Hermanas.

...CHRISTIAN...

Doy un aplauso provocando un brinco en la distraída que cepilla su cabello.

—¡Maldito cabron!— rio—. Hasta que nos volvemos a ver la cara, ¿qué pasó cabroncito? Hace días no venías es verme, ¿lo que pasa es que tu amiguito se decepcionó porque no me gusta la poll...?

—Ya cállate— sonríe—. Por tu cara pareciera que no quisieras regresar con tus padres.

—No te creas, los amo y los extraño demasiado. Pero la última vez que vi a mi padre tuvimos una fuerte discusión, soy la oveja negra de la familia y no está de acuerdo en mi sexualidad, no me apoya— deja el cepillo a un lado— pero no creo que viniste a hablar de mis asuntos familiares.

—Claro que no, no me interesa. He decidido que...

—¿Me vas a dejar libre?

—No. He decidido que es hora de que nos conozcamos.

—¡Agh! que pereza. ¿Eres un mafioso? Digo, me secuestraste, es un grave delito, por esto te darán muchos años en la cárcel.

—Supongo que valdrá la pena por pasar una noche contigo.

—¡Ja! nunca he visto un pajarito que vuele tan alto como tú, pero déjame cortarte las alas, me gustan las mujeres, no los hombres ¿estamos claro?

—Te dije que cambiaría tus gustos, y todo lo que me propongo lo consigo.

—Uy, Christian Grey, me encantaría saber que guardas en tu cabecita.

—¿Y si te enseño lo que guardo en mi pantalón?

Mira mi entre pierna y al regresar su mirada a la mía ladea su cabeza sin quitar su sonrisa, la loca pone su mano en aquella zona y muerde el lóbulo de mi oreja.

—Buen tamaño, supongo que no cabrá dentro de mí, otra razón para no acostarme contigo— me empuja—. Quisiera tener la libertad de salir de esta habitación.

—¿Para qué?

—Porque soy un ser vivo, cabroncito, no intentaré escaparme, no soy tan bruta porque aparte no sé donde estoy.

—Bien— suspiro— cumpliré tu único deseo— abro la puerta y llamo a dos sirvientas— retiren todo tipo de comunicación de la casa, no quiero que una loca me quiera ver la cara.

—Sí señor.

...KENNETH...

Otra vez recibí un mensaje de mi padre en el que me quería ver, tuve que mentirle porque cada que lo hace es para hablarme de Mariangel, una mujer que no conozco y con la que me quiere comprometer hace mucho tiempo.

—Necesito hablar contigo— miro a la chica y de nuevo regreso mi mirada a mi laptop.

—No tengo tiempo para escuchar tus quejas Hardy.

—Acepto el trato— le resto importancia a los trabajos en la empresa y sonriente me cruzo de piernas poniendo toda mi atención en esos bellos ojos cafeces— El de fingir que soy tu novia.

—¿Si ves que podemos hablar de una manera mejor? Entonces empezarás a actuar mañana, regresaremos a New York.

La sirvienta se detiene en la puerta de mi despacho haciéndome una seña de que quiere decirme algo.

—Puedes decirlo con confianza, no creo que tengamos de que preocuparnos con mi novia— rueda los ojos y sonrío.

—Tiene visita señor.

—¿Quién?

—La señorita...

—Bueno verte después de mucho tiempo Kenneth— entra sonriente Sam, mi hermana de 22 años. A esto le llamo problemas.

...DEXTER...

—Mandé a comprarte algo de ropa para mañana, me acompañaras a una cena con mi ex.

—Haré todo lo que me pide con tal de que cumpla su palabra— me dice Nelly y ladeo la cabeza, antes de decirle algo la sirvienta entra a la habitación.

—Señor disculpe molestarlo, en la sala lo está esperando la Srta. June.

¿La mocosa de 18 de mi hermana? Y creía que todo estaba marchando de lo mejor.

...SEBASTIÁN...

—Buenos días— saludo con una sonrisa a Aurora que acaba de sentarse en la mesa, encontrándonos de extremo a extremo.

—¿Ahora qué quieres? Nunca me habías mandado a llamar para desayunar juntos.

—Lo que pasa es que creo que nuestra relación está mejorando, digo, ¿te recuerdo lo que pasó anoche?

