...Cumpleaños de Ebrar Yilmaz:...
...(Parte 1)...
Kaleb.
Hoy era el gran día y todo estaba listo para el cumpleaños de mi padre, los resultados eran más que complacientes. A decir verdad todo estaba saliendo como quería, no podía haber ni un solo error en esta noche tan importante. Le envié a Malej un obsequio junto con una nota que decía: "Para la mujer más bella del mundo, pronto serás mi esposa y solo lo mejor obtendrás."
Malej.
Me levanté y me quedé sentada en la cama observando a la nada, quería volverme acostar y levantarme cuando la odiosa fiesta de la familia de Kaleb hubiera terminado. El cumpleaños de Ebrar Yilmaz no era un evento por el que moriría por ir, y si dependía de mí, no asistiría, pero Kaleb se empeñaba en tenerme ahí como la novia trofeo que era. En realidad el señor Ebrar no me parecía una mala persona, aún cuando se había equivocado en la crianza de su primogénito. Tanto Zeynep como él, eran muy permisivos con su hijo y por eso él tenía la errada idea de que el mundo le pertenecía.
Desayune junto a Zahira y en lo que terminamos la lleve al colegio, luego de regresar me puse a organizar algunos pendientes y en eso sonó el timbre, vi por el ojo mágico y era un repartidor con una gran caja.
—Hola buenos días ¿Es usted la señorita, Sahin Malej?
—Buen día, sí ¿Dígame?
—Una entrega para usted, por favor me firma aquí.
—Claro. —Firme la carpeta mientras el hombre me observaba.
—Gracias. — Recibí aquello un poco extrañada, no había pedido nada por correspondencia. —¡Que tenga excelente día!
— Igual usted, feliz día.
Camine hacia el comedor y puse la caja sobre la mesa, desprendí la nota que venía en la parte superior y la leí intrigada: "Para la mujer más bella del mundo, pronto serás mi esposa y solo lo mejor obtendrás."
Que manía de recordarme que pronto sería su infeliz esposa. Abrí el dichoso paquete y para mí sorpresa era un vestido de gala gris con corte de sirena, tenia transparencias y bordados en algunas partes, una abertura en la espalda que llegaba justo hasta las caderas y muchos diamantes incrustados en la parte de la cola, hacían ilusión a las escamas de la cola de las sirenas. También incluía unos aretes pequeños, un brazalete que se veía que me dejaría sin brazo, con la cantidad de diamantes que poseía acabábamos con el hambre en el mundo entero, unos tacones transparentes con detalles plateados y un chal plateado. Todo era demasiado llamativo para mí, aunque no se le podía quitar méritos a Kaleb, tenía un buen gusto y una elegancia nata.
Una vez que terminé con mis deberes. Salí ha buscar a Zahira al colegio. En lo que la ví, se me dibujo una sonrisa. Estaba hablando con sus compañeras divertida y sonriente, me encantaba verla así, le toque la bocina y ella me miró emocionada, tenía las mejillas coloradas, se despidió de las demás niñas y subió al auto.
—Hola enana, ¿como te fue hoy?
—Bien Mal, ¿Y a ti cómo te fue?
—Bien preciosa, sin novedad.
—Mal, ¿Por qué no puedo ir a la fiesta? Prometo portarme bien y hacer caso.
—Enana ya te dije que no es una fiesta para niños, no te puedes desvelar y además te vas aburrir porque no tendrás con quien jugar. —Mentí nuevamente, ya se me estaba haciendo costumbre. Kaleb me pidió que no la llevará porque era una fiesta para familiares de Ebrar y por lo que entendí Zahira no era bienvenida. Era obvio que habrían más niños, pero no le llevaría la contraria a Kaleb por esta vez.
—Esta bien.
— Su carita triste me rompió el corazón y se me formó un nudo en la garganta. —Pronto te lo voy a compensar, lo prometo.
Llegamos a la casa y almorzamos juntas, la ayude con sus deberes y luego vimos dibujos animados, desde que nuestros padres murieron me gustaba tener tiempos de calidad con ella, tan solo era una niña y ya había pasado por mucho. Horas más tarde me dispuse arreglarme, me duche y coloqué crema en todo mi cuerpo, seque mi cabello y me coloque el vestido. Se ajustaba perfectamente a mi silueta, me hice un maquillaje sencillo y recogí mi cabello en un moño no tan elaborado. Por último me subí a los tacones y me puse los accesorios. Salí del cuarto y me senté a esperar en el sofa, aún no me podía ir ya que la señora que cuidaba a Zahira no había llegado.
— Me he encontrado al hada madrina. —El gritó eufórico de mi hermana me sobresaltó. —Mal te ves preciosa, pareces una linda hada que se escapó de un cuento.
— Zahira podía tener siete años, pero decía los mejores piropos del mundo. —¿Te parece, no me veo muy escandalosa?
—Te ves como una diosa del Olimpo.
—Solte una carcajada con su comentario, que ocurrencias tenía está niña. —Gracias enana, te portas bien con la Sra Defne por favor.
—Si Mal, aunque yo siempre me porto bien.
