¿A qué te refieres?

Stephanie

Me levanto un poca cansada, estoy días no estuve durmiendo bien, va como siempre.

Me voy a bañar para después ponerme un pantalón corto y un buzo holgado, que utilizaba mucho cuando estaba entre casa ,porque me sentía cómoda así.

Al bajar, mi padre me estaba esperando para desayunar en la gran mesa.

─Hola pa─ Le digo dándole un abrazo por la espalda y dándole un beso en la mejilla.

—Hola princesa─ Me dice mientras leía el diario.

Cuando me siento en la silla que se encontraba enfrente suyo me mira y se ríe.

─Otra vez con ese buzo─ Se rie mas fuerte al ver mi reacción.

─ Si... es cómodo─ Mi cara reflejaba lo poco que me importaba.

Tome un sorbo de café.

—¿Te acordás que te estuve diciendo que tendría algo que contarte, solo que tenía que confirmarlo primero?— Mi padre concentra su mirada en su dedo girando alrededor de su taza.

—Aja— Sigo con mi café observando de igual manera su dedo alrededor de su taza.

─ Bueno.. Mañana muy temprano va a venir la familia Russo a casa─ Lo suelta sin pausa y eso provoca que me ahogue con el café que quería deslizarse en mi garganta.

─ ¿¡La familia Russo!?─ Suelto la tos que contuve para hablar.

─ Si, la familia Russo─ Me vuele a decir lo más tranquilo, tomando un sorbo de café.

La familia Russo es la familia más poderosa del mundo, mi abuelo como mi padre siempre quisieron robarle el puesto pero les fue imposible. Él ahora jefe de la familia tiene un hijo, con el que yo siempre luche por robarle el atributo a mejor asesino, pero él maldito siempre me termina ganando.

—¡¿Por qué van a venir?!— Le pregunto asaltada— Si quieres hacer una matanza hazlo solo— Molesta por solo escuchar de su presencia.

—No digas tonterías Stephi. Ellós vienen al país por negocios y yo les ofrecí nuestro hogar para que se quedarán─ Sigue la tranquilidad en su voz.

─ Claro. Siempre tan generoso ─Enojada─ De paso también ofrecele nuestro dinero y cocaina— Me burlo sin dejar el enojo de lado. —¿Qué estas tremendo?─ Lo miro pensativa.

─ No entiendes, ellos nos están dando una oportunidad de ser los mejores, los número uno ─ Dice mí padre todo contento y ilusionado, ignorando mi pregunta.

─ Pero la única que va a poder cumplir el sueño de tu abuelo y mío sos vos ─ Dice mí padre apuntando me con el dedo.

─ ¡¿Yo que?!─ Sorprendida.

─ Si hija, vos sos la única que va a poder cumplir ese sueño, porque no tengo otra hija─ Dice mi padre.

─ ¡Te podes dar a entender bien!— Este tema ya me estaba irritando.

─ Mañana lo sabrás, solo no me odies─ Pide con una seriedad que me deja estática, su mirada no me expresaba nada dejándome todavía más confundida.

"¿A qué se refiere con todo esto?"

Yo soy la única que puede cumplir su sueño. No tiene otra hija. Qué no lo odie. Estoy muy confundida.

Mi papá me quita de mis pensamientos

─ ¿Iras hoy a matar al que nos debe cincuenta mil dólares?- Pregunta dándome a entender que la anterior conversación ya había terminado.

─ Si, te iba a preguntar eso y me olvide─ Le respondo─ ¿Lo mato o lo asustó?─ Pregunto siguiendo con mi café, intentando apagar mis dudas del tema anterior.

─ ¿Segura que querés ir?— Vueve a centrar su mirada en mi— Saber que no es tu obligación y podemos enviar a otra persona del servicio─ Me suelta la misma frase de siempre.

─ Si, me divierte hacerlo y además no tengo otra cosa que hacer─ Le respondí indiferente, ya que era la misma frase que siempre le respondia.

─ Bueno si es lo que quieres─ Dice para después dar un sorbo a su café ─ Y respondiendo a tu pregunta.. mátalo. Ya le dimos muchos oportunidad─ Indiferente─ Ten cuidado de no dejar pistas─ Me advierte.

