturón blanco de la chaqueta de mi uniforme de práctica, cuando la voz molesta de Lee me llamaba
-HUDSON, DE NUEVO TARDE!!- mientras señalaba el reloj de su muñeca
-tendrás que reponerlos!! - terminó de decirme, Cerré con fuerza la puerta de mi vestier, sentí a alguien a mis espaldas, y en efecto, un chico rubio, bastante atractivo se hallaba repasándome con descaro, eso me molestó
-se te perdió algo? - le pregunté molesta
- eso mismo me pregunto yo, aquí no se juega a las muñecas - me contestó de forma chulesca, me le acerqué lo suficiente, y al ser mas alto que yo, inclinó su torso, hasta que su cara quedó muy cerca a la mía, sus ojos negros me miraban inquietos y traviesos
-estas serán las únicas muñecas que jugarán en tu cara si sigues molestándome— y le mostré mis puños cerrados, el chico sonreía, de repente sentí un fuerte agarrón en mi cuello, que me obligó a inclinarme un poco, y me arrastraba rumbo al interior del área acolchada dentro de de las lonas, que me servían para practicar, traté de zafarme pero me fue inútil
-llevo mas de cinco minutos esperándote, Si no vienes con disposición para entrenar, mejor no vuelvas - maldición, era Lee, me soltó para luego plantarse en frente, no podía ni mirarlo, oí un suspiro que salió de sus labios
-Hudson, cuando te vi entrar por esa puerta, me vi a mi mismo cuando tenía tu edad, no me decepciones por favor, estamos?
-si señor entrenador
-NO TE ESCUCHO!!
-SI SEÑOR ENTRENADOR— grité a todo pulmón, Lee con su impecable uniforme blanco y cinturón negro, me miró con malicia, junté mis manos en forma del saludo habitual para empezar el entrenamiento, escuché cuando alguien gritó
-mejor vete a casa princesita!!! - busqué con la mirada al inoportuno, y allí estaba el chico del vestier, le saqué el dedo corazón a manera de respuesta, y el muy gilipollas se carcajeaba con sus compañeros, sentí un fuerte golpe, seguido del dolor en mi pantorrilla izquierda, y antes que reaccionara, un barrido de pies me mandó al suelo engomado, me levanté rápidamente, apretando con fuerza mi manos lastimada, Lee me increpó
- vamos Hudson, es todo lo que tienes? O de verdad eres una princesa!!! Ustedes que opinan chicos!!!???- dijo mirando hacia el resto de los que se encontraban allí, estos se reían y abucheaban, malditos sacos de hormonas, aproveché el descuido de Lee para enviarle una patada directo a su pecho, que le impactó, pero no con suficiente fuerza para derribarlo, Lee me miró sonriente
-eso es muñeca, dame todo lo que tengas
-a la mierda sus apelativos entrenador - comencé a fintar y a lanzarle patadas y golpes con mi mano izquierda, los cuales el bloqueaba, esto era solo un entrenamiento, pero mi vida dependía de ello.
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