Sentía un fuerte dolor y todo el cuerpo entumecido, tenía mucho frío y poco a poco fue recobrando al sentido, recordó lo sucedido y abrió los ojos de golpe.
Todo estaba obscuro, y frío estaba en un pequeño cuarto, pero cuando ya estuvo lúcida noto que era una pequeña bodeguita, estaba tirada en el piso, como pudo se paró, pero su cuerpo apenas y respondió, le tomo unos segundo poder ponerse por completo de pie. no le tomo más de un paso para tocar lo que era la puerta y comenzar a tocar y patear.
-¡¡¡AYUDA!!!... ¡¡AYUDA!!... ¡¡! SAQUENME DE AQUI!!! ¡¡¡MALDITOS HIJOS...!!! ¡¡CON UNA CHINGADA QUE ME SUELTEN!!
Pateo y golpeó la puerta por mucho tiempo gritando cuántos improperios se le ocurría con las pocas fuerzas que le quedaban.
Al cabo de un rato escucho algunas voces que se acercaban, así que rápidamente se quitó de la puerta hasta quedar espalda contra pared.
-¡Saquenla!- escuchó cuando abrían la puerta
-Bueno, ahora ya no serás nuestro problema.
Se jacto uno de los hombres, la tomaron con fuerza y la metieron en una camioneta polarizada, ya estando dentro reunió todo el coraje que pudo para hablar.
-¿Que ...quie... quieren? ¿Quienes son ustedes? ¿Por qué me hacen esto?
-jajajaja, enserio ¿no te imaginas por qué estás en este problema? - Comentó el hombre que iba manejando
Roberta solo esperaba alguna seña o palabra que le hiciera entender todo lo sucedido
-Bueno, en cuanto lleguemos le preguntas a tu amado esposo
-¿Espo...?
Roberta ni siquiera noto su balbuceo, sintió el pecho oprimir, por un momento todo el miedo y el terror qué sentía desaparecieron, ¿como su marido podría mandarla a secuestrar? ¿Por qué?, el siempre se mostró atento y cariñoso, ella se sentía bien a su lado, incluso hizo a un lado muchas cosas por el.
Intentó calmarse en el trayecto y calculo que tardaron poco más de una hora.
Trato de reconocer el paisaje pero nada en la carretera le parecía familiar y ya estaba oscureciendo cuando llegaron a una casa...Nunca antes había visto algo así en su ...
-¿En dónde estamos? - pregunto Roberta nerviosa ya que temía que ni siquiera se encontrara en su país.
- En casa
Fue lo último que le respondieron, pasaron una enorme entrada en donde se encontraba lo que parecía un guardia, trato de reconocer su alrededor, pero todo el paisaje, los grandes arboles, plantas y el camino parecían mediterráneos incluso la casa que apareció frente a ella. ¡Eso no parecía... era una casa del mediterráneo!, no, mejor dicho era una villa, podía distinguirla muy bien, muchas veces vio fotos incluso había leído un libro donde describían la arquitectura mediterranea y cómo éstas, estaban construidas. En qué momento apareció al otro lado del mundo, como es que terminó ahí, pensó en no hacer conjeturas, puede que solo estuviera elucubrando, no podía estar en otro país, era imposible.
-baja
Le ordenaron en cuanto llegaron a la entrada, al parecer ya los esperaban, por qué en cuanto subieron el último escalón se abrió una puerta y entraron directamente sin que nadie les diera indicaciones, se pararon frente a una enorme puerta de dos hojas, cuando uno de los hombres que la llevaban tocó la puerta se escuchó una voz en el interior que les ordenó entrar.
Roberta estaba confundida, le había dicho que todo era causado por su marido, ya no sabía que hacer o como reaccionar así que trato de reunir el coraje necesario para enfrentar lo que le espera tras esas puertas.
-Señor, ya está aquí- Hablo el que la llevaba a rastras frente a lo que parecía un enorme estudio.
Cuando la silla se giró y vio al hombre frente a ella abrió los ojos de la impresión.
-¿En donde está? - Pregunto muy serio el hombre frente a ella
-Es ... es ella- Respondió el hombre que inmediatamente la jalo hasta estar frente al escritorio.
- ¿No crees que conocería perfectamente a mi esposa?- Pregunto el hombre enojado.
El hombre al otro lado del escritorio ya era mayor parecía tener al rededor de cincuenta años, pero a pesar de la edad se veía fuerte, bien parecido y con una mirada muy fuerte e intimidante. pero en definitiva ese hombre no era su marido, lo cual dejo aún más confundida a Roberta.
-¿Quién es ella?
-Señor, nosotros seguimos sus ordenen... - se giró para ver al otro y hacerle una seña con la cabeza. - Ella la traía cómo usted nos dijo.
Roberta solo oía y observaba sin decir nada, el otro hombre metió la mano en una bolsa lo cual la exaltó, pero entonces apareció frente a ella la deadema de aquella chica.
La deadema estaba frente a ella en el escritorio, de inmediato el "señor" la tomo y miro con el ceño fruncido a Roberta.
-¿Cómo la obtuviste?
-Yo...y... - Solo le salía un pequeño sonido como quejido, estába tan asustada por todo y por nada, no sabía que estaba sucediendo, pero ellos tenían esa maldita deadema frente a ella.
-Dejenme a solas con ella
Apenas dio la orden salieron sin hacer pregunta alguna.
-Soy Martín Lorca Peredo, al parecer a habido un error y necesito que usted hablé para poder aclarar todo este asunto.
Se levando de la silla para rodear el escritorio e indicarle a Roberta que tomara asiento, ya que aún estába parada en el lugar que la habían dejado.
- Permítame, quitarle esto - Comentó mienta le desataba las manos y le acercaba una silla.
-Necesito que me diga ¿cómo llego esto a sus manos? - Le pregunto mientras tomaba la deadema y la alzaba a la vista de Roberta.
-La encontré
-Bien, ya esta hablando, pero necesito que sea más específica.
- ¿Cómo quiere que sea más específica?... ¡cuando nosé que está sucediendo! ¡me secuestraron!... ¡¡NOSÉ PORQUE Y NOSÉ DONDE ESTOY!! - Roberta comenzaba a exaltarse
- Por favor necesito que se tranquilice. La entiendo es largo de explicar, pero está deadema la adquirió una mujer que estoy buscando y como acaba de oír es mi esposa, igualmente se abra dado cuenta que prácticamente hablamos el mismo idioma así que ya se imaginara en donde se encuentra, ya que tiene tres días que mis hombres me llamaron cuando encontraron la corona y la raptaron.
-¿TRES DÍAS?
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