─ Si papi lo sé. Sabes que uso pasamontañas para que no caiga pelo en el cuerpo y no vean mi rostro─ Le recuerdo para que no se preocupe.

─ Bueno pero eso no es suficiente, ten cuidado ─ Preocupado.

─ Si pa no exageres, sabes que mejor que yo. nadie─ Le sonrío mostrándolo mi dentadura brillante.

─Ya te lo diré, no soy exagerado solo me preocupo ángel— Me sonríe ahora él con su típica sonrisa de labios.

─Esta bien no sos exagerado─ Giro los ojos con diversión y me levanto de la silla para dirigirme al piso de arriba. A mi habitación.

─¿Qué fue ese gesto? ─Escucho que me reclama y solo río.

Al llegar a mi habitación, busco las cosas que me pondría esta noche, preparare la funda de la pistola y las recargas para el arma.

Prepare el pasamontañas, porque el último asesinato que cometí se me cayó un pelo en el cuerpo de la víctima, pero gracias a mi maldita suerte no tenía raíz, así que no encontraron mi ADN.

Será mejor que tenga más cuidado.

Busque la ropa, que era un top negro demasiado corto y una apretada calza negra que resaltaría mi moldeada y fuertes piernas que logre con tanto entrenamiento al igual que el culo, ese era el favorito de mis víctimas.

Después de aquella vez que observe la escena del callejón, la de aquella chica indefensa me fui imposible no usarla.

Era todo un plan siniestro que había planeado mi ingeniosa cabeza.

Vestirme así era como ponerle miel a las abejas o atraer con azúcar a las hormigas. Facilitaría mucho mi trabajo y dependiendo si intentan algo o no es si sufren a no sus consecuencias.

Si intentan aprovecharse de mí serán torturados. Pero si no es así, tendrán una muerte rápida.

Nadie en mis pocos años de hacer este trabajo tuvo su muerte rápida.

Suelto un suspiro pesado al recordar la cantidad de basuras que hay por ahí dando vueltas.

Me tiro en la cama al acomodar todo en los pies de esta y agarro el arma para empezar a ponerle las balas.

...

A la noche..

Cuando por fin se hizo de noche me levante por el sonido del despertador que programe antes de acostarme a hacer una siesta.

—Malditos. ¡Por qué no devuelven lo que piden!— Me levante de mal humor, quería seguir dormido.

Con mucha pereza me dirijo al baño y lavo mi cara con agua fría para despertarme por completo.

"¡Mierda!"

Estaba helada. Pero logro su cometido. Ya estaba despierta y activa.

Había olvidado lavar mis dientes en el desayuno así que aproveche que ya estaba allí y los lave rápidamente.

Vuelvo a ingresar al cuarto y me voy quitando en el corto camino mi buzo holgado quedando del torso para arriba completamente desnuda. No acostumbraba a usar sostén en casa, en sí nunca, ya que lo odiaba, era muy apretado y soy bendecida con bastante busto, no diría que tanto, pero si el suficiente como para que el sostén sea un fastidio.

Agarro el top que deje en la cama y me los pongo, este tenía una abertura en la parte baja de mis senos que los hacía estar un poco al aire, pero sin dejar todo a propia imaginación.

Me saco el pantalón, para luego colocarme la calza que repasaba en mi cama.

Voy hacia mi espejo de pie y observó cómo estaba vestida, contemplando mi figura. Abdomen pequeño. Piernas firmes y ejercitadas. Un trasero de infarto. Y todo gracias al arduo entrenamiento que estuve haciendo y a la vez evitando toda esta semana.

Mi busto se veía más levantado gracias al top lo que le hacían ver un poco más grandes de lo que eran.

Suelto un suspiro y vuelvo a lo que debería estar haciendo.

Camino hacía mi tocador y abriendo el cajón encuentro todo tipo de navajas. Agarro mi favorita. La que tenía el apellido de mi familia. El mío.

Trazado en una hermosa y perfecta cursiva "Bianco"

La guardo con su estuche mi cintura, entre el elástico de la calza.

Ya preparada mi pistola recuerdo el pasamontañas y termino por guardar ambas cosas en ella. Tendría que terminar con este experimento y comenzar a usar la ropa adecuada para el trabajo.

