Capítulo 3 DESTINY MARIE

DESTINY MARIE

Me llamo Destiny y tengo 25 años, soy hija de una modelo bellísima y del dueño de un periódico que tuvo mejores días, del cual fui una protagonista en varios titulares.

Me esforcé muchísimo para llegar hasta aquí, tengo una hermana que es muy poca cosa y se la da santa, es una mosca muerta de lo peor. Nunca nos llevamos bien, ella jamás hizo algo para estar al nivel de ésta familia. Se viste mal, apenas si usa el maquillaje y es una estúpida nerd.

Es bella pero no sabe sacar su potencial, incluso no es capaz de teñirse el cabello y quitarse el color castaño que ambas tenemos.

Se de los planes de mis padres, querían que fuera yo quien se casara con ese tipo que encima de todo es gay. Yo no puedo ni tampoco lo haría. Esperé toda mí vida por estar en la semana de la moda en París y no me lo perderé por nada. Además me gusta demasiado el sexo libre como para casarme con alguien que batea para el otro equipo.

-Mamá yo lo siento pero no puedo casarme

-¿Que haremos? Tu padre aceptó

-Tienes otra hija que dudo tenga novio

-Me gusta tu idea, pero ella se negará

-No tienes que decirle nada mamá, solo se enterará cuando llegue, mejor que sea el día de la boda

-¿Crees que aceptará?

-No le dejarás más opciones madre

Convencer a mis padres de algo siempre fue muy fácil aunque con mí madre más aún, ¿Y cómo negarse? Soy su clon, más que nada en personalidad.

Mí hermanita se alejó de casa, ¿Por qué lo hizo? Mí culpa y que orgullosa me siento la verdad. Se había enamorado del más popular siendo ella desalineada y una rata de biblioteca, jamás la vería. Me acosté con el cuando ella me vió, aunque no valió la pena. Luego cuando se metió en una relación también hice lo mismo.

Nadie jamás se resistió a mis encantos, además de Mauricio claro está. Ahí descubrí que efectivamente es gay y no un rumor porque no me rechazaría en caso contrario y es una pena porque está demasiado bueno para su propio bien, fuerte, musculoso, todo un Dios pero un desperdicio a fin de cuentas.

Ahora me preparo para ir a la semana de la moda de la que depende mí futuro, una gran oportunidad sin lugar a dudas y espero no sea la última. Después de todo tener un cuñado hay quizás más adelante me ayude y me contrate para las mejores pasarelas.

Necesito relajarme y que mejor que con alguien de mí mundo para pasarlo rico. No soy del amor, no quiero casarme ni atar mí vida a alguien que quiera hijos porque arruinar ésta figura que tanto trabajo y dedicación me ha costado por nada del mundo pienso perder.

Mí madre llamó al padre de mí futuro cuñado para informarle que yo no pensaba casarme. Usó su mejor tono al cual nadie se resiste para llegar a un acuerdo. Cuando mencionó que tenía otra hija y me hizo señas con el pulgar hacia arriba me relajé. Aceptaron a mí querida hermana, ¿La vida podría sonreírme más?