Emilia tuvo que atravesar dos meses bastantes complicados: Geraldine, su mamá, fue internada en un centro de rehabilitación para alcohólicos, los primeros quince días desde esa internación fue derivada a un hogar de menores, su padre no apareció nunca más y ella se hundió en una tristeza agobiante. Una carga muy pesada para una muchacha de apenas quince años de edad.
Una de las cosas buenas es que ni su mejor amiga, Rubí, ni su profe Franco la dejaron sola, nunca dejaron de visitarla y pasar tiempo junto a ella. A demás podía seguir yendo al colegio de siempre, eso la ayudó mucho.
Profe Franco, gracias por no dejarme, no tiene por qué hacer tanto por mí.- le dijo Emilia apenada pero agradecida.
Emi, somos familia ya te lo dije, no te voy a dejar sola.- le respondió con una sonrisa cálida.- tengo que contarte algo.
Diga, ¿qué pasó?
Pensé, sólo si estás de acuerdo, en qué podés venir a vivir a casa, conmigo y con Nucha, mi abuela. Sí te parece, me gustaría convertirme en tu tutor legal.
A Emilia se le iluminó la cara por completo, no podía creer lo que sus oídos estaban escuchando. Desde hace dos meses lo único que quería era salir del lugar en el que estaba, ya no aguantaba más la soledad.
Sí profe, claro que sí.- fue inevitable detener el mar de lágrimas que necesitaban salir de su alma y esta vez de felicidad.
¡Qué alegría Emilita! Nucha va a estar feliz, sabés que siempre te quiso mucho. Vení, dame un abrazo tata.- Emilia no caía en lo que acababa de escuchar.- ¿y cuándo puedo mudarme?
¡YA!.- respondió Franco con una sonrisa de oreja a oreja.
¡Ay! Me voy a buscar mis cosas, ya vengo.
Emilia empacó todas sus cosas y enseguida firmaron todos los papeles necesarios para salir del Hogar de menores.
Al llegar a la casa de Franco lo primero que recibe a Emilia es el abrazo caluroso de la abuela Nucha y muchos besos en los cachetes. Ya se había olvidado como se sentía sentirse tan amada. “Sí esto es un sueño, no quiero despertar” pensó.
Dejaron que la muchacha se acomode y comience a adaptarse a su nuevo hogar. La alegría de darle un hogar a Emi les hacía mucha ilusión, es que la conocen desde muy chiquita porque Franco y Wendy fueron novios hasta que un golpe duro terminó con la vida de la joven. Eso los marcó a todos y nada volvió a ser igual.
Durante la noche, luego de la cena que por supuesto preparó la abuela, entre Franco y Emilia sucedió una conversación muy sincera pero necesaria.
Profe…- dijo Emilia y Franco la interrumpió.
Creo, creo yo, que ya es momento de empezar a tutearme, somos legalmente familia. Sacando cuando estemos en la escuela, sólo por una cuestión de respeto y formalidad, ahí sí, pero acá en casa y en la vida cotidiana, soy Fran, tato, como quieras, pero somos familia ¿escuchaste?.- Le dijo Franco haciendo hincapié en su pregunta.
Bueno Fran, somos familia.- respondió Emilia sonriendo.
¡Muy bien! Ahora sí, decime.
¿La extrañas?.- esa pregunta fue como balde de agua fría y un abrazo que te cubre del frío, tan contradictorio como eso.
Mu…mucho.- respondió Franco con un nudo en la garganta.- La amé tanto y cambió tanto mi vida, que es imposible poder arrancarla de mí. Es…- hizo un silencio para tragarse las lágrimas.- doloroso y hermoso, es contradictorio porque duele mucho recordarla y saber que no la voy a volver a ver, pero al mismo tiempo es hermoso recordarla, Dios me permitió, me regaló seis años de vida a su lado, no fue poco y fueron los mejores de mi vida. Es lindo saber que compartí vida con ella, que la amé, que me amó.
Sé que así fue.- dijo Emilia susurrando.
¿Vos?
Demasiado, pero no me sale verlo cómo vos, me refiero a eso de que Dios permitió que compartiéramos tiempo, vida junto a ella. Sí es así ¿por qué permitió que muera de esa manera? ¿por qué permitió que yo lo viera? Fue cruel.- respondió Emilia entre lágrimas y con reproche.
Sé que es muy difícil de entender, algún día podemos hablar mejor de todo esto, si te parece.- le dijo Franco y la respuesta que recibió fue asertiva.- Cambiemos de tema, bueno, depende de vos. ¿Quéres que trabajemos en las canciones? Te quedan tres semanas solamente, no te dejes estar.
¿No es trampa si el profe de música me ayuda?.- contestó Emilia tratando de salir del momento tenso de antes.
Mmmm… si queda entre nosotros, no.- dijo Franco en tono de complicidad.
Emmmm…bueno, me gusta la idea.- respondió Emi.
