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Esa misma noche Roberta acostó temprano a su hija, ya que estaba muy exhausta después de un día de juegos.

termino de recoger algunos juguetes, y como pasaron el día completo fuera, su casa esta ordenada, así que tomo una ducha y bajo a la sala para ver alguna película o serie.

justo estaba bajando las escaleras cuando escucho el auto de su marido llegar.

una enorme sonrisa se le dibujo en el rostro y corrió a la puerta antes de que el la abriera.

- ¡Amor! - la llamo su marido cuando de la nada apareció Roberta Gritando.

- ¡SEBASTIÁN! - Cuando vio la reacción de su marido, comenzó a reír fuerte y sin poder controlarse

- ¿¡Me quieres matar de un infarto!? ¡loca!

Aún entre carcajadas se acercó a su marido para colgarse de su cuello y besarlo.

Eran casi de la misma estatura apenas y media cinco centímetros más que ella, no era muy delgado ni de cuerpo atlético,tés como caramelo y ojos café oscuro.

Ella sabía que su marido no era el hombre más apuesto, pero desde que lo conoció le atrajo su forma de ser, tan calmado y respetuoso, era muy inteligente y siempre que ella tenía un duda el le explicaba las cosas, tenía una abundante cabellera, lacio y sedoso que siempre le gustaba enredar en sus manos, sus labios que eran delgados, en forma de corazón y suaves, cosa que ella siempre comprobaba cuando lo besaba y mordía su labio inferior.

-Deja me cambio que vengo muy cansado

- Ok ... ¿ Vas a cenar?

- No amor - Contesto mientras subía las escaleras

mientras su marido se vestía más cómodamente, se dirigió a la cocina a preparase un té, después buscó una manta, se acomodó en el sillón para buscar algo que llamara su atención.

unos minutos después bajo su marido sacudiéndose el cabello mojado.

- ¿Te bañaste?

- Si, es que hoy fui a casa de mi jefe y están remodelando si casa, así que estaba lleno de polvo y cemento.

- Aah

- ¿que estás viendo? - pregunto mientras tomaba asiento junto a ella y se cubría con la misma manta.

- Aún nada, no encuentro algo que me interese

- Ya se - Dijo mientras tomaba la tablet de su mano y seleccionaba una serie- Vi algunas reseñas de está serie y me llamo la atención.

Su marido comenzó a buscar mientras ella se acerco para recostarse en su pecho y comenzó a jugar con su cabello aún húmedo.

- No te secaste bien el cabello, te va hacer daño.

- No... ya que estás jugando con mi cabello ayúdame a qué se seque- Le pidió mientras inclinaba un poco la cabeza

Roberta se enderezó y con su mano comenzó agitar el cabello, pero no están cómoda, así que hizo las manos de su marido a un lado, para poder sentarse a horcajadas y así con las dos manos comenzó a secar, agitando el cabello.

-mmmm...Amor- Ronroneaba su marido mientras comenzaba a juguetear su nariz entre el escote de su bata.

- Espérate... aún tienes ...- No pudo terminar la oración, justo en ese momento su marido comenzó a meter sus manos bajo su pijama - ¡¡Sebastián!!

- mmmmm

Roberta olvidó lo que estaba haciendo mientras disfrutaba de las caricias de su marido, de sus besos, de como su miembro poco a poco comenzaba a rozar su parte íntima y cada vez sentía palpitar ese punto tan sensible, enredaba sus manos en su cabello para atraerlo más hacia ella, el comenzó a bajar las manos hasta sus caderas aferrándose y enseñándole su gran excitación, subió su rostro hasta encontrar los labios de su mujer, le tomo los labios suavemente, mientras tomaba el dobladillo de su bata hasta subirlo a la altura de sus glúteos, le bajó los tirantes hasta dejar al descubierto sus pechos, Roberta se deshizo de la playera de su marido y recorrió su cuerpo con sus manos, un cuerpo que conocía a la perfección pero jamás se cansaba de tocar, tener, recorrer, poco a poco fue bajando una de sus manos, hasta encontrar lo que buscaba...

-... amor .... es... espera - Sebastián apenas podía hablar de la excitación.

-No, ahora... Sebas....

Sin esperar respuesta y sin saber cómo su marido se deshizo de su ropa interior ella se amoldó hasta estar completamente llena de el, hasta calmar esa ansia y ese ardor, comenzó a montar despacio subiendo poco a poco el ritmo, enredando sus manos en el cabellos de el, aferrándose a sus hombros, arañando su espalda, gimiendo en su oído, mientras el la llenaba de besos en el cuello, sus pechos, apretaba su caderas para ir subiendo el ritmo, masajeando su glúteos o recorrer su espalda y pasar sus dedos por la enorme cabellera de su mujer, disfrutarla, gozarlo, mimarla,perderse en ella hasta que en el mundo fueran ellos dos, y así lo hicieron hasta terminar los dos agitados y tendidos en la alfombra cubiertos con solo una manta.

Era como media noche cuando sintió que su marido la despertaba, sentía los párpados cansados y mucho sueño.

-Amor... despierta - le dijo su marido mientras le besaba el hombro- tenemos que subir y cambiarnos por si despierta la nena.

- Ujumm

Así sin más recogieron sus prendas se asearon y se fueron a dormir, como padres siempre tenían cuidado y eran muy precavidos.

Al día siguiente, como en algunas ocasiones su hija los despertó, cuando emocionada subía la cama de los dos solo para abrazar a su padre y sonreírle a su mamá.

Roberta bajo a preparar el desayuno, ya que desayunaron los tres juntos y mientras comían le contó los pormenores del día anterior a su marido y de los planeas que tenía.

Su marido solo asintió, y se pusieron de acuerdo, ya que a él no le gustaba convivir, ni ir a fiesta nada por el estilo, todo lo contrario de ella que le encantaba bailar, festejar y demás, pero no impedía que ella disfrutara.

Muchos desconocían el verdadero carácter de su mujer, ella era muy amigable y fácil de tratar pero si alguna vez alguien impedía que ella hiciera algo que amara, aprendería por las malas que eso jamás sucedería tal como le sucedió a el.

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