-Hey señora, ¿hey?, ¡holaaa!, ¿Estás bien?- Resuena una voz que parecía estar lejos mientras que leves empujones movían el brazo de Nelida, logrando que saliera del mundo de recuerdos dolorosos en el que se encontraba inmersa pues el sonido que emanaba de aquella estructura en el centro del parque, la silueta que dejaba el agua al deslizarse por las rocas la habían relajado a tal punto, que parecía una estatua con la vista perdida en la gotas cristalinas que continuamente corrían sin parar.
Una niña estaba a su lado, haciendo señas con sus pequeñas manos tratando de llamar su atención. Nelida dirige su mirada a la pequeña sin decirle nada.
- Señora, ¿ Está usted bien? - Pregunta la niña con rostro algo preocupado, pues estuvo un buen tiempo parada al lado de la chica tratando que saliera de su trance.
- Estoy bien linda, solo estaba soñando despierta, al ver la fuente empecé a recordar tiempos pasados- Contesta Nelida con amabilidad a la niña.
- A mi me gusta mirarla también, es muy linda, siempre lanzo monedas para pedir deseos - Dice la niña acercándose al pequeño pozo, acariciando el agua con uno de sus dedos mientras sostenía una moneda con su pequeña mano casi cerrada por completo.
- ¿Se cumplen tus deseos? - Pregunta Nelida, añorando una respuesta positiva de la pequeña.
- Sí, ya se cumplió mi deseo, en realidad siempre pido lo mismo - Responde la niña con confianza, desbordando emoción con una sonrisa enorme que se formó en su fino y pequeño rostro mientras seguía jugueteando con el agua.
Nelida al escuchar estas inocentes palabras sintió un tanto de alivio y esperanza como si en ese acto de fé podría encontrar la solución a todos sus problemas.
- ¿ Que deseo pedías siempre ? - Nelida sentía algo de ansiendad por saber.
- Pues siempre pedía que mi abuelita regresará a casa con mamá y conmigo, ya que estaba enfermita, pero ahora está mejor, salió del hospital hace una semana, ahora pido que se quede con nosotras para siempre, por cierto ¿ Como te fue ayer con el chico que te invitó el helado ? - Pregunta la niña con gesto curioso.
- ¿ Cómo sabes eso niña ? Pregunta Nelida completamente sorprendída por la interrogante de la pequeña.
- ¿ No te acuerdas de mí ? - La niña muestra un gesto serio.
- No preciosa, no te había visto antes - Contesta la chica lamentando deseccionarla.
- ¿Y de mi abuela?, ¿No te acuerdas de ella?, nosotras estábamos comiendo ayer en el restaurante cuando caiste , ¿Recuerdas? - Dice la pequeña en voz esperanzada, tratando de que la mujer frente a ella la recordara.
Inmediatamente volvió a su mente la imagen de la dulce anciana de la mesa 3 que la había ayudado a aceptar la propuesta de Carlos, dándole el empujón que necesitaba para acceder a la invitación.
- ¡Tienes razon niña , ya la recuerdo!- expresa Nelida con algo de emoción, mientras que detenidamente observa a la pequeña que se encontraba sentada en el muro de ladrillos mojando sus manos.
Era una niña linda, de piel palida como la nieve, que vestía un lindo vestido amarillo que llevaba con toda la seguridad que puede tener una pequeña dama, su cabello recogido con dos coletas una de cada lado, que parecían dos cascadas de oro puro amarradas con listones blancos, pues su cabello era tan dorado y lacio que era imposible no verlo.
¿ Cómo te llamas ? - Pregunta Nelida a su acompañante.
- Orabela - Responde la niña esbozando felicidad por el interés que estaba mostrando la mujer en ella.
¿ Y que edad tienes ? - Continúan las interrogantes de parte de la chica queriendo conocer a la pequeña de ojos alegres.
- 7 años, pero ya casi cumplo 8, el próximo mes -
Nelida al escuchar la edad de la niña, sintió un latido fuerte en su pecho, pues se visualizo nuevamente con esa misma edad, siendo lo opuesto a la dulce inocente que estaba frente a ella contemplando el agua. Nelida dejando de lado sus recuerdos perturbadores, sintió alegría por saber que esa pequeña no era ella y que no compartía su misma suerte.
-¡Orabelaa, es hora de irnos!- Se escuchó una voz conocida en el ambiente, era la anciana que lentamente se dirigía a ellas, reconociendo a Nelida al instante.
- Hola muchacha, disculpa a mi nieta si te estuvo molestando - Dice la anciana en tono suave, mostrando nuevamente en su rostro arrugado una expresión de ternura ya odsequiada anteriormente a la chica.
- No señora, para nada, al contrario ya nos estábamos conociendo - Contesta Nelida dejando ver una sonrisa brillante que para ella, era difícil mostrar, pero con aquella señora era imposible no sonreír, de ella emanaba un aura de paz y amor que generaba mucha confianza.