Si fuera a la psicóloga me diría que usaba el vestirme asi como un método de defensa para encontrarle un buen propósito a lo que estaba haciendo. Pero como no voy a la psicóloga mejor lo ignoro y pienso en mi comodidad a la hora de trabajar.

Me pongo mis zapatos de ejercicio, así aparentaba que estaba entrenando. Estaba completamente lista

Salgo por la ventana, si salia por la puerta principal escucharía el discurso de mi padre con sus cuidados y me retrasaría.

Sabía a donde estaba el hombre, nuestros hombres lo estuvieron espiando y siempre paraba a esta hora en la misma bodega abandona.

...

Al llegar lo veo rondando por ahi riendo mientras cuanta un fajo de dinero.

Desgraciado.

Me acerco sigilosamente sin que el notara mi presencia. No tenía que hacer ruido, al menos por ahora.

Me voy acercando más cerca a él y guardo nuevamente mi navaja en la cintura de la parte de atrás. Dejando en un rincón no muy apartado el pasamontañas con el arma adentro.

No me preocuparía en tapar mi rostro, total iba a morir y en este lugar no habría una cámara, de suerte se mantenía firme.

Es hora de actuar.

—¡Señor!. ¡Señor!— Lo llamo con desespero mientras fingía tragar saliva como si viniera corriendo una maratón.

El pega un brinco del susto y gira sobre su eje al verme guardando rapidamente el dinero en su espalda.

─ Disculpe señor. ¿Sabe dónde estoy?— Le pregunto mirando a mi alrededor, fingiendo miedo—Es que me perdí y no encuentro mi calle─ Actuando indefensa.

El señor me mira y hace una mueca pícara, mirandome de arriba abajo.

— Si hermosa, dime dónde vives y con gusto te llevo— Se va acercando mientras habla.

Cuando está lo suficientemente cerca me agarra con ambas manos los laterales de mis piernas, pegándome a su asqueroso cuerpo.

Lo miré queriendo contener mi impulso de romperle los brazos.

—Vivo en…— No sabía qué inventar ahora, no conozco mucho las calles de esta zona.

Desliza suavemente su mano hasta mi trasero y aprieta fuertemente provocando que agrande los ojos por la sorpresa.

"¡Iba a matarlo!"

Ya habiendo aguantado suficiente le sonrío con picardía y él hace lo mismo. Lo que no sabía es que solo uno se divertirá como quiere.

Deslizó suavemente mi mano hacia atrás para agarrar mi navaja. Pero ambos nos vemos detenidos a lo que estábamos haciendo por un fuerte retumbó de bala que hace eco en todo el lugar.

Aquel hijo de puta pega un fuerte grito y se tira al piso. No entendía nada de lo que estaba pasando.

Corro rápidamente cabizbaja sin poder comprender todavía lo que ocurría. Solo fui hacia donde había quedado mi pasamontañas, allí saqué el arma y la coloque junto a mi navaja, así pude ponerme en la cabeza el pasamontañas que solo dejaba ver mis ojos.

Giro alerta sin bajar la guardia ningún momento viendo ya con arma en mano mi perímetro. Pero vi únicamente al hombre tirado en el suelo con una herida de bala en la rodilla izquierda, la aprieta con ambas manos mientras no deja de soltar quejidos de dolor.

Juraría que ya estaba generando mocos ya.

Él también veía a los alrededores, mucho más en el piso de arriba, pero tampoco veía nada. Gritaba con miedo en la voz quien había sido, pero parecía que hablaba solo.

Miro desde mi lugar el perímetro, pero no había nadie.

"¿¡Quién mierda esta aquí!?"

Otras dos balas salen a la vez retumbando el lugar haciendo que retroceda rápidamente, no por miedo, sino porque no sabía a donde estaba y enfrentarlo sería una muerte fácil.

Esas dos son incrustadas en ambas manos del estúpido que no dejaba de lloriquear en el suelo.

Me sorprendo y miro rápidamente al lugar donde salió la bala, era en una esquina muy oscura, trato de ver sin moverme de dónde estoy, pero ruidos de pasos acercándose me dejan más atenta.

Agarro con firmeza mi arma y le quitó el seguro preparándome para cuando aquella persona salga de allí.

