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...Narra Taylor:...
Paso la mirada sobre esos cuadros pintados de diferentes colores, trazos y formas. Tan difícil de entender esas formas raras e indescriptibles, tan complicado de encontrar una figura exacta pero es simple entender ese sentimiento que emiten esos tonos de colores.
Con pasos lentos hago que mis tacones suenen en esa silenciosa sala de arte, con mi cartera marrón en mi brazo derecho paseo en silencio, mi tapado gris hace que pase desapercibida al parar mi paso enfrente de un cuadro muy famoso de Picasso.
– ¿Estás lista?– Pregunta Rick al colocarse a mi lado al disimular que observa el cuadro con atención.
– Siempre estoy lista– Digo al comenzar a caminar con la misma lentitud desde que entré a este lugar.
Observando a mis costados, disimulando ver esos cuadros que valen millones. Camino esperando a Rick, el cual solo va hacia el hombre de seguridad para entretenerlo al realizar mi hazaña. Llego a ese hermoso y pequeño cuadro para observarlo con detenimiento, aquí es donde comienza la cuenta regresiva.
10...
9...
8...
7...
6...
5...
4...
3...
2...
1...
– Que tenga muy buen día– Saludo al guardia de seguridad al salir de ese museo de Londres.
Con tranquilidad camino entre esas personas que van y vienen por la acera. Doy unos pasos más hacia la calle donde detengo un taxi para subir a él observando con disimulo.
– ¡Espere!– Una persona detiene el mismo taxi que el mío para subir en la parte trasera donde al cerrar la puerta provoca que el taxista comience a conducir.
– Muy buena mañana ¿no?– Pregunta el taxista al observarme a mí y a Rick el cual es el otro pasajero- ¿Cuál es el destino?
– Ya sabes James– Rick responde al sacarse su abrigo largo para dejar ver un pantalón negro de jean junto con una remera blanca para colocarse una chaqueta negra.
Durante el camino pude cambiarme de atuendo, no es que me desnudara delante de ellos, sino que más bien, me retiro mi abrigo y pantalón ancho para quedar en un pantalón de jean azul ajustado junto con una remera negra la cual cubro con una chaqueta marrón quedando en mis mismos tacones anteriores.
– Toma el volante– Dice James al soltarlo con brusquedad para hacer que tome el volante.
– ¿¡Estás loco!?– Pregunto al esquivar algunos vehículos.
– Si llego a morir, dejo todo a mi hermanita. Tay, te dejo mi Lamborghini y James te dejo el inodoro de mi casa– El exagerado de Rick comienza hablar tonteras haciendo que ría por un momento.
– Son unos escandalosos– James toma el volante del auto para entrarlo al estacionamiento donde cambiamos de vehículo.
Bajo de ese auto común y amarillo, para caminar unos cuantos metros más con el bolso marrón el cual meto dentro de una mochila de viaje al llegar a lado de mi Honda. Subo a esa belleza roja para colocarme el casco del mismo color solo que con unas franjas negras y otras blancas que rodean la letra T.
– Nos vemos está noche– Digo al encender a mi bebé para escuchar el rugido de su motor.
– Ponte linda, como siempre lo haces– Oigo que James dice al salir primero de nosotros tres, logrando un leve rubor.
– Como odio que haga eso- Rick frunce su ceño al hacerme sonreír un poco– Nos vemos, lindura– Saluda con una mano para ir por el lado contrario al que se fue James.
Salgo de ese estacionamiento en mi Honda al usar mi mochila de gran tamaño. Salgo a la carretera donde comienzo a conducir entre esos autos pasándolos a una velocidad increíble, para mí, es muy grato sentir esa brisa que entra por mi cuello.
Durante treinta minutos estuve conduciendo en dirección al sur, viendo esos edificios interminables, esa cantidad de personas caminar con lentitud, vehículos a velocidades diferentes y claramente vi esos móviles policiales pasar con sus sirenas, eso hizo hacer que sonría de lado al aumentar mi velocidad.
Llego a la gran casa de mi hermano, Vladimir Anderson, la cabeza de México que ordena los asesinatos, secuestros, contrabando de narcóticos, robo y otros delitos que hacemos en vez de cuando, obviamente también tenemos trabajos legales, como yo, trabajo en directora de unas empresas distribuidas por el país.
Estaciono mi Honda en la entrada de la mansión de mi hermano para bajar con esa mochila colgada en mi espalda, sin retirarme el casco, entro a esa casa observando que la criada me mira de manera critica cosa que la ignoro completamente. Continúo caminando hacia la oficina de Vlad, que es donde entro a los pocos segundos para sacarme la mochila y dejarla sobre su escritorio, atrayendo su mirada a mí mientras retiro mi casco.
– Aquí tienes lo que me pediste– Digo al sentarme en la silla que esta enfrente de mi hermano.
– Espero que no sea falsa_ Dice al verme de reojo para abrir la mochila y sacar el cuadro que quería- Muy bien... pasaste la prueba.
