HUYAMOS JUNTOS

Cinco años más tarde...

DAMEN

Ser como un buen padre no ha sido fácil, menos ahora que mi princesa cumplió diecisiete años. Es una adolescente fascinante. Todos los días me sorprende con su talento para la magia. Cada día que pasa, siento que mi amor por ella se incrementa de manera acelerada.

Tengo muy claro que todavía es una niña, todavía no la puedo amar como mujer. Falta un tiempo no tan prolongado para que podamos ser una pareja feliz.

—¿Qué tal te fue en el examen? —le pregunto a mi niña después de que sale del colegio.

—Bien, muy bien.

—¿Por qué estás tan contenta? ¿Aprovaste todo con excelencia?

—¡Por supuesto! Soy muy lista.

—No tengo la menor duda de eso.

Un mocoso alto, rubio y de ojos color esmeralda se acerca a nosotros.

—Vamos a ir a comer algo para celebrar que aprobamos los exámenes, ¿quieres venir con nosotros? —le pregunta.

Raspo la garganta con fuerza para que se de cuenta de que ella no está sola.

—Lo siento, señor. ¿Le permite a su hija ir a pasar la tarde con nosotros?

—Mocoso insolente, ¿quién te crees que eres?

—No se moleste, señor. Yo quiero mucho a su hija, ella es una bruja encantadora.

—Hijo de...

—Damen, cuida tu vocabulario —Ariana interrumpe mi grosería.

—Exactamente, ¿qué tienes que ver con este mocoso? —estoy enfurecido, muerto de celos.

—Jack es mi amigo y compañero de clases, solo eso. No tienes que ponerte así, tu rostro está colorado. Trata de guardar la calma, por favor.

—No quise ser grosero, me disculpo, señor. No me tome a mal el cumplido.

—Damen no es mi padre, él es mi novio.

El mocoso pone cara de sorpresa, no se lo esperaba.

—No lo sabía, me disculpo por el mal entendido. Me voy, los demás me esperan —se da la vuelta y se retira.

—¿Qué fue eso, mi vida?

—No te pongas así, tontito. Aunque todavía no quedo prendada de ti, juro que no puedo ser infiel. Te amo, y no tengo ojos para nadie más. Así que cálmate y vamos a casa.

—No quiero, estoy muy celoso —hago un berrinche ridículo. A mi edad este tipo de cosas no tienen cabida, pero no lo puedo evitar.

—Vamos, tesoro —me toma de la mano y sonríe.

—No me puedo enojar contigo, mi vida. Es solo que no soporto que otro se fije en mi princesa.

—Eres muy lindo.

—¿Dónde está Ángel? —pregunta Edward después de sorprendernos por la espalda.

—Salió hace rato, pensé que estaba contigo —responde Ariana.

—No la encuentro por ningún lado, ya le llamé cientos de veces y no responde.

—Pues no sé, quizás se fue con su mamá.

—Voy a seguir buscando, ustedes sigan en lo suyo.

Siento algo de pena por Edward. Desde que Ángel se volvió una adolescente, mi pobre hermano no ha tenido ni un segundo de paz. Ángel se volvió una jovencita rebelde y acelerada. Hace unos días se tiño su cabellera rubia de color rosado. El look le luce increíble, pero a Edward no le hiso gracia. Eso, sumado a que el ochenta por ciento de los mocosos del colegio están tras sus huesos dan como resultado a un macho hecho un manojo de nervios.

—¿Qué pasa entre ellos dos, mi vida? Presiento que Ángel trata de evitar a propósito a Edward.

—No sé, no me ha dicho nada —se pone nerviosa, decir mentiras no es lo suyo.

—No me gusta que me mientas, sabes que puedes confiar en mí.

—Ángel se siente algo acosada por Edward. Él no le da ni un minuto de espacio. Todo el tiempo la textea esperando a que ella le responda de inmediato.