Franco fue en busca de su guitarra y unas partituras, Emilia fue en busca de su cuaderno de escritura. Ambos se sentaron en el balcón, las noches de verano siempre fueron ideales para los momentos de inspiración y creación.
Bien, elegí con cuál querés arrancar.- le indicó Franco.
Emmm… con “amor”.- respondió.
Vamos, decime todo lo que se te viene a la cabeza al pensar en esa palabra y vamos a ir anotando ¿te va?.
Sí, vamos.- responde Emilia entiendo que es un desafío que le va a doler.- Pienso en que el amor se seca si uno no lo riega.
Bien ¿qué más?
Es una fogata que hay que vigilar y poner leña para mantenerla encendida, es una decisión que hay tomar día a día con valor. Hubo un tiempo, sobre todo cuando pasó lo de Wendy en que pensé que el amor era un pozo vacío y oscuro, un cubo de hielo tan frío que se pega a tu alma y después quiere escapar arrancándote todo.- dijo y no pudo evitar que salgan lágrimas de sus ojos.
¡Wou! Emilita, es, es fuerte, profundo, duro pero hermoso todo lo que estás diciendo.
Estoy inspirada.- dijo con lágrimas en los ojos y una sonrisa en el rostro.- ¿Puedo preparar algo para que tomemos?
Emi, mi casa es tu casa, por supuesto que podés, te levantas y usas lo que tengas que usar, nada de pedir permiso, somos familia.- respondió Franco con una sonrisa compasiva.
Perdón, gracias por tanto.- le dijo Emi y le dio un abrazo.- ahí vengo.
Trabajar en esas canciones no sería fácil para Emilia pero sí necesario y cada una de ellas se convirtieron en una representación de su naufragio.
10 años después, en el presente.
¡Fer! Dale, por faaaaa, apuráte.- le dije, estamos llegando tarde y nos vamos a perder el turno para probar el catering para la boda.
Acá estoy, acá estoy…perdón mi amor, dale vamos.- me responde con una sonrisa en la cara.- Antes una cosita.
¿Qué?.- pregunté insistente.
¡Estás hermosa!.- me dijo con una sonrisa y provocó que las mariposas en mi estómago comiencen una guerra para escaparse de allí.
Al llegar al lugar hay muchas cosas que me parecieron muy raras, por ejemplo: nadie nos recibió, con Fermín ingresamos al restaurante solos y con una llave que sacó del bolsillo de su pantalón, adentro está todo con luces muy tenues y en penumbras. De la nada, me deja sola. ¿Qué locura es ésta?.
¡Feeeer! ¿A dónde vas?.- le dije muy extrañada.
Seguí el camino de flechas que están en las paredes, ¡te amo!.- me gritó mientras se alejaba.
¡Okey, vamos a ver de qué se trata esto!.- dije muy curiosa.
Comencé por la flecha amarilla que está en la pared a la par mío, en ella tiene un escrito que dice: “subamos las escaleras y esta vez tratemos de no chocarnos.” Las lágrimas no tardaron en escapar y el recuerdo del día en que nos conocimos me invadió la mente, el alma, el corazón.
Tres años atrás.
¿Te podés fijar por dónde caminás piba?
A mí no me grites flaco, fíjate vos.
Ese día chocamos en las escaleras del colegio dónde ambos estábamos trabajando, él como Psicólogo de la Institución y yo cómo Profesora de Música. Desde ese día, nos empezamos a llevar pésimo, no duró mucho a decir verdad, fueron unos meses hasta que empezamos a trabajar a la par.
Bien, ahora estoy frente a la escalera que me indicó la flecha y no veo a Fermín por ningún lado. Ahí está.
¿Qué hago amor?
Subí.- me dijo sonriendo.
Le hice caso y comencé a subir, él, al estar arriba, empezó a descender poco a poco, escalón por escalón. En el medio quedamos frente a frente y comenzó a hablar.
Choqué con bloques fríos que quemaron mi alma
me arrancaron las ganas de sentir, de reír, de mirar
choqué con un muro gigante y perdí el valor
no salté y del otro lado estaba la verdad.
choqué con tantas piedras que me hundieron
en pozos fríos, en pozos hondos, en pozos vacíos
hasta que choqué con una mariposa
y la suavidad de sus alas me calmó las ansias,
después choqué con su beso
que le dio calor a mi alma
y choqué con vos…- comenzó a llorar y no pudo terminar, pero yo sé cómo sigue, es el poema que me escribió el día que me confesó lo que sentía por mí. Él jamás en la vida escribió nada, pero ese día intentó hacer algo, un poema, el más hermoso del mundo.
Te amo tanto Fer.- le dije entre lágrimas, lo abracé y lo besé.
10 años atrás.
¡Volví!.- dijo Emilia.- ¿seguimos?
¡Seguimos!
Continuará…
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 20 Episodes
Comments