- ¿Como te fue ayer con tu trabajo niña ?, debo ser honesta, temí que te fueran a despedir, esa mujer es mala - Comenta la anciana, clavando sus grandes ojos desteñidos por la edad sobre la hermosa mujer, pues la angustia de la señora se estaba haciendo notar.
- Bueno, la verdad es que me despidieron - Contesta Nelida colocando su cabeza en blanco, tratando de bloquear cualquier imagen en su mente que la hiciera mostrar algún indicio de nerviosismo, evitando siempre ver el rostro de la señora mientras hablaba del tema.
- No puede ser linda ¿Pero ya tienes algún plan? - Pregunta la señora mirando fijamente a la muchacha.
- Pues en realidad no, no sé qué hacer, solo buscaré trabajo que con mi poca experiencia seguramente será complicado conseguir, sobre todo en esta ciudad con tantas personas - Expresa Nelida con voz cortada, pues se estaba formando un nudo en su garganta mientras trataba de controlar las lágrimas que insistían en querer salir.
La señora pudo percivir la tensión que se formó en el rostro de la chica, pues sus rasgos etéreos se veían nublados por un oceano emociones con los que estaba luchando incesantemente.
- La vida es un gran huerto, compuesto de corazones dónde con nuestras acciones sembramos sentimientos que a la larga de una u otra forma vuelven a nosotros como un Boomerang, de nosotros depende la semilla que queremos plantar para luego esperar los frutos que está dé y tú mi linda estoy segura que haz plantado muy buenas semillas - Emite la señora, logrando captar completamente la atención de las dos jóvenes junto a ella, sobre todo la que poseía aquellos ojos grises que se calmaron al escuchar estas palabras.
- ¿Porque me habrá dicho eso? - piensa Nelida, sonrojada por las palabras de la anciana.
- ¿ Conoces la tienda de víveres que está a una cuadra de aquí ? - Pregunta la señora con seriedad.
- Si señora - responde Nelida rápidamente.
- Mañana a las 7:30 AM puedes ir, allá estará mi hija atendiendo, dile que vas de parte de la señora Esperanza, de igual forma yo hablaré con ella para que te ayude pues está buscando a alguien para que cuide a Orabela, te puede pagar bien -
La mirada de las dos jóvenes colisionaron inmediatamente, mostrando gran emoción, como si ese fuera el inicio de una gran amistad. Para Nelida fue imposible no abrazar a la señora, pues su emoción fue tal que ya había perdido la cuenta de la cantidad de Gracias que le había otorgado a la anciana con expresa felicidad.
- No te preocupes bella, como te dije hace un momento, todo se devuelve como un boomerang, te esperaremos mañana, ya nos tenemos que ir, nos vemos- Levantando la mano hace un gesto dirigido a su nieta que inmediatamente se coloca de pie y le toma la mano a su abuela.
- Adiós Nelida nos vemos mañana- Le Dice la pequeña niña retirándose del lugar.
- Hasta luego - Responde la chica aún muy emocionada mientras observa como se alejan lentamente.
En ese momento agradece haber visto aquel perro blanco que cruzo la calle la noche anterior. Pues ella a sufrido lo suficiente y siempre salió adelante. Por qué si aquel animal siendo de la calle, sin nadie que lo proteja y con un futuro incierto, quería vivir. Por qué ella tendría que atentar con su vida, después de lo mucho que le había costado estar viva. - No, mi vida vale mucho, no la perderé por simple debilidad - Se dijo la noche anterior, tomando el aliento de valentía que necesitaba.
Ya el sol estaba en su punto fuerte, abrazando el ambiente con el calor de sus rayos. Nelida decide volver a su habitación, a su lugar único, a su caja fuerte dónde se siente protegida.
Cruza la calle, volviendo al edificio, inhala el aroma que despiden los tulipanes encontrándose con una soledad inminente al cruzar la puerta de la antigua estructura. Sin prestar más atención sube las escaleras saltando, pues su ánimo había mejorado mucho, escucha pasos que parecían ser arrastrados con ligereza en el segundo piso donde se encontraba su pequeño apartamento. Al llegar, se topa con el portero que ya venía en dirección a las escaleras, este sin decir nada solo sigue su camino apresurando un poco el paso.
Nelida no presta mucha atención, pues al lado había un apartamento vació que en sus 5 años que tiene de inquilina en el edificio jamás había sido rentado, cosa que no le afectaba para nada pues el silencio de su piso era algo que disfrutaba mucho.
Entra a su hogar, poniéndose cómoda y sacando de ella toda prenda que cubriera su silueta, para luego tirarse en su cama a descansar, pues el siguiente día sería una copa colmada de posibilidades sin fin.
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Comments
LUZ AMPARO SALINAS ANGULO
🌹🌹💞💕♥️
2022-09-27
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