Desvía la mirada y se aferra con fuerza del mantel de la mesa.

—Rezaré esperando a que estos días pasen rápido para recuperar mi libertad.

—Estaré esperando a que te arrodilles, para que sientas con esa boquita lo que mi mano tocó en mi habitación— me mira con los ojos bien abiertos y sonrío de lado.

—Eres un pervert...

—Vaya, al parecer llegué a la hora justa para desayunar con mi querido hermano.

No tengo como expresar lo que siento, el corazón se me para y me levanto de golpe cuando veo a la mocosa de 22 años, Madelyn mi hermana, menos mal no vino con Sam su melliza.

—¿Qué haces aquí?

...CHRISTIAN...

—¡Esto sí es vida! — da vueltas de un lado a otro Nasya al entrar al jardín—. ¡Wow piscina!

—Ni pienses que te dejaré entrar, esa es solo mía.

Se quita la blusa quedando en brasier.

—¿Sabes por qué soy la oveja negra de mi familia?— me saca el dedo corazón antes de lanzarse a la piscina.

—Sal de ahí en este instante o...

Miro sus senos.

—¿O qué?— sonríe.

—Quédate el tiempo que quieras, qué delicia de vista.

Nasya se queda mirando detrás de mí con una sonrisa, tan solo me pregunto porqué. Unas pequeñas manos cubren mis ojos y percibo aquel rico perfume que conozco...

—Tu pesadilla acaba de llegar imbecil— susurra la hija del diablo de mi gemela.

—¿Nina?— la veo a los ojos. Recuerdo que la última vez que nos vimos teníamos 15, de broma le pegué un chicle en el pelo y tuvieron que cortarle aquella hermosa y larga cabellera rubia. Su pelo ha crecido pero no dudo en que regresó para vengarse— ¿bastarda?

Sonríe de lado y su mirada va directa hacia Nasya. Lo peor es que recordé que ha tenido varias novias, mi hermana es lesbiana, la mocosa de Nasya lo es. En definitiva, problemas.

—¿Me presentaras a la lindura que está detrás de ti o prefieres que comience por saldar nuestras cuentas?

...JAYDEN...

Por estarle prestando más atención a la bruja descuide mis negocios en la empresa, no quisiera irme porque tendría que dejarla sola.

—Hola— abro los ojos como platos cuando la loca interrumpe mi hora de natación. Aún recuerdo las lágrimas que provocó en mi cuando me dió en mis hijos. Es el mismo demonio y lo peor es que tiene cara de que no rompe ni un plato.

—Tú, bruja...— la señalo y salgo de la piscina— loca, ¿si me escuchas? ¡Loca!

—¿Qué pasa? ¿Ahora que hice?— ríe.

—Quién te dió permiso para salir de tu habitación.

—Tienes a unos incompetentes cuidándome— me enseñó una vincha invisible— lástima.

—Vete de aquí.

Corta nuestra distancia al apegarse a mi cuerpo mojado. A mis 28 nunca me había sentido tan humillado por una bruja como ella.

—¿Ya se te quitó lo cachondo, eh?— ríe— ¿ya no me deseas?

—No trates de tentarme, bruja.

—¿Qué pasa? ¿No puedes controlar a tu pajarito que quiere liberarse de esa jaula?— vuelve a reír y lo único que deseo es estrangularla, matarla y revivirla.

—No te soporto.

—Yo menos— susurra con una sonrisa y retrocede— Maldito pedófilo.

—Bruja.

—¿Disculpa? Repitemelo en la cara— me acerco a ella.

— B-R-U-J-A, ¡bruja!

—Sabes eres tan detestable.

—Y tú tan insoportable. Ya ni quiero follarte, ¿sabes que deseo? Ponerte en un saco y tirarte al mar para que te coma un tiburón o cualquier puto animal para no seguirte viendo la cara...

—Ejem, ejem.

Miramos a la entrada donde está cruzada de brazos Nicole, la melliza de June.

—No sabía que a tu edad discutías con una jovencita, hermano— sonríe.

Vuelvo a mirar a la bruja y la empujo a la piscina..

—¡Maldito!

—¿Nicole que haces aquí?

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