SOLDADO VALIENTE

EDWARD

La convivencia familiar es un tanto desesperante para un ser libre como yo. Siendo un sábado soleado, debería estar en algun bello lugar, rodeado de lindas hembras sensuales. Pero no, aquí estoy, sentado en medio de la sala, jugando a ser un soldado valeroso.

El imponente Daimon vino de visita con su esposa e hijos.

No me puedo negar a acompañar a tan importante miembro de la familia. No puedo hacer semejante grosería. Nada nos exonera de estar presentes; al menos no a mi hermano ni a mí, ya que somos los únicos solteros de la casa Wrathborn.

Soy el menor de siete hermanos, y antes de mí está Harry, que es tres años mayor que yo.

En una familia normal, mis padres ya deberían estar muertos. Ni mis hermanos ni yo deberíamos existir, pero, dadas nuestras circunstancias, es posible. Somos un clan de inmortales que, con el tiempo, nuestra raza se ha ido haciendo cada vez más grande. 

Los miembros más viejos del clan Shadowgaze, los nigromantes más temidos y respetados por toda la ciudad, son los que establecen las normas. Pero eso no quiere decir que gobiernen cada peculiaridad de nuestra raza.

La familia Deutscher es la principal dentro del clan. Lión Deutscher es considerado la cabecilla del clan, ya que fue él quien comenzó a reclutar seres de todo el universo con el fin de crear un imperio enorme de seres mágicos que, con el paso de los siglos, nuestra ciudad se ha vuelto la más grande e importante del universo entero.

Papá dice que es un honor formar parte de la enorme familia Shadowgaze, y todavía más grande es el honor de llevar una entrañable amistad con la familia Deutscher. Por esa razón estoy aquí sentado, jugando a ser el soldado que salvó a la princesa del mago maligno que deseaba apoderarse del imperio de las hadas.

—¿Por qué a Edward le tocó ser el soldado valiente? No estoy conforme con mi papel de mago, su majestad —replica mi hermano. Parece estar muy concentrado jugando con la pequeña Ángel. 

—El rostro de Edward va más con el papel del soldado valiente —asegura Ángel mientras sigue intentando ponerle la capa a su oso de felpa.

No lo puedo evitar, suelto una carcajada mientras le apunto con el dedo a mi hermano en manera de burla.

—¿Me está diciendo feo, majestad?

—No, señor mago, simplemente pienso que Edward es más bonito. Su piel es más blanca y sus labios son de color durazno. Parece un príncipe de cuentos.

—Príncipe de cuentos mis…

—Tío, por favor, mide tus palabras. Ángel y Ariana todavía son unas niñas —lo interrumpe Vania, mi sobrina. Ella es hija de Lían, mi hermano mayor.

Harry trata de guardar la calma y se resigna a quedarse con su papel de villano. 

Tomo mi espada de cartón y le corto la cabeza al mago maligno de una tajada.

Mi hermano finge caer muerto sobre la alfombra de piel de oso.

—La victoria es nuestra, honrremos al valiente soldado —grita Ángel con emoción.

Vania, Ariana, los pueblerinos de felpa y yo celebramos la victoria con gritos, saltos y bailes ridículos.

Después de la celebración me aburro de entretener a una chiquilla de diez años. Me quito el sombrero que me hace ser soldado y me recuesto en el sillón.

Cierro los ojos y me coloco el brazo izquierdo sobre la frente.

No lo veo venir, abro los ojos al momento de sentir unos labios húmedos sobre mi boca. Siento un impacto fuerte dentro de mi pecho, como si mi corazón fuera un blanco donde cientos de dardos se me clavan de golpe. El resplandor de nuestra unión obliga a todos a voltear. Una luz que solo nos envuelve a ambos, un rayo que simboliza esperanza y una nueva vida. 

Me enderezo aturdido. La miro aterrado. 

"Edward, reacciona. ¿Te encuentras bien?", dice Harry mientras pasa su mano frente a mis ojos.

Lo escucho vagamente, no entiendo lo que dicen todos a mi alrededor. Dentro de mí hay un enorme caos, un asteroide golpeó mi mundo haciéndolo añicos. Golpeó con la fuerza suficiente para acabar con mis gustos, creencias y estabilidad.

—Edward, reacciona —papá me da una palmada en el cachete para obligarme a aterrizar.

—Aquí estoy —respondo.

—Es bueno saber eso.