– Era obvio ¿no?– Con media sonrisa observo que Vlad rodea el escritorio.
– Ahora se que no eres una bebé– Dice como si fuera uno al hablarme tan tonto, mientras toma mis mejillas para tirar de ellas– Pero para mí igual lo sigues siendo– Retira sus manos para dejarme mis mejillas ardiendo mientras me quejo– No importa cuanto hagas para mostrarme lo fuerte que eres, se que es lo que exactamente puedes hacer, así como se que aún sigues siendo esa niña de hace doce años atrás. Aún eres mi bebé– Con una sonrisa en su rostro me abraza con fuerza como siempre lo hace.
– Vlad... no voy a morir hoy– Digo al sentir como mis huesos crujen en su fuerte abrazo.
– No sabemos...
– Bicho raro– Digo al corresponder ese abrazo.
– Bien...– Se separa de mí para acomodar su chaqueta– Esta noche tenemos una subasta, ¿lo sabes, no?
– Lo sé a la perfección, ya tengo la lista de los invitados. Déjamelo a mí, sabes que de una manera u otra lo conseguiré– Sonrío de lado para escuchar un portazo a mis espaldas.
– Señor Vladimir, Ethan Wells solicita verlo urgentemente– Dice el hombre de mi hermano como si ese tal Ethan Wells fuera el mismo diablo.
– Déjalo pasar– Dice mi hermano al tomar una postura seria haciendo que ese hombre se retire.
– ¿Quién es?– Pregunto al dirigir mi mirada a él.
– Le debo dinero por la ayuda de hace dos años atrás. Cualquier cosa rara que hagas, te sugiero que lo pienses dos veces antes de hacerlo. No es un tipo con el que se pueda jugar, así que ten cuidado con lo que dices, que no eres bastante recatada con tus palabras– Dice mi hermano al acomodar su cuello de la chaqueta.
– Por favor...– Ruedo mis ojos con ironía– No es más que una persona común y corriente.
– Su alias es "El Lobo Plateado", con eso ya más o menos te debes ubicar.
– Eso no es un alias, y sabes que no me quedare quieta si quiere intimidarme en mi territorio. Ese tipo no es más que un engreído– Digo con una sonrisa para luego escuchar unos golpes en la puerta haciéndome fruncir mi ceño– Yo abriré– Digo al caminar hacia la puerta para abrirla– ¿Sí?
– Vladimir Anderson– Dice un hombre de cabello negro cuyos ojos cafés resaltan en su rostro.
– ¿Quién eres?– Pregunto con seriedad al ver que usa un traje.
Típico uniforme de la casa.
– Erick...
– Bueno. Ten, Erick– Digo al pasarle las llaves de mi moto– Estaciónala en el garaje y tráeme unas papas a mi habitación, y no vuelvas a molestar que estoy esperando a un viejo gruñón de negocios– Cierro la puerta para ver que mi hermano esta serio al ver que solo tengo una mirada neutral.
– ¿Quién era?
– Un tal Erick... nuevo supongo– Digo al subir mis hombros para caminar hacia el sofá de piel que tiene en medio de la enorme sala– No sé para que...– Mi oración es nuevamente interrumpida al escuchar golpes en la puerta– Maldita sea...
– Voy yo– Dice Vlad al caminar hacia la puerta para abrirla y quedar inmóvil por unos segundos.
Pasen...– Mi hermano se corre de la puerta para dejar pasar a un hombre que jamás vi antes. Su cabello castaño claro y sus ojos grises resaltan su alias al pasar con ese aire de superioridad, en verdad es como uno de esos idiotas que se notan a leguas, imaginen, se nota de entrada que es egocéntrico.
Detrás de ese horrible hombre, se puede ver que entra otro tipo más de cabello oscuro pero de ojos claros, como verdes que salieron de una selva; detrás de este entra el tipo que acabo de ver, el tal Erick que supongo que debe ser uno de los acompañantes de ese viejo gruñón.
– Buenas...– Saluda el tipo que entró primero. Cosa que ni contesto.
– Siéntese en el sofá, señor.
Wells– Dice mi hermano como si le temiera a ese novato– Taylor, déjale el lugar a Wells– Mi hermano me apresura a salir con sus palabras cosa que solo abro mi boca de sorpresa.
– ¿Por qué? Si yo llegué primero– Digo al ver a esos tres cosa que me provocan un repugnante pensamiento de ellos.
– Taylor...– La mano de mi hermano en mi brazo hace que me levante de un solo tirón– Disculpen, ella es mi asistente.
Novata...– ¿Novata? ¿¡NOVATA!? Huy Vlad, esto te costara caro...
– No te servirá si la quieres para asistente– Agrega el tipo que supuestamente es el tal Ethan Wells.
Ya me cayó gordo.
– Y usted no sirve ni para papel higiénico en un restaurante de cuar- – Mi hermano cubre mi boca con su mano provocando una sonrisa en los otros dos hombres, menos al que intento ofender.
