James despierta.
- ¿Qué quieres Emily?
- Papá y mamá están por irse, vamos a desearles suerte.
Será hermoso darles la sorpresa, ya que nos creen dormidos.
James se levanta y corremos escaleras abajo, están en el garaje preparando el auto para irse.
Cuando entramos mamá está tratando de hacer que Black suelte el pantalón de papá. Este lo jala y no lo deja subirse al auto.
- ¿Niños que hacen levantados?
Papá nos mira sorprendidos
- Solo queríamos desearle un lindo día. Y que todo salga bien.
- Que dulces mis amores no era necesario
Nos dice mamá con su mirada dulce.
- Quieren ayudar con Black, no sabemos qué le pasa hoy, está como loco.
James corre y comienza a jalar a Black, yo hago lo mismo consiguiendo que soltara el pantalón de papá.
James lo levanta y no lo deja en el suelo.
De repente empiezo a sentirme como si el miedo me invadiera y pienso en que no quiero que se vayan.
Creo que James sintió lo mismo porque los mira a los ojos y pregunta si es necesario que vayan.
- Qué pasa campeón todo está bien. Volveremos mañana por la mañana para nuestra visita al zoológico ¿está bien?
James asintió tristemente.
- No estén triste mis amores. Si miran por la ventana mañana después de que se levanten, nos verás venir como siempre.
- Está bien mamá.
Exclamamos al unísono.
- Y sabemos que estarán esperándonos para darnos nuestros abrazos de bienvenida ¿verdad?
- Claro papá.
Lo hacemos de nuevo
Mamá y papá nos dan un fuerte abrazo y un beso en nuestras frentes, acarician a Black. Este comienza a ladrar.
Suben al auto y los vemos marcharse por la ventana, la misma ventana en la que suelo verlos regresar.
Black sigue ladrando y corriendo por toda la casa.
¡Qué extraño ha estado estos días!
James sube a la habitación a seguir durmiendo. Yo hago lo mismo, pero no sé porque no puedo recuperar el sueño solo me quedo en la cama viendo hacia al techo, mientras la tía Marge aparece. En realidad, no es nuestra tía, es la vecina de la siguiente casa. Ella siempre nos cuida cuando regresamos de la escuela y mamá y papá siguen en el trabajo.
No sé qué hora es, ni cuánto he estado viendo al techo, pero escucho la puerta principal cerrarse. Ya deben ser las siete porque tía Marge está aquí. Escucho a James removerse en la cama. Parece que él tampoco se pudo volver a dormir. Black está arañando la puerta de nuestra habitación. Yo me levanto y la abro, el empieza a gemir con angustia, me ve como si quisiera decirme algo.
James se acerca.
- ¿Qué te sucede Black?
James intenta tocarlo, pero cuando está a punto de hacerlo, Black corre escaleras abajo. James y yo nos miramos extrañados y decidimos correr tras él. Cuando llegamos a la cocina la tía Marge está sentada en el comedor hablando por teléfono y llorando.
"Pobres niños" "¿Que será ahora de ellos?"
se le escucha decir a la persona que está al otro lado del teléfono. Ella repara de nuestra presencia y le dice a la persona que debe colgar. Se levanta de la mesa y nos abraza mientras se ahoga en llanto. James y yo estamos confundidos no sabemos que le pasa. Primero Black y ahora ella.
- Tía Marge ¿Qué ésta pasando?
Le interrumpo su llanto porque no puedo más con la angustia.
- Mis niños, acabo de recibir una llamada de un agente de policía.
¿Policía?
- Sus padres han tenido un accidente en la carretera.
Su llanto empeora.
- No hubo sobrevivientes. Lo siento tanto mis niños.
Nos abraza más fuerte y yo no soporto quiero soltarme de su abrazo, está mintiendo. ¡Eso no puede ser! James consigue soltarse y corre a la sala de televisión, yo voy tras él. Comienza a pasar canal por canal hasta que encuentra uno de noticias locales en donde se está pasando lo nota de un accidente en las afueras de la cuidad donde el conductor de una rastra que transportaba madera perdió el control de esta al quedarse dormido, invadió el carril contrario, envistiendo a una pareja que conducía un miniván gris, a eso de las cinco treinta de la mañana. La pareja murió instantáneamente y el conductor está gravemente herido.
James tira el control remoto al suelo y comienza a llorar.
Yo no lo puedo creer me niego a creer que son ellos.
¡No pueden ser ellos!
Prometieron volver, ellos volverán. Iremos al zoológico.
Un fuerte dolor en el pecho me deja sin aire, es insoportable. Necesito verlos necesito, ver qué están bien.
Tomo el teléfono y comienzo a llamar a sus celulares. Van directamente al buzón de voz.
¡Contesten por favor contesten!
Marco uno luego otro, no hay respuesta.
El teléfono suena, contesto rápidamente con la esperanza que sean ellos, no digo nada. Y al otro lado se escucha alguien preguntado por algo acerca de un funeral.
Tía Marge me pide el teléfono, yo estoy completamente en shock.
Mi mente trata de procesar lo que pasa, pero no lo consigue.