—Tú sabes el motivo de su desesperación.

—Ángel es una chica sexy, y todos andan tras ella. Pero no es motivo para que Edward pierda la cabeza.

—Yo estaría igual que él si estuviera en su lugar.

—Lo sé, gracias al universo que mis pechos no son tan grandes y que no tengo curvas tan pronunciadas.

—No digas eso, por favor.

—¿Qué? ¿No quieres que hable de mis pechos pequeños ni de mi falta de curvas?

—¡No! Pienso que eres la chica más hermosa del universo entero.

—¿Solo soy hermosa o también soy sexy?

—¡Mi vida, por favor! No quiero pensar en eso.

—No te preocupes, tesoro. Sé que no soy sexy como Ángel, pero me quiero tal y como soy.

—No digas eso, tú...tú eres muy sexy —no puedo evitar sonrojarme. Todavía no estoy listo para pensar en lo sexy que mi princesa pueda ser.

Antes de ir al departamento, pasamos a comprar lo necesario para su campamento de verano. Este año, el colegio decidió empezar con un curso didáctico para que las nuevas generaciones estén mejor preparadas.

No me hace mucha gracia que Ariana vaya a ese campamento, y menos ahora que sé que un mocoso está interesado en ella. No quiero ser igual que Edward, no quiero ser un tipo tóxico. Pero no lo puedo evitar, la amo y he cuidado de ella con esmero e inocencia.

Dos semanas sin mi princesa son como una eternidad de tristeza y aburrimiento. Deseo lo mejor para ella, y ella desea ir a ese campamento. Si más remedio, preparo lo necesario para sus clases de magia mientras ella termina de empacar su ropa.

—Ya estoy lista para ir al curso de verano —dice ella con su equipaje en mano.

—¿De verdad tienes que ir?

—Ya lo habíamos hablado, es una oportunidad para aprender magia de un maestro muy especial.

—¿Cuántos machos van ir al campamento? —pregunta Edward.

—No sé, varios.

—¿Son atractivos?

—No sé, no me ando fijando en esas cosas. Sabes bien que siempre me concentro en mis estudios.

—¿Ángel te ha contado algo acerca de algún macho que le guste?

—No, Edward. Deja de ser tan histérico, Ángel no me ha dicho nada.

—¿Segura?

—¿Por qué dudas de su palabra? Mi princesa no es una mentirosa.

—La he notado extraña y distante últimamente. No responde mis textos e ignora mis llamadas.

—Eso es porque le envías cientos de textos al día y la llamas más de diez veces en menos de una hora. La estás asfixiando.

—No lo puedo evitar, ¿la has visto? Es una adolescente muy hermosa, la más hermosa de la ciudad entera.

—Eso ya lo sé, tú y todos los machos de la escuela piensan lo mismo —suelta una carcajada traviesa.

—Mi vida, no digas esas cosas. Ten piedad del pobre, ¿no ves qué está hecho un manojo de nervios?

—Es broma, Edward. Quita esa cara, Ángel y tú están destinados a estar juntos por toda la eternidad. No tienes porque ponerte así.

El rostro de Edward se torna pálido. Es un loco celoso, he tenido que ir a pagar cientos de monedas de oro cada vez que los soldados lo pillan golpeando a otros machos que comentan cosas indecentes de su nena.

Ángel Deutscher se volvió una sensación entre los machos de la ciudad desde que cumplió quince años. Tengo que admitir que posee una belleza inigualable; además de que su cuerpo está más desarrollado que el de cualquier adolescente de su edad. Mi pobre hermano se está volviendo loco por culpa de esa jovencita preciosa que es más rebelde que yo y todos mis hermanos juntos cuando éramos jóvenes.

Nos teletransportamos hasta el campamento donde Ariana y Ángel van a pasar las vacaciones de verano.

—Te voy a extrañar mucho, mi vida —le doy un beso en la mejilla y le entrego su equipaje.