– Taylor, si quieres quedarte te quedas en silencio– Dice al hacer que asienta para soltar su agarre– Bien, ¿Qué lo trae por aquí, Wells?
– El pago– Dice con neutralidad al acercarse al sofá y tomar asiento junto con los otros dos.
– Perfecto– Mi hermano se sienta enfrente de ellos– Taylor, trae unas bebidas para los invitados y la maleta que esta en el escritorio también.
Asiento con la mirada para acercarme a la repisa de licores donde sirvo en cuatro vasos el liquido transparente de Vodka, con molestia termino de servir esos cuatros vasos para ver de reojo como los cuatro hablan atentamente de sus negocios.
Con maldad sonrío al sacar de mi bolsillo interior, un poco de droga especial que tenia como prueba de la mercancía, esta es la oportunidad para probarla... Coloco un poco mucho en un vaso, para comenzar a caminar con la fuente en mi mano.
Observo a mi hermano el cual está nervioso, ya que conozco a la perfección sus mañas. Dejo los vasos delante de cada uno para retirarme a buscar el maletín el cual le llevo a mi hermano con prisa. Ellos entre charlas y charlas, llegaron al momento donde Wells toma el maletín para abrirlo y observar la cantidad de dinero en su interior.
– Muy bien, fue un placer hacer negocios contigo, Anderson– Dice el tal Wells con seriedad como ha estado todo este momento.
– Lo mismo digo– Mi hermano bebe de su licor al igual que los demás– Espero verlos en la subasta de esta noche.
– Más que seguro, ese cuadro ya tiene dueño– Dice al ponerse de pie para beber de su vaso.
– No sabe hasta que se acabe la subasta– Dice mi hermano al imitar su acción.
– Obviamente que lo tendré yo– Agrega Wells haciendo que ruede los ojos.
– Wow...– Agito mi mano sobre mi cara– Me siento sofocada...– Digo al hacerme la que me falta el aire.
– ¿Qué tienes?– Pregunta mi hermano bajo las miradas atentas de los invitados.
– Su ego, es tan grande que me asfixia– Digo al ver exclusivamente a una persona.
– Recapacita mi consejo, Anderson– Dice Wells al verme como si me tuviera asco– Me retiro, con tu permiso.
– Te acompaño– Dice mi hermano.
– Deja, lo haré yo como disculpa– Digo con una sonrisa falsa al ver que dos de ellos sonríen de lado mientras que mi objetivo principal permanece neutral– ¿Hay algún problema?.
– Ninguno– Responde el hombre al que aún no le se el nombre.
– Síganme– Digo amable para caminar primera. Salgo de la oficina de mi hermano para comenzar a caminar por el pasillo hasta bajar las escaleras y llegar a la puerta de salida– Bien, ya están en la salida.
– Tenga– Dice el tal Erick al pasarme las llaves de mi moto.
– Oh, gracias...– Sonrío un poco– No pensé que fuera uno de los secuaces del señor gruñón– Digo con una sonrisa al percatarme de que él me mira fulminante– Disculpen...
– Que tenga buen día– Dice Erick al retirarse primero con una sonrisa.
– Cuídese señorita– Agrega el otro para salir dejándome con ese tal Wells.
– Adiós...– Digo al saludar a ese viejo con mi mano.
– Debería de lavar trastes en vez de estar en este lugar– Ataca con dureza cosa que ni siquiera me inmuta.
– Y usted debería de estar limpiando caballerizas– Respondo con una sonrisa– Si quieres intimidarme, te advierto que no sucederá.
– ¿Cuándo perdimos la formalidad?– Pregunta retorica-mente por lo que me mantengo en silencio– Taylor Anderson, te advierto que no soy alguien normal, deberías de temerme como todos lo hacen, no me conoces y eso te juega en contra.
Estate atenta, que en cualquier momento el lobo puede aparecer.
– Wells... el lobo aparecerá cuando su debilidad desaparezca, un cachorro asustado no hace nada, en cambio no olvides que una rosa puede ser frágil, pero tiene su defensa. Cuídate, no te vallas a pinchar con las espinas– Sonrío de lado– Que el mejor gane esta noche.
– Mis juegos son más extremos, pero si quieres empezar así. Supongo que podre pasar el rato– Con la misma neutralidad en la que entró, se retira al darme la espalda.
– ¡Viejo gruñón!– Grito al cerrar la puerta con brusquedad para subir las escaleras corriendo– ¡VLADIMIR! ¡¡QUIERO INFORMACIÓN DE ESE VIEJO DE WELLS!!
"No pienso perder delante de ese hombre egocéntrico, aburrido, gruñón y orgulloso.
Le enseñare lo que una mujer puede ser... no soy normal... y nunca lo fui. No pienso perder delante de él nuevamente".
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Updated 36 Episodes
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Angie Marcano
una historia peligrosa
2022-07-04
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