—Ellá es mía— Su gruesa y firme voz me estremece.

"¿Élla?" Habla de mí.

"¡Mía!" ¿¡Quién es este idiota!?

Un hombre muy alto revelo su oculta presencia en el lugar, digo oculta ya que llevaba un maldito pasamontañas, lo cual me daba a entender que venía por lo mismo.

—¡Hijo de puta!— Le grita el hombre herido mientras no sabía que herida cubrir.

"Lo sabía, ya estaba generando mocos"

El hombre intento levantarse, pero le fue imposible, las balas que le dio en las manos terminaron por incrustarse en sus piernas generando más dolor.

El desconocido desde que llegó no aparto la mirada de mí, y yo tampoco lo hice.

En sus ojos veía desafío y en los míos también los verá.

Seguía apuntando mi arma a su dirección, en cambio, él nunca había apuntado la suya hacia mí.

—¿Quién eres?— Le pregunto con firmeza al igual que mi agarre en el arma.

Me ignora y aparta su mirada de mí para acercarse al hombre llorón del piso.

Veo como apunta su arma a su cabeza y antes de que hiciera cualquier cosa me apresuro y le apunto el arma en la cien.

—Él es mío, consigue otro—

En vez de alejarse se queda allí estático, logro que baje él arma y con la mano libre se levantó un poco el pasamontañas provocando que tragara saliva a pesar de tener poca que tragar. Mi boca está seca y se seco aún más al ver su sonrisa, esa sonrisa que te demostraba lo pícaro que era al igual que su sonrisa.

Tenía una dentadura tan perfecta y brillosa que era imposible de ignorar.

—Wow. Me hieres Stephanie— Suelta divertido y mi cara reflejaba mi gran sorpresa, mi cuerpo templo con un poco de miedo — Ojalá seas así de posesiva conmigo— Me vuelve a mostrar su dentadura perfecta antes de volver a ponerse correctamente el pasamontañas.

Por simple impulso reaccionó con lo primero que mi cuerpo atina a hacer. Le doy un fuerte golpe con mi puño en la nariz.

—¿¡Como sabes quien soy!?— Enojada.

Vuelve a incorporar su cabeza que se fue para atrás por el fuerte golpe. Toca su nariz con la mano libre.

—Hija de pu..— Se queja mientras no deja de tocar su nariz —Mierda está sangrando— Se saca completamente el pasamontañas y como si fuera posible mi boca pierde toral rastro de saliva y aliento. Era el hombre más hermoso que pude haber visto nunca, tenía todo lo que me podría llegar a gustar en un hombre y más.

Pelo Castaño. Nariz respingada sin sacarle para nada su masculino. Cejas gruesas. Labio superior fino, labio inferior grueso. Mandíbula marcada al igual que las mejillas.

Unos ojos que ¡Dios!, son unos ojos oscuros como la misma noche que hacían que su piel se vea aún más blanca, decoradas con unas grandes y largas pestañas.

"¿Quién mierda eres y porque nunca te había conocido antes?"

Tira su pasamontañas a un costado de él y con el toso de su mano izquierda presiona su nariz.

—Digna hija de un Bianco— Empieza a hablar nuevamente al comprobar por su dorso que la nariz seguía sangrando— Solo sabes actuar por impulso y eso les juega en contra— Se burla y eso hace que mis dientes rechinen.

No era secreto para nadie la estupidez que había hecho mi abuelo por escapar de la policía. Por simple impulso salto de ocho pisos para huir y fue claro su final.

Tal vez sea alguien que conoce a mi familia pero sea de rango bajo. No hay porque ser paranoica, si soy conocida, seguro y haya viendo mi rostro antes.

—Mira nene, no se quien seas pero vete y déjame trabajar— Empujó un poco su torso que para sorpresa mía es demasiado duro.

—¿Nene?— Me mira indignado quitando su mano de la nariz al esta dejar de sangrar —Soy más grande que tu— Me mira de arriba a abajo —Y no hablando solo de edad— Ríe.

Lo miro totalmente indignada y eso lo hace sonreír.

"¿¡Quién se cree este idiota!?".