—Sono el timbre y me levanté abrir la puerta. Debe ser la Sra Defne. —Efectivamente era ella, después de darle algunas instrucciones, me dirigí a la fiesta.
Dante.
Estaba recostado del sillón cuando mi celular timbró, baje la barra de notificaciones y tenía un mensaje de Yusuf.
—Dante recuerda que hoy es el cumpleaños de Ebrar Yilmaz, nos vemos allá.
— Okey, nos vemos allá.
Estaba temprano para la fiesta, por lo que me acomode en el sillón para echarme una siesta. Estaba agotado, últimamente me quedaba hasta muy tarde terminando los diseños, para así poder presentarlos en las empresas Yilmaz, puse una alarma y me dormí.
Kaleb.
Mi padre llegó y lo recibí con un abrazo, nos dispusimos a esperar a los invitados juntos y así darles la bienvenida. Muchos rostros familiares nos saludaban con gran entusiasmo y la prensa estaba aprovechando de tomar fotos, pronto las secciones de farandula estarían descosiendo a los peores y mejores vestidos del evento. En eso vi entrar a Malej y supe que la elección del vestido habia sido la acertada. Lucia despampanante y los flash no pararon ni un instante mientras hacia su entrada. Se acercó a nosotros y me perdí en el brillo de sus ojos.
— Buenas noches, Feliz cumpleaños Señor Yilmaz.
Gracias mi querida Malej y deja de decirme así, pronto seremos familia por lo que puedes decirme suegro o padre.
— Malej soltó una risita y mi corazón dió un vuelco. —Lo pensaré lo prometo, hola Kaleb.
—Me acerque, le besé la mejilla y le susurre al oído. —Me encanta como te ves, mis gustos fueron acertados.
—Gracias, Fue un bonito detalle.
—Todo por tí y para tí, es algo insignificante para todo lo que mereces mi pequeña saltamontes.
— Me dió una sonrisa de boca cerrada y miro a su alrededor. —Todo te quedó muy bien Kaleb, de verdad tienes un gusto increíble.
—Sí, estoy muy complacido, pero me siento más complacido viéndote a ti, deseo que seas mi esposa lo antes posible.
—Que bien. —Ella tomó el contenido de su copa en un solo trago.
Siguieron llegando los invitados y Maalej era la dueña de todas las miradas, simplemente era imposible de ignorar, era hipnotizante no había hombre o mujer que no posaran sus ojos sobre ella y aunque me daban celos, sabía que me pertenecía. Entre copas y risas me distraje hablando con mi padre y los socios, el ambiente era de agrado. Malej se alejó a conversar con algunas amigas, en eso me di cuenta de que Duruc, hijo de uno de los socios, la había sacado ha bailar. Mi mundo se tambaleó y la sangre de mi cuerpo hirvió, lo queria hacer pedazos y lo peor era que ella aceptaba su invitación, acaso no se daba cuenta de que me lastimaba, era una humillación que aceptara bailar con otro hombre estando yo presente. Una vez que terminaron su baile la tome del brazo y la lleve afuera.
—Suéltame Kaleb, me lastimas.
—¿Me quieres dejar en ridículo, eso es lo que pretendes?
—Claro que no. ¿Por qué dices eso?
— ¿Por qué aceptaste bailar con Duruc?
—No pensé que estaba prohibido bailar Kaleb, o que fuera algo indecente. ¿Me puedes soltar?
—Eres mi prometida y como tal te vas ha comportar, tu único deber es estar a mi lado, no bailando con el primero que se atraviese como una vulgar mujerzuela. — Le sujete el brazo con más fuerza.
— No soy ninguna mujerzuela así que respétame Kaleb y me sueltas ya, o te arrepentirás.
—Respétame tú a mí y no me amenaces o tu también me conocerás.
— Socializar con otras personas no es irrespeto.
—Malej no ves que muero de celos de que otro te toque, no puedo soportar que otro este cerca de ti, entiéndelo de una vez. —Solte su brazo y trate de acercarla a mí.
—Estás mal Kaleb yo no soy un juguete al que puedes controlar a tu antojo.
Ella tomó el ascensor para dirigirse al parking. La deje ir sin más alborotos, sabía que estaba Molesta y si trataba de retenerla se pondría peor, ya mañana le enviaría un obsequio y unas disculpas. Entre nuevamente a la fiesta y llame a mi guardaespaldas, Duruc tendría su merecido, entendería que no debía ponerle las manos a la mujer de Kaleb Yilmaz.
Dante.
Cuando desperté mire el teléfono y tenía varías llamadas perdidas de Yusuf. Me había quedado dormido, tome una ducha rápida y me apresure arreglarme, saqué un Smoking blanco y zapatos negros. Una vez listo me mire al espejo y estaba conforme con el resultado. Salí, conduje lo más rápido que pude y en poco tiempo llegué a las empresas Yilmaz, me dirigí al parking y estacione el auto, marque el número de Yusuf y al tercer tono contestó.
— Aló Dante, ¿Donde te encuentras?
—Ya estoy aquí Yusuf, dame cinco minutos.
En lo que me dispuse a subir se abrieron las puertas del ascensor y no podía creer lo que mis ojos estaban viendo, era ella, Malej Sahin.
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