Todo un galán

🗨️ Desde muy joven me acostumbré a usar las mujeres para mi placer, mi padre y sus amigos hablaban de prostíbulos y bares después de sus noches de juegos, mis amigos y yo conocimos el placer de esa forma, pagábamos y ella nos complacían.

Con el pasar del tiempo las mujeres siempre estuvieron disponible para que hiciéramos con ellas lo que deseáramos, tomaba lo que me gustaba, lo utilizaba y luego lo desechaba.

Podía salir hoy con una y mañana con otra, y hoy aquí estoy, siguiendo los concejos de Alejandro, tratando de ser tan sutil como un pétalo de rosa.

Disfrutando cada uno de sus gemidos que se escapa de sus labios, mientras contengo el demonio que me incita a poseerla, pero no puedo, es su primera vez debe ser especial.

A medida que avanzo sus gemidos aumentan y mi deseo también, quisiera parar, pero quiero seguir, me encanta su sabor, sus gemidos alimentan mi pasión, quiero seguir disfrutando de esto todos los días.

Siento sus manos sujetando mis cabellos, falta poco está en su punto máximo y siento como se estremece y trata de cerrar sus piernas, no se lo permito, deseo sentir como llega al éxtasis total por primera vez.

Está exhausta, su respiración se acelera, recorro su cuerpo con mis besos hasta llegar a sus labios.

Su cuerpo tiembla, pero esta vez de emoción, su húmeda me enciende, pero yo quiero más recorro su cuerpo de nuevo la lleno de besos, ella se revuelva en la cama, juego con mis dedos en su intimida, estalla nuevamente y está vez un chorro acompaña su máximo nivel.

Esta extra húmeda es el momento de ingresar, lo haré despacio, mientras beso tiernamente sus labios y recorro su cuerpo, no pierdo de vista sus reacciones, hace una mueca de dolor.

Dejó que se acostumbre y continuó suavemente hasta que sus gemidos aparecen de nuevo, me pide más y yo estoy para complacerla continuamos así hasta que nuestros cuerpos están agotados.

Despierto y ella está a mi lado, puedo decir que también fue mi primera vez, nunca había disfrutado tanto con una mujer, cada caricia, cada beso, me siento pleno. Pediré el desayuno y un par de analgésicos, me imagino que despertará un poco adolorida.

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Despierto y me duele todo al moverme, Leonardo corre en mi ayuda me lleva hasta el baño y me ayuda a bañarme.

Cuando regresamos a la cama ve las manchas de sangre y se altera tuve que explicarle todo el motivo, me senté en el sillón mientras él buscaba una camarera que cambiará las sábanas.

Desayune y me tomé los analgésicos, estuvimos acostados todo el día, mi esposo es más inocente de lo que pensaba, desde muy joven obtuvo lo que quiso de las mujeres y se quedó en eso, parecía un niño preguntando el efecto que causaban sus besos y caricias.

Al caer la tarde salimos a caminar por la playa, todavía de me dificultaba caminar rápido, por lo que de regreso mi esposo me llevó en sus brazos.

Los siguientes días, fueron muy ardientes, ya no dolía tanto y lo disfrutábamos mucho más, Leonardo aprendía cosas nuevas y descubría cada rincón de mi cuerpo.

Estas dos semanas pasaron volando, pero hay obligaciones por cumplir y debemos regresar.

Todos está en orden, Leonardo ha retomado sus labores y yo estoy tramitando mis documentos para legalizar mi título, quiero hacer una especialización, para mejorar mi nivel.

—Hola hija ¿cómo te fue?

— Bien mamá, puedo hacer la especialización mientras me legalizan todo, lo bueno es que solo sería estudiar un par de horas a la semana y me autorizan para trabajar en clínicas a nivel medio.

—Que bueno, hija.

— ¿Y mi abuela dónde está?

—Está en la otra casa, dejando todo en orden recuerda que nos mudaremos este fin de semana y al igual que a ti le gusta todo en orden, luego viajaremos a España, es hora de empezar a tomar el mando desde allá.

—Me harás mucha falta madre.

—Y tú mi, pero es hora que tengan su espacio y construyan su hogar a su manera.

—Si mamá lo sé.

Han pasado tres años y todo sigue igual, Leonardo trabajando y yo en la clínica trabajando medio tiempo y estudio desde casa.

Este lugar es tan grande, extraño mis niños, siempre quise ser madre, si mi hermana estuviera viva, quizá yo me hubiera casado con otra persona y todo sería diferente.

Ella estaría feliz, viajando y disfrutando de tanto lujo, no le gustaban los niños, ella cuidaba mucho su figura y si tuviera hijo seguro lo criaría una niñera.

Mi madre y mis suegros, quieren nietos, pero Leonardo no se siente preparado para ser padre y nos estamos cuidando.

— ¿Hija eres feliz?

—Si madre lo soy.

—Pero no lo amas.

— No lo logro mamá, será que hay algo mal en mí.

—No mi amor, solo que quizá no sea el hombre de tu vida, no te puedo juzgar la situación en la que empezó la relación de ustedes no fue la mejor, Leonardo es un buen hombre, pero la vida real no es una novela rosa.

—Quisiera amarlo, él ha hecho tanto por nosotras, te dio tu libertad, te ayudo con la empresa, se dedicó a buscarme cuando estuve secuestrada, ha tenido tantos detalles conmigo.

— Date tiempo hija, la lealtad es más valiosa que el amor, mantén tu lealtad con él, no le falles, valora cada minuto juntos, apóyalo.

Ya verás que tu corazón irá permitiendo que el sentimiento florezca y otra cosa mi vida, perdónate, tú no le quitaste nada a tu hermana, el destino lo quiso así.

—Mamá, pero si ella estuviera viva todo esto lo estaría disfrutando ella.

— Si y quizá también estaría locamente enamorada de Leonardo y ya hasta tendrían hijos.

O quizá se odiaran, tú hermana siempre fue caprichosa, su carácter fuerte y su rebeldía siempre hacían difíciles las cosas.

Hija, entiende eso no lo sabemos porque ella ya no está y sabes hija creo que debemos ir a un sicólogo, debes sanar, debes entender que no fue tu culpa.

—¿Será mamá? ¿Consideras que sea necesario?

— Si, y no tendría nada de malo o de extraño.

Tú no pudiste hacerle un duelo, solo la sepultaste y te quedaste con ella, dejaste tu corazón con ella y ahora te reprochas por tener lo que ella pudo tener y eso no es justo.

Hija, hiciste lo que pudiste por salvar su vida, pero no estaba en tus manos hacerlo, tú te mereces ser feliz, con Leonardo o con otro, pero ya es hora que lo seas.

—Esta bien mamá, te haré caso, buscaré ayuda.

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