Otra bruja adolescente se acerca a nosotros para entrar con Ariana al campamento.

—¿Él es tu padre? —pregunta la bruja con pelos de color zanahoria.

—Algo así —responde Ariana, un poco avergonzada.

—Buenas tardes, señor. Mi nombre es Abbey —la bruja atrevida me da un beso en la mejilla.

—Oye, ¿qué te pasa? Tienes prohibido volver a besar a Damen, ¿me oiste?

Ariana se molesta mucho, y yo siento mariposas en el estómago. Es la primera vez que veo que ella siente celos por mí. Eso quiere decir que me ve más allá de un padre. Le gusto aunque todavía no tiene la edad para quedar prendada de mí. Eso me emociona y me da seguridad. Ahora puedo dejarla ir sin sentir miedo.

—Me voy, cuidado y me entero de que metieron hembras al departamento. ¿Me oiste bien, Damen?

—Fuerte y claro, mi vida. Ya sabes que no tengo ojos para nadie más, tú eres mi reina, mi princesa y mi mundo entero.

—Más te vale.

Asiento con una sonrisa. Miro a mi princesa entrar al campamento. Busco a mi hermano, pero él todavía está ocupado buscando a Ángel.

Mi futura cuñada llega acompañada de su madre, la elegante Rosalíe.

Edward corre desesperado hacia ellas, le da un fuerte abrazo a Ángel, quien lo recibe con un gesto de disgusto.

No la puedo culpar, ya que hasta yo me harto de que éste buscándola todo el día.

—Ya es hora, hermano. Deja que Ángel entre al campamento —le digo para que la suelte de una vez por todas.

Saludo a Rosalíe y parlo unas cuantas palabras mientras Edward termina de despedirse.

ÁNGEL

Un verano más, una semana más de aburrimiento masivo para los chicos del instituto.

Ariana y Abbey caminan hacia mí para que entremos juntas al campamento.

—Presiento que será una semana muy divertida —comenta Ariana con ese entusiasmo suyo que me abruma.

—Sí que lo será —aseguro después de sacar de mi mochila un labial color vino.

—Ese color te va muy bien, ¿me lo prestas? —pregunta Abbey.

—¿Para qué se pintan los labios? El maestro Miller se va a molestar.

—¡Wow! ¿Quién es ese machote tan sensual? —Abbey señala hacia el hombre que esta recargado sobre el cartel de bienvenida.

—Bueno, hembras sensuales, nos vemos en una semana.

—¿A dónde vas, Ángel? —pregunta Ariana, sorprendida por la inesperada visita.

—Ustedes van a pasar una semana aprendiendo trucos baratos de magia mientras yo me voy a divertir con ese machote sexy.

—¿Por qué él? ¿Quieres provocar una tragedia del tamaño del universo?

—Las envidio demasiado, ustedes dos tienen a sus pies a los machos más sensuales de todo Shadowgaze.

—¡Cállate, Abbey! Esto es imperdonable, Ángel. Estás jugando con fuego, y estoy más que segura de que tarde o temprano te vas a quemar.

—Ariana, nena, tú eres mi mejor amiga. Tienes que guardar silencio, no le digas a nadie.

—Pero...pero él...

—Zorra, llévame contigo —suplica Abbey.

—¡Claro qué no! Crucen los dedos para que tenga suerte, esta noche dejo de ser una niña.

—Ángel, por favor, todavía estás a tiempo de rectificar. Edward se va a volver loco cuando se entere.

—Edward me vuelve loca, no lo soporto. Es un maldito enfermo, sus celos me están asfixiando. Confío en ti, querida amiga.

Les sonrío a ambas, levanto el brazo y me despido con un ademán. Corro hasta mi galán y me pierdo junto a él antes de que alguna autoridad se de cuenta de que me he fugado del campamento.

Nos teletransportamos hasta su departamento. Tiro mi equipaje al suelo para colgarme de su cuello.