Miro con miedo a Daimon. Quedé prendado de su pequeña hija. No sé cómo lo vaya a tomar. Le llevo cientos de años, pero la edad es una cuestión poco relevante entre nosotros los seres mágicos, ya que no elegimos a quién amar ni a que edad.

Todos me miran y miran a Daimon, quien me mira con el rostro inexpresivo. Nadie sabe si está molesto o no. 

No me atrevo a pronunciar palabra, estoy asustado, aturdido y sorprendido.

Rosalíe toma de la mano a su hija y a Ariana, las tres salen juntas al jardín para evitar que miren un espectáculo singular.

—¿Qué piensas la respecto, querido Daimon? —pregunta papá.

—¿Por qué me miran como si fuera un monstruo? ¿Qué esperan que piense al respecto? Es el destino, no puedo hacer ni decir nada al respecto. Si ambos están destinados a permanecer juntos toda la eternidad, entonces no tengo nada que decir. Solamente quiero hacer hincapié en que es una niña. Tendrás que esperar muchos años antes de poder amarla como lo dictan nuestras leyes.

Trago saliva y asiento. 

—Quedándo claro este punto, volvamos a lo nuestro —dice Daimon.

Todos vuelven a su charla acerca de nuestra política y sus derivados.

—Tío, ¿realmente estás bien? —pregunta Vania.

Harry espera a que todos vuelvan a la mesa para soltar una carcajada tras otra.

—¿De qué te ríes, imbécil?

—Esto es más que increíble, quedaste prendado de una niña. Sólo puedo pensar en lo gracioso que es pensar cuántos años vas a vivir sin tocar a una hembra. 

—Yo tampoco le veo la gracia, tío —comenta Vania.

—Vamos, querida sobrina. Tú y yo sabemos perfectamente la clase de bribón que es Edward. No es un secreto su vida personal, no es un secreto que estamos frente a un casanova incorregible.

—¡Qué dices! Eres exactamente igual a él. Ya les dije muchas veces que las hembras no somos un juguete. Nosotras somos más sensibles que ustedes.

—¡Vaya, vaya, vaya! Mira quién habla, a ti también te gustan los hermosos y sensuales licántropos que acuden a la taberna para beber y jugar a ver quién es más fuerte.

—Eso es distinto porque yo no juego con ellos.

—Vamos, los tres sabemos perfectamente quién es quién. Esta situación me está matando, es aún más gracioso que las gemelas de Damen y su niña bruja.

—No deberías de burlarte, tío. Yo que tú me ponía a pensar que puede ser algún tipo de maldición familiar. Quién sabe, tal vez tú también quedes prendado de una pequeña niña.

Harry borra la sonrisa de su rostro y la cambia por un gesto de preocupación.

—No soy tan tonto, ahora que lo sé, no pienso permitir que ninguna chiquilla se me acerque. Amo mi libertad, no deseo quedar prendado en muchos siglos.

—Tarde o temprano tendrá que pasar, el tío Damen es la prueba más clara de ello. Él, quien juró que jamás quedaría prendado de nadie, y ve lo que ocurrió.

—Una terrible desgracia, se volvió la burla y la vergüenza de la familia —comento desanimado.

—No hablen así, el tío Damen solo fue fiel a sus creencias. Yo lo admiro, escapó de casa y renunció a su apellido para ser libre como el viento.

—Damen es un imbécil, desperdició todo para nada. A final de cuentas, terminó enredado en aquella maldición con la peleó durante siglos. Yo, en lo personal, deseo vivir muchos siglos antes de quedar inmerso en una maldición de la cual no se puede escapar. Soy muy jóven, casi un niño, a comparación de nuestros hermanos —asegura Harry.

—¿Qué piensas hacer al respecto, tío? —me pregunta Vania.

—No lo sé, no tengo idea. Siento que me voy a volver loco. Me gustaría ver a Damen para que me ayude a sobrellevar la situación.

—El tío Damen está por terminar de cumplir con su condena, ni siquiera nos permiten hacerle una visita. El abuelo no le quita los ojos encima, sabes de sobra que cualquier rebelde es vigilado para evitar que nuestro mundo se vaya a la mierda. Si insistes en verlo, quedarás tachado de rebelde y no podrías estar cerca de Ángel nunca más.

—Tienes razón, Daimon jamás me perdonaría una traición semejante.

Me tiro sobre el sillón y suspiro mientras pienso en mi nueva y extraña normalidad. Siento que nada va a volver a ser igual, mi vida de soltero mujeriego quedó atrás.

