Capítulo 12 PREPARAR LA MALETA

Mauricio Lombardi

A dos días de la boda sigo pensando en una salida de todo esto pero no hay manera. Hablé con mí padre pero no quiere entrar en razones y no se que hacer.

-Bro! Hey te estoy hablando idiota- mí amigo me pegó un empujón que casi provoca que caiga de cara al suelo

-¿Que te pasa estúpido?

-Te estaba hablando Mauriiii

-No estoy de humor

-Cuentame como es tu esposa

-Cuentamelo tú si es que la conoces porque yo no

-¿Me lo dices en serio? ¿No la has buscado en internet al menos?

-Obvio que lo hice pero de ella no hay absolutamente nada, pongo Olson pero los únicos resultados obtenidos son de sus padres y hermana pero no hay más nadie

-¿Cómo se llama?

-Alegre, o algo así

-Espera aquí tengo una invitación, se llama Allegra imbécil y tienes razón parece que no existe

-Seguro es horrenda y por eso sus padres no la han dejado salir, bueno si trabaja en una editorial es una nerd gorda llena de granos por tantas sodas y comida chatarra, prefiero seguir pareciendo gay

-Quizas no sea así

-Estoy casi seguro de que lo será. De todos modos no me importa, así sea linda y aceptable físicamente si es la hermana de esa golfa seguro no es buen partido y una zorra

-Ya lo veremos, de todos modos estaré contigo allí para montar mí gran número si se te tira encima y decirle que eres mío jajajaja

-En mí boda no por favor, seguro sería aún peor

-Muero por conocer a la futura señora de Lombardi

-Si no quieres perder la capacidad de formar una familia más adelante te conviene callarte de una puta vez

Me quedé ahogándome en alcohol por ésta puta locura y ni siquiera pude viajar a desahogar mí frustración en el club donde voy en otra ciudad porque todos los medios están sobre mí y no puedo escapar, maldita sea.

Cada día desde que me enteré de que me casaría es una maldita pesadilla, incluso todos mis empleados están invitados a mí boda, hasta los de mí padre. No quiero imaginar la multitud de gente que vendrá a presenciar esta estupidez.

Hasta tuve que sacar turno con mí masajista que es hombre porque las mujeres a las que fui acabaron haciendo propuestas indecorosas, incluso tocando más de la cuenta o exhibiéndose como si fueran mercancía de primera. Pero jamás les presté atención, soy un hombre que maneja la situación y que solo lo hace cuando le apetece y con quién. Solo veo a las mujeres de un club que es con máxima discreción dónde se que nada se divulgara. Lo último que necesito es que me miren como un pervertido los de mente cerrada, prefiero mantener mí fama gay sobre todas las cosas.

Con mí cuerpo relajado pero mí mente convertida en un caos comencé a preparar la maleta para la luna de miel de máximo una semana junto a mí pasaporte, documentos y dispositivos electrónicos. Mí amigo y mano derecha tomaría el control en mí ausencia aunque con todo gusto lo mandaría a tomar mí lugar en la luna de miel

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