—Esperé mucho este día —le digo con una sonrisa.

—Yo también esperé mucho este día, preciosa.

Le doy un beso travieso en la mejilla.

—¿Alguien te vio?

—Mis amigas, pero no van a decir nada. No te preocupes, guapo. ¿Qué vamos a hacer primero?

—¿Qué quieres hacer, pequeña traviesa? —me toma por la cintura.

Me sonrojo, él me gusta mucho. Es tan diferente al anticuado de Edward, él siempre me entiende y no me juzga.

Suelto una sonrisa traviesa. Miro hacia otro lado, no lo puedo ver a los ojos. Me siento muy nerviosa, en cualquier momento puede ocurrir esa entrega de amor que tanto he esperado.

—No lo sé, podemos hacer lo que tú quieras.

Coloca su mano sobre mi barbilla y voltea mi rostro hacia él. Nuestras narices estan punta a punta. Me mira mientras acaricia mi rostro con ternura.

Trago saliva, me va a besar. Mi primer beso de verdad. Se me acelera el corazón al momento de sentir sus labios húmedos sobre los mios. Me besa despacio, con suavidad.

Poco a poco desliza sus labios hacia mi cuello. Presiono con fuerza su espalda, siento una explosión entre mis piernas. Deseo volverme adulta entre sus brazos.

Desliza su mano dentro de mi blusa, sube despacio hasta mis pechos. Nuestra respiración se agita.

Se detiene de golpe, saca su mano de mi blusa.

—¿Qué pasa? No te detengas, por favor.

—No puedo hacerlo.

—¿Por qué? ¿No soy de tu agrado?

—Me agradas, me gustas mucho, te deseo mucho...sin embargo, te amo sobre todas las cosas. Todavía eres una niña, y respeto eso.

—No tengo el cuerpo de una niña, y tampoco la mentalidad de una. Yo también te amo, y quiero que pase. ¿Qué esperas? ¿Quieres qué me vuelva adulta en los brazos de Edward?

—¡No! Ese imbécil no te merece, y no me importa lo que dicte su destino. Por alguna extraña razón, el destino también nos quiere juntos. Yo soy más hombre que el debilucho de Edward.

—Demuestra que lo eres, cariño.

Me carga entre sus brazos y me lleva hasta su habitación. Me vuelvo adulta entre sus brazos. Es tan sexy y tan dulce a la vez, me hace el amor despacio, cuidando que mi primera vez sea algo satisfactorio y no algo doloroso y complicado.

Recargo mi cabeza en su pecho musculoso después de terminar con la entrega de cuerpos, recorro sus cuadros con mi dedo índice mientras suspiro profundamente.

—Te amo —dice mientras acaricia mi cabello.

—Sabes que también te amo, cariño. ¿Por qué no aprovechamos el momento para huir lejos? Podemos empezar una vida juntos en el mundo de los mortales.

—¿De verdad dejarías todo para huir conmigo? Escapar juntos implica que renuncies a tu apellido y a tu familia. No podremos volver nunca, seríamos tachados de rebeldes.

—Damen volvió, y vive una buena vida junto a Ariana.

—Recibió un castigo al volver, no quiero que seas castigada de ninguna manera. No lo soportaría.

—Mi abuelo es dueño de Shadowgaze, nada malo me va a pasar. Pero no importa, no tenemos que volver. Simplemente nos vamos y somos felices por toda la eternidad.

—Edward no se va a quedar quieto.

—Edward me importa un bledo, yo te amo a ti.

—Acepto, huyamos juntos. Pero no ahora, permite que prepare bien las cosas. Un mes, dame un mes.

Asiento y me pierdo jugando con su sexy abdomen.

ARIANA

A veces quisiera ser igual que Ángel. A ella no le da miedo nada, actúa según sus instintos y no mide las consecuencias.

