Sin escrúpulos

Ese día Ana y su padre salieron juntos del hostal y comenzaron a caminar por sus alrededores, de inmediato se dieron cuenta que era una zona muy concurrida y bastante comercial, no tenían prisa en caminar pues no tenían en su mente un sitio específico dónde llegar ni mucho menos a nadie esperándoles.

así que solo observaban lo que había a su alrededor y si algo les llamaba la atención solamente se acercaban a un poco más, caminando y caminando, de pronto llegaron a un edificio muy bonito dónde las personas llegaban y salía libremente por el, a Ana le causó un poco de curiosidad y tiro de los brazos de su padre para llevarlo a esa misma dirección.

cuando entraron se dieron cuenta que era un complejo de tres pisos dónde habían muchas variedades de tiendas y sitios para deleitarse, ya sea comiendo o simplemente pasando un rato de ocio, era la primera vez que veían un centro comercial, con una mirada exploratoria recorrieron todo el lugar, pronto estaban algo cansados y hallaron un lugar para sentarse.

en sus adentros Ana pensaba que debía memorizar el recorrido que hicieron del hostal hasta este sitio, para poder llevar la próxima vez a su mamá con el objetivo entretener un poco, don Fulgencio le pregunta a Ana si tiene sed ella le contesta que si, así que ambos van juntos a uno de esos sitios de comida y compran una botellita de agua, que después compartirán los dos.

luego de descansar por un momento, siguieron explorando por un rato más el centro comercial antes de volver a casa.

cuando llegaron encontraron a doña Catalina un poco preocupada ellos habían tardado en regresar y desconocían por completo esos parajes.

Ana la tranquilizó con un fuerte abrazo, y de inmediato le comento que descubrieron un lugar bonito que le iba a gustar y que el día de mañana ella los acompañará a ese sitio.

el día transcurre sin pena ni gloria, pero eso sí doña Catalina era muy servicial sin nadie pedírselo ella comenzó a ayudar a doña Cuquita en las labores del Hostal hacía sus cosas con orden y bien echas, el día siguiente una de las muchachas enfermo y llamo a doña Cuquita para presentar su excusa del trabajo, debió a los dolores que la aquejaban en su columna el médico le había recomendado algunos días de descansos.

doña Cuquita un poco preocupada por la situación en el hostal siempre había trabajo le comenta a doña Catalina lo ocurrido, ella la escucha y le dice que no se preocupe que contará con ella , que podía suplir a las muchacha por esos días, a doña Cuquita no le quedaba otra opción así que fue con ella hasta la cocina para indicarle lo que tenían que hacer el día siguiente, para doña Catalina no era ningún esfuerzo madrugar la vida en el campo iniciaba a altas horas de la madrugada.

Catalina le comenta a la familia la nueva situación la escuchan atentamente y Ana se ofrece a ayudarla de inmediato.

así que al siguiente día se levantaron muy de mañana a preparar las cosas, ese día los comensales comenzaron a disfrutar de unas deliciosas comidas, que con el solo hecho de abrir las puertas de la cocina salían unos deliciosos olores que hasta el que no tenía apetito, se le abría de forma inmediata la sazón de Catalina era realmente insuperable.

las personas sentada en las mesas del hostal consumieron más de lo acostumbrado ese día, y el café tuvo una popularidad bastante fuerte, hasta doña Cuquita que era de poco comer ese día se animó a comer dos platos, lo mismo sucedió con el almuerzo y la cena, y así por los días que la muchacha no pudo asistir, la ventas de comidas de doña Cuquita en pocos días se le habían duplicado, por el rico y delicioso sabor que estás tenían, era el sabor a campo que las personas de la fría y helada capital buscaban.

Mientras tanto don Fulgencio se ocupaba de su jardín de a poco hasta que comenzó a verse mucho más bonito, y las flores a florecer como nunca antes dejando una estela de olores muy agradable por toda la casa, aparte de eso aseaban el hostal con mucho esmero y dedicación.

Doña Cuquita era una vieja solterona , que tenía sus buenos ahorros en el banco, se daba de vez en cuando sus buenos gustos, pero era un poco tacaña y viendo que podía sacar provecho de esta situación, pronto se buscó una excusa para prescindir de las muchachas que la ayudaban en el hostal.

una tarde tranquila cuando doña Catalina estaba sentada en unas de sus viejas mecedoras descansado de sus labores, doña Cuquita le pidió hablar con ella, y le dijo que estaba pensando desde hace rato votar del trabajo a Mary y a Laura, ella tenía la sospecha que no eran honestas, de inmediato la mira doña Catalina y le pregunta con algo de asombro a qué estaba haciendo referencia, ella le dice que a una de ellas la había visto involucrarse con unos clientes y la otra sustraía de la alacena alimentos para llevárselos a su casa es decir robando.

Catalina la escuchaba estupefacta pues no entendía que alguien en su sano juicio no cuidara de su trabajo, y se dedicarán hacer este tipo de cosas, así que la dueña de hostal le propuso que ella y su esposo reemplazarán a las muchachas, a cambio de un techo donde vivir y comida, a parte que ella estaba buscando buenas compañía porque aunque vivía rodeada de personas ninguno eran cercanos a ellas, y no desconocía que tenía ya su edad.

doña Catalina no quería arrebatarle el trabajo a esas dos muchachas y la ayuda que presto lo hizo de forma desinteresada sin pedir nada a cambio, y tampoco la tacaña mujer le iba a dar compensación alguna, todo lo contrario pensó en tener a este tipo de personas cerca de ella porque quería sacarle el mayor beneficio a muy bajo costo.

Catalina no le dió una respuesta inmediata, solo le dijo que esa misma noche hablaría con su familia y al día siguiente le daría una respuesta.

cuando cayó la noche y ya reunidos en la vieja pieza, ella les contó a los demás miembros la propuesta de doña Cuquita, como no vieron nada malo en ella, y estaban muy necesitados, decidieron aceptar, además también se comparecieron de la amable señora, que era traicionada por sus empleados y que paraba casi todo el día quejándose de fuertes dolores.

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