Me levanto, me recuesto y me muevo como si tuviera un sapo en el estómago. No sé qué debo hacer, estoy como loco.

—Guarda la calma, tío. Vamos afuera para que tomes un poco de aire fresco.

Asiento y me levanto para caminar atrás de Vania. Harry nos sigue el paso hasta el jardín.

Ariana, Rosalíe y Ángel están jugando a las atrapadas. Se me desmorona el corazón cuando la veo correr tras Ariana, intentando atraparla.

—¿Qué se supone que voy a hacer ahora? Digo, ¿cómo la debo tratar? ¿Cómo un padre, un hermano o un amigo? Faltan muchos años para que ella quede prendada de mí.

Harry se vuelve a carcajear.

—Estás perdido, hermano. No puedes amar a una niña,incluso, eso es enfermo hasta para nosotros.

—¡Maldición!

Ángel corre hacia nosotros.

—¿Quieren jugar con nosotras?

Me quedo paralizado frente a ella, sin saber qué decir o cómo actuar.

—Y-y-yo...sí, sí quiero jugar.

—Vamos, tío. Juguemos también, es divertido.

—Yo paso, los observo jugar, ya que no tengo más remedio.

Vania me toma de la mano y me guia hasta el centro del jardín para que juguemos con las pequeñas.

—Te toca atrapar, tío —dice Ángel, sonriente y entusiasmada.

Asiento y comienzo a correr tras ella. De pronto, todo a mi alrededor deja de existir. Solo estámos ella y yo, no me importa nada más. Sonrío y la atrapo por la espalda. La levanto y le doy vueltas. Ella ríe y me sigue el juego. Me doy cuenta que no necesito idear un plan para saber cómo es qué la debo de tratar. Dentro de mi corazón no existe ningún tipo de maldad o morbo hacia ella, puedo volverme su amigo, su hermano o cualquier cosa que ella deseé.

Me detengo y la bajo con cuidado al pasto, ella sonríe y grita:

—Edward me atrapó, ahora es mi turno.

La veo correr, sólo la miro a ella y a nadie más. Después de todo, no es tan malo quedar prendado de alguien. Ya no me siento vacío, me siento pleno y feliz. Me siento invencible y poderoso.

La noche cae sin que me de cuenta, es hora de que Ángel y su familia vuelvan a casa. Se me estremecen las entrañas al saber que se va, todavía no estoy listo para despedirme de ella.

—Gracias por jugar conmigo —Ángel nos agradece.

—N-n-no te vayas —le pido.

—Ten paciencia, sus vacaciones de verano están por llegar. Daimon y yo vamos a permitir que venga aquí a pasar sus vacaciones —asegura Rosalíe.

—¿De verdad?

—Sí, no te preocupes. A ella le hace ñuy feliz pasar tiempo con Ariana, así que tendrás que cuidar muy bien de ella, ya que va a ser por completo tu responsabilidad su estancia en la mansión Wrathborn.

—¡Por supuesto, voy a esperar ansioso!

Rosalíe asienta y prosigue a despedirse de mis padres. Siento que se me va la vida al ver que se marcha, pero trato de ser paciente y esperar a que las vacaciones lleguen.

—¡Por supuesto, voy a esperar ansioso! —Harry se burla nuevamente de mí.

—Imbécil, pronto te va a tocar a ti. Ya verás, me voy a burlar de ti el día que quedes prendado de una hembra.

Me despido de Vania y me voy a mi habitación. No puedo dejar de pensar en la sonrisa de Ángel. Mañana nos espera un día ocupado, mamá desea preparar una enorme fista para la salida de Damen. Yo pienso que exagera, a pesar de que casi ha cumplido su sentencia, sigue siendo un traidor rebelde. Al menos así lo siguen viendo muchos seres mágicos. El regreso de Damen es la comidilla de los seres que nos rodean. Muchas de sus amantes siguen esperando con ansias volver a ver al salvaje Damen. Lo que no saben es que ya no está disponible para saciar sus necesidades oscuras, la pequeña bruja se robó su alma, su corazón y su existencia entera.

Ariana es una niña dulce, no tengo nada en contra de ella, es solo que me da rabia saber que volvió por ella y no por nosotros que somos su familia. Mamá se ha encariñado mucho con ella, la cuida con esmero y la trata como si fuera la hija que nunca tuvo.

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