Así es como todo empezó

Mi nombre es Priscila, vengo de una de las familias más adineradas de nuestro país. Fuí prácticamente criada por mi nana. Mi madre nunca fué una de esas mujeres amorosas con sus hijos. Bueno... al menos hasta que nació mi pequeña hermana. ¿Pero que les puedo decir? Nadie podía resistirse a la tierna mirada que irradiaba ella. Era como un pequeño rayo de sol.

En fin... su madre la trataba como lo más importante en su vida... mientras que a ella la criticaba constantemente por su figura. Siempre había sido una niña gordita y eso para su madre era imperdonable. La hacia estar en constantes dietas... que nunca funcionaban. Le agradecía mucho a su nana por cuidarla. Ella le llevaba comida a escondidas de su madre, lo que le agradecía. Su niñez fué menos difícil gracias a ella.

También tenía a su abuela Jordana, era la mejor. Sacaba a mi madre de quicio con una habilidad increíble. Como una vez cuando su mamá la insultaba.

Madre- ¿Qué haré contigo? Cada día estás más gorda. ¿Cómo podrás tener novio?

Abuela- Ella no está gorda, está saludable. ¿Crees que eres una hermosura? Pareces un esqueleto y lo poco digno de ver que tienes, es por las cirugías... que mi hijo pagó.

Su madre la miró con odio y se fué del lugar. Luego su abuela la abrazó y le dió un beso en la frente.

Abuela- Eres maravillosa tal y como eres. Y serás amada tanto como yo lo hago.

Priscila- Gracias abuela - dijo sonriendo

Cuando su abuela murió fue muy difícil para ella. Había perdido a uno de los seres mas especiales que hubiera conocido jamás. Para completar cuando dieron lectura a su testamento, se enteró que la había hecho heredera de todos sus bienes. Eso hizo enojar más a su madre. Creía que la abuela le dejaría algo... lo que era ilógico ya que la abuela la detestaba.

Al cumplir los 18 se fué a la Universidad, donde conoció a un apuesto chico. Anderson era hermoso y tenía una sonrisa que le derretía el corazón. Él era 2 años mayor que ella y la verdad la pasaba genial a su lado. Cuando le pidió que fuera su novia no lo podía creer... Pero ese mundo de felicidad se acabó, cuando se enteró que todo había sido planeado desde el principio. Él lo admitió cuando lo encontró siéndole infiel con una porrista. Lo peor era que habían puesto fecha para el matrimonio sin su consentimiento.

Priscila- No me quiero casar mamá, el ni siquiera me quiere... sin contar que yo tampoco lo amo- dijo con seriedad

Madre- ¿Estás loca? Ese chico es un buen partido. Créeme jamás conseguirás a alguien como él. Además el amor está sobre valorado en estos días. Tampoco te atrevas a decirle algo a tu padre. Anda muy emocionado con esta boda.

Se sentía abrumada con todo eso... no quería desilusionar a su padre. Él era bueno con ella... quería hacerlo felíz también.

Cuando llegó el día de la boda... se sentía la novia más infeliz. Sabía que iba directo al matadero. Su padre le sonreía con lágrimas en los ojos y la dejó frente al novio. Él muy cínico sonreía como si realmente la amara. Se casaron y todos aplaudieron... muchos con hipocresía claro. Lo peor fué en la noche de bodas, lo pasó sola.

Él tiempo pasaba y vivía en una mentira. Una noche le reclamó a su esposo y fué la primera vez que le puso una mano encima. Ya había pasado dos años desde que se casaron. Y esa noche se encontraba en un club con algunas amistades y su hermana.

El Club estaba lleno y la música era muy buena. Se encontraba bebiendo un trago con su hermana.

Alana- Me alegra tanto de que estuvieras hoy aquí. Te extrañaba tanto...

Priscila- Si lo siento... pero hoy estamos aquí. Debemos disfrutar de la noche. - dijo sonriendo

Alana- Tienes razón - dijo sonriendo- ¿Y como van las cosas con tu esposo?

Priscila- No te voy a mentir, es una pesadilla. No lo soporto... y el sentimiento es mutuo. Nunca debí casarme con él. No se por que tuve que caer en los chantajes de mamá.

Alana- Priscila... deberías si divorciarte de él. ¿Qué importa lo que digan los demás? Lo importante es tu felicidad.

Priscila- No quiero quitarle la ilusión a papá.

Ella suspiró con tristeza... tampoco deseaba tener esa vida. Era una estúpida y lo sabía. Notó que su celular vibraba y al mirarlo era Anderson.

Priscila- Voy un momento afuera, está llamando Anderson. - dijo fastidiada

Alana- De acuerdo.

Ella se movió entre la multitud y salió a la parte trasera del club. Cuando respondió este se escuchaba claramente enojado.

Anderson- ¿Dónde demonios estás?- gritó furioso

Priscila- Salí con mi hermana un rato.

Anderson- ¿Te vas sin avisarme?

Priscila- No tengo que pedirte permiso. Además tu haces lo que te da la gana siempre.

Anderson- Soy un hombre, claro que puedo. Mientras que tu estás para servirme.

Priscila- Vete a la mierda Anderson.- replicó molesta

Anderson- ¡Vuelve ahora Priscila!

Priscila- Espérame sentado querido...

Lo escuchó gritar y ella colgó. Ya le dolía la cabeza. ¿Qué se creía ese idiota? No lo soportaba... Se pegó a la pared y cerró los ojos. Sólo deseaba un momento de paz. ¿Era mucho pedir? Entonces escuchó un sonido y abrió los ojos sorprendida. Pensaba que estaba sola, al voltear se sorprendió. Se encontró con unos ojos profundos y sensuales...

Christian- Preciosa...

Priscila- ¿Per...perdón?- preguntó nerviosa

Christian- Dije que eres preciosa...- dijo sonriendo de manera maliciosa- Soy Christian...

Priscila- Soy Priscila...- dijo embobada

La tenía hechizada y eso le sorprendía.

Christian- Es un placer conocerte ... Priscila.

La forma en que dijo su nombre, le causó escalofríos. Sin conocerlo ya se sentía perdida y así fué como todo comenzó...

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