Capítulo 6

Alberto salió de la habitación de Carlos y se dirigió hacia la recepción. Su semblante ahora era completamente diferente al de cuando estaba con Carlos; parecía imponente e intimidaba a cualquiera que lo mirara. Se acercó a sus hombres y les dio órdenes:

— Ustedes quédense por aquí. — Miró a Paulo y añadió: — Andrey está vigilando al médico, no sé qué interés tendrá cuando descubra que Carlos me salvó.

En el cuarto, Carlos aún pensaba en lo que Lucas había dicho y en lo que iba a responder. No esperaba esa reacción, siempre imaginó que si Lucas le pedía volver, diría que sí inmediatamente, sin pensarlo dos veces. En ese momento tenía dudas si realmente funcionaría de nuevo entre ellos dos, pensaba que si no hubiera ocurrido el incidente en el hospital, entonces Lucas probablemente no pediría volver.

Mientras se perdía en sus pensamientos, ni siquiera se dio cuenta de que Nina había entrado en el cuarto, solo lo notó cuando ella tocó su hombro.

— Dios mío, ¿en qué tanto piensas? Ni siquiera me escuchaste entrar y llamarte.

Carlos suspiró y negó con la cabeza como si no fuera nada.

— ¿Por casualidad estás pensando en el guapo que estaba a tu lado? — Preguntó ella, pareciendo entusiasmada.

— ¿Qué? — Carlos preguntó, pero sabía que Nina hablaba de Alberto.

— No te hagas el tonto, el chico estaba muy preocupado por ti y casi estaba sacando a Lucas a la fuerza del cuarto — Nina habló sonriendo y sacó su celular, mostrando el video que había grabado.

Carlos miraba el video viendo la discusión entre Alberto y Lucas, en algunos momentos levantaba sus labios sonriendo, no imaginaba ver a Alberto de esa manera y aún llamándolo bebé tan descaradamente.

— ¿Y bien? ¿Qué es esa historia de "mi bebé"? ¿Ustedes están saliendo desde cuándo? ¿Y dónde conseguiste a ese hombre maravilloso?

Carlos suspiró escuchando todas esas preguntas de Nina, si tan solo supiera lo que había pasado esa madrugada, no estaría tan eufórica.

— No estamos saliendo, Nina. No somos novios y apenas lo conozco desde hace dos días, así que no hay necesidad de hacer este escándalo, ¿ok? — Carlos quería poner fin a ese asunto allí mismo, no quería seguir respondiendo a las preguntas de Nina.

— Está bien, pero no puedes negar que ese hombre está loco por ti, y es una gran oportunidad para que sigas adelante y dejes de pensar en el idiota de tu ex.

Carlos recordó el asunto con Lucas de nuevo, miró el suero casi terminado y decidió que se iba a ir.

— Nina, quita el suero, quiero irme a casa. Voy a hablar con el director y pedir unos dos días de licencia.

Ella se extrañó un poco de su amigo, pero ya que tenía una bandeja con las cosas que usó para el procedimiento de otro paciente, lo quitó.

— Deberías pedir unas vacaciones y salir a viajar con ese guapo, o no sé, conocer a alguien nuevo en tu viaje. Solo sal un poco de este hospital.

Carlos quería reprender a Nina, pero, en el fondo, ella tenía razón, hacía tiempo que no se tomaba unas vacaciones, necesitaba un cambio de aires, se sentía muy estresado en los últimos días.

— Voy a hablar con el director al respecto. Por un lado, tienes razón, necesito salir un poco de aquí.

En ese momento, Carlos pensó que no quería darle una respuesta a Lucas de inmediato. Necesitaba pensar bien en lo que iba a hacer y tomar licencia sería una buena elección. Se levantó y se preparó para salir de la habitación. Nina quitó las sábanas y Carlos se fue.

Cuando salió de la habitación, se encontró con Lucas en el pasillo. Intentó desviar la mirada y salir de allí, pero Lucas sujetó su muñeca.

— ¿Por qué te levantaste? No te dieron el alta. — Lucas habló con una sonrisa en el rostro.

Antes, Carlos podría derretirse con esa sonrisa, pero en ese momento todos esos sentimientos fueron extraños y solo quería irse de allí. Carlos retiró la mano que sujetaba su muñeca, hablando de forma seria.

— Ya estoy bien, no necesito pasar el resto del día en la cama y por favor, evita agarrarme así en los pasillos. Tu novio trabaja aquí y no quiero que se extiendan rumores con mi nombre.