James está sentado en el suelo abrazando sus rodillas meciéndose hacia adelante y hacia atrás, Black está justo frente de él apoyando la cara en las rodillas de mí hermano.
Yo entro como en un sistema automático, y me paro justo frente a la ventana a esperar el regreso de mis padres.
Se que los veré regresar a casa como todos los días.
Los siguientes días fueron extraños, gente entrando y saliendo, todos nos miraban con lástima.
Yo casi no recuerdo nada.
Ni sus caras, ni sus nombres, ni si fueron cercanos a nosotros.
Ellos se acercaban, nos abrazaban y nos decían que teníamos que ser fuertes, que todo estaría bien.
Pero mintieron, ya nada estará bien.
Los días pasaron y la gente dejó de llegar a nuestra casa. Tía Marge se estaba quedando con nosotros. Ella ya era una señora de cincuenta y tantos. Nunca tuvo hijos y mi mamá siempre pasaba pendiente de ella desde que nos mudamos a este vecindario. Cuando mamá dejó de trabajar en casa y tuvo que salir, la tía Marge se ofreció a cuidarnos, es muy dulce, la queremos mucho. Y en estos días difíciles prácticamente abandonó su casa para cuidar de nosotros.
Un día, después de llegar de la escuela, en frente de nuestra casa había un Toyota Corolla estacionado. Cuando entramos a la casa estaba una mujer y un hombre sentados en nuestra sala conversando con la tía Marge. Al vernos se quedan callados.
Tía Marge tiene esa cara de malas noticias.
- Niños pueden sentarse un momento.
Dejamos nuestras mochilas en el suelo y nos sentamos en el sofá.
- ¿Qué pasa?
Suelta James un poco exagerado. Últimamente es muy temperamental y siempre está pensativo y solo llora por las noches. El cree que no me doy cuenta.
Ya no peleamos más. Ya no le molesta que tome sus juguetes, lo único que lo hace enfadar es que me pare frente a la ventana. Al principio me tomaba de la mano y me llevaba a otro lugar, trataba de distraerme. Ahora suele gritarme;
"No volverán Emily".
No hablamos mucho desde eso. En realidad, estoy molesta con él. Trata de fingir que no pasa nada, que todo está bien, cuando no lo está. Hace lo que papá hacía, trata de cuidar de todos, no entiendo cómo lo hace. ¿Cómo puede levantarse todos los días como si nada hubiera pasado? ¿Acaso solo yo siento este dolor horrible que me paraliza?, ¿Acaso él no los amaba?
- Ellos son los de servicios infantiles.
La mujer nos sonríe dulcemente. No es bonita, tiene unos labios extraños.
- ¿Adónde nos llevarán?
¿Nos llevarán? ¿De qué está hablando James? ¿Ir adónde?
La mujer de los labios raros comienza a hablar. Dice algo sobre lo difícil que es para nosotros, más cosas que ya nos han dicho antes, que en realidad no me interesa porque ellos no tienen idea de lo que se siente. Presto atención hasta que dice lo importante.
- Encontramos una familia que los adoptará a ambos. Así que no serán separados.
- Eso es algo muy bueno mis niños.
Dice la tía Marge, limpiándose las lágrimas. Pero ¿qué tiene eso de bueno? Nos están sacando de nuestra casa para ir a la casa de personas que no son nuestros padres.¿y qué pasa si ellos regresan? Ellos lo prometieron, van a regresar y estaremos con otros padres. No lo soporto más y odio a James por no decir nada.
Me levanto del sofá y corro escaleras arriba, llego a mi habitación y tiro la puerta de un golpe. Black corre tras de mí y logra entrar antes que la puerta se cierre. Veo que la tía Marge ya tiene todo listo. Nuestras maletas están en el suelo.
En este momento la odio, la odio tanto. Me tiro en mi cama llorando y Black se acuesta a mi lado. Él siempre lo supo. Por eso su extraño comportamiento. Sin tan solo los perros pudieran hablar, pudieran contarnos lo que ven o sienten.
Si tan solo hubiera entendido que esa mañana cuando se negaba a soltar el pantalón de papá era por lo que iba a suceder. No los habríamos dejado ir.
La puerta se abre, James se sienta en la orilla de la cama y acaricia a Black.
- Sé cómo te sientes Emily.
Claro q no. No lo sabe.
- Sé que no quieres abandonar nuestra casa e ir con personas que no conocemos. Pero es lo único que tenemos ahora, no tenemos opción. Ellos no van a volver Emily.
- ¡Ya deja de decir eso!
Grito tan fuerte que Black da un salto.
- ¡No lo harán! Están muertos. Se han ido para siempre y ahora somos huérfanos.
- Cállate, cállate,
No sé porque me hace esto. ¿Qué no ve que duele demasiado? ¿Porque es tan cruel?
¡Lo odio!
No puedo parar de llorar, él se acuesta a mi lado y me acaricia el cabello.
- Ellos dijeron que volverían. Lo prometieron.
Estoy ahogada en mis sollozos, que apenas y se entiende lo que estoy diciendo.
