Capítulo 4

Él me mira extrañado —¿Qué?

—Me necesitas aquí porque tú no vas a cuidar de Lucía fingiendo que estás ocupado. —le recrimino —Tal y como lo hiciste hoy. ¿Estoy en lo incorrecto?

—¿Hay algo de malo con ello?

—¡Claro que si! —siseo por lo bajo para no despertar a la niña —Joder Lían... Los bebés sienten y saben quién está a su lado en sus primeros meses. —me cruzó de brazos —¿O qué? —alzo una ceja divertida —¿Tienes miedo?

—No le temo a nada.

—Bien. —siseo y tomó a Lucía con delicadeza mientras aún duerme —Cargala.

Lían palidece un poco antes de dar un paso atrás. —No.

—Lo que tú quieres es una niñera para Lucía y cuando este lo suficientemente grande cuidar de ella, ¿verdad? —él no dice nada —Pues te chingaste Lían MackGregori. —me acerco a él y le entrego a mi niña. En parte me es divertido molestarle. —Cargala, ahora.

Lían extiende los brazos al mismo tiempo que parpadea algo confuso, le entrego a Lucía y la acomodo con cuidado.

—Sigues vivo... ¿Genial no?

Lían gruñe pero no dice nada ya que se centra en ella.

Sonrió y doy un paso atrás. —Bien, me llamas por si despierta.

—¿Qué? —Lían me mira preocupado mientras me acerco a la puerta —¿A dónde vas?

—A mi habitación, Lucía debe despertar a las 10:00 p.m. por leche, falta media hora para ello, lo suficiente para que refuercen lazos padre y hija. ¿No crees? —salgo de la habitación dejándole solo.

Joder, nos asesinará.

No lo hará, al menos no él en persona, en fin, regreso a mi habitación y me ducho, salgo y me dirijo al armario para buscar ropa cómoda para dormir. Una pijama de tomates o unicornios no me vendría mal. ¡Oh! Pero que sorpresa la mia cuando no hay nada de eso (típico) y sólo hay batas demasiado eh... Explícitas. No me voy a poner eso, ¡Ahj! Sigo buscando y encuentro una bata (lamentablemente) pero mucho más decente que las anteriores. Todas las demás batas son de una pieza semi transparentes. Está es la típica bata de dos piezas (el vestido con encaje, la bata es grande y holgada) de color azul oscuro. El vestido me llega a los muslos pero por fortuna la bata hasta las rodillas. Sigo diciendo que prefiero mi pantalón de correr y la camisa que le robe a Dylan.

Salgo del armario que es como una segunda casa y me peino frente al tocador. Realmente me cuesta creer que estoy vistiendo una bata de dormir de seda.

«—Deberías valorarte más...»

¡Aj! ¿Por qué tengo que pensar en él ahora mismo? Diablos... Ahora resulta que Lían MackGregori me dará un mejor autoestima...

Sacudo la cabeza y me alejó del espejo. Creo que ya es hora de ir a ver como va.

Me dirijo a la habitación de Lucía que está a lado de la mía y frente a la de Lían.

Abro la puerta y me asombro al ver a Lían aún sosteniendo en brazos a Lucía quien está despierta pero no ha llorado.

—¿Todo bien? —me cruzó de brazos.

Lían sonríe y me mira, pero su sonrisa desaparece en milésimas de segundo.

—¿Todo bien? —preguntó de nuevo, mientras entró y cierro la puerta. Pero él no me dice nada —Lí...

—Si, no ha llorado aún. Estábamos platicando de cosas empresariales.

Miro el techo, ¿en serio? ¡Que divertido! Miro a Lían quién me observa. —Que interesante... Pero, eh... ¿Podrías platicar de eso cuando tenga al menos 18 años?

Lían sonríe y la mira al tiempo que Lucía empieza a llorar. Su sonrisa se va y palidece.

Esto es verdaderamente divertido, doy un paso atrás.

—Realmente lo tienes todo bajo control. —me alejó más —Me voy...

—Espera. —se levanta —Debe tener hambre.

—Lo sé, hay fórmula en la mesa. Puedes prepararsela —le hago una seña con la mirada hacia la mesita.

—No puedo... No se... —sonrió y me pongo seria cuando él entrecierra los ojos —¿Lo haces a propósito no?

—¿Yo? —me toco el corazón algo dolida —Nooo...

Lían bufa irritado. —Ayudame.

No puedo evitarlo y me compadezco de él. Tomó a Lucía en brazos y la miro mientras llora. —Ya, ya... ¿Tienes hambre verdad? Ven, vamos a comer. —la arrullo y me dirijo al sofá dónde Anastasia ha estado sentada antes. Me acomodo y miro a Lian. —Gracias, ya puedes irte.

—¿Cómo vas a preparar la leche? 

—Eh... ¿Te suena leche natural?

—Claro. —me refuta con obviedad

—Bien, puedes salir...

Lían se debate que hacer pero al final sólo asiente y sale de la habitación. Sólo así le doy pecho a mi bebé. Y empiezo a tararear una canción.

—Mmmhhhmmm... —reviso su pañal y todo está en orden y limpio —Ésta niña tiene sueño, tiene ganas de dormir, tiene un ojito cerrado,el otro no lo puede abrir. —balbuceo con delicadeza al mismo tiempo que  acaricio ligeramente su cejita —Duérmete mi niña, duérmete mi sol, duérmete pedazo de mi corazón...

Sigo cantándole hasta que se duerme de nuevo y cuando me aseguro que no despertará me levantó con cuidado y la acuesto en la cuna. No tengo de esas bocinas para escuchar cuando llora así que por está semana dormire con ella. Colocó bien el pabellon y me alejó de su cuna, tal vez Sonia tenga una colcha gruesa para que duerma en el piso.

Salgo de su habitación y jadeo del susto al ver que Lían está parado frente a mi.

—Joder me vas a matar de un infarto. ¿Qué haces aquí?

—Venia a preguntarte si necesitas algo.

—Que considerado... —me burló —No, estoy bien. ¿Sabes si está Sonia en la cocina?

—Se ha ido a dormir ya.

—¿Tienes alguna colcha?

—¿Para qué?

—Dormir con Lucía —digo con obviedad —No tengo radio para escucharla, iré a comprarlo este sabado.

—Hay algunas colchas en el armario de tu habitación.

—¿Tengo un armario con colchas?

Lían pone los ojos en blanco —Obvio.

—Gracias... —siseo y me alejo de él

.

.

.

Ok, ¿Cómo bajarás eso?

Ok, ok, yo puedo. No está tan alto. Tomó mi banquillo de metal con cojín gris a juego con mi tocador y regreso al armario, me acerco a donde los colchones están y me subo al banquillo para jalar el colchón pero aún así no llegó.

Genial, hay que pedirle ayuda a Lían.

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