Carlos se dio la vuelta y salió, dejando a Lucas allí sin entender qué le había pasado. Volvió rápidamente a su consultorio después de hablar con el director. Carlos pidió el resto del día y el siguiente de licencia; sobre tomar vacaciones, hablaría cuando volviera. Comenzó a recoger sus cosas y miró las flores que Alberto le había llevado. Se dirigió hacia la puerta, pero se detuvo antes de abrirla, se dio la vuelta y las miró nuevamente. Levantó la comisura de los labios en una pequeña sonrisa y volvió a por ellas.

Carlos pasó por la recepción, despidiéndose de las chicas y otras personas del hospital. Todos le deseaban una pronta recuperación a Carlos, era muy querido en el hospital. Lucas se apoyó en el mostrador justo después de que Carlos se fue y se quedó mirando su espalda mientras se iba. Nina estaba allí y entrecerró los ojos al ver la expresión y la mirada de Lucas hacia Carlos, y no perdió tiempo.

— Qué suerte tiene el Dr. Carlos. ¿Dónde habrá encontrado a ese dios griego? Quiero pedir uno también. Y vieron cómo fue atento con él, trajo flores y se quedó a su lado hasta que despertó, todo un príncipe. — Nina terminó de provocar, y las chicas sonrieron y suspiraron.

Lucas, por otro lado, rodó los ojos, cogió unos papeles y le dijo bruscamente a su secretaria que enviaran al siguiente paciente. Nina analizó la reacción de Lucas y sabía que él estaba intentando algo con Carlos después de verlo con otra persona. Como amiga de Carlos, podía ver lo que tal vez él no podía ver y sabía que Lucas solo le haría sufrir de nuevo. Haría todo lo posible para evitarlo.

En otra parte de la ciudad, Andrey estaba gritando a algunos de sus subordinados, estaba irritado por un envío que fue confiscado por la policía. Douglas, que era su guardaespaldas y mano derecha, entró con un sobre en la mano, y Andrey despidió a los demás hombres.

— Dime que tienes buenas noticias para mí, mi día está siendo una mierda.

Douglas bajó la mirada, sabía que lo que iba a decir solo irritaría más a su jefe, y podría pagar las consecuencias.

— Bueno, señor, las flores que pidió ya fueron entregadas al médico y aquí está la información sobre Alberto esa noche. Él recibió ayuda de alguien, pero creo que no le gustará saber quién lo ayudó. — Douglas le entregó el sobre a Andrey, dio algunos pasos hacia atrás y continuó. — Obtuvieron imágenes de seguridad. Él entró en un taxi que lo dejó en un barrio cercano, de allí caminó por algunas calles hasta que encontró a alguien llegando a casa de madrugada.

Douglas dejó de hablar, tragó saliva. Andrey estaba mirando las fotos de las cámaras de seguridad y Douglas sabía que estaba acercándose a la foto del médico.

— Se acercó a la persona y entró en su casa. Debe haberlo obligado a cuidar de sus heridas y sacarle la bala. — Esperó a que Andrey siguiera pasando las fotos hasta verlo detenerse en una y mirar detenidamente. — Como puede ver, la casa a la que entró Alberto fue la del médico que le sacó la bala. También le salvó la vida a Alberto ese día. — Douglas percibió la mirada furiosa que Andrey le lanzó. — Nuestros hombres también informaron que vieron a Alberto llegar al hospital hoy temprano. Debe haber ido a hablar con el médico.

Andrey golpeó la mesa frente a él con las manos, volvió a mirar la foto de Carlos frente a su casa y levantó los labios en una sonrisa siniestra.

— Vaya, vaya. No solo le salvaste la vida a él, sino también a mi enemigo, doctor. Y al parecer, no solo despertaste mi interés, sino también el de ese bastardo. — Levantó la mirada hacia Douglas y siguió hablando.

— Tráiganlo a mí. No he decidido qué quiero hacer con él, pero no dejaré que Alberto ponga las manos sobre él. Este médico tiene que ser mío.

Douglas tragó saliva de nuevo, sabía que su jefe había quedado encantado con el médico y haría cualquier cosa por tenerlo.

— ¿Señor, pretende usarlo como hizo con Pablo? Ya que Alberto parece haber mostrado interés en él.

— No seas idiota. ¿No oíste decir que no dejaré que ese bastardo se le acerque? Pablo es una situación completamente diferente. Quiero a Carlos para mí. Debe estar en el hospital. Verifica a qué hora saldrá y llévalo en el estacionamiento. Si no funciona en el hospital, ve a su casa.

Andrey se acercó a la ventana, mirando la foto en su mano. No iba a perder ante Alberto esta vez. Incluso si tenía que mantener a Carlos cautivo, lo tendría.

— Serás mío, Carlos. Solo yo podré admirar ese hermoso rostro tuyo y solo yo podré tocar tu cuerpo.

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