No es raro que sienta algo por Damen, después de todo, él es mi alma gemela. Además de que me salvó de la perdición, me despertó de esa pesadilla eterna, y a luchado a diario para hacerme feliz. Pero no me siento feliz por completo. Ni siquiera hemos tenido nuestro primer gran beso, y ni siquiera hemos estado a punto de hacerlo.

Todavía me mira como a una pequeña niña, y eso me hace sentir un tanto incómoda. Deseo probar sus labios, tomar su mano, y ¿por qué no ser su pareja también? Me perdí de diez años gracias a la maldad de mi tía. Se podría decir que no soy una niña del todo.

Tengo que dejar de ser tan cobarde para acercarme más a Damen, sé que tengo que ser yo quien de el primer paso. Él es muy antaño y no se va a atrever a ponerme una mano encima. Respeto y admiro su fuerza de voluntad y esas ganas de protegerme como si fuera su hija.

—Ariana Morgan —el profesor pasa lista.

—Aquí —levanto mi mano.

—Señorita Morgan, ¿por qué no asistieron Ángel Deutscher y Evan Vhandorth?

—Ángel se sintió mal de último momento. Evan no asistió porque sus padres no lo dejaron venir.

El profesor no se traga mis pretextos, soy mala mintiendo. Arquea la ceja, cierra su carpeta y sale del salón.

—¿Qué clase de pretexto tonto fue ese? Cuando decida portarme mal no te voy a pedir ayuda. Evan y Ángel están es serios problemas.

—¿Y eso es culpa mía? Yo no les dije que se fugaran del campamento.

—¡Qué envidia! Ellos se divierten afuera mientras nosotras estudiamos como locas.

—Es tarde para que decidas fugarte.

—No pienso hacerlo, yo no tengo a un macho sexy con el cual escapar. Ustedes son muy afortunadas, ese Damen es un macho súper sexy. Lo tenías bien escondido. Dime, ¿ya dormiste con él?

Toso con fuerza.

—Bueno, yo...se podría decir que sí, ya hemos dormido juntos, pero nunca mezclados.

—¿No te has tirado a ese bomboncito? ¿Hiciste algún tipo de promesa de castidad?

—No precisamente, él es como un hermano mayor.

—¿Hermano mayor? Pues préstame a tu hermano, cuñada.

—Ni se te ocurra ponerle un dedo encima.

—Te gusta mucho, ¿por qué no se lo dices?

—No me atrevo, no soy como Ángel.

—Ángel se voló la barda, mira que huir del campamento para perder la inocencia. Quisiera estar en su lugar ahora mismo.

—Yo no, no sabe en lo qué se está metiendo. Su alma gemela va a enloquecer si los descubre.

—¿Su alma gemela? ¿Ese tipo que la llama a cada segundo del día?

—Sí, él.

—¿La piensas echar de cabeza?

—¡No! En parte, presiento que es mi culpa.

—¿Por qué lo dices?

—Por nada, olvidalo.

Salimos del salón para acomodar nuestras cosas en la habitación que se nos designó.

Me siento triste y culpable por la decisión que tomó Ángel. Ya sabía que estaba interesada en otro, pero me impactó saber quién era ese otro. Las cosas se van a poner color de hormiga cuando la bomba explote.

Edward es un buen tipo, ha dedicado todos estos años a cuidar y amar a Ángel. Me da miedo que cometa una imprudencia el día que se entere. 

Más populares

Comments

Emily Chirino

Emily Chirino

autora porfavor buscale otra alma gemela a Edward, una que si lo ame de verdad y él sea feliz, Ángel me decepcionó y ya no la quiero para Edward...ya no me gusta ella💔💔💔

2021-12-17

3

Emily Chirino

Emily Chirino

ay nooo ya no quiero a Ángel para Edward, esa niña me decepcionado 💔

2021-12-17

0

Emily Chirino

Emily Chirino

me está decepcionando esta niña

2021-12-17

1

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play