- Lo sé, pero esta vez no pudieron cumplir.
Los de servicios infantiles subieron a nuestra habitación, no seguían diciendo que todo estaría bien. Hablaban sobre nuestros nuevos padres y cosas sin sentido para mí. La tía Marge no hacía más que llorar.
Ellos se llevaron las maletas al auto y nos dijeron que lleváramos lo que para nosotros era más importante. Así que en mi mochila empaqué "el principito" mamá solía leernos ese libro.
Solía decir: "nunca pierdan su imaginación".
En medio del libro metí una fotografía donde estamos todos juntos. Fue tomada unos meses atrás. Íbamos a acampar y en el camino encontramos un lago, así que decidimos parar y disfrutar de nuestro almuerzo ahí. Mamá tomó muchas fotografías; del lugar, nosotros distraídos, papá y James jugando con Black, yo dándole migajas de pan a los peces. Luego ella le pidió a otro turista si podía tomarnos una. Nos colocamos en la orilla del lago, papá y mamá abrazados y nosotros en cada lado con Black en el centro. A mamá le gustó mucho esa fotografía y a mí también todos, lucimos muy felices, de hecho, lo éramos. La saqué del marco donde la tenía en la sala, la metí en medio de mi libro, y la guarde en mi pequeña mochila, junto con mi muñeca favorita que me regaló mi abuela antes de morir, yo estaba más pequeña así que casi no la recuerdo. Decidí llamar a la muñeca Lilly igual que ella.
Ya está todo listo.
Nuestras maletas en el auto y ambos tenemos nuestras cosas importantes en nuestras mochilas. Bajamos las escaleras despacio mirando todo por última vez. Es increíble todo lo que nos ha pasado en menos de un mes. No tenemos padres y ahora abandonamos nuestra casa. Al menos Black irá con nosotros, los de servicios infantiles dijeron que nuestros "nuevos padres" viven en una granja, tienen muchos animales y Black podrá tener más espacio para jugar. La tía Marge está en la puerta nos abraza cuando vamos saliendo. Sigue llorando y yo la sigo odiando.
- Cuídense muchos mis niños. Iré a visitarlos lo prometo.
Subimos al auto, este se pone en marcha dejando nuestro hogar, nuestra vida, nuestros momentos felices atrás. Todo lo que conocíamos se ve cada vez más lejano por la ventana del auto. Y mi corazón no lo resiste, duele demasiado, el dolor del pecho es insoportable.
Tomo el dije de luna que llevo colgado en el cuello. Eso suele calmarme un poco. Pero hoy no. Hoy la magia de la luna no funciona.
El viaje fue largo, estuvimos en carretera más de tres horas, paramos un rato en una cafetería de paso, para ir al baño y comer algo. Los de servicios infantiles no paraban de hablar de lo buena que iba a ser nuestra nueva familia, de lo grande y hermoso que era el lugar y de nuestra nueva escuela.
"Harán nuevos amigos". Cómo si me importará.
Nada de lo que dicen me importa. Y parece que a James tampoco porque no dice nada. Por más maravillas que hablan, ninguno de los dos se entusiasma. Ni siquiera Black. Hace mucho que no lo veo mover su colita.
Ellos intentan sobornarnos con malteadas en la cafetería, pero ninguno está de ánimo así que apenas las tocamos. Después de que ellos terminan su café, deciden que es mejor continuar ya que pronto anochecerá. Seguimos una hora más en carretera, donde todo lo que se ve son campos y campos y más campos. El auto por fin para en una pintoresca y pequeña granja.
En el frente se ve la casa, tres gradas en el centro que dan a un porche con una mecedora en el lado izquierdo. Mamá siempre quiso tener una en el jardín.
La puerta de madera y malla se abre y aparece una mujer pequeña y delgada, rubia y ojos azules, lleva el cabello corto detrás de las orejas, unos jeans desteñidos y una camisa de botones manga larga. Exageradamente entusiasmada, tanto que parece falso.
Los de servicios sociales nos abren la puerta del coche. Black baja y empieza a olfatear el lugar. bajamos James y yo. Nuestra "nueva mamá" se aproxima a darnos un abrazo, pero Black le frena el paso, interponiéndose entre ella y nosotros, ladrando mucho, pero no es a ella a quien ladra. Es al hombre que aparece justo detrás de ella.
Es muy alto, tiene un cuerpo de alguien que trabaja mucho en el campo. Su cabello también es rubio su nariz es larga, y sus ojos son verdes. Pero no un verde común, si no un verde que da miedo. Un verde que combina con su sonrisa. Una sonrisa amplia, que delata que sus pensamientos son tenebrosos.
Black no para de ladrar y no los deja acercarse. Yo tomo la mano de James y se la apreto muy fuerte. James me ve asustado, por lo fuerte que lo he apretado.
- ¿Qué pasa Emily?
- Por favor James, vámonos a casa.
Pide la asustada niña, con lágrimas en los ojos.
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Comments
Lourdes Lmy Sad
Pero que tragedia, es muy triste... Ningún niño debería pasar por semejante dolor...
2022-04-03
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