—Soy más grande de intelecto y eso es más que suficiente— Me acerco hasta estar frente a él y tener que levantar de mas la cabeza para verlo a los ojos era muy humillante, ahí es cuando decido agarrarlo de la campera de cuero que llevaba para agacharlo hasta mi altura y hablarle muy cerca del 12rostro, de cerca era más hermoso, lastima que sea tan estúpido—No sabes nada de mi— Le doy una última mirada antes de dame la vuelta y ver como el idiota baleado callo inconsciente en el suelo.

—¡Mierda!— Me quejo y tiro mi cabeza hacia atrás por la frustración que estaba sintiendo.

—Stephanie Bianco. Veinte años. Padres divociados. Mami abondonica. O preguntas más especificas. Cincuenta kilos. Uno setenta de altura.. gran expediente criminal— Tuve un pequeño escalofrío con todo lo que me estaba contando. Otra vez atine en darle otro puñetazo pero el agarro mi mano antes de que esta chocara con su rostro.

—Tienes que controlar esos impulsos tuyos— Me sonríe al inclinar un poco si cabeza.

—¿¡Quién eres!?— Ya no podía ocultar mi enojo, ya me había invadido y no era capaz de disimularlo— Y más te vale que de tu boca salga una respuesta— Mis ojos caen en sus labios y hago una gran inhalación.

—Lo que te tendría que importar no es quien soy..— Sus ojos también caen en mis labios y se detiene para tragar saliva, lo note por su movimiento en el cuello— Si no, que soy yo para ti nena— Me mira a los ojos con desafío al decir la última palabra tirándome la misma palabra que yo use para él.

—Que libro te comiste— Respondo y el solo ríe.

No comprendía nada y no tener respuesta claras me estaba irritando.

El repentino grito del hombre que callo inconsciente interrumpe la tensión que se formo en el aire, pero no nuestra guerra de miradas. Esa la detuve al girar al verlo completamente eufórico al volver a despertar.

—Idiota— Mi voz demostraba mi enojo, había salido gruesa y fuerte.

Le doy una fuerte patada que causó que el otro cayera en el piso soltando un quejido.

─ Con razón todos mueren por meterte en la cama─ Tira el comentario para tirar su típica sonrisa que causa algo extraño en mi vientre, claro no lo demostré y solo lo miré mal— Que suerte que voy a ser el único en tenerte asi─ Lo miro sorprendida y esta vez en sus ojos se encuentra su picardia.

Descarado.

—Tu ni nadie va a tenerme así— Giro los ojos y me dispongo a agarrar los pies del inconsciente.

— ¿Quieres apostar?— En su voz salio diversión y no de la buena.

—No apuesto con desconocidos. idiotas y mucho menos si es obvio quien va a ganar— Ladeo una sonrisa en su cara— Me gusta ser justa— Miro su oscura mirada.

—Quién lo diría. Un Bianco siendo justo— Bufeo— Es para pedir un deseo— Ríe.

—Será mejor que dejes de tirar esos comentarios como si me conocerás a mi o a mi familia— Mis ojos le expresan mi ira— Revisar mi expediente medico o lo que sea, no te hace ser un conocedor de nada. Es más, te hace ver como un acosador— Mi sonrisa sale totalmente falsa.

—No sabía qué ahora querer estar informado se le decía acosar..— Lo interrumpo antes de que siga hablando.

—Hay muchas cosas que no sabes nenito— Le hablo en diminutivo para después arrastrar el cuerpo inconsciente del sujeto.

—Igual que vos nenita— Se burla mientras me sigue detrás del inconsciente.

Me detengo y lo miro fijamente. Mis ojos reflejaban molestia y advertencia. En los suyos veía diversión y picardia.

—Te torturaré hasta sacarte la verdad— Le advierto molesta.

—Y como piensas torturarme— La picardía sale junto a la frase mientras lentamente agarra con los dientes una pequeña carne de su labio inferior.

Me puse completamente roja, soltando sin pensar las piernas del hombre.

—Mira no estoy para escuchar tus comentarios sexistas. ¡Vete!— Le termino levantando la voz

Vuelvo a agarrar las piernas de aquel y las arrastro con mucha más fuerza mientras escuchaba al otro idiota reír sin parar.

—Espera. Espera— La diversión no salió de él— Él es mi trabajo, yo tengo que matarlo— Lo observó con fastidio— Como es posible que te veas tan hermosa molesta— Mis facciones se suavizan y rápidamente bajo la mirada.

"¿Quién se cree este idiota?"

—Esa técnica no funciona conmigo, deciselas a otras— Le digo con indiferencia cuando en realidad mi estomago estaba revoloteando por toda clase de sentimientos que pensé que no sentía.

—Sería tan fácil para mí que haya otras, pero no, tuviste que ser tú— Lo dice en un susurro que creyo que no escucharía, pero tenía un muy buen oído.

Lo miré completamente en bobada, quería comprender que sucedía. Quien era y porque sabía tantas cosas de mi.

—¿Cuánto te debe?— Sueno indiferente y mi cara se encuentra seria, no quería mostrar ninguna emoción.

—Cincuenta mil dólares— Me observa con seriedad, al parecer su cerebrito si asimila cuando la compensación se torna sería.

—Es la misma cantidad que nos debe a nosotros— Le comento pensativa.

—¿Entonces?— Pregunta.

Mi mente empezó a ingeniar un plan y a ver que era lo que me favorecería y la lámpara no tardo en brillar.

—Si te dejo acabarlo me dirás quien eres y como me conoces— Le propongo sin cambiar mi actitud.

—Me pides mucho por solo un tiro en la cabeza— Ladea la cabeza con una sonrisa de labios medio falsa.— Pero te la responderé— Afirma con la cabeza al terminar.

Algo olía mal.

—¿Cuál es la trampa?— Me cruzó de brazos y fue evidente su rápido ojeo fugas hacia mis pechos. Suelto una pequeña y corta risa.

—Te aplaudo Stephi. No eres ingenua—

—No me conoces tanto como dices entonces—

Me sonríe.

—La sabrás si aceptas— Su sonrisa no se borro de sus labios— ¿Te arriesgaras Bianco?— La diversión en su voz me estaba irritando.

—Si no acepto tú cambien pierdes— Le intento rematar apuntando al sujeto del piso que ya no sabía si había caído muerto o no.

—Ya no me importa él. Tu oferta me parece más tentadora que acabar con el dolor de un deudor— Me mira tan fijamente que siento como si me estuviera retando.

Nuestra pequeña guerra de miradas volvió a comenzar, ambas miradas intentando rebajar al otro a pesar de que ambos tuviéramos tan alto el ego.

—Bien— Le respondo irritada— Pero el mínimo jueguito y el tiro no lo recibirá solo él— La ira invade mis ojos.

Se acerca y se pone al lado mío sin en ningún momento romper con la conexión de miradas que nos manda odio, más mío que suyo.

El hombre inconsciente vuelve a levantarse totalmente afónico con un grito que nos alerto a ambos.

Del asombro nos tiramos para atrás. El posiciono su mano en mi cintura y me corrió para que este tras suyo, como queriendo protegerme del lunático que al parecer tenia más vidas que un gato.

Completamente sorprendida asomo mi cabeza para verlo, pero él solo está viendo con ira al adicto.

Saca su arma que se posicionaba en su cintura, sostenida por el cinturón del pantalón y le apunta.

"Cuanta cocaína consumo este hijo de.."

—Por favor no me maten. Tengo esposa, hijos que mantener— Él drogadicto deudor habla con mucha dificultad y sus ojos están por volver a cerrarse, pero los sostiene.

—¿Crees que somos estúpidos?— Se acerca a el hombre y le pida la rodilla herida.

─ No tienes esposa, ni hijos, eres un hombre de 37 años sin trabajo— Me meto en la conversacion si darme cuenta que seguía tras la espada de el hombre que quería parrcer misterioso— Nada más que un mantenido por su madre. Siendo capaz de robarle para después comprar cocaína y deberle cincuenta mil dólares a dos mafias distintas— Salgo finalmente de detrás de él para acercarme a él bastardo.

Saca el pie de la rodilla de el deudor cuando ve que me acercaba a este.

—Haz sido un muy mal niño Eduardo─ Apretando sus mejillas pálidas por la falta de sangre.

─Todo niño malo tiene su castigo─ Habla el hombre atrás mío quitando mi navaja de la cintura junto a él estuche. La observa con mucha atención y antes de que pudiera reprocharle vuelve a hablar— Lindo— Sonríe y miro su sonrisa como una estúpida.

—¿Que vamos a trabajar juntos?─ Le pregunto confundida.

─ Claro que no, yo me encargo, tu ve a casa─ Me dice sin mirarme.

─ No lo haré, además tenemos un trato─ Molesta.

Él me mira por un rato, al parecer estaba pensando.

─ Si quieres puedes hacerlo conmigo─ Termina por decir y yo me sorprendo. Mi boca se seco por un momento y mi corazón se aceleró ─ Al trabajo claro─ Me aclara y yo me golpeó mentalmente por entender cualquier cosa.

El me mira y se ríe.

─¿De qué te ríes idiota— Le pregunto molesta.

Niega con la cabeza mientras sigue riendo.

—Tienes la mente cochina eh— Se burla y yo me pongo roja

El sollozo del sujeto interrumpió antes de que pudiera defenderme.

—¡Mátalo de una vez!— Grito molesta, el sujeto ya me tenía harta. Aunque no sé cuál de los dos me irritó más

Se escucha un tiro de inmediato y aquel un silencio que me dio paz. El suspiro reflejo mi relajación.

—Bien. Trabajo realizado— Me sonríe y se agacha para realizar su marca.

La observe con mucha determinación.

"Esa marca yo la conozco"

"¿Pero de dónde?"

" ¡Por qué tengo tanta mala memoria mierda!"

Me quita de mis pensamientos.

─Él tuvo suerte. Va a ser bendecido por dos— Comenta a lo que yo niego y el lo nota a lo que, ya que me mira con mucha atención.

—Yo no hice nada, el es todo tuyo— Le tiro mi típica sonrisa falsa y el suelta un bufido.

—¿Y eso te molesta?— Pregunta.

—Para nada, eso tendría que preguntarte yo. Te molesta haber hecho el trabajo de un Bianco— Mi sonrisa genuina aparece y la divertida de el también.

—Para nada. Ya me tengo que ir dando la idea— Su dentadura perfecta me deslumbró y la mía se borró.

Ya estaba empezando a pensar que solo era un lunático que me estaba haciendo perder el tiempo

Ligero mi cabello atado con el lápiz que lo sostenía.

—¿Qué haces?— Me pregunta acercándose.

Prendo la linterna que se posicionaba en la punta de arriba del lápiz. Es luz ultravioleta.

— Así no vas a encontrar nada— Le respondo mientras alumbró el cuerpo del muerto.

No había marcas, solo que el la rodilla había quedado la planta del zapato de el, eso sería peligroso.

Lo miro, pero el ya había entendido.

Agarra un balde de agua sucia y se lo tira hasta borrar todo rastro, termino tirándome agua a todo el cuerpo.

Camina y agarra su pasamontañas del piso.

—Ahora cuéntame— Le digo al acordarme del tema y cruzó los brazos.

Él gira sobre su propio eje y me mira divertido.

Se acerca lentamente y juraría que me hizo sentir mucho más pequeña con su gran tamaño.

— Perdon mi amor, pero eso lo sabrás mañana— Me sonríe.

─ Pe...─ Me frena.

—Ese era tu truco— Acaricia mi mentón y mira fijamente mis labios haciéndome imposible hablar.

—Nos vemos luego nenita— Me da un suave y delicado beso en una de las comisuras de mis labios y mi estómago se tensó.

Su olor varonil invadió mi nariz y cuando se alejó seguía en mi nariz como si todavía lo tuviera cerca.

Me quedé parada como una idiota, cuando estaba por irse ya era muy tarde.

—¡Dime aunque sea tu maldito nombre!— Por primera vez supliqué.

—Eso arruinará la sorpresa, pero no podría estar tranquilo después de escuchar a mi esposa suplicar— Me quede estática.

"Esposa"

Si definitivamente era un lunático que me enredo en sus juegos, pero mierda que es hermoso.

Desaparece finalmente de mi vista.

Molesta por ser una idiota voy a agarrar mi pasamontañas y arma que no note que solté.

Esta noche si que fui una estúpida.

Guardo como antes mi arma en el pasamontañas, agarro de mi cintura mi navaja...

¡Mi navaja!

¡Dios!

Mi navaja se la llevo el lunático aquel.

Empiezo a patear con frustración el piso de tierra que tocaba mis pies.

Tenía que calmarme, solo era mi navaja favorita y la más cara que tenía. No pasa nada...

Iré a llorar con mi almohada.

...

Ya llegué a casa.

Todas las luces se encontraban apagadas y me dirijo directamente a mi habitación.

Mi mente recopilaba una y otra vez lo que había sucedido.

Ese chico sí que necesita revisión psiquiátrica y yo soy la que lo dice. Imagínate.

Me quedé allí parada completamente frustrada. Esta noche había sido completamente una locura.

No tenía apetito, así que me fui directamente a la ducha, tenía el cuerpo completamente tenso y necesitaba una buena dosis de agua caliente en el.

Agarro mi cabello haciéndome un rodete alto para no mojarlo. No me gustaba dormir con el pelo mojado, además ya lo había lavado este mañana.

Camino hacía mi baño y sin dar muchas vueltas me desvisto tirando la ropa al cesto de ropa sucia.

Gotas de agua caliente chocan en mi cuerpo provocando que toda la tensión se vaya. Mi cuerpo se suavizan.

Cerré los ojos disfrutando del momento, mientras enjabonaba mi cuerpo con la esponja de baño ya esparcida en jabón.

La paz no duró mucho.

Imágenes del lunático llegaron a mi mente.

Su sonrisa pícara.

Su risa resonó en mi cabeza.

Sus ojos, esos ojos tan oscuros que los hacía ver incluso más misteriosos de lo que ya parecían.

Imágenes detalladas de todo su rostro me invadieron.

Para finalizar con su mordida, la mordida que le dio a su labio inferior cuando hablo de torturarlo.

¡Dios!

Un desconocido. Es un desconocido y no deja de recorrer mi mente.

Si está lindo. Bueno lindo le queda corto, pero no. No puedo sentir nada. La vida me enseñó que yo no puedo querer a nadie. Todo lo que quiero me lo arrebatan.

Me quería quedar para siempre, pero ya no estaba de ánimos. Cierro la canilla de la ducha.

Sali y rodee mi cuerpo con la toalla que colgaba de un gancho.

Abro la puerta y veo mi cuerpo, oscuro solo alumbrado por la luna que entraba por la ventana. Como siempre me encontraba yo con mi triste soledad.

Me dirijo a mi armario y el primer conjunto de ropa interior que veo, no quería ponerme ropa, nadie venía a mi cuarto aparte de mí y hacía calor para dormir con ropa además de la manta y dormir sin manta no era opción.

Termine por elegir solo ropa interior y me acosté en mi cama.

Agarre mi teléfono que reposaba en mi mesita de luz, nunca tenía tiempo o ánimos de usarlo.

Al prenderlo veo la foto que ya venía colocada en el celular. No me saco fotos o al menos no con tanta frecuencia y si lo hacía no la pondría de fondo. Tampoco tenía algún artista o animación favorita entonces tampoco puedo poner algo parecido.

Soy tan divertida.

Desbloqueo el celular con un simple patrón.

Ningún mensaje. No era una sorpresa para mí. Mi vida social estaba más muerta que mi madre en mi vida.

Veo mis contactos y era mejor reír.

Mis únicos contactos son el de mi papá, el de Rosita la sirvienta y el chófer Alfredo.

Como dije "Soy tan divertida".

No tenía otra red social que mensajes así que volví a bloquear el celu para colocarlo nuevamente en la mesa de luz.

Me acomodo en la cama y me dispongo a dormir, pero no había rastro de sueño en mí y si había aunque sea un poco mi mente lo callaba.

"¿Por qué aquel hombre diria que soy su esposa?"

Después de un largo rato de pensar miles de cosas a las cuales no les encontraba sentido me quede dormida por el cansancio físico y mental.

-

-

-

-

Más populares

Comments

Tatys Maramotti Silva

Tatys Maramotti Silva

Así es que me gustan las protagonistas, que sean unas guerreras desde el principio 👊😎

2022-07-03

1

britzy 💕

britzy 💕

Cuando súbiras más capítulos? :(

2021-12-30

4

shugar mom

shugar mom

actualiza pronto autora ,esta increíble

